Qué tal, me llamo Lynda Angélica, pero mis amigos y conocidos me dicen Angie. A mis 33 años tengo el cuerpo delgado, soy de tez clara, mido 1.65, con el cabello por debajo de mis hombros y oscuro, bonitas facciones por lo cual me considero bonita. Tengo unos pechos medianos pero paraditos a pesar de haber tenido un hijo, con las areolas cafés que rodean mis pezones, mi mayor cualidad y lo que en realidad define mi figura son mis piernas torneadas con un trasero redondo y respingón sin llegar a exagerar, mis caderas son algo anchas debido a mi embarazo. Después de mi embarazo regrese al gym para tonificar piernas y moldear mis glúteos quedando redondos y duros. Soy originaria de Mérida, Yucatán, al sur de México, actualmente vivo en un grupo de fraccionamientos al norte de la ciudad con mi hijo de dos años y mi esposo con el que me case hace cinco años.
Yo trabajo como contadora en un despacho contable desde hace dos años, mi esposo trabaja en una startup de programación de aplicaciones en el que le va bien, ya que ambos tenemos buenos trabajos nos ha permitido vivir cómodamente.
Después de haberlos dejado en contexto, pasare a contarles lo que me paso hace aproximadamente año y medio, poco tiempo después de que entre a trabajar en el despacho. El horario de mi esposo es más cómodo, por su trabajo a veces no es necesario que asista a la oficina y de ser posible atiende a sus clientes o colaboradores mediante videollamadas, muy contrario a mi horario que si tengo un horario fijo y algunas veces he tenido que quedarme a trabajar hasta tarde en la oficina o incluso asistir a hacer revisiones de cuentas los fines de semana. Yo trabajó directamente con un contador que se llama Ricardo, que me delega las tareas contables, él es un hombre mayor de buen ver a pesar de su edad, elegante en su vestir y en cómo se expresa al hablar, todo una caballero como dirían, Arturo siempre se portó respetuoso conmigo, pero lo había sorprendido muchas veces viéndome el escore o el trasero, eso me provocaba algo de excitación.
Siempre me adulaba en la oficina con piropos o haciendo comentarios de lo guapa que me veía y siempre me decía que el embarazo me había sentado bien, ya que se me había formado un cuerpo apetecible, como él bien decía, literalmente. A veces era muy común que él me llevara de regreso a la casa, me dejaba en la puerta y saludaba a mi esposo. Siempre me he dado a respetar en mi trabajo, incluso solía vestirme de modo formal, como si de una ejecutiva se tratara, con faldas o pantalones ceñidos a mi cuerpo, blusa blanca y un saco del mismo color a mi falda. Cada que Don Arturo me llevaba a la casa, mi esposo siempre hacía comentarios del porque Don Arturo me llevaba a la casa, que si yo le gustaba y por qué tenía tantas atenciones conmigo y cosas así, me sorprendía el hecho que los comentarios no eran en tono molesto o poniéndose celoso, al contrario, los comentarios los hacía como si de una amigo se tratase, es decir, como si fueran en forma de en broma, yo empecé a tomar más atención a eso, creo que por que esperaba que mi esposo se pusiera celoso y me hiciera un drama.
También pude notar que cuando salíamos de compras o de paseo y si alguien se quedaba mirándome, me lo hacía notar y en ningún momento le molestaba, eso empezó a generarme molestia pensando que yo no le importaba pero también me di cuenta que cuando alguien me morboseaba en la calle o cuando mi jefe me llevaba a la casa, mi esposo se ponía más cachondo de lo normal, me hacía el amor de una forma diferente, se excitaba más de lo normal y cuando me penetraba en esas ocasiones era de una forma diferente, estaba completamente excitado más de lo normal y mientras me hacía el amor, me decía cosas como “Viste como te morboseaba el chico de la farmacia, no quitaba el ojo de tu escote mi amor. ¿Te gusta que traiga tu jefe verdad? Como si fuera tu noviecito y tú una adolescente que la llevan a su casa” y cosas por el estilo.
En el acto yo no le decía nada, en varias ocasiones me quedé con la duda de por qué le prendía tanto que otros hombres se morbosearan a su esposa o incluso pensar que yo siendo su esposa, tendría algo con mi jefe. Cierto día, deje mi computadora en la oficina y necesitaba revisar el correo del trabajo por un contrato que me mandarían, entonces le pedí prestado su computadora mientras él se metía a ducharse, revise mi correo desde su computadora y de repente vi que en su historial de búsqueda había consultado un foro de internet sobre hombres que compartían a sus esposas y contaban sus experiencias, además había visitado un sitio de porno con un video que se titulaba “Compartiendo a mi esposa” y en el video se veía una escena de un hombre grabando con su celular a su esposa mientras un moreno con un pene grande se penetraba a su esposa en posición de en cuatro.
