Fue en mi primer día en el gimnasio que lo conocí. Me dio una pena tremenda verlo en su silla de ruedas. Es un muchacho de 28 años, una cara hermosa, pelo castaño, ojos verdes, un torso increíblemente ancho, musculoso al igual que sus brazos. Ni una gota de grasa tenía. Y cuando nos cruzamos, me saludó con una sonrisa increíble.
Mientras hacía la entrada en calor no podía dejar de pensar la razón por la que estaba en esa silla. Me enoje conmigo misma porque no podía dejar de mirarlo. Y él se dio cuenta. Puse mi vista en un televisor y me concentre en mis ejercicios. Pasé a otra máquina, hice mi rutina y cuando me estaba por levantar escuche una voz:
-Hola, en esa máquina se hacen dos ejercicios, el que hiciste, y lo mismo pero bajando la barra por delante de tu cabeza, llevándola hasta la altura de tus hombros. Es para el pecho.
Era él que estaba a mi lado.
-Ah, hola. No me dijeron. Dije sorprendida.
-Hola, soy Germán, dueño del gimnasio. Ese ejercicio es muy bueno porque te fortalece los músculos y contra resta el efecto de la gravedad. Dijo con una sonrisa hermosa.
-Me llamo Gisella, y no soy tan tonta como para preguntarte por la ley de gravedad. Dije sonriendo.
-Dale, no te enfríes. Dijo.
Yo sabía a que se refería, pero su sonrisa pícara me hizo gracia. Hice el ejercicio y de lejos me miraba. El generoso tamaño de mis pechos, la musculosa de lycra, y el ejercicio hacían una conjunción perfecta para ser mirada. Cuando terminé la serie, le hice una seña y se acercó.
-Perdoname Germán, ¿Queres que haga un par de series más? Le pregunté sonriendo.
-No, con eso es suficiente… vamos a otra máquina. Dijo sonriendo y fuimos a una máquina para hacer piernas.
-Gise, ¿Te puedo llamar así? Me preguntó.
-Por supuesto.
-Esta máquina es muy buena para fortalecer la musculatura interior y exterior de las piernas. Con esta barra cambias el sentido. Así como está, tenes que hacer fuerza para separar las piernas, y corriendo la barra hacia adelante, para cerrarlas. No solo elimina la grasa que normalmente juntamos en la parte interna de las piernas, sino que tonifica todos los músculos, hasta aquellos que no vemos pero disfrutamos.
-Tampoco voy a preguntar, confío en vos…
-Primero, el de apertura, y luego el de cierre, como en la vida… Dijo y se fue con otro muchacho a darle indicaciones.
Me senté en la máquina y puse mis piernas en los apoyos. Cuando separé por completo mis piernas me imaginé el espectáculo que estarían disfrutando los que me vieran, porque mi leggings repetian la superficie de mi entrepierna, y casualmente ese día no me había puesto una toallita diaria.
Germán me miraba seguro, lo sentía, pero no lo podía enganchar mirándome. Termine la rutina y me acerque a él.
-¿Con que sigo?
-Sentadillas, solo con la barra sobre los hombros. No necesitas volumen en los músculos, solo tonificarlos y lograr resistencia, muchas repeticiones con poco peso. Dijo mirándome a los ojos.
-Entiendo.
Hice 50 sentadillas y él se acercó.
-Gise, es todo por hoy. Si trajiste ropa para cambiarte, date una buena ducha caliente y metete en la pileta de relajamiento un rato. Va a hacer que no te duelan los músculos.
-Solo la ducha, no traje malla, mañana sin falta la voy a traer.
-La pileta es común a hombres y mujeres, y no creo que a los muchachos les importe que vayas sin malla. Dijo con picardía.
-Creo que me voy a sentir incomoda, no los conozco tanto todavía. Dije mirándolo a los ojos.
Me di una buena ducha caliente y cuando me iba me saludó con la mano a lo lejos.
Los días que siguieron fuimos tomando confianza, más, y los dos jugábamos con el doble sentido, pero nunca, un comentario desubicado de su parte. A la tercera semana ya se notaban los cambios, mi cuerpo no solamente se iba estilizando, sino que me sentía más ágil. Fue el tercer viernes que me llamo a mi celular.
-Hola Gisella. Habla Germán, del gimnasio.
-Hola, que sorpresa me das. Dije.
-Perdona la impertinencia, pero me fije en tu registro del gimnasio para obtener tu celular. Hoy no pude pedírtelo, tuve demasiado trabajo.
-No hay problema German, si vi que hubo más gente. Decime.
-Hay un ejercicio…. No, tranquila, no es nada del gimnasio. Es personal, y espero no te moleste. ¿Queres salir a cenar conmigo esta noche? Soy un atrevido, lo sé. Ni siquiera sé si sos casada, estas de novia…
-Ninguna de las dos cosas… Y si, sos un atrevido… todo hombre tiene que tener esa cuota de atrevimiento para vivir, saber jugarse por lo que quieres, por no decir una bestialidad. ¿Este es tu número, el que me aparece en pantalla?
-Si Gise, es mi número.
-¿Te parece a las 21Hs?
-Me parece perfecto. Pasame tu dirección por mensaje y te voy a buscar.
-No te molestes… decime donde nos encontramos… Dije pensando en evitarle molestias.
-No va a ser molestia, al contrario, un placer para mí. Pero no hay problemas. Te paso la dirección del restaurant. Dijo.
-Dale, y gracias por la invitación.
-Por favor. un beso.
Corté y le alegre por el llamado y por la invitación. No voy a negar que me gustaba, pero eso pasaba a otro plano, realmente quería conocerlo. Me vestí especialmente para la ocasión, una linda pollera, una blusa y un saco. Tengo que reconocer que a pesar de mis 25 años, no soy muy amiga de las minis, ni de mostrar demasiado. Me mire al espejo y me gusto lo que ví. Una sonrisa en una mujer elegante.
Cuando el taxi llegó a la puerta del restaurant, él me esperaba en la puerta, con una sonrisa hermosa, como siempre. Sobre sus piernas, un ramo de flores.
-Hola Gise. Dijo y se quedó mirándome.
-Hola Germán. ¿Esas flores son para mí?
-Perdón, me quede mirándote como un tonto. Claro que son para vos. Estás hermosa, realmente hermosa.
-Gracias, por las flores y por el piropo. Vos estás muy elegante con ese traje.
-Gracias, ¿Entramos?
-Vamos, ¿Queres que te ayude con la silla?
-No es necesario, pero si queres hacerlo, no hay problema.
-No, no quiero. No lo necesitas, tenes razón. Pero si me permitís voy a apoyar mi mano en tu hombro, es mi forma de entrar como si fuera tomando tu brazo.
-Por supuesto que te permito.
Entramos y nos llevaron a una mesa. Él insistió en ayudarme con la silla. Todo un caballero.
-Me gusta tu sonrisa. Me dijo.
-Sonrío porque estoy bien. Me gustó que me llamaras y me invites a cenar.
-Me alegro, es una costumbre del gimnasio, invitar a cenar a todas las nuevas clientas. Dijo sonriendo.
-Entonces deben ganar muy bien, porque somos muchas mujeres.
-Sos filosa. Y muy rápida mentalmente. Dijo.
-No menos filosa que un profe del gimnasio explicando el funcionamiento y en que ayuda cada máquina.
-Sabes que sos una de las muy pocas, y repito, muy pocas con que me permito eso. Y por suerte, todas lo toman bien, no se enojan ni se ofenden.
-Es el bendito feminismo. Algunas chicas se pasan de mambo. Dije.
-Vos sos muy femenina, esa pollera, te queda espectacular. Te hace una figura tremenda, te felicito por la elección. Dijo.
-Un hombre que sabe apreciar eso!!! Loado sea Dios!!! dije y los dos nos reímos.
El camarero nos atendió, pedimos y enseguida nos trajeron la bebida.
