Con Pablo, mi marido, tenemos 35 años los dos, y hace 10 que estamos juntos. En estos años, nunca fui infiel, pero estaba segura que él si había estado con otras mujeres. Pero nunca tuve pruebas para probarlo.
Yo mido un 1,65, soy de cuerpo normal, con buenas tetas y culo, él, de 1,70 también muy normal de cuerpo pero con una pija que es grande a mis ojos. Larga y gruesa. Esa es la razón por la que en las innumerables veces que me pidió el culo, no se lo di. Teníamos a mi entender, muy buen sexo, yo gozaba como loca con esa pija, pero a él siempre se le ocurría hacerme el culo, y por supuesto, no lo dejaba.
Un sábado, luego de ir a jugar al futbol con los amigos, me avisó que irían a tomar unas cervezas, que volvía para la cena. Y así fue, no dude para nada. Llegamos, cenó y antes de acostarme saque las cosas de su bolso para ponerlas a lavar. Dos sorpresas me llevé. Cuanto tome su bóxer del bolso, vi manchas de semen. Y la segunda, en un bolsillo interno había un celular. Y no era el que conocía. En ese momento, me llamo para ver una película. No dije nada y fui con él. Esa noche, no quiso tener sexo: “Estoy agotado del partido” fue su excusa.
Un rato después, se durmió. Yo, totalmente intrigada, baje y tome el celular. Solo tenía un par de números grabados en su Whatsapp. Uno era de “Culo”. Abrí el chat y el último mensaje era de ese día. “Como me gusta cogerte ese culo” y un video, donde solo se veía el culo de la chica y como él se lo cogía. Ella gemía con todo, gritaba de placer y lo que le gustaba que Pablo le rompa el culo.
Mi primera reacción fue de odio, celos, asco. Seguí y había otros, en ninguno se veía el rostro de la chica, pero en todos se veía y escuchaba que gozaba como loca. Casi al comienzo de los mensajes, ella le decía que había conseguido trabajo y donde quedaba.
Tenía, necesitaba verla, conocerla. Una tarde fui al negocio de la dirección y era un sex shop. Justamente. Y lo atendía una chica, que no tenía 20 años. Podría ser ella, pero necesitaba ver si su culo podía ser el del video.
-Hola hermosa, me dijo sonriendo.
-Hola. Soy nueva en esto. Dije fingiendo vergüenza.
-No te preocupes, hoy las mujeres vivimos el sexo de otra forma. ¿Qué tenías en mente?
-Me da vergüenza. Un amigo con derecho a roce quiere hacerme la cola, y yo nunca lo hice, y en una peli vi unos aparatos, de la forma de un pene. Pensé en uno para acostumbrarme antes de dejarlo.
-Muy buena idea, veni que te muestro. Dijo y por fin salió de atrás del mostrador.
Por el tamaño debía ser ella. Una chica más bajita que yo, y con un culo pequeño. Fue hasta un exhibidor y me mostro varios.
-Contame, la tiene grande, mediana.
-Grande, larga y gruesa.
-Hermosa, un amigo la tiene así, y por favor, que placer cuando me hace el culo. Solo por el culo me la mete, porque la mujer, es una tonta, años de casados y no se lo entrega. Dijo la chica y a mí se me revolvió el estómago. Estaba hablando de mí.
-Mi recomendación es que te lleves estos dos modelos. Uno para empezar y otro para cuando ya este no alcance, dijo riéndose.
-Genial.
-Ah, y llévate esta crema. Te va a facilitar la entrada.
Me llevé todo, y fui a mi casa. Puse los dos consoladores en la mesita de luz y me puse a ver porno anal. Entre esos videos y el recuerdo de los de Pablo cogiendo a la chica, me puse caliente. Me levante la pollera y corriéndome un poco la tanga, me metí el consolador en la concha. Miraba y me masturbaba con el consolador. Primera vez en mi vida que usaba una cosa así para masturbarme.
