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Me excita calentar a mi papi
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Mi nombre es Estefany, actualmente tengo 38 años, esto que les voy a contar es 100 % real y ocurrió cuando tenía 30 años, en ese momento vivía con mi familia (Mi papá, mi mamá, mi hermana y su hija).

Me gustaría empezar describiéndome un poco, soy un poco llenita, pero muy guapa (eso es lo que me han dicho) soy chaparrita, mi papá dice que estoy llenita pero buena, tengo buenas caderas y senos grandes, el color de mis pezones son claros (café claro), a veces me depilo mi conchita y a veces no, en esa ocasión estaba depilada, el color de mis labios vaginales son un poco oscuros y mi interior es rosita, en cuanto a mi papá (No es muy alto pero si más alto que yo, su pene es grande y grueso de color café y no está circuncidado).

En cuanto a mi personalidad me considero una chica de mente abierta, me gusta vestir con ropa casual, aunque si, de vez en cuando con algo sexy (principalmente leggins, blusas con escote y uno que otro vestido), a la moda, pero con ropa que realce mi cuerpo, tanto la exterior como la íntima, disfruto mi sexualidad de manera moderada, en ese momento me encontraba soltera (tenía ya tiempo de haber terminado una relación), por lo que mi vida sexual había disminuido para ese momento de mi vida.

Esto que les voy a contar pasó sin darme cuenta y lo relataré como si nos encontráramos en ese momento.

Mi vida transcurría de lo más normal hasta que un día en que estábamos en casa descubrí que mi papá se comportaba de manera rara, al principio no le prestaba mucha atención a la situación pero me empecé a dar cuenta que el me espiaba cuando me bañaba e intentaba ver mis piernas y hasta algunas veces llegaban a desaparecer mi ropa interior del cesto, a veces cuando usaba vestidos cortos los cuales uso normalmente en casa cuando hago cosas como lavar y limpiar, el no apartaba la vista de mí y cuando me sentaba él siempre tomaba alguna postura para poder observarme. También me di cuenta de que también me espiaba cuando me cambiaba de ropa, normalmente cuando estoy en casa usaba vestidos y cuando me llegaba a sentar debido a lo corto de los mismos quedaban al descubierto la mayor parte de mis muslos y seguramente se me veían las pantys, en esas ocasiones me sentía observada por él, con esa mirada tan morbosa que sentía como si me observara un pervertido desnudándome con la mirada, actitud que me molestaba demasiado, pero de momento no me animaba a reclamarle.

Comencé a ser más observadora con algunas y una vez que estaba por lavar mi ropa interior me di cuenta de que algunas prendas estaban manchadas y sospeche que mi papa se masturbaba con mi ropa interior, esto empezó a generar en mí una excitación un sensación tan caliente que sentía como una corriente eléctrica recorría mi cuerpo y me sentía tan caliente, que despertó una curiosidad en mí.

Quería saber si mi papa era quien en verdad se masturbaba con mis pantys sucias (algo que era muy obvio, ya que él era el único hombre en la casa, pero no sabía cómo aceptar la situación), así que un miércoles en que estábamos solos mi papá y yo, decidí poner en marcha un plan para saber si era mi padre quien tomaba mi ropa y se masturbaba, así que cuando me bañe, deje la puerta un poco entre abierta a sabiendas que sería observada por mi padre, al desvestirme deje mi ropa sobre el cesto de la ropa sucia de esta manera sabría de inmediato si mi papá era quien las tomaba o no.

Transcurrió el día de manera normal y a la mañana siguiente, cuando me dispuse a revisar y constatar lo que ya sospechaba, tenía la adrenalina a mil ya que mi ropa estaban de manera distinta a como las había dejado, pude comprobar que si las había tomado, pero no solo eso, estaban manchadas y cuando las olí pude constatar ese delicios olor a semen, ese semen que prendía algo en mí, por lo que sin duda se había masturbado con ellas frotándolas en su miembro que ya saboreaba sin darme cuenta y que me empezaba a humedecer.

La molestia que al principio tenía al sentirme observada de manera libidinosa y morbosa por mi padre desapareció, y comencé a sentir esa humedad que me indicaba lo excitada que me encontraba, sin embargo, tuve que continuar con mi día con esa deliciosa sensación de excitación.

Por la noche al dormir me sentía extraña, pero decidí ignorarlo, a la mañana siguiente al despertarme recordaba cada detalle de lo que había soñado, fueron sueños húmedos en los que aparecía mi padre besándome cada parte del cuerpo desde suavemente hasta con esas mordidas deliciosas que hacían que me volviera loca y después de los besos el me cogía en todas las formas imaginables (formas en las que ni siquiera había experimentado), ese día amanecí con las pantys totalmente mojadas y el colchón mojado, me di cuenta que había despertado en mi ese deseo sexual que ahora ambos compartíamos.

Al levantarme de la cama y dirigirme a la ducha al primero que me encontré (tal vez esperando a que me metiera a bañar para observarme fue a mi papá), enseguida volvieron a mi mente las imágenes del sueño que había tenido donde el disfrutaba de mi cuerpo, inconscientemente mi caminar delante de él se tornó más sensual, sin premeditarlo me estaba prácticamente exhibiendo, aun cuando llevaba puesto un pants, aunque deportivo y ajustado pero ya con mis pantys tipo bikini bien mojadas sentía como un escalofrió recorría mi ser, la temperatura empezaba a subir (me sentía caliente de la cabeza), vi a mis papa a los ojos y sentía como me desnudaba y eso me ponía más caliente.