-Así que sos el dueño del gimnasio. Dije.
-Sí, abrí el gimnasio para mantenerme ocupado y tener libertad para entrenarme en la recuperación, pero a la noche doy clases en la facultad de Ingeniería. Soy Ingeniero Civil, y tengo dos obras en marcha.
-Wow, eso sí que es mantenerse ocupado. Yo soy la nena de papá abogado, estudio abogacía y estoy a dos materias de recibirme. Como te contesté, sin marido ni novio, vivo sola y a la tarde voy a cursar, dos veces por semana. Las otras tardes, voy al estudio de mi padre.
-¿Puedo preguntar por qué sola, digo, sin novio o marido? Te considero una mujer hermosa, y veo que muy inteligente. Me resulta extraño.
-En EEUU dirían que soy una mujer old soul, por mi forma de pensar, y ver la vida. No me siento muy cómoda con los de mi edad, ni con los de los treinta. Lo que hablabas de mi ropa, soy una mujer clásica, también en mi forma de pensar.
-Frena German, te pusieron una barrera alta. Dijo sonriendo y mirándome a los ojos.
-German, vos no sos muy normalito que digamos, y no hablo de la silla de ruedas. No veo muchas mujeres que tengan un ramo de flores. “No se usa”…
-Eso me molesta mucho, en realidad de las dos partes. Del hombre, porque no cuesta nada, te soy sincero, este ramo lo pague el equivalente a 10 dólares. Y es un gesto, no el valor de las flores. Y de las mujeres me molesta que ya no lo aprecien. Y otra cosa, lo que hiciste cuando entramos, fue genial, tomarme del hombro. Las mujeres ahora no disfrutan entrar del brazo de un hombre a un lugar, aunque no sean novios ni nada. Se lucen más ellas.
-Si yo te digo que el 90% de los hombres no saben llevar a una mujer del brazo, te queres matar. Y estoy de acuerdo en todo lo que dijiste. Lo mismo que tu empecinamiento en acercarme la silla. Fue hermoso.
Y sobre la barrera. Germán con ese cuerpo, estoy segura que podes pasarla por encima. Si queres hacerlo claro. Dije y le guiñe un ojo.
-Cambio de tema, por favor… Dijo.
-Nunca estuve en la cama con una persona en silla de ruedas. Dije.
-No jodas, otro cambio de tema. Dijo poniéndose colorado.
-Me encanta molestarte, es en venganza por “esta máquina y la ley de gravedad, y los músculos que no se ven… pero se disfrutan”.
-Sos mala, muy mala. Dijo riendo.
-¿Vivís solo?
-Si, vivo solo, al principio me costó, yo era un nene de mamá, ni los calzoncillos me lavaba, menos cocinar. Fue todo parte del mismo proceso.
-Debe haber sido muy duro. Y vos muy duro con vos mismo me parece.
-Fue duro, sí. Pero aquí estoy, cenando con una hermosa mujer, haciendo que todos los boludos nos miren y se pregunten cuánta plata debo tener para que estés conmigo.
-No voy a negar eso. ¿Queres contarme que pasó?
-Fue todo muy corto. Estaba mirando una vidriera, para comprarme unas zapatillas, y de repente abrí los ojos y estaba en una cama, todo dolorido, con suero y sangre. Ni me di cuenta que había estado dormido una semana. Me contaron que un auto perdió el control y me llevo por delante. Ni me enteré. Tres días después, fue un amigo quien tuvo las pelotas para decirme que no iba a volver a caminar. Mis viejos pobres, no podían y los médicos temían que no luchara. Tito se sentó en mi cama y me lo dijo.
-¿Qué edad tenías?
-25 años. Recién recibido, un mes. Seis meses en recuperación y luego a vivir. Mi amigo me molió a patadas, y me saco de la cama. En serio te lo digo, me dio dos cachetadas que todavía me duelen. Durante seis meses me volvió loco. Él me apoyo en todo, el gimnasio, dar clases, trabajar. Cuando mi viejo me compro el departamento, entre los dos armamos una serie de cosas para facilitarme la vida. Hasta el porta silla del auto lo hicimos entre los dos. Por eso manejo, porque no necesito de nadie para bajar la silla del techo del auto.
-Que tipo genial, un verdadero amigo. ¿Qué lesión tuviste?
-En la columna, de la cadera para abajo, no funciona. Ojo, dos cosas sí…
-¿Cuáles? Dije riéndome.
-Los esfínteres… no la esperabas esa, Jajaja.
-Sos un personaje hermoso. Que placer poder conocerte. Y que bueno poder disfrutarte pleno, con ganas, con buen humor, con mucha energía. No dudo que debes tener malos momentos, pero como todos. Hay tanta gente que lleva cruces que no vemos y la pasan peor que uno… Dije.
-Fue una de las enseñanzas de Tito. Me llevo al hospital de niños, por un amigo me llevo a la sala de terapia de intensiva y me hizo ver chicos que estaban muriendo de cáncer con tres o cinco años. Me hizo mierda. “Loco, están muriendo, y siguen luchando. Miralos bien, no tiene futuro, y luchan. ¿En serio tenes las pelotas para no vivir como podes vivir?” Me dijo. Te juro que salí llorando y me jure que por esos chicos iba a salir adelante, honrando su lucha.
-Uh… Dije.
-Perdoname, estuvo de más eso.
-No, no. También es una lección para mí y para todos los “sanos”. Me gustaría conocer a tu amigo.
-Espero que no falte oportunidad.
-¿Aprendiste a cocinar? Pregunté.
-A cocinar, a lavar la ropa, a planchar, a hacer la cama. Soy un amo de casa ejemplar. Dijo sonriendo.
-No lo dudo.
-¿Por qué aceptaste mi invitación?
-Me llegó en un momento justo, estoy bien anímicamente, y gracias a vos, físicamente. Me gustaron tus dobles sentidos, el humor que tenes, tu sonrisa. Y bueno, aunque no cumplís con mi target, dije, no pierdo nada conociéndolo, y puedo ganar muchas cosas. Como la charla que estamos teniendo.
-¿La seguimos en otro lado?
Me largue a reír, él se puso colorado.
-¿Dónde? Le pregunte cuando pare de reírme.
-Sos tremenda, me hiciste poner colorado como si hubiera preguntado una bestialidad.
-Dame tu mano. Le dije.
Me alcanzo su mano y le di un beso en la mano.
-¿Y eso?
-Por ponerte colorado, sos hermoso. ¿Dónde me queres llevar? Le pregunte haciéndome la nena.
-A tomar una copa o un café a otro lado. Esa era mi intención original.
-Germán vivís jugando con el doble sentido, no te enojes ahora. Y sí vamos.
Salimos del restaurant, yo tomando su hombro. Fuimos a una cochera y como todo un caballero abrió mi puerta y la cerró cuando subí. Dio la vuelta, y tomándose de unas manijas subió. Un mecanismo engancho la silla y la subió al techo.
-Que bien que manejas, es impresionante la adaptación que tiene la camioneta.
-Sí, es importado todo. Me facilita terriblemente poder moverme solo.
-Claro que sí.
Fuimos a un bar muy bohemio, y tomamos un par de whisky`s.
-Vos me preguntaste a mí, ahora es mi turno ¿Mujer, novia, amante, cosita?
-Nada de nada. Primero, no muchas mujeres me han llamado la atención en mi vida, y desde el accidente, solo un par. Segundo, para muchas mujeres soy invisible, para otras, un pobrecito.
-¿Y con esas dos que te interesaron?
-Para una era un pobrecito. Dijo.
-¿Y con la otra, que pasó?
-Todavía nada, es todo un desafío. Es inteligente, mala, hermosa, de muy buen humor, una mina rara.
-Rara, ¿Por qué rara?
-Porque es romántica, directa, muy elegante, femenina. Y tiene unos ojos y una mirada que me desarman.
-Wow, ¿ya le dijiste algo, te le insinuaste?