Busque otro video, y cuando el tipo le empezó a poner crema en el culo a la chica, tome la crema y me puse un poco en mi culo. Él metía sus dedos, yo metía uno mío. La sensación fue rara. No me desagradaba para nada. Cuando el tipo le empezó a meter la pija en el culo, yo tome el consolador más chico y me lo empecé a meter. Una oleada de placer invadió mi cuerpo. El tipo se movía y yo lo imitaba, estuvo un rato así hasta que otro hombre entro a la habitación, tenía la pija parada y mucho más grande que la del primero, que se corrió. Puso a la chica en cuatro patas, y le enterró con todo esa verga monumental.
Hice para atrás el video, me puse en cuatro, y tomando el consolador más grande, di play. Cuando el tipo metió esa tremenda verga en el culo de la chica, hice lo mismo. Primero sentí dolor, pero un segundo después, otra vez esa oleada de placer. Me sentía una puta, gozaba como puta con ese consolador moviéndose en mi culo. Tuve un orgasmo tremendo y no lo podía creer. Escondí todo y me di una ducha. Toda la semana estuve “entrenando mi culo”.
El viernes estábamos cenando cuando me avisó que tenía partido, y que seguramente irían a tomar cerveza.
-¿Vas a ir a tomar cerveza o a romperle el culo a la chica del sex shop? Dije mirándolo a los ojos.
Pablo se quedó con la boca abierta, sin decir nada.
-El sábado pasado encontré tu otro celular, vi los videos. Y llegue al sex shop. Muy atenta la chica, y muy charlatana. Me conto que un tipo le rompe el culo porque la tonta de la mujer no se lo entrega. Dije sin quitarle la mirada.
-Laura, no te lo voy a negar. Si, cada tanto nos encontramos.
-Lo sé por el chat. También me dijo que solo le das por el culo. ¿tanto te gusta?
-Me gusta. No te lo voy a negar tampoco.
-Te quiero hacer una pregunta, pero contéstame con honestidad. ¿Si te doy el culo, la dejas a ella?
-Sin dudarlo. Te amo, y tenemos un sexo genial, solo…
-Que no te doy el culo. Bueno. ¿Te puedo proponer algo?
-Si, decime. Dijo Pablo dudando.
-La chica parece muy liberada, que le gusta todo. Invítala mañana a cenar. Quiero ver como le rompes el culo, pero no en videíto. Delante de mí y después te voy a dejar que me lo rompas, delante de ella.
-Laura, ¿vos querés hacer un trio?
-No dije eso, dije que nos rompas el culo a las dos. Si pasa algo más… veremos…
-No lo puedo creer. No puedo creer lo que decís.
-¿Querés hacer lo que te propongo o que nos separemos? Dije acorralándolo.
-Lo que propones. Ahora la llamo.
-Entonces, si está libre, que venga. Aprovecha que estoy de tibia para caliente. Dije con una sonrisa.
Pablo la llamó y me dijo que en media hora llegaba. Me fui a dar una ducha y a ponerme una tanga nueva y una remera. Así estaba cuando ella llamó a la puerta.
-Hola Pablo. Dijo ella cuando entro.
-Pende, hola.
-Hola, dije apareciendo en el living.
-Vos estuviste el otro día en el local, me acuerdo bien. Dijo la chica.
-Sí, yo soy la tonta. Dije mirándola a los ojos.
La cosa es así: quiero ver como Pablo te rompe el culo, como te hace gozar, y luego que me lo rompa a mí. Ah, ojo que puede pasar cualquier cosa, cuando me caliento, me caliento en serio. Dije sin quitarle la mirada.
-Entiendo, no hay problema.
-Vamos entonces. Dije
Fuimos a nuestro cuarto y les dije que ellos empiecen. En el cajón de mi mesa de luz estaban mis consoladores y la crema. Ellos se quitaron la ropa y empezaron a besarse con todo. Yo me senté en la cama y los miraba. Por momentos le hubiese roto la cabeza a Pablo por como se besaba, pero me contuve. Ella le comenzó a chupar la pija y por los gemidos y la cara de él, lo hacía bien. Mi calentura subía, y me empece a tocar la concha por encima de la tanga. De inmediato estaba toda mojada.
Estuvieron un rato, hasta que él la puso boca arriba, le levanto las piernas y se la metió lentamente en el culo. La chica no paraba de gemir y decir cuánto le gustaba. Yo, muy caliente ya, busque el consolador pequeño en el cajón y me lo metí en la concha. Pablo me vio y abrió los ojos a más no poder. Yo me masturbaba mirando a mi esposo romper el culo de la pendeja. Debe haber calentado mucho a Pablo lo que me veía hacer porque cada embestida era tremenda. La chica no paraba de gemir y dar gritos de placer.