Me metí a bañar y pude constatar, por la sombra que se veía en movimiento por debajo de la puerta, que mi padre me estaba espiando como acostumbraba a hacerlo, animada por la excitación que en ese momento dominaba mi cuerpo me fui despojando lentamente de la ropa esta vez con movimientos sexys y cachondos, hasta quedar completamente desnuda y me di tiempo para quedarme así unos minutos teniendo plena conciencia de que mi papá me estaba observaba en “secreto”, lo que me excitaba aún más.

Durante la ducha me estuve exhibiendo de forma descarada, tocaba mis senos suavemente y jugaba con mi clítoris soltando pequeños gemidos que él podía escuchar, al percatarme de esa mirada de mi padre que se encontraba perdido en sí mismo, para aumentar nuestra excitación me tarde el doble del tiempo que usualmente empleo en bañarme, no quedó nada que no le mostrara, mi vagina depilada, mi trasero, mis senos.

A partir de ese día no dejaba de exhibirme dejándolo ver mis piernas y pantys en cada oportunidad que nos brindaba la vida en familia, me excitaba sobre manera saberme deseada por él, se empezó a ser cotidiano el que saliera de mi cuarto con solo una blusa y en pantys o con vestidos cortos fingiendo que era una situación casual y supuestamente que ignoraba su presencia, comencé a moverme de manera más sexy y sensual contorneando mi cuerpo en forma provocativa y sin tratar siquiera de disimular, lo que seguramente él disfrutaba, ya que enseguida se le notaba el abultamiento de ese delicioso pene bajo de su pantalón y sentía como me devoraba con su mirada lo que me ponía aún más cachonda de lo que de por si estaba.

Pero la excitación que me producía exhibirme no era suficiente, mi cuerpo me pedía llegar a más, por lo que un día se me ocurrió hacer lo posible por atraparlo cuando él se estuviera masturbando con mis pantys, así que estuve esperando el momento exacto de cuando lo hiciera. Un día me encontraba lavando mi ropa y tenía puesto un vestido corto, por lo que cada vez que subía a tender mi ropa el salía o pasaba por el patio, dirigiéndose a su cuarto el cual tiene una ventana por la cual podía espiarlo, logré mi propósito al poder ver como mi padre se frotaba mis pantys contra su deliciosa verga jugosa y no solo eso también las olía y las llenaba de su deliciosa leche, la cual moría por probar.

A partir de ese día comencé a dejar diariamente mi ropa sobre la cesta de la ropa sucia para incitarlo a tomarla, y comencé a masturbarme oliendo mis pantys llenas de su delicioso semen, mientras el ayudaba con ese propósito de mantenerme excitada ya que él lo hacía diariamente dejando muchas de mis pantys llenas de su leche (lo primero que el hacía era tomar mis pantys y extenderlas para mirarlas, después las llevaba a su nariz oliendo esa zona, la zona donde se marcaba la humedad donde yo gustosamente ponía mi vaginita, acto seguido él se las llevaba a su verga la cual siempre estaba en total erección mostrando su gran tamaño y grosor la cual deseaba llevar a mi boca, mientras que el tamaño de sus testículos es sorprendente los cuales imaginaba como me cogían rebotaban contra mi clítoris, mientras que deseaba sentir ese glande brilloso y carnoso en mi boquita.

De inmediato me empecé a sentir excitada y caliente, empapando mis pantys en segundos, mi padre sostenía con una de sus grandes manos una de mis pantys que había usado justo un día antes, a la vez yo observaba como el aspiraba el aroma de mi sexo, lamiéndolas, mientras con la otra se masturbaba su delicioso pene, instintivamente yo comencé a masturbarme también frotando mi clítoris, enseguida mi papa envolvió mi panty y la puso alrededor de su hermosa verga frotándola con fuerza y un ritmo constante

Aquella excitante escena se prolongó por varios minutos hasta que empezaron a brotar chorros de blanca leche en abundante cantidad que vertía sobre mis pantys y se limpiaba con ellas, para después salir y dejar mi ropa sucia manchada sobre el cesto, de inmediato me apresuré a esconderme con mis pantys totalmente empapadas, por lo que enseguida tuve la necesidad de masturbarme imaginando la ricura de polla que tiene mi papi.

Esto continúo por varios días, él se masturbaba con mi ropa interior varias veces a la semana y cada día me excitaba más despertando en mí el deseo irrefrenable de poder besar, lamer y mamar ese delicioso miembro hasta que el eyaculara en mi boca sumado al anhelo de tener su verga dentro de mi vagina y sentir toda esa leche llenándola, sintiendo sus manos y su boca recorriendo todo mi cuerpo.

Por lo que se volvió cotidiano que cuando me masturbaba cerraba los ojos y me imaginaba a mi papá fallándome, así mismo imagino que le chupo la verga lo que me hace tener orgasmos más placenteros. El hecho de que sea algo cotidiano no impidió que la situación sea menos cachonda, sino cada vez más agradable y aumentando el deseo, debido a esto cada día mis exhibiciones con mi papi se volvieron cada vez más descaradas y de su parte ya no intenta disimular el bulto de su excitación cuando me está viendo las piernas y las pantaletas.

Estoy segura de que es cuestión de tiempo para que yo y mi papá consumemos el incesto.

Los invito a seguir esta serie de relatos.

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