-Sí, pero es como que no se da cuenta, o se hace la tonta para evitarme.
-German, me extraña, un luchador como vos, anda de frente hombre.
-¿Te parece?
-Claro que sí, ¿cuántos años tiene, es una mina grande? ¿Está en pareja?
-Tiene 25 años y en este momento está con un tipo.
-Que cagada.
German se largó a reír con todo. Yo, toda compungida y el riéndose, no lo podía entender.
-Vos lo dijiste, que vaya a fondo. Dijo y acerco a su silla a la mía, me tomo de la perilla y con mucha suavidad, me dio un beso.
-Te falto decir que la mina es medio boluda. No te vi venir, desgraciado. Dije y yo le di un beso.
-Te juro que pensé que te estabas haciendo la boluda para zafar, que me estabas evitando. Dijo.
-Ni pensarlo, estaba en babia, totalmente. Sos un personaje Germán, un personaje hermoso.
Me tomó la mano y nos quedamos en silencio. Pasaron un par de minutos, tome un trago de whisky y le dije:
-Ni se como empezó esto, menos como va a terminar. Solo te digo que no te tengo lastima, ni compasión ni pienso tenerla.
-Ni yo quiero que sientas eso por mí, lo que quiero es tu respeto, y espero tu amor.
-Mi respeto ya lo tenes, mi cariño, también. Espero que llegue lo otro. Dije.
-¿Qué vas a hacer mañana?
-Sábado, supongo que dormir a la mañana, y después pensaba salir a caminar y pasear.
-¿Tenes ganas de comer un buen asado?
-Por supuesto.
-Dame un minuto, voy a llamar a Tito.
-Germán, son las dos de la mañana.
-Que se despierte.
-Estás loco, te va a mandar a la mierda.
Lo llamó y activó el altavoz.
-Hola Germán, ¿Estás bien, dónde estás, que pasa?
-Todo bien, tranquilo Tito. Escuchame, ¿podemos comer un asado mañana al mediodía en tu casa? Yo llevo la carne y el postre, vos pones el vino y la ensalada.
-Germán son las dos de la mañana hijo de puta, ¿me despertás para preguntarme eso? Te voy a matar. Te juro que esta vez si te mato.
Hola German, soy Cintia, mentira, no estaba durmiendo, estábamos… vos entendes… y le cortaste la inspiración…
-Es que es muy importante Tito, muy importante.
-¿Qué mierda puede ser tan importante para que me interrumpas un tremendo polvo que nos estábamos echando con la flaca, a ver decime?
German me hizo seña y yo hable.
-Hola Tito, Cintia, soy Gisella, y este demente me invito a comer un asado. Nunca me dijo dónde ni que tenía que llamarlos.
-Hola Gisella, ¿Sos una mujer?
-Si Tito, claro que soy una mujer.
-Y estas con German…
-Sí, estoy con German tomando un whisky en un bar, después de una cena hermosa.
-No les creo una palabra. Corta que los llamo por video llamada. Dijo Tito, y cortamos. Segundos después entraba la video llamada.
-Hola. Dijo Tito.
-Hola Tito, un gusto verte. Dije.
-Cintia, yo te dije que este el día que se enganche con alguien iba a ser una bestia.
-Hola Gisella, soy Cintia. No le hagas caso a Tito, es un animal, lo contrario exacto de Germán.
Tonto, los esperamos a las 10. Dijo Cintia.
-Y no vengan antes porque me vas a cortar el mañanero de los sábados.
-Sos un animal. Gritó Cintia.
-Sabes que me alegraste el año entero, ¿No German?
-Lo sé, por eso te llamé. Te mando un abrazo eterno.
-Otro y un beso para esa belleza.
Cortamos y nos largamos a reír.
-Así como lo escuchas, es un Juez Federal. Dijo.
-Sos un caso serio.
-¿Vamos?
-Empezamos de nuevo. ¿Dónde?
-Te llevo a tu casa.
-¿No queres hacer otra cosa? Dije mordiéndome el labio.
-No soy fácil, no me acuesto con alguien en la primera salida. Dijo riendo.
-Basura. Eso lo decimos las mujeres…
-Me diste el pie.
-No sos un tonto, tremendo tipo sos. Entre los dos hay una tensión sexual clara, pero preferís que quede en eso, y terminar de forma genial una noche maravillosa. Sin presionarnos ni andar corriendo.
-Vamos.
Subimos a la camioneta y el manejaba sonriendo.
-German, no quiero abrazarte ni molestarte para manejar, y sé que no tenes sensibilidad en las piernas, pero mira mi mano. Dije y apoye mi mano en su pierna.
-Lástima que yo no puedo hacer lo mismo.
-No, por suerte.
Seguimos y en una esquina había un patrullero estacionado. Se estacionó detrás y les hizo señas de luces. Uno de los oficiales se bajó y caminó hacia nosotros.
-Buenas noches oficial, necesito pedirle un favor.
-Buenas noches, señor, señorita. Dígame caballero.
-Como verá, soy discapacitado y manejo por medio de adaptaciones. Necesito pedirle a la señorita que me acompaña que sea mi novia, y darle un beso. Manejando no puedo. Me permiten quedarme estacionado detrás de Uds. un par de minutos…
-Tiene diez minutos, si nos llaman prendo la sirena. Que todo salga bien amigo.
-Gracias oficial.
El oficial se fue y casi lo mato.
-Vos estas totalmente loco, como vas a hablar con un policía para…
Y me partió la boca de un beso, fue tremendo. Me abrace con todo y nos besamos con todo. Tremendo hombre besando. Su mano izquierda bajo, y me acariciaba el culo mientras me besaba sosteniendo mi cabeza con la mano derecha. Me empecé a excitar, estábamos en la calle, detrás de un patrullero y dándonos con todo. El desgraciado se dio cuenta y metió su mano entre mis piernas, casi sin correr mi pollera. Me acariciaba las piernas y yo loca de placer. De repente, la sirena del patrullero, y vimos que se iban.
-La puta madre. Dije apretando los dientes.
-Lo que no tiene que ser no será. Dijo.
-Me pusiste loca, te lo advierto.
-No sos la única. Dijo y miró hacia su entrepierna. Miré y se notaba un bulto importante.
-Veo, ¿puedo…?
-Ni se te ocurra, chocamos seguro.
Ah, me gustan más los portaligas que las panty. Dijo.
-Cerdo, te dejan el camino libre. Pensé que era solo una cena de conocidos, no que íbamos a terminar de esta forma.
Llegamos a mi departamento, y nos dimos un par de besos.
-Mañana paso 9:30 Hs.
-Voy a estar lista, como ahora…
Nos volvimos a besar y partió. Subía mi departamento y no daba más de emoción y excitación. Por fin había encontrado un hombre que me volviera loca en todos los sentidos. Tuve que hacer un esfuerzo para no masturbarme, quería dormirme excitada por German.
Puntualmente me avisaba que estaba llegando. Le dije que no baje. Cuando llegó yo estaba en la puerta del edificio, con un bolso en la mano y vestida de jogging.
-Hola hermosa.
-Hola caballero irreal. No sabes lo que me costó dormirme.
-Yo me dormí como a las 5. ¿El bolso?
-El bolso es ropa, mi amor. Me invite a cenar a tu departamento, disfrutar algo que cocines, quedarme a dormir, y mañana pasear todo el día. Dije dándole un beso hermoso.
-Típica mujer, primero dócil, al día siguiente, te maneja la vida. Dijo riendo.
-No te hagas problema. Estaciona que me bajo y sos libre. Dije desafiándolo.
El desgraciado estacionó y pero para romperme la boca de un beso. Levanto mi remera, y en plena calle me acaricio una teta.
-Sos un animal, estamos en plena calle German.
-Eso te calienta mucho, mírate. Dijo y me mire mis pezones totalmente duros y expuestos ya que me había levantado el corpiño.
