Este es mi primer relato espero les guste.
Todo comenzó primero como una amistad. Unos meses atrás me la encontraba seguido de regreso a mi casa ya que nos bajábamos en la misma estación del tren. No recuerdo quien fue el que habló primero, sólo sé que desde el inicio tuvimos una buena química.
Poco a poco nos fuimos conociendo más, llegué a saber el hecho de que ella había llegado en una caravana de inmigrantes, pero al no poder pasar la frontera decidió quedarse en México.
Pero no fue lo único que me entere, ya que me terminó contando qué cuando vivía en Brasil ejerció la prostitución por más de 20 años, y que por momentos había pensado en volver a ejercer ya que el restaurante donde trabajaba pagaba poco y la discriminaban por ser transexual.
Aunque en tono de burla decía, que, aunque muy homofóbicos todos, cuando estaban a solas más de uno le había querido ver el pene o directamente le pidió algún favor sexual. Que incluso se había cogido a su supervisor en más de una ocasión.
Continuamos la plática ya en un tono más pícaro, ya que sus comentarios me hicieron tener una curiosidad. Le pregunté sobre si no le molestaba, a lo que quitada de la pena dijo que no. Años ejerciendo la prostitución le ayudaron a que se le pare aunque no le guste el tipo y ya sabe cómo dar el servicio.
Esto último me dio aún más curiosidad, curiosidad que ella notó y antes de que yo preguntara, comenzó a decir que si, casi siempre era la activa, por su tamaño siempre tenía que hacer ese rol. En un inicio no le gustaba ya que ella quería ser una mujer, pero con el tiempo le agarró el gusto.
Ahora incluso la hacía sentir una mujer empoderada el coger hombres, le excitaba que ellos solos le rogaran que los penetraran. Después de eso ella volteó a los lados vio que el resto de pasajeros la estuviera bien con sorpresa, ya que casi lo estaba gritando. Volteó a verme y soltamos una carcajada.
El resto del viaje ya hablamos de otro tema sin importancia, hasta que llegamos a la última estación. Ella siempre ha sido muy cariñosa conmigo, nos abrazamos, nos saludamos de beso, incluso en más de una ocasión nos hemos ido abrazados en el tren.
En esta ocasión cuando la abracé para despedirme ella comenzó a besar mi cachete. Para después plantarme un beso en la boca y sin dejar de besarme tomó mi mano y la bajó a su entrepierna. Ella sólo sonrió y me dijo me harté de que no entendieras las indirectas jeje.
Ahí me cuadraron muchas cosas, sinceramente agradecí que fuera así de directa si no tal vez nunca me habría dado cuenta. Después ella interrumpió mis pensamientos y me dijo si la quería acompañar a su casa a lo que acepté.
Yo iba algo nervioso, ya que por todas nuestras conversaciones tenía claro dos cosas, sería el pasivo y ella tenía un pene muy largo y grueso según me decía. Si bien no era la primera vez que me entraba una verga, no me había entrado una en mucho tiempo.
Llegamos a su casa. Al entrar me pidió que me pusiera de rodillas, se acercó y aún con su pantalón puesto enterró mi rostro en su entrepierna, diciendo qué tal huele haya abajo.
Se comenzó a bajar el cierre del pantalón, para dejar libre un pene que entre más lo miraba más crecía, su hermosa verga media 24 cm más ancha que una cerveza de lata. Ahí supe que no me entraría estaba totalmente seguro.
Volvió a tomarme del rostro y acercó mi boca a su enorme verga. Cuando yo estaba abriendo la boca me llegó un olor poco peculiar que me hizo detener, volteé a verla a los ojos. Ella al ver que estaba oliendo su verga en lugar de chuparla me dijo:
-Espero no te moleste, antes de salir me cogí a una compañera por el culo, por eso me huele así, pero no te preocupes está sana, así que no hay riesgo de nada.
Me quedé pensando por un instante, mientras ella frotando su glande en mis labios repitiendo la frase “anda confía en mí”. Sin más abrí la boca con ciertas dudas.
Hasta aquí la primera parte para no exceder el límite de palabras. Perdón por las molestias.