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Me comí a la vecina que vende películas
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Les voy a narrar otra de mis experiencias sexuales que se dio cuando tenía alrededor de 30 años de edad. Tenía un local comercial de reparación de computadores el cual era atendido por una empleada y yo me encargaba ya de realizar los arreglos de la parte técnica. Pasaba la mayoría del día en el local y atendiendo clientes. Justo en frente de mi local pusieron uno nuevo de venta de películas en DVD. Era muy llamativo y mucha gente entraba a mirar y comprar. Por lo que no tarde en detallar a la dueña del local, quien era una mujer de alrededor de 35 años, era de baja estatura, pero tenía un cuerpo muy hermoso. Era muy recatada para vestir, pero se podía notar entre sus características físicas que tenía unos senos pequeños. Siempre me han llamado mucho la atención los senos grandes en una mujer, son mi debilidad, por lo que no me sentí atraído por ella a primera vista. Sin embargo, en compensación, tenía un gran trasero que resaltaba sobre su pequeña figura, se notaba que hacia ejercicio porque de lejos se podía mirar unas enormes nalgas, tenía un culo paradito que cada vez que se daba la vuelta, era imposible no mirarlo. Sin embargo, nunca intente entablar una conversación con ella. A veces se acercaba al local a cambiar billetes o a hablar con mi empleada ya que eran amigas, pero conmigo siempre fue muy respetuosa, nos saludábamos, pero no pasaba de ahí.

Un día mi empleada tuvo que salir más temprano, así que me quede atendiendo el local, ya iban a ser alrededor de las 7 p.m. Fue entonces cuando vi que la vecina estaba cerrando el local para ir a su casa. Tenía puesto un saco que cubría todo su torso y un jean que le formaba muy bien ese culo hermoso que tenía, me deleite por un momento viendo cómo se agachaba para cerrar la cortina del local y dejaba en primer plano esas nalgas que se veían muy ricas. De repente se acercó al local y pregunto por mi empleada. Le dije que había tenido que salir, pero que, si le podía ayudar en algo, con mucho gusto. Fue entonces cuando se sentó y empezamos a romper el hielo. Me contó acerca de su vida, que ya tenía dos hijos, que era madre soltera y sus ingresos dependían de la venta de las películas. Me dijo que ella revisaba las películas en la casa para verificar su calidad pero que ha estado teniendo problemas con el DVD y el TV, que no estaba visualizando las películas correctamente y que teniendo en cuenta que yo sabía de tecnología que, si le podía ayudar a resolver el problema, que vivía cerca de allí en un edificio de apartamentos y que estaría muy agradecida si la acompañaba y le ayudaba con ese problema.

Teniendo en cuenta que yo también ya iba a cerrar el local, le dije que bueno, que no había problema. Nunca se mostró coqueta ni insinuó nada, siempre estaba seria y respetuosa, así que no imagine nada del otro mundo, me dije a mi mismo que era un trabajo más. Cerré el local y nos fuimos hasta su departamento. Quedaba en un quinto piso, no había ascensor, así que subimos las escaleras. Cuando entramos, la salieron a recibir sus hijos, un pequeño de unos 2 años y una niña de unos 6 años. Saludaron muy respetuosos y se veían muy obedientes, lo que denotaba una buena y estricta formación. Desde ese momento mucho menos pude pensar que algo podría pasar.

Me dijo que revisará el TV y que ella iba a preparar algo de comer. Me dedique a mi trabajo, revise las conexiones, configuración e hice las pruebas respectivas y todo quedo funcionando correctamente. Ella ya les había servido de comer a sus hijos, me paso un poco de comida, que estaba deliciosa, tenía buena mano para la cocina. Terminó de acostar a sus hijos en el cuarto de ellos y apago las luces. Se sentó a terminar de comer conmigo y me dijo que, si mirábamos una película, para ver que todo esté funcionando correctamente. Le dije que, si no despertábamos a los niños y me dijo que no, que ellos ya se dormían y en su cuarto no sentían absolutamente nada, que no había problema.

Pusimos una película de terror, dijo que era su género favorito y apago las luces. Desde ahí el ambiente entre los dos empezó a cambiar, Nos mirábamos, nos reíamos, ella se recostó en mi hombro y me dijo que si la podía abrazar que tenía frio. Yo la abracé y ya empecé a imaginar que algo podía pasar. De repente me quedo viendo y se acercó y empezamos a besarnos; primero fue despacio, con ternura, después fue aumentando la intensidad, le empecé a chupar esos labios y jugueteábamos con nuestras lenguas, ella me mordía los labios con pasión, era muy rico poder sentirla. Yo ya estaba con mi pene muy erecto, de pronto ella movió su mano y me acaricio el pene por encima del pantalón, pudo sentir lo duro que lo tenía, y me dijo se siente una verga muy rica. La vecina tímida y respetuosa, se fue convirtiendo en una amante experimentada y deseosa de coger.