-Quiero ver de cerca. Dije
Y acto seguido, me puse como para hacer una 69 con la chica, pero de mi parte, era solo para mirar. Pablo ya no entendía nada. Entraba y salía con todo del culo de la chica. Yo, me daba en la concha con el consolador. La chica, primero mordía suavemente mis labios por sobre la tanga, la corrí y me empezó a chupar con todo.
-¿Te gusta lo que ves Pablito, querés que te la chupe yo? Le pregunté
-Me encanta verte así. Dijo y me puso la pija en la boca.
La pendeja era la primera mujer que me chupaba la concha y me encantaba. “Lo que me estaba perdiendo” pensé al tener un orgasmo producto de su lengua. Me volví tan loca que lo masturbaba y chupaba con todo. Él pobre no soportó escuchar mis gemidos y mis chupadas y me acabo en la boca. Me trague toda su leche.
-Pendeja, esto no terminó, ni siquiera empieza. Pablo, en mi mesa de luz hay otro consolador, y una crema. Damelos.
El me dio las dos cosas y me puse crema en el orto, ante la mirada de él y de la chica.
-Pende, sin dejar de chuparme y con mucho cuidado, me vas a meter este consolador en el culo, que yo me ocupo de vos. Dije y le di el consolador chico.
Yo metí el consolador grande en la concha de la pendeja, que dio un suspiro de placer. Ella empezó a enterrar el consolador chico en mi culo con mucho cuidado. Y agregaba crema al consolador cuando salía. Y no dejaba de chuparme la concha.
Ahora las dos gemíamos. Le dije a Pablo que se ponga delante de mí y cada vez más sorprendido vio como le empezaba a besar la concha a la chica, mordiendo su clítoris. La pendeja tuvo un orgasmo y seguimos como estábamos, dándonos con todo.
-¿Qué te parece la puta de tu mujer? ¿Te gusta verme así?
-Amo verte así.
-¿La cogemos entre los dos? Le dije con cara de degenerada.
No fue necesario repetirle, y con su verga casi totalmente parada, arremetió contra el culo de la chica, que dio un grito de placer al sentir su verga en el culo y mi consolador en la concha.
-¿Y pendeja, te parezco tan tonta? Le pregunté.
-Nada tonta, bien hembra sos. Me dijo.
Unos minutos después hice que Pablo se la saque del culo y me puse a chuparla para que este bien dura. Cuando la sentí a punto le dije:
-Ahora, te vas a poner detrás de mí y vas a hacer lo que te diga. Si no lo haces como yo te digo, terminamos en ese instante. ¿Entendiste?
-Si Laura.
-Bien, ponete.
Él fue detrás de mí y se puso de rodillas.
-Pende, ponele un poquito nada mas de crema en la pija, no mucho. Quiero sentirla bien. Dije y la pendeja lo hizo.
-Bien, ahora, apoya tu pija en mi orto.
Listo, ahora, enterrala Pablo, date el gusto, enterrame tu pija en mi orto hijo de puta, quiero sentirte bien adentro de mi orto.
Pablo empezó a empujar suavemente y desato mi enojo.
-Sos pelotudo o te haces, te dije que me hagas caso o se termina esto. Cuando digo enterrala es enterrala, no “métela suavemente mi amor”.
De pronto sentí como la entraba totalmente, tomándome de la cintura., y algo que se desgarraba en mi orto. Grite de dolor y de placer. Él se quedó quieto.
-Ahora, sí. Rompeme el orto hijo de puta, cogeme bien cogido el culo. Y que no tenga que repetírtelo.
Pablo se puso a bombear con todo, respiraba con todo, parecía un toro enfurecido. Yo, con el consolador más grande, le daba con todo al culo de la pendeja, que me chupaba la concha sin parar.
-Que bien que me siento, como me gusta esto, y amo que me rompas el culo mi amor. Empieza una nueva era mi vida. Dije en medio de orgasmos.