-Sos un guacho. Me excitas con todo desgraciado, nunca estuve así.
-¿Hace mucho que no tenes sexo?
-Bastante, pero no lo necesitaba, como decirte, estaba asexuada. Ningún hombre me atraía, ninguno me calentaba, como vos estas haciendo desde anoche.
Llegamos a lo de Tito y ellos se dieron un tremendo abrazo. Tito tenía lágrimas en los ojos.
-Bienvenida, Gisella, un gusto conocerte. Dijo Tito.
-Lo mismo digo. Un placer conocerte, anoche German me conto algunas cosas y quise conocerte.
-Pasen, y vos, anda pensando en ponerle suspensión a esa silla. El primer polvo que se echen en la silla, la rompen.
-Hola, Gise, perdónalo, no sabe lo que dice. Dijo Cintia.
-No es mala idea Cintia, nada mala. Dije y todos se rieron.
Nos sentamos en el quincho de la casa y trajeron cerveza.
-Puto, conta todo. Te lo tenías bien guardado. Dijo Tito.
-Es que solo era una clienta del gimnasio. La invite a salir, aceptó y acá estamos. Dijo German.
-Claro, por obra del Espíritu Santo. No me jodas. Contame vos Gise.
-Una charla hermosa, un caballero con todas las letras, flores para recibirme, jugando con doble sentido siempre, pero sin pasar esa fina raya de lo grosero, unos ojos hermosos y una mirada clara, con mucha paz y energía. Y una locura sin límites. No le costó mucho seducirme.
-Te brillan los ojos Tonto. Dijo Cintia.
-Es por ella, no lo dudes.
-Ves, es un dulce, y yo casada con el cavernícola.
-Cintia, bien que sos feliz con el cavernícola. Tampoco lo tires abajo. Dijo Germán.
-No, pero un poco, solo un poco de dulzura pido. Lo más dulce que me dio fue una cucharada de azúcar. Dijo ella.
-Ya… Dijo Tito.
-¿Ya que Tito? Preguntó German.
-Dale, boludo, tremenda mina y me vas a decir que nada… no jodas. Hasta un boludo paralitico como vos sabe que tiene que hacer, garrotazo y a la cama. Dijo Tito.
-No Tito, nada de eso. Y si les cuento que hizo se van a burlar un rato.
-Yegua, conta, por favor. Dijo Tito.
Le conté lo del patrullero y se largaron a reír con todo.
-Boludo, ni esa suerte tengo. Tres minutos y se fueron a la mierda. Dijo German.
-Este toma Viagra y se le duerme un mes. Lo firmo. Dijo Tito.
-Por Dios no, quiero algo, alguito, esta noche. Dije y todos se largaron a reír con todo.
-¿A que te dedicas Gesi? Pregunto Cintia.
-Me faltan dos materias para recibirme de abogada, estoy estudiando para darlas y por la tarde trabajo con mi viejo en su estudio.
-¿Tu apellido? Pregunto Tito serio.
-Pérez Goñi.
-Sos la hija del trolo de Jorge entonces. Dijo.
-No sabía esos gustos de mi viejo. Dije riéndome.
-Es un forro, vive rompiendo las pelotas. Pero buen abogado y muy buen tipo. Mandale saludos de Tito-pija. No dudes que va a saber quien soy.
-Dale, no hay problema.
-¿Vas a seguir al viejo?
-Es mi idea.
-¿Me permitís darte un consejo?
-Nunca dejo de escucharlos, después veo si los tomo. Dale.
-Si sos igual a tu viejo, no entres en la carrera judicial. Mantené el estudio. Tu viejo es muy respetado, es un hombre honesto. ¿Entendes?
-Gracias, es muy lindo lo que dijiste. Y lo voy a tener en cuenta, muy en cuenta.
-German, hace tres años del accidente, ¿te acodas como usarla? Dijo Tito volviendo a su carácter normal.
-Tres + dos, cinco años. En realidad.
-Esta yegua te mata, mira el lomo que tiene boludo. Vos estás loco.
-Tito, yo hace cuatro que no estoy con nadie. Dije.
-Cintia, llama a Fernández de apuntalamiento de la ciudad, que vayan urgente al edificio de German, estos dos lo voltean.
Todo el asado fue en medio de bromas que mostraban un afecto inmenso por parte de los dos. Cuando nos íbamos, Tito me abrazó muy fuerte.
-Sos buena mina, y hacen muy linda pareja. Tenele un poco de paciencia. Tiene muchos miedos. Me dijo al oído.
-¿Cintia me dejas? Pregunté.
-Dale tranquila. Dijo
Le tome la cara a Tito y le di un pico.
-Gracias por haberlo ayudado. Ahora me lo pienso coger toda la noche. Dije.
-Esta es una yegua. Dijo Tito.
-Gise, disfrútalo. Vale la pena.
Subimos a la camioneta y partimos.
-Te ama ese hombre. Dije.
-Y yo a él. Menos sushi, decime que queres. Dijo German.
-Estoy tentada a decirte un buen chorizo. Pero unas pastas no estarían mal.
-Sorrentinos al queso azul, con jamón y champignones, ¿Te va?
-Vino blanco, dos botellas por lo menos. Dije.
Fuimos al supermercado y compro algunas cosas. La gente nos miraba de como nos reíamos. Pasamos por la casa de pastas y fuimos a su departamento. Era un lujo del orden que había. Y estaba adaptado su silla de ruedas, por ejemplo, el piso de la cocina elevado para que pueda cocinar bien.
-Tito nos inundó de humo, me dejas darme una ducha. Le dije.
-Si te puedo enjabonar la espalda es gratis, si no, $ 10. Dijo.
-Pago los diez pesos, por ahora…
Tome mi bolso, lo lleve al baño y me di una ducha hermosa. Me seque, me puse una tanga nueva, una remera sin corpiño, que apenas tapaba mi culo y unas crocos. Fui a la cocina y estaba preparando café.
-Hola… dije abriendo la puerta.
-Sos una yegua en serio. Me dijo.
-Y vos mi potro.
-Gise, no sé porque me siento tan bien con vos. Me siento muy cómodo, pero así y todo, estoy al borde de la histeria. No sé si voy a funcionar, y como. Cuando te veo así desvestida, tengo ganas de huir y no hacer papelones. Sos muy hermosa…
-Si pensas que yo estoy tranquila, te equivocas mucho. Estoy temblando casi por la misma razón. Pero como vos, inexplicablemente, me siento super cómoda con solo una remera, sin corpiño y con la tanga solamente. Vos me transmitís mucha paz, mucho afecto, cariño, seguridad. Anoche estuviste muy bien dejándome en casa, no dejando que nos precipitáramos. Dejemos que las cosa fluyan, no nos impongamos nada, ni horarios ni como. Por ejemplo, un vaso de vino blanco, me vendría genial.
-Ya te sirvo. Dijo.
Por momentos se veía tan… frágil, que me impresionaba. Me sirvió la copa de vino y fuimos al living. Se sentó solo en un sillón doble y yo me puse junto a él. Sentí que su mano se ponía sobre mis hombros y me acercaba hasta que puse mi cabeza sobre su hombro derecho. Estaba inquieto.
-Voy a poner música. Dijo.
-Quédate acá. Dejame disfrutarte, acariciar este pecho bestialmente grande que tenes, esos brazos tremendos, y sobre todo, esa mirada tan dulce.
-Sos increíble, me haces sentir pleno, vital, como si no…
-German, sos vital, pleno y un hombre genial. No jodas por favor.
Nos quedamos abrazados por un buen rato. Disfrutábamos el momento, la copa de vino, y una paz que hacía muchos años que no sentía. O nunca sentí. Fue donde me di cuenta que éramos pareja. El momento fue roto por una llamada a mi celular. Mi padre.
-Hola mujercita, ¿Cómo estás?
-Si te digo que en el mejor de los mundos, no me vas a creer. Estoy muy bien papá.