Le empecé a quitar el saco y luego su sostén. Tenía unos senos pequeños, pero paraditos, sus pezones eran cafecitos, y estaban muy duros por la excitación. Empecé a pasar mi lengua por sus pezones, a sentir lo duritos que estaban y con mis manos masajeaba sus tetas. Ella empezó a gemir despacio y a decir que rico, que no pare de chuparle las tetas. Yo saboreaba sus pezones, los lamia y los chupaba, era delicioso. Me dijo que fuéramos al cuarto de ella, así que besándonos y tocándonos llegamos a su cuarto. Yo me empecé a quitar la ropa y ella se quedó en una diminuta tanguita blanca, que apenas le alcanzaba a tapar su cosita. Yo me quede en bóxer y mi pene se resaltaba desesperado por salir.

Nos recostamos y me dijo que le gustaba mucho que le chupen la vagina, así que baje hasta su ombligo y empecé a besar su vientre, fui bajando lentamente hasta llegar a su tanguita. Se la fui quitando lentamente, y pude observar su rica conchita, no estaba completamente depilada, pero se podía ver muy bien su chochito ya muy mojado. Me acerqué y empecé a lamer los labios de su vagina, ella empezó a gemir con más intensidad. Pasaba mi lengua de abajo a arriba y podía sentir lo mojada que estaba, su cuerpo se estremecía. Con mis dedos empecé a abrir su vagina y a meter mi lengua y a moverla de un lado a otro. Ella no paraba de gemir. Empecé a chupar y a succionar su vagina, sus jugos no paraban de salir y ella ya estaba gimiendo como una loca y llegó a un rico orgasmo.

Me dijo, ahora yo quiero probar tu verga, me gusta mucho también mamarla, yo estaba asombrado del cambio que había tenido su personalidad. Me puse de pie y ella bajo mi bóxer y se quedó viendo mi pene erecto, venoso, muy excitado. Dijo me encanta tu verga y se la mando a la boca. Lo hacía delicioso, se la metía todita en la boca, la lamia, la chupaba con desesperación, la saboreaba mientras con su mano me masturbaba. Se notaba que le encantaba chupar vergas. Mientras la tenía en la boca me alzaba a mirar, como diciendo esta verga es mía y me la voy a comer toda. Ha sido una de las mejores mamadas que he tenido. Tuve que detenerla porque ya me iba a hacer venir de lo rico que la chupaba y yo quería disfrutar de ese culo hermoso que tenía.

La recosté y la puse de espaldas, pude admirar ese tremendo culo que se mandaba, tenía unas nalgas redondas y muy grandes, empecé a tocarlas con ambas manos y a masajearlas muy rico, podía sentir que estaban muy duras por el ejercicio, fue delicioso poder sentir esas nalgas. Se las besé y se las mordí con desesperación. Le empecé a abrir esas nalgas enormes y pude mirar su ano y su vagina súper mojada con todos sus jugos regados. Le dije que se pusiera en cuatro, que abriera las piernas y que se agachara. Pude ver en todo su esplendor ese culo enorme y su rica vagina que pedía a gritos ser penetrada. Empecé a sobar mi pene por su culo, a rozar su ano y su vagina. Ella tiritaba de placer. Yo ya no aguante más y acerque mi pene a su vagina y lo empecé a meter lentamente. Estaba tan mojada que mi pene entró hasta el fondo sin dificultad, a lo cual ella pegó un gritó de placer, nos habíamos olvidado del resto del mundo, solo disfrutábamos del rico sexo que estábamos teniendo. Empecé a meter y sacar mi pene suavemente, podía sentir lo caliente que estaba, se sentía delicioso y sus fluidos empezaban a salir sin control. Empecé a meter y a sacar con mayor rapidez y fuerza, ella ya no paraba de gritar con cada embestida, era delicioso, mi pene entrando en su vagina y chocando una y otra vez con ese enorme culo, sus nalgas se movían de un lado a otro y yo la nalgueaba con fuerza y escuchaba como ella gritaba de placer. No paré de envestirla con fuerza y de disfrutar de su rica vagina, cuando empezó a gemir muy fuerte y sentí en mi pene un líquido muy caliente que caía hasta mis testículos, puede sentir como se vino nuevamente. Yo también estaba a punto de explotar, así que saque mi pene y eyacule en ese enorme culo, fue delicioso, puede ver como mi leche caía en esas enormes nalgas y empezaba a deslizarse por ellas. Todo mi semen quedo esparcido en su culo y ella jadeando de placer. La vecina tímida, en la cama era toda puta.

Luego, me pidió que me quedara con ella, que quería amanecer conmigo, pero decidí rime, no quería que al día siguiente sus hijos despierten y me encuentren allí. Así que salí de su casa muy satisfecho, me comí a la vecina después de haber cruzado solo unas cuantas palabras con ella. En adelante seguimos teniendo nuestros encuentros con la vecina, y me siguió sorprendiendo con lo abierta que era en cuestiones de sexo. Ya les contaré otra historia sobre ella.

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