Al ver eso, me sentí confundida, me sentía enojada, por un lado quería confrontar a mi esposo y por el otro pensaba que todas las reacciones que tenía cuando mi jefe me llevaba a la casa o alguien de la calle me morboseaba lo ponía muy cachondo, al pasar eso por mi cabeza lejos de enojarme me puse cachonda e hizo que se mojara mi entrepierna. Quería tener la certeza de que estaba pasando con mi esposo, entonces no le dije nada y espere hasta la noche para ponerle una prueba.
Llegada la noche, ya en nuestra recamara le dije a mi esposo que se pusiera cómodo que le tendría una sorpresa. Entre al baño y me lleve un conjunto sexy para ponérmelo: una tanga roja diminuta que se perdía en mi par de nalgas con unas medías de malla y un bra con copa semi trasparente que levantaba mis senos, me puse unas zapatillas negras de tacón de aguja, me pinte los labios y un poco de maquillaje.
Salí del baño y mi esposo nomás en verme se sentó sobre la cama, tome un pañuelo que tenía al alcance y le vende los ojos, le bese en la boca y note que mi esposo se prendía más, nunca le había vendado los ojos y el haberlo hecho lo tenía bien caliente, lo rodee del cuello con mis brazos pasando mis piernas sobre las suyas quedando mi esposo entre mis piernas nos besamos, ambos estábamos disfrutando la sensación, lleve mis labios a su oído y aproveche para morderle el lóbulo de la oreja al momento que le decía al oído “Mi amor, quiero que imagines que a tu esposita la toma su jefe sobre el escritorio de su oficina”. Pude notar que su verga quedaba más dura “¿Te gusta mi amor, te lo estás imaginando?”. Mi esposo me dijo "Que rico, mi amor, no sé, pero me prende mucho imaginarte que alguien más te la mete".
Mis sospechas se estaban confirmando, al escuchar eso también se me mojo la entrepierna y mi nivel de cachondez subió al máximo, mi esposo estaba vestido solo con sus calzoncillos, le bese el cuello y fui bajando por su pecho, me puse de pie y le baje los calzoncillos y seguí diciéndole "Mi amor, ahora imagínate que la verga de mi jefe esta en mi boca". El nivel de excitación de mi esposo creció mientras tenía su verga en mi boca, le chupaba la verga bien rico “Mi amor, eres una puta, quiero que tu jefe te meta la verga, quiero que seas la puta de otro hombre”. Eso de alguna manera me puso más cachonda “si mi amor, quiero ser la puta de otro hombre, quiero hacerte cornudo mi amor”.
Bastó eso para que mi esposo se venga suelte un chorro de semen dentro de mi boca, estaba bien caliente, se quitó el pañuelo de los ojos me tomo de las manos, hizo ponerme de pie y se postro detrás de mi, me empine sobre el colchón poniendo mis manos sobre el colchón de nuestra cama, mi esposo jaló mi tanga hacía un lado sin quitármela y me penetro, su verga entro fácilmente por lo humedecida que tenía mi coño, me daba arremetidas fuertes y me daba nalgadas, me estaba cogiendo de una manera riquísima e exquisita como nunca “Dame más mi amor, méteme tu verga papi, soy la que te hará cornudo”. Estaba bien cachonda que me vine enseguida en un rico orgasmo, tenía la verga de mi esposo dentro pero en la mente pensaba en la verga de mi jefe, mi esposo eyaculo por segunda vez casi al mismo tiempo que yo, llenándome mi interior de su semen.
Caímos sobre la cama, nos abrazamos y estuvimos así unos minutos sin decir nada, yo tome la iniciativa y le dije:
-En verdad aceptarías que intimide con otro hombre.
-Lo que sí puedo asegurarte es que me prende mucho imaginarte con otro hombre, sé que suena raro pero si quieres, yo estaría de acuerdo.
-Sé que te sonará raro esto que hice, pero tenía que comprobarlo, vi que has visitado un foro de hombres que comparten su esposa.
-Si fíjate que he visto muchos testimonios de hombres Cuckold que disfrutan mucho sabiendo que sus esposas están con otros hombres y son conscientes de eso.
-Pero yo te amo y te quiero mucho, si haría esto que me estas pidiendo solo lo haría para complacernos a los dos, nunca para serte infiel y solo si tú quieres.
-Si nena, piénsalo bien no quiero presionarte, lo que si te puedo decir es que tienes mi completa autorización, solo con una condición que me lo hagas saber y me cuentes todo.
-Está bien amor, lo haré.
Ese día habíamos quedado en mutuo acuerdo que yo estaría con otros hombres para darle más pasión a nuestra relación.
En mis siguientes relatos les contaré como fue mi primer encuentro con otro hombre con el consentimiento de mi amado esposo.