-Que bueno escucharlo. ¿Podes contarnos el motivo, estamos con mamá tomando mate?
-Nosotros sentados en su living y tomando una copa de vino blanco. Y él me tiene abrazada por los hombros.
-Tu padre acaba de caer desmayado, Jajaja. Dijo mi madre.
-Me lo suponía.
-¿Quién es el hombre que se atrevió a enfrentarte? Dijo mi padre.
-Su nombre es German, y es un divino. Ah, esta noche va a cocinar él, y horrorízate papá, traje ropa porque me quedo a dormir en su departamento. Y porque yo me invité sola.
-Ahora aviso al servicio de emergencias, que se preparen para el diluvio universal 2. Dijo mi madre.
-No seas mala. Es íntimo amigo de una persona que te manda muchos saludos, y que me dijo cosas muy lindas de vos papá.
-No hay muchos que hablen bien de mí…
-Me dijo que te diga: “Decile que Tito-pija le manda saludos”.
-No me jodas, amigo de Tito… entonces estas en problemas hija. Conozco muy bien a Tito, gran juez y gran tipo. No puede tener un amigo que no sea buena persona. Bastante boca sucia Tito.
-Hoy almorzamos con la esposa, y bastante es poco, pero un tipo genial.
-¿Es abogado tu hombre? Pregunto mi vieja.
-No, ingeniero. ¿Quieren saludarlo? Dije.
-Por supuesto. Dijeron.
-Están en altavoz. Dale Germán.
-Hola, buenas tardes. Un gusto poder saludarlos.
-Por favor, el gusto es nuestro, le aseguro que es muy grato escuchar la voz de nuestra hija tan cantarina, Ud. debe ser un buen hombre. Dijo mi mamá.
-Soy un hombre, con defectos y algunas virtudes. No mucho más.
-Te estoy leyendo el pensamiento mamá. Lo hablo y te llamo. No corten.
Mi vieja se muere por conocerte, ¿vamos a almorzar mañana con ellos?
-No tengo problema, vamos.
-Hola, ¿Siguen ahí?
-Si hija. Dijo mi viejo.
-Mamá, si preparas esa bondiola braseada que me vuelve loca, vamos a almorzar con Uds. ¿Quieren?
-No, ahora sí, tres desastres naturales juntos se vienen. Nuestra hija va a traer un hombre a almorzar, llamo a defensa civil, al ejército, a la marina. Dijo mi padre.
-No seas así, que va a pensar German. Dale hija, los esperamos. Un beso para vos y un saludo para vos Germán. Dijo mi madre.
-Un saludo German, los esperamos.
-Saludos y gracias por la invitación.
-Besos a los dos. Dije.
Corte y me quede mirándolo.
-¿Me podes explicar porque te voy a llevar a almorzar a lo de mis viejos?? Como escuchaste, no es usual, bah, nunca lo hice. ¿Por qué con vos todo es tan natural? ¿Por qué todo es simple? ¿Por qué estoy tan feliz?
-Es todo muy loco, yo me siento igual, como si hiciera mucho tiempo que estamos juntos, e ir a lo de tus padres fuese lo más natural del mundo.
-Tengo hambre. Dije.
-Voy a preparar la cena.
-No tonto, tengo hambre de vos, quiero comerte a besos. Hay, que cursi por favor. Estoy hecha una boluda. Dije.
-Vení. Dijo y tomándome con sus manos y esos terribles brazos me hizo sentar en sus piernas de frente a él.
Nos empezamos a besar con todo, yo tomaba su cabeza y no podía dejar de besarle los labios, la cara, las cienes. Él metió sus manos por debajo de mi remera y me acariciaba la espalda, yo la arqueaba del placer que sentía. El contraste de sus manos fuertes con la ternura de sus caricias era increíble. Que me quite la remera fue lo más natural del mundo, yo levante mis brazos para dejar que lo haga de una forma natural. Nada forzado, nada brusco.
Mientras deslizaba mi remera por mis brazos nos besábamos con todo. Yo hice lo mismo con la suya, y acariciaba su tremendo pecho, lo arañaba suavemente, estaba excitándome con cada caricia que me daba y con cada beso que yo le daba. Acerque mi pelvis más a él y sentí como su pene estaba duro.
Me levante un poco, y tomé la cintura de su jogging y su bóxer. Él apoyándose en el espaldar del sillón levanto su trasero y pude quitarle todo.
-Epa, eso sí que no lo esperaba. Dije al ver su pene de grandes dimensiones totalmente erecto.
-Te aseguro que es por tu culpa.
-Ay, me haces sentir mal. Voy a ver si lo puedo calmar. Dije y me puse a chupar su pija.
Germán gemía de placer y acariciaba mi cabeza y mi espalda. Yo me sentía plena, feliz de darle placer. Estuve un buen rato besando, chupando y acariciando. Nunca fui muy afecta a hacer eso, pero con él era otra cosa, definitivamente.
Me volví a sentas en sus piernas y tome su pija para llevarla a mi vagina. Lo miraba a los ojos y los dos estábamos super calientes.
-Tranquilo, cuando me bañe saque las telas de araña. Dije y los dos nos reímos.
Fui bajando y metiéndome toda esa pija en la concha. Costaba, de por si siempre fui estrecha, y con años de no usarla…
German me empezó a besar el cuello, y creí volverme loca. De a poco fui subiendo y bajando aumentando la velocidad y la penetración. Cuando me empezó a besar los pechos y apretar los cachetes de mi culo, sí que me volví loca. Me descontrole y lo montaba con todo, gritaba de placer y lo besaba sin parar cuando él no me chupaba las tetas. Fueron minutos y minutos de placer, hasta que me dijo que me recueste contra su pecho.
Lo hice, y el volvió a poner los brazos en el respaldo del sillón y haciendo una demostración de sus ganas, su fuerza, su calentura, subía y bajaba su cadera penetrándome el a mí. Dios, que tremendo hombre, la fuerza que hacía, su cara de placer me llevaron a un nivel de excitación que nunca había alcanzado.
-Haceme mierda, Cogeme bien cogida. Le dije y me puse a besarlo con todo.
Sus movimientos cada vez eran más vigorosos, y su pelvis golpeaba mi culo con todo. De pronto sentí como llegábamos los dos juntos al orgasmo. Un orgasmo que me estremeció por completo al sentir en mi vagina como se derramaba en mi interior. Me abrace con todas mis fuerzas y luego lo besé. Sentí como por mi rostro caían lágrimas. Lo miré y los dos estábamos emocionados.
-¿Por qué lloras Gi?
-Por tantas cosas amor, por felicidad, por placer, porque me hiciste sentir viva, me amaste con todo, te entregaste de una forma increíble, con el par de tipos con los que estuve, nunca lo hicieron, me colmaste de placer, de besos, caricias. Y no te rías, pero me estoy enamorando casa segundo de vos. Vos también te emocionaste.
-No, es una basura que se me metió. Una basura que se me metió en mi vida, y le dio otro sentido, una razón en serio para seguir peleando y buscando el milagro. Una basura que es una loca que se vino con un bolso, a instalarse en mi departamento por el fin de semana, que hora me va a llevar a conocer a sus padres, y sí, de la que me estoy enamorando con todo.
-Así que basura, te voy a matar German.
Dije y me levanté, su pija apenas había perdido la erección y estaba cubierta de su leche y mis jugos. La chupe toda, la limpie por completo y para mi sorpresa y sobre todo la de German, estaba de nuevo completamente dura.
-Así que basura, ahora vas a ver lo que te hace esta basura. Dije y me puse a chuparla con todo mientras lo masturbaba.
-Desgraciada, me vas a volar la cabeza. Dijo.
