Me llamo Karen y tengo 20 años. Soy una mujer bastante liberal en cuanto al sexo, tengo un apetito sexual incontrolable, básicamente si un hombre me gusta me lo follo y ya está, da igual que tenga novia, sea casado, sea mayor o sea mi profesor no me importa. Los hombres son muy fáciles de convencer cuando tu estas buena y sabes cómo incitarlos.
Para poner las cosas en contexto:
Mis padres fallecieron cuando yo era una bebe así que una de mis tías me crio como si fuera su hija. Mi tía María era una mujer atractiva pero que ha tenido mala suerte con los hombres: cuando yo tenía 6 años un tipo la dejo embarazada y la abandono sin responder por él bebe, así que ella tuvo que criar a la niña sola, después tuvo múltiples relaciones toxicas todas ellas fallidas. En fin, mi tía no era una mujer muy feliz hasta que conoció al que según ella era el hombre de su vida: Había conocido a Leonardo en el matrimonio de una de sus compañeras del trabajo, mi tía me conto que quedo flechada en el instante en que lo vio y no era para más: Leonardo era un tipo bastante atractivo, moreno, medía por lo menos 1.90 metros, era corpulento con una espalda ancha, pecho amplio y unos brazos gruesos. A pesar de que imponía respeto con su presencia tenía un rostro bastante amable.
Mi tía y el comenzaron a salir y después de dos años formalizaron su relación. Para esa época yo había comenzado a estudiar en la universidad y vivía en un apartamento junto con mi tía y mi primita. Después de que Leonardo y mi tía María se casaron decidieron mudarse a vivir juntos a un apartamento, como ella me mantenía y yo me encontraba estudiando me invitaron a mudarme con ellos mientras terminaba mis estudios y podía independizarme.
Por desgracia para mí, Leonardo era uno de esos hombres que me hacía volver loca de lujuria, era todo lo que a mí me gustaba: alto, fuerte, guapo y carismático, todo un macho alfa. Cuando él iba a visitar a mi tía al antiguo apartamento yo hacía de todo para llamar su atención: me ponía shorts bastante sugestivos y me pavoneaba delante de él, me metía al baño a ducharme y salía en toalla, me sentada frente a él en poses sugestivas, yo notaba que el definitivamente se fijaba en mí, pero nunca paso nada más allá de unas cuantas miradas y algún que otro comentario subió de tono en forma de broma.
Me sentía mal por desear al esposo de mi tía de esa manera pues yo le debía todo a ella: mi tía me había criado y había sido la madre que nunca tuve, siempre apoyándome y dándome su cariño como si fuera su propia hija a pesar de las adversidades, además nunca la había visto tan feliz. Cuando me dijeron que iba a vivir con Leonardo en la misma casa me sentí súper emocionada. Inmediatamente pensé en lo fácil que sería seducirlo si viviéramos en la misma casa, ningún hombres se resistía a mis encantos y el tarde que temprano también caería. Pero entonces pensaba en mi tía y me sentía culpable, me dije a mi misma que intentar seducir a Leonardo era una idea horrible que me podía traer consecuencias muy malas y que debía sacármela de la cabeza, pero era muy difícil, que el fuera el esposo de mi tía le daba ese toque de fruto prohibido que me hacía desearlo más. Siempre me había dado un morbo terrible follarme a hombres casados.
Después de mudarnos trataba de estarme la mayor parte del tiempo en la universidad. Intentaba distraerme con el estudio y otras cosas pero no me podía concentrar, siempre andaba fantaseando con Leonardo, me lo imaginaba encima mío fallándome salvajemente, me imaginaba la enorme y jugosa polla que debía tener, pensaba como sería el sabor de su leche en mi boca, era muy frustrante tenerlo en casa todos los días y no poder hacer nada.
Perdí el interés en los demás hombres, solo pensaba en Leonardo, estaba obsesionada con la idea de follármelo, era demasiado para mí.
