Mi nombre es Ignacio, soy alto de 1,91 y tengo 29 años, tez morena y ojos negros, bastante atlético por haber hecho deportes desde muy niño y tempranamente entrar a trabajar en la construcción. No mentiré (como lo hacen todos los hombres que escriben relatos o la mayoría), mi verga no es muy grande, pero si me ha ayudado a tener una vida sexual bastante activa. Soy chileno, de la sureña ciudad de Concepción, donde nací, me crie y estudie periodismo. También es la ciudad donde perdí mi virginidad con una compañera del colegio. Me crie con papá, ya que mamá murió de cáncer a los 10 años. Papá trabajaba todo el día, por lo que me podía pasar en mi cama con las muchachas del barrio o del colegio todo el tiempo que quisiese y cuando yo quería. Papá hacia lo suyo, llevaba bastantes mujeres a la casa a follar, de él aprendí muchas cosas, ya que se preocupó de todo lo que tuviese que saber y así no hiciera una tontera.
A los 17 entre a trabajar en la construcción y al año siguiente a la universidad. Mi actividad sexual se vio beneficiada con ello, ya que al trabajar tenía dinero y la universidad me abría una gran cantidad de posibilidades para follar. Cuando tenía 23 me gané una beca en Madrid para un postgrado, por lo que me fui a vivir a esa ciudad. Una de las primeras medidas era conseguir donde vivir, ya que llegue donde don Luis (un viejo exiliado de la dictadura amigo de un conocido de papá), así fue como llegue a ver un piso (como le llaman los españoles a los departamentos) en el sector de Lavapiés. Cuando llegue había un muchacho con un bebe recién nacido bajándose de un vehículo, me ofrecí en ayudarle a lo que el acepta preguntándome si vivía allí. Mientras le decía que no y le contaba en que andaba llega la persona que rentaba el piso. No lo alcancé ni a ver, ya que el hombre al verme me dijo que no podía. En pocas palabras, el motivo que me dio era por ser "sudaca".
Al ver la situación, el muchacho me invita a entrar a su piso, en señal de desagravio por el acto claramente racista. Resultaba que él venía recién venía llegando a la ciudad (igual que yo), era originario de Bilbao, pero venía desde Barcelona, donde había nacido su hijo y donde su pareja (madre del niño) había fallecido por una negligencia de un doctor. Sin redes ni familia, que lo apoye, había decidido ir a Madrid y aceptar una oferta laboral en la capital española. La conversa fue larga y duró hasta bien avanzada la noche, cuando volvía a donde me estaba alojando. Había hecho mi primer amigo en Madrid, se llamaba Iker y al igual que yo, era un recién llegado a la ciudad y no conocíamos a nadie.
Seguimos en contacto y al par de meses me llama para contarme que frente a su piso, arrendaban uno y él ya había hablado con la dueña, una señora bastante amable que no tenía problema en arrendárselo a un extranjero. Hable con ella y me fue bien, el mismo fin de semana me mude a vivir. Primera vez en mi vida vivía solo y tenía libertad de hacer lo que yo quería sin tomar ninguna medida para ello. Volvía a las folladuras, casi todas las noches llevaba chicas. Iker era un testigo de ello, muchas veces lo conversábamos y él se reía.
Un día nos sentamos a beber una copas, una larga conversación llevo a terminar hablando de sexo. Entre los dos le dimos de baja a una botella de un whisky de malta escocés, por lo que esas alturas ya estábamos bastante ebrios. Hablábamos sexo, lo que nos gustaba y lo que no, es en ese momento en que Iker me pregunta si he estado con un hombre. Le respondí que si bien nunca había estado con un hombre, no me negaba a la posibilidad de probar que se sentía a alguien del mismo sexo. Es en ese preciso momento en que Iker se lanza y me da un beso en la boca. Se lo respondí y le seguí el juego que el comenzaba. Lo miré y le dije que nos fuésemos a la habitación de visita, ya que en la suya dormía su hijo F.
Llegamos cuarto en un tropezado viaje, entre besos y caricias llegamos hasta la cama. Iker me dice que nunca ha estado con un hombre, a lo que le respondo que entonces será la primera vez para ambos. Él ríe y me besa, yo me comienzo a desvestir y lo desvisto a él, prontamente ambos desnudos estamos encima en la cama. Mi polla choca con la suya, por lo que veo la de él es un poco más grande que la mía y, de manera sorprendente, me atrae muchísimo. En eso estoy cuando Iker baja hacia la mía se la echa a la boca, con una mala técnica que no le quito el hecho que haya sido una de las mejores mamadas que me han dado en la vida. Su lengua juega con la cabeza de mi polla, para bajar sobre mi glande y luego introducírsela por completa en su boca.
Tras un buen rato así, se pone de pie y se acomoda encima de la cama, me da la espalda y me expone su culo, me pide que juegue con él. He tenido muchas experiencias con sexo anal (por supuesto con chicas), por lo que comencé a jugar con mi lengua, con la intención de dilatarle el ano, Así estoy un buen rato, el jadea bastante al sentir mi lengua en su ano, hasta que me pide que lo folle. Me escupo la tula y a él su ano y le digo que le dolerá, pero lo gozará, es así como le introduzco poco a poco mi polla. Se queja del dolor, le pregunto si me detengo y me dice que no, que siga. Su culo estaba tan apretado, que me dolía la pija al introducírsela en el culo, pero logro introducirla por entero. Espero que se acostumbre a tener mi verga en el ano, para luego comenzar a menearme lentamente. Iker al comienzo se queja de dolor, pero pronto empieza a gemir de placer.
Estamos así un buen rato, hasta que el me pide cambiar de postura. Me siento en la cama, con la pichula hacia arriba y él se sienta, nuestros rostros quedan frente a frente. Nos miramos, nos besamos, mientras el me cabalga. Comenzamos movimientos más rápidos, ambos gemimos de placer entre besos y caricia. El olor a sexo se impregna en el ambiente, hasta que en un momento siento algo caliente entre Iker y yo, miro y veo que el no aguanto más y se fue. Acelero mi movimiento en ese momento, Iker al sentir el orgasmo se apretó su culo. Sentir eso me calentó aún más, por lo que tampoco aguante mucho más y me voy dentro de él. Tanto el, al sentir mi leche caliente dentro de él, como yo gritamos al irme.
Nos quedamos ahí, besándonos un buen rato mi pija se salió solo de su culo y ahí nos quedamos acariciándonos y besándonos ambos tendidos a en la cama. En ese momento sentimos en la otra habitación sentimos que Iñaki, el hijo de Iker llora, él se pone de pie rápidamente y corre a donde esta él y antes de salir solo le veo su culo con rastros de mi semen en él.
Continuará…