Estuvo un rato bombeando y le pedí que me acabe en el culo. Se masturbó un poco y la enterró hasta el fondo. Di un grito y tuve un último orgasmo (por el momento).
-Que te la chupe y te la limpie. Le dije a Pablo mientras me levantaba.
Me puse de rodillas frente a Pablo, y nos dimos un beso tremendo. Los tres nos sentamos en la cama.
-¿Qué te pareció mi culo Pablito?
-Una locura mi amor, tal como lo soñaba. A vos ni te pregunto. Dijo.
-No, y espero que te queden fuerzas porque voy por otro buen polvo. Pendeja, sos increíble chupando.
-Gracias. Vos no lo haces nada mal. Voy a buscar algo a mi bolso. Dijo.
-Yo a buscar unas cervezas. Dije.
Volví al dormitorio y la pendeja tenía una simil pija de goma dura, de un tamaño monstruoso.
-Esta es mi noche, eso lo tengo que probar.
Ah Pablo. Si querés te dejo seguir dándole por el culo exclusivamente a la Pendeja, pero únicamente como hoy, los tres. Si ella quiere claro. Dije.
-Claro que quiero. Los dos son muy calientes.
-Hija de puta, claro sí.
-Pero ahora, quiero más. Pendeja, chupale la pija y ponela bien dura para mí.
La pendeja se puso a chuparle la pija y en minutos estaba bien erguida y dura. Yo me puse crema en el culo pero lo monté a Pablo metiéndome su pija en la concha y lo cabalgaba lentamente. La pendeja nos miraba y trataba de meterse el simil pija en la concha. Le costaba y su cara de dolor lo mostraba.
-Ponete al lado de Pablo y dame la crema. Dije.
Ella lo hizo y me dio la pija de goma. Le puse crema y le dije que levante y separe las piernas. Lo hizo y apoye la pija de goma en su concha, mientras cabalgaba. En una de mis bajada, la empuje con todo dentro de su concha. Ella dio un grito de terror y su cuerpo comenzó a temblar.
-Listo, ahora date con todo.
Pablo miraba azorado como la pendeja movía esa pija de goma. Tuvo un tremendo orgasmo y se lo saque. Me paré, separé la piernas y me lo empecé a meter en la concha. La pendeja miraba sin poder creer, lo mismo que Pablo.
-Dios, esto es enorme en serio. Dije volviendo sobre la pija de Pablo, pero ahora dándole la espalda.
-Par de hijos de puta, ahora me van a hacer gozar en serio. Pablo, quiero tu pija en mi culo, y vos pendeja, chúpame la concha, o lo que puedas, tetas, bésame, cójanme bien cogida.
Pablo me metió la pija en el culo y era tremendo tener esas dos cosas adentro. La pendeja, tomo el símil pija y me empezó a masturbar con todo mientras me chupaba las tetas. Era infernal el placer que sentía, estuvieron un rato hasta que Pablo no dio más y acabo en mi culo, haciéndome tener un orgasmo hermoso.
Tomamos una cerveza más y la pendeja se fue, dándonos un tremendo beso a los dos. Yo la acompañe a la puerta y la puse de espaldas contra la pared, le comí la boca y le metí dos dedos en la concha.
-Pende, paso en la semana por el negocio. Te quiero coger yo solita. Le dije.
-Te espero, y muy caliente. Dijo.
Se fue y volví a la habitación
-Ahora que estamos solos. ¿Hacemos el amor?
-Por supuesto.
Hicimos el amor, y fue hermoso. Luego nos dormimos. Yo estaba preparando el desayuno a la mañana cuando entro Pablo a la cocina.
-Buen día mi hembra total. Dijo.
-Hola mi macho. ¿Qué pasa, no vas a jugar al futbol?
-Laura, apenas me sostienen las piernas. No digas nada pero una tremenda yegua me hizo cogerla tres veces y después quiso que le haga el amor. Estoy hecho mierda.
-Eso te pasa por meterme los cuernos, boludo.
-Te amo, mi yegua.
Este relato en primera persona, es de una amiga que realmente se llama Laura que me pidió que lo publique para leerlo con Pablo. Por favor, sean amables con ella y dejen sus comentarios abajo. Quizás la animen que nos cuente otras experiencias.
Gracias Laura de mi parte. Gracias amiga.