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Me cogí a la mejor amiga de mi esposa
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Mi esposa suele reunirse siempre con dos amigas. Ross (su mejor amiga) y Liz. Liz es absolutamente prescindible para mí, no me resulta atractiva de ninguna forma. Ross es una cholita (como decimos en Perú), una mujer con rasgos predominantemente andinos. Tiene mucho dinero y se ha hecho múltiples pequeñas cirugías y arreglos, tiene un culo enorme y está muy propensa a engordar. Hasta donde sé, hace 3 horas diarias de gym y va por la segunda liposucción. No puedo decir que me guste, pero sí que me excita su rostro de mañosa.

Una tarde de sábado, mi esposa salió a almorzar con ellas. Yo me quedé en casa, tirado en la cama. Mis hijos estaban donde sus abuelos. Hacia las 3 pm volvió con ellas con un ron, Coca-Cola y hielo. Se pusieron a beber y conversar en la sala mientras yo veía tv sin nada más que hacer.

Hacía las 6 pm, mi esposa vino al cuarto y me dijo iría con Liz a comprar otro ron al supermercado, pues Ross se había quedado dormida. Mi esposa y Liz algo mareadas, supuse Ross igual. Entre ir y venir del supermercado, unos 20 a 25 minutos pues son pocas cuadras. Ni bien mi esposa salió, Ross vino a la habitación y me preguntó por el baño. Hay uno junto a la sala, ella lo usa siempre, así que me sorprendió. Tenemos otro privado en la habitación y cuando le iba a decir, por educación, que entre al mismo, se sentó en la cama.

Comenzó a decirme que mi esposa tenía mucha suerte con un hombre como yo y blablablá. Yo estaba acostado en short y un polo. Mientras me hablaba, cogió mi pierna. Era obvio lo que ella quería. Me dijo que siempre le parecí un hombre atractivo y entre sus halagos y su mano sobre mi pierna, se me erectó. Al darse cuenta, ella, sin mediar palabra me bajo el short y empezó a mamarla con frenesí, hasta con desesperación diría. Fue bueno, pero sus ansías no la hicieron una mamada memorable.

Tras unos minutos, ella misma, mientras me la mamaba, se había sacado el jean y una sensual y elegante tanga. De hecho, lo mejor de ella creo que fue la tanga, supongo importada y muy cara por los acabados y estilo. Se subió sobre mí y comenzó a cabalgarme, luego se puso en perrito y me dijo “cógeme con tu perra”, entendí que era una invitación a su culo. Lo ensalive con mis dedos, ella gemía y en una se la empuje, le entró sin ningún problema. Estuve bombeándola unos minutos, hasta que su ritmo y sus gemidos aumentaron, llegamos juntos.

Sin más palabras. Se vistió y se fue a la sala, donde supongo siguió haciéndose la dormida. A los muy pocos minutos entró mi esposa. Me dio un pico en los labios y me preguntó por Ross, le respondí “supongo sigue dormida”.

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