Me puse de rodillas entre sus piernas, y lo chupaba y masturbaba con todo. Primera vez que le hacía eso a un hombre, y me sentía feliz, excitada con todo. También fue la primera vez que me masturbe haciéndolo, estaba muy loca y muy feliz. Cuando sentí que yo estaba por llegar a un nuevo orgasmo, lo masturbe con todo, mirándolo a los ojos y abrí la boca. Sentí cuando su pija estaba por estallar y me la metí en la boca nuevamente. Acabó y fue el disparador de mi orgasmo. Me lleno la boca de leche, no la trague por completo. La limpie y me levante a tomar un trago de vino.
-Me encanta este maridaje, tu leche y el vino. Dije y los dos nos reímos. Me enjuague la boca con el vino que quedaba en su copa y nos dimos un tremendo beso.
-Nada, sos una yegua. Me mataste. Dijo.
-¿Yo? German, sos un animal, mi amor.
Nos quedamos unos minutos abrazados, me puse mi tanga y la remera, y el su ropa. Fuimos a la cocina y se puso a preparar la cena, yo serví más vino y me senté a disfrutar como cocinaba.
-¿Qué sentís German? No por mí, ¿Qué sentís en este momento?
-Tantas cosas, mucha paz, felicidad, alegría, agradecimiento a Tito y a otros que me ayudaron y alentaron, pero sobre todo, una sensación de bienestar muy grande.
-Yo me siento mujer, por fin me siento mujer. Plena, loca, caliente, cosa que nunca sentí. Sabes, tuve dos novios, y solo con ellos estuve en la cama. Con ninguno goce lo que goce recién con vos. Con ninguno me masturbe por él, a ninguno lo dejé acabarme en mi boca, y mucho menos yo buscar que lo haga. Muchísimo menos entregar el otro… y con vos estuve a punto de sola hacerlo. Sos tan hombre, tan viril, tan generoso entregándote por completo. Me siento mujer, tu mujer.
-¿No te jode que yo…?
-Llegas a seguir diciendo eso, te meto un palo en el culo, te lo aseguro. Lo que te falta de movilidad en las piernas, te sobra en garra. Vos me cogiste German, yo estaba quieta y vos me bombeabas con todo, buscaste la forma y lo hiciste como un animal.
-¿Puedo?
-¿Podes qué?
-Decirlo.
-Lo digo yo primera. Te amo.
-Ves que sos una basura. Te amo.
-Estás colorado de bronca, me encanta verte así.
-Sos mala mina, en serio.
Fijate que me parece que suena un celular, están en el living. Dijo.
Fui a ver y eran Tito y Cintia en un video llamada.
-Hola pendejos, ¿cómo andan? Dijo Tito.
-Genial Tito, espectacular. Coge como los dioses, es una bestia. Dije.
-Jajajaja. ¿Quedaste vivo Tonto?
-Es una dama normalmente, pero la junta con vos, la hizo una guarra. Vivito y feliz chicos.
-Tonto, tenes un problema grave, muy grave. Esa mujer es lo que toda mujer debe ser: Una dama y una puta con su hombre. Ojo con eso, porque te vas a enviciar mal. Hola Gise. Dijo Cintia.
-Hola Cintia. Espero que se envicie, voy a ser muy feliz, Jajaja.
-¿Qué estás haciendo Germán?
-Nada, nada. Dijo.
-Mentira, está preparando unos sorrentinos con salsa de queso azul, champignones y jamón. Dije.
-Sos un turro, te voy a desarmar la silla desgraciado, nunca nos hiciste una puta hamburguesa. Dijo Tito.
-Entre ella y vos, hay algunas diferencias… a ella, estar en ropa interior, sin brazier y con una remera le queda genial, a vos, puag, no jodas.
-Gise, vos sos de las mías, ¿Dormís con pijama?
-Hasta anoche, con un osito de polar, hoy tenía pensado la gran Marilyn.
-¿Qué es eso? Preguntó Tito.
-Solo tres gotas de perfume. Dije.
-Tonto, en serio, toma Viagra, esta mujer te va a destrozar.
-Gise, cuando se acueste, sacale la silla del dormitorio, no se va a poder escapar. Dijo Cintia.
-Tomo la idea, gracias Cintia.
-¿Quieren ir a almorzar afuera mañana? Preguntó Tito.
-Mañana vamos a almorzar a lo de mis viejos… Dije.
-Tonto, estas hasta las manos, si ya vas a ir a lo de los viejos, fuiste hermano. Dijo Tito.
-Ya lo creo. Dijo German.
-Tito, Cintia, vengan mañana a cenar, voy a cocinar yo. Dije.
-¿También mañana a la noche te vas a quedar?
-Por supuesto, y el lunes vamos juntos al gimnasio.
-Dale, mañana vamos para allá. Besos chicos. Dijo Tito.
-Tonto, beso grande. Gise, uno gigante para vos.
Cortamos y le pregunté:
-¿Te jode que me quiera quedar?
-No, para nada, tengo miedo a acostumbrarme a que estés aquí.
-Entonces hace algo tonto. Ah, ¿Por qué te llaman Tonto?
-Porque cuando yo estaba en recuperación y salíamos, para no decirme boludo en la calle o los negocios, me decían Tonto. Y me quedó.
-Me encantan los dos. Por suerte con Cintia pegamos buena onda.
-Eso me hace muy feliz. ¿Me ayudas poniendo la mesa?
Puse la mesa y nos sentamos a cenar.
-Esto es una delicia, mi amor, sos un genio cocinando. Dije.
-Gracias, me gusta comer, por eso aprendí.
-Me sorprendió ver que tus piernas no están atrofiadas, tenes muy buena musculatura.
-Siii… Con Tito diseñamos una máquina que me ejercita las piernas, no están excelentes, pero por lo menos, tienen tonicidad muscular. Y si algún día, pueden operarme… No va a ser tanto lo que tenga que recuperar.
-¿Es posible que vuelvas a caminar? Pregunté.
-Hoy no. Pero si evolucionan los exoesqueletos… quizás sean la solución.
-¿Exoesqueletos? Ni idea que son.
-Ya los están probando en ciertos casos. Sos maquinas que se conectan a la persona y reemplazan partes del organismo.
-Guacho, vos ya tenes uno de esos, no me jodas. Eso que tenes entre las piernas no es humano. Dije y nos largamos a reír.
-No amor, eso es todo mío.
-No soy boluda, entiendo todo, pero ¿usarías un exoesqueleto? Es muy fácil decirlo desde mi posición.
-En realidad, hay un solo motivo por el que me gustaría. Para poder correr en un parque o andar en bicicleta con un hijo o hija. Dijo y se le llenaron los ojos de lágrimas.
A mí también y no podía hablar, se me cerró la garganta por completo. Que cosa más simple y cuanto implicaba lo que había dicho.
-Entonces vamos a ponernos en campaña. Lo vas a lograr. Te amo, amo tus sentimientos, tus sueños. Dije y nos tomamos de la mano.
-¿Te parece bien 4 hijos? Me preguntó.
-Y me internan en un loquero. Hablando de eso, mañana pasamos por una farmacia, tengo que comprar algo.
-No me digas que no te estabas cuidando. Dijo.
-No, para que si estaba en abstinencia total. Pero ahora…
Terminamos de cenar, lave las cosas y él se fue a dar una ducha. Yo aproveche, y en su dormitorio me saque toda la ropa y me puse una bata de seda, y perfume.
Salió del baño y usando una rampa que estaba al lado de la cama, y dejaba la silla a la altura justa, se acostó. Yo me pare junto a la cama y deje caer la bata. Me miró sonriendo y me acosté. Me abrazo de inmediato y me beso con todo. Y empezaron las sorpresas. Con una sola mano y en un segundo se sacó el bóxer.
-Viste que dicen que cuando perdes un sentido se agudizan otros. Dijo.
-Sí, pero vos no perdiste ningún sentido.
-No, pero perdí funcionalidad en una parte de mi cuerpo, y cuando eso pasa, nacen otras cosas. En mi caso el sadismo.
-¿Queeee? Grite.