Una noche estaba en mi habitación intentando dormir cuando escuche ruidos extraños provenientes de la habitación de mi tía, me levante y pegue la oreja a la puerta de la habitación, era obvio que estaban follando. Me quede afuera de la habitación escuchando mientras Leonardo se follaba a mi tía, mi corazón estaba acelerado y estaba empezando a mojarme entonces dominada por la lujuria abrí un poco la puerta y me asome cautelosamente.
Por suerte Leonardo estaba de espaldas a la puerta así que no se dio cuenta, me quede allí un instante viendo cómo se follaba a mi tía deseando ser yo la que estuviera en el lugar de mi tía, después por miedo a que me descubrieran cerré la puerta silenciosamente y volví a mi habitación. Esa noche casi no pude dormir, me la pase pensando toda noche: ¿Qué pasaría si mi tía me sorprendiera follando con su esposo? ¿Qué pasaría si me le insinuó y el me rechaza y le cuenta a mi tía? Me metería en graves problemas sin duda, pero… ¿qué pasa si dijo que fue Leonardo quien me sedujo a mí? O podría ir más lejos he incluso decir que el me obligo a hacerlo, ¿quién iba dudar de mí?, yo era una pequeña adolescente de 1.50 metros, el un hombre grande de casi 2 metros, aunque eso lo metería a él en problemas me salvaría el pellejo, pero claro si no nos pillaban no pasaría nada. Me iba a arriesgar, ahora solo necesitaba esperara al momento adecuado, desde que nos mudamos a aquella casa me daba cuenta como Leonardo siempre me miraba el culo disimuladamente, yo siempre me vestía provocativa para incitarlo y claramente le gustaba así que yo no creía que él se negara.
Unos días después un sábado temprano por la mañana mi tía salió con mi primita a una cita con el dentista por lo que solo quedamos Leonardo y yo en la casa. Aquella era mi oportunidad: me puse unas tangas de hilo blanco muy sexys, un ligero con unas medias malladas negras y me dirigí a la habitación de mi tía. Leonardo estaba aún acostado en la cama medio dormido, solo llevaba puestos unos shorts que le marcaban el enorme paquete que tenía. Me subí a la cama y me puse encima de el:
Leonardo: ¿Amor? ¿Qué paso se te olvido algo?
Karen: Abre los ojos.
Leonardo: ¿Karen? ¿Qué pasa? ¿! Qué estás haciendo!?
Karen: Algo que quería hacer desde hace rato.
Leonardo: Pará, no podemos hacerlo, si Martha…
Karen: Shhhh, mi tía no se va a enterar, tranquilo.
Leonardo: Vaya que eres una niña traviesa, en serio te quieres follar a tu tío?
Karen: He querido tenerte dentro de mí desde la primera vez que te vi.
Leonardo: Karen si nos llegan a descubrir…
Karen: Nadie nos va a descubrir, ¿Qué pasa, acaso no te gusto? No te hagas he visto como me miras, sé que me tienes ganas
Leonardo: Claro que te tengo ganas, estas muy buena, pero es que eres mi sobrinita y tu tía…
Karen: A mí no me importa, ¿de verdad te importa? Pues vas a tener sexo con su sobrina.
Le baje los shorts y tome su polla con mi mano: como me había imaginado era una polla enorme, apenas estaba medio erecta y era casi tan grande como mi antebrazo, empecé a masturbarlo mientras empezaba a ponerse dura.
Leonardo: Supongo que ya que vives en mi casa es justo que me pagues el arriendo de esta forma no?
Karen: Te voy a pagar todos los meses atrasados de que te debo con mi culo.
Leonardo: Jajaja que perra eres Karen me encanta, pero ni una palabra de esto a nadie ¿entendido?
Tome su enorme polla y me la lleve a la boca, nunca había chupado una tan grande, la sola cabeza me llenaba la boca, tenía que abrir mucho la boca para poder engullirla toda, era tan grande que me dolían las mandíbulas, por suerte tengo la facilidad de introducir objetos bien profundo en mi garganta sin sentir ganas de vomitar. Tome aire, y me la metí toda en la boca, hasta lo profundo de mi garganta, sentí como me estiraba la faringe a medida que me la iba tragando toda.