Al segundo siguiente estaba chupándome las tetas como loco. Las mordía, mordisqueaba mis pezones y una mano fue directo a mi concha, dos dedos me penetraron y me empezó a masturbar con todo, rozando el punto G en cada movimiento. Yo me agarraba de donde podía y con la almohada tapaba mis gritos de placer. En un par de minutos estaba totalmente excitada y maldije haber tenido un orgasmo. Recién empezábamos y ya había tenido mi orgasmo.
Germán no se detuvo, siguió haciendo locuras en mi concha. Para mi sorpresa, mi excitación no bajaba, al contrario, subía. Moviéndose como serpiente, y apoyándose en sus brazos, se puso sobre mí, levante las piernas y me penetro con todo. Que hombre, apoyado en los brazos, y besándome me cogía con todo. Yo acariciaba su pecho y le decía que lo amaba. Me hacía mierda la cabeza, mi excitación llegó al máximo y tuve otro orgasmo, primera vez en mi vida, nunca había sido multi orgásmica.
-Listo, ya te saque dos orgasmos, ahora me toca gozar a mí. Dijo sonriendo con mucha malicia y se acostó boca arriba.
-German, sos un animal, dejame descansar.
Por toda respuesta hizo que me ponga sobre su boca, mirando la pared. Me hizo bajar y comenzó nuevamente a chuparme la concha. Ahora me la penetraba con su lengua, yo gozaba y gritaba de placer. Mi clítoris era succionado, lamido, acariciado y golpeado por su lengua sin parar.
-Mostrame esas tetas hermosas que tenes. Dijo.
Y se las mostré, pero no solo eso, empecé a acariciarlas, apretarlas, jugar con los pezones, nunca lo había hecho. El no dejaba de volverme loca, otro orgasmo, por favor. Cintia tenía razón, era una buena puta para mi hombre. De pronto, tomo mi mano, chupo dos dedos y los puso en mi clítoris. Me hacía pajearme, apretar mis tetas y no dejaba de chuparme.
El acabose fue cuando se corrió apenas centímetros y empezó a jugar con su lengua en mi culo. Ningún hombre lo había hecho porque a ninguno se lo permití. Estaba abriéndolo con su lengua y yo gozaba como puta.
-Metete dos dedos. Me dijo.
-Pero, yo… atine a decir cuando me dio un suave chirlo en el culo.
Me metí dos dedos en la concha y me masturbaba con todo, el en mi culo con su lengua, yo en mi concha y mis tetas, durante varios minutos, hasta que por fin me saco un orgasmo distinto, uno anal.
-Metete un dedo. Dijo.
-Ya tengo dos hijos de puta.
German se rio con todo.
-En el culo. Dijo.
-Vos estas loco, en serio, si vos pensas que yo…
Otro suave chirlo me puso al rojo vivo, mi mano dejó las tetas, la acerque a mi orto y el chupo un dedo, casualmente el medio, el más largo. Totalmente enajenada, me lo fui metiendo. Molestaba pero fue entrando. Y yo moviéndolo de a poco. Mi cabeza estallaba, me estaba masturbando por los dos lados, el chupándome concha y culo. Unos minutos y me hizo girar sobre sí, sin sacarme los dedos.
-Ahora, sin dejar de tocarte, chupame.
-Sos un hijo de puta, te amo.
Estábamos en un 69 perfecto, yo chupando con todo y masturbándome sobre él que me chupaba y gozaba. Estuvimos así un rato y tuve un par de orgasmos.
-Bueno Gise, vamos a ver si haces bien las sentadillas. Me dijo.
-No podes ser tan cerdo, para esto me entrenaste.
Dije y lo monte haciendo sentadillas. Por suerte había entrenado bien, podía moverme con todo. Volví a apretar mis tetas y jugar con mi clítoris, ahora con su pija en mi concha, dándome un placer increíble.
-Te acordás la máquina de piernas… usa esos músculos que no se ven.
Y ahí me di cuenta que realmente era un sádico. Los empecé a usar y apretaba su pija con ellos, generándome cataratas de placer y orgasmos. Fue después de uno que me hizo levantar un poco y su pija salió de mi concha.
-No haces bien las sentadillas, la espalda tiene que estar recta. Vamos a tener que usar un tutor. Dijo y haciéndome bajar, sentí como su pija estaba en mi orto.
-Desgraciado, me voy a encular sola, sádico de mierda. Dije.
Fui bajando y su pija fue entrando lentamente. No lo podía creer, no sentía dolor, solo placer. Gire a mirarlo y estaba super caliente, más me calenté. Metí dos dedos en mi concha y me masturbaba al ritmo en que enterraba y sacaba su pija de mi orto. No fueron más de cinco minutos y tuve un orgasmo increíble. Me levante, giré y me puse su pija en mi concha. Me tire sobre su pecho y lo bese con todas mis fuerzas.
-Me estás haciendo una puta perfecta. Te amo por eso.
Quiero que me acabes en el culo. Dije.
Me hizo acostar boca abajo, sobre una almohada y se puso sobre mí, que separaba a más no poder piernas y cachetes. Me cogía en culo con todo, su pecho apoyado en mi espalda solo para que sienta que estaba allí. Me besaba el cuello y me lo mordía. Era increíble como gozaba. Y cuando acabó, por favor, me la enterró por completo y se vació en mi intestino. Se corrió y nos besamos con todo.
Me quedé abrazada a él, con la cabeza sobre su pecho. Tenía tantas cosas para decirle, tanto para contarle pero no podía. Me quedé dormida, totalmente exhausta.
-Buen día dormilona. Me dijo German.
Abrí los ojos, y estaba en su silla de ruedas, junto a mí, con una mesita de desayuno sobre la silla de ruedas.
-Buen día mi amor. ¿Desayuno en la cama? Wow, sos genial.
-No sabía que tomabas, traje té y café, unas tostadas, manteca, dulce, un yogurt y granolas.
-Té por favor. En serio que queres que me enamore con todo de vos.
-Yo ya lo estoy. Por eso el desayuno.
-¿Qué hora es? Pregunté.
-Las diez de la mañana.
-Sí que dormí lindo. German, tengo que decirte un par de cosas, anoche lo quise hacer, pero me dormí. Primero que te amo, y ya con locura. Decirte que me hiciste mierda, me destrozaste todo el cuerpo, pero eso es lo de menos. Me hiciste gozar como nunca goce, nunca tuve más de un orgasmo, y anoche… creo que cincuenta o más, que hiciste que me suelte, que me guiaste por caminos que no conocía, como tocarme mientras me chupabas como un animal, que hiciste que quiera entregarme totalmente a vos, y lo hice. Que disfruté hasta lo impensado, como masturbarme el culo y no te cuento cuando me la metí en el culo. Trata de entenderme, me estabas cogiendo por el culo, yo me masturbaba y disfrutaba como loca, no solo del sexo, de sentir que yo, si yo, era la que estaba haciéndote gozar, que yo era libre para mostrarte como gozaba. Que no tenía miedo o vergüenza de lo que pienses. German, te amo, amo como me hiciste el amor, amo como me besaste y mordisqueaste mi cuello.
-Estuviste increíble, en serio sos una yegua hermosa. Solo que tenemos que hacer más sentadillas, hay que ganar resistencia y postura.
-Sos un cerdo, también te amo por eso.
Como él ya se había duchado, me di una ducha yo, nos cambiamos y fuimos a lo de mis viejos. Abrieron el portón y entramos con la camioneta. Mis viejos se quedaron serios cuando vieron que Germán bajaba la silla de ruedas y se sentaba.
-Papá, mamá. Les presento a German, un tipo increíble.
German, él es Jorge, y ella Milba, mis viejos.
-Un placer conocerlos. Espero le gusten estas rosas. Dijo Germán dándole un ramo que había comprado en el camino.
-Muchísimas gracias German, son hermosas. Que bueno conocerte. La cara de mi hija me dice todo.
-Don Jorge, Gisella me dijo que le gustan los vinos tintos, espero que este Malbec sea de su agrado.