Leonardo: Oooh por dios! como es que eres capaz de metértela toda, ninguna mujer había sido capaz.
Tome aire y empecé a darle mamadas hasta lo profundo de mi garganta, el esposo de mi tía empezó a gemir, sentía como me empezaba a llenar la boca de sus líquidos, cada pocas mamadas tenía que parar para tomar aire y tragar una mezcla de saliva y su liquido pre seminal. Luego de unas cuantas mamadas Leonardo se puso de pie, me agarro del pelo y empezó a follarse mi boca. Yo ya había hecho garganta profunda con otros hombres, pero esto era otro nivel, después un breve momento tenía la mandíbula adolorida y la garganta ardiendo, Leonardo me follaba por la boca mientras emitía gruñidos de placer, a mí me gustaba sentirme utilizada por él.
Luego de tragarme su polla, Leonardo me empujo sobre la cama, me tomo por la cadera y empezó a darme nalgadas.
Leonardo: Mira que rico culo tienes Karen, Martha no se compara contigo, te voy a partir en dos Karen.
Karen: Si papi rómpeme toda.
Corrió mis tangas blancas a un lado y empezó a meterme la polla, me sorprendió sentir un poco de dolor, nunca había sentido dolor al follar, pero era cierto que aquella era una polla enorme, el me metía la polla despacio ¡yo la quería tener dentro ya!
Karen: Métemela toda Leonardo no aguanto más! La quiero toda dentro de mí ya.
Leonardo: Tienes hambres de mi verga Karen, bueno te la vas a comer toda
Leonardo me la metió toda de un tirón, yo solté un gemido, sentía como su polla presionaba contra mi cérvix, sentía mi vagina estirada como nunca antes, me sentía tan llena tan dominada, mi corazón latía a mil. Leonardo me tomo del cabello con fuerza y empezó a follarme.
Leonardo: Te encanta esta verga cierto?
Karen: Siii
Leonardo: ¡Dilo!
Karen: Me encanta tu verga papi
Leonardo: Así me gusta que seas un perrita sumisa
Al principio fue doloroso pero luego me acostumbre y la sensación fue increíble. Con cada embestía sentía como Leonardo me penetraba hasta lo más profundo de mi ser, todo era muy intenso, me movía adelante y atrás como si fuera una muñeca, la cama rechinaba como si se fuera a desbaratar, yo gemía como loca. No había pasado más de dos minutos y tuve mi primer orgasmo, sentí como se tensaron todos mis músculos y soltaba un chorrito de squirt. Leonardo no se detuvo y comenzó a penetrarme con más intensidad, el placer iba en aumento no había terminado de tener el primer orgasmo cuando tuve un segundo mucho más intenso, sentí como el temblor se apodero de mí, un espasmo me recorrió toda mi vagina y sentí como expulse un enorme chorro de squirt que dejo empapadas las sabanas. Me encontraba complemente extasiada era increíble el placer que me había hecho sentir esa majestuosa polla, nunca había tenido un squirt de esa forma. El orgasmo fue tan intenso que me dejo aturdida por unos instantes.
Leonardo me saco la polla mientras yo seguía temblando dominada por el placer, nos vinimos casi al mismo tiempo, sentía su leche caliente dentro de mí, era la mejor sensación del mundo.
Nos besamos por un buen rato y después tuvimos que cambiar las sabanas y secar el colchón con un secador de pelo ya que habia quedado empapado por mi squirt. Mi tía no tardó en llegar, me acababa de follar a su esposo en su propia cama y ella no tenía idea, me sentí como una niña que hace una travesura sin ser descubierta. Desde entonces Leonardo y yo follamos siempre que tenemos la oportunidad, cada vez nos volvemos más temerarios, hasta el punto de escabullirme en su habitación para darle mamadas mientras mi tía está en el baño y follar aun cuando mi primita está en la casa, la sensación de peligro hace que sea más excitante.