-No lo dudes, bienvenido a casa German. Pasen chicos.
Entramos y nos sentamos en el living, German, de un salto pasó a un sillón.
-German, vos perdona nuestra cara se sorpresa cuando te vimos bajar.
-Milba, lo raro hubiese sido si no tenían cara de sorpresa, quédese tranquila.
-Entendeme, soy la madre, y soy muy chusma. Cuenten todo. Dijo mi vieja.
-Es el dueño del gimnasio donde voy, ahí nos conocimos y como es muy… como describirlo… seductor, desde el primer día fue jugando con las palabras, ama el doble sentido y luego de tres semanas, me llamó por celular para salir a cenar. Y fui. Lo que conocía de él me agradaba. Me espero en la puerta, con un ramo de flores, trajeado, y tuvimos una cena genial. Ahí pude conocer la clase de hombre que es, sus valores, su personalidad, y quedé flechada. El sábado fuimos a almorzar a lo de Tito, y lo tome por asalto, fui con un bolso, ropa, me invite a cenar y a dormir a su departamento. Historia corta.
-Por tu cara y esas marcas en el cuello, tuvieron sexo. Dijo mi viejo.
-Y del mejor, te lo aseguro papá. Es un animal en la cama, me hizo tener no menos de diez o veinte orgasmos.
-Como verás German, con Gisella hablamos muy claro. Dijo mi viejo.
-Me parece genial, sobre todo que ella tenga la posibilidad de contarles todo lo que vive.
-Es la idea. Así que sos amigo de Tito.
-Más que amigo, más que hermano. Gracias a Tito pude sobreponerme, hasta el día de hoy está encima mio empujándome. Aunque suene raro, amo a ese hombre, y los dos somos hetero, ojo. Dijo sonriendo.
-Es un buen tipo, lo conozco poco, pero lo aprecio.
-Y el a Ud., lo cual es bastante inusual. Dijo German.
-German, tutéame. No jodas.
-Dale, no hay problema.
-¿Les servimos algo para tomar? ¿Germán?
-Lo que tome Jorge, no tengo problemas.
-¿Compartimos un whisky antes del almuerzo?
-Con todo gusto.
Con mi vieja fuimos a la cocina a servirles y no se pudo contener:
-Estas hecha mierda. Marcas en todo el cuello. Te mató. Me dijo.
-Mamá, no te das idea lo que es en la cama, me hizo de todo, me hizo sentir mujer en serio, un animal. Y cuando hables un poco más con él, te vas a dar cuenta que clase de hombre es.
-Hija, te conozco, y si vos me lo decís, no tengo que comprobar nada. Aparte, el detalle de las rozas, es un caballero.
-Eso te lo aseguro, un caballero de la vieja escuela, como yo. A cenar fui como visto yo, sobria, con una pollera a la rodilla. Él lo primero que me dijo fue que estaba muy elegante, que le gustaba como estaba. Y no sabes como cocina, es un chef en serio.
-Me pone muy contenta verte así. Vamos.
Fuimos y ellos hablaban del accidente.
-Y el gimnasio lo puse por negocio, y para poder entrenarme. Presionado por Tito, claro.
-Te felicito, que en tres años hayas podido rehacerte es maravilloso. Dijo mi viejo.
-No solo eso papá, da clases en la facultad de ingeniería y tiene dos obras. Es un animal.
-No hija, es un hombre con las pelotas bien puestas. Y me alegra mucho que estés con un hombre así, que ya sufrió mucho y supo sobreponerse. Se merecen mutuamente. German, bienvenido a la familia. Dijo mi viejo y se me llenaron los ojos de lágrimas.
-Gracias Jorge. En serio aprecio eso.
-Vos sabes German, que cuando ayer Gisella nos dijo que iba a venir con vos, fue toda una noticia. Nunca trajo a un hombre a la casa. Tampoco nos hizo hablar por teléfono. Con Jorge nos quedamos atónitos. Y como la conocemos nos quedamos tranquilos. Pero no imaginaba que tendrías 28 años. A ella…
-Me contó, en realidad me lo enrostro a los dos minutos que nos sentamos a cenar.
-Pero te dije que vos con tu físico podías pasar esa barrera. Y lo hiciste. Ah, saben lo que hizo esa noche, casi lo mato. Íbamos en la camioneta, después de cenar y tomar algo en un bar, ya los dos bastante tibios digamos, y paro detrás de un patrullero, le hizo señas de luces y bajo un oficial. El caradura le pregunto si nos podíamos quedar ahí unos minutos porque tenía que preguntarme si quería ser la novia, y darme un beso. El oficial, un capo, le dijo que teníamos 10 minutos hasta que ellos se fueran.
-Sos un capo German. Sinceramente.
-Sí, pero nos estábamos dando tremenda apretada y el patrullero con las sirenas nos avisó a los tres minutos que se iban. Quedamos calientes como olla de hierro. Y lo peor, que ahora que me doy cuenta, nunca me preguntaste si quería ser tu novia.
-Tenes razón, no te lo pregunté.
Se sacó un anillo y me miró a los ojos.
-Otro no tengo a mano. ¿Queres ser mi novia? ¿Aceptas este anillo como prueba de mis sentimientos?
-Sos un tonto, desgraciado, claro que acepto. Dije llorando y tirándome sobre él para besarlo.
-Se dan cuenta porque lo amo, porque tiene estas cosas. O como hoy a la mañana, me despertó con una bandeja con un desayuno completo, té, café, yogurt, tostadas.
-German, dejate de joder, me estás haciendo quedar mal. Dijo mi viejo riendo.
-Aprende, vos que críticas a los jóvenes. ¿Cuándo se van a vivir juntos? Preguntó mi vieja.
-Milba, me parece que ya tomó la decisión e hizo cabeza de playa con el bolso.
-No lo dudes. Andá haciendo un duplicado de las llaves. Dije.
-Esta colgado en la cocina, agárralo.
-¿Este? Dije sacando un juego de llaves de mi bolso.
-Perdiste, Germán ahora sí. Dijo mi viejo.
-Amor, en mi carácter novia y casi conviviente, ¿y si esta noche la cena es para festejar el comienzo de una maravillosa vida juntos?
-No estaría mal, para nada. Dijo German.
-Viejos, los esperamos a cenar en casa. Va a ir Tito y la mujer. Los cuatro, y estoy segura que no me equivoco, son las personas a la cuales respetamos y queremos como a ninguna otra. Para nosotros, para mí, va a ser un placer que vengan. Ah, voy a cocinar yo.
-Sos jodida en serio… va a ser un verdadero honor poder compartir esa cena con Uds. y Tito. Y gracias por los sentimientos que nos regalan. Dijo mi viejo, se levantó, hice lo mismo y nos dimos un abrazo y un beso.
German acercó su silla, sosteniéndose de ella y del sillón se paró, soportando todo el peso en sus brazos.
-No era necesario. Dijo mi viejo.
-Para mí sí Jorge. Y mi viejo le dio un tremendo abrazo.
Así fueron las primeras horas de nuestra relación. 72 hs. increíbles que dieron inicio a una hermosa familia. Vendimos los dos departamentos y nos mudamos a una casa, con parque y pileta. Tres de los cuatro dormitorios están ocupados, el nuestro claro, el de Roberto y el de Milba, nuestros hermosos mellizos de tres años.
Ahora es mi viejo el que va un par de días por semana al estudio, yo todos los días. Germán, a la mañana el gimnasio y por la tarde las cinco obras que tiene en marcha. Tuvo que dejar de dar clases… Y esta anotado para ser el primer argentino en probar un exoesqueleto.
Mis viejos, malcrían a los nietos todas las tardes, Tito y Cintia, tuvieron un hijo y ella vive peleándolo para que no diga tantas barbaridades.
Ah, Tito tuvo razón, hubo que reforzar la silla de ruedas. Ahí concebimos a nuestros melli.