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Matrimonio convencional (II)
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Se llevaron a don Cosme, una vecina y amiga se quedó a cargo de Elvira.

Estaba empapado de semen de mi vecino don Cosme, lo notaba cómo caía piernas abajo, rápidamente fui a mi casa donde me esperaba Bea, seguro que impaciente esperando noticias frescas, y tan frescas, pensé avergonzado. En cuanto entré le agarré la cabeza con ambas manos y comencé a besarla con una lujuria inusual, mi lengua invadía todos los rincones de su boca, mordía sus labios carnosos. Bea no salía de su asombro, se dejó llevar tras los primeros segundos de verse inundada por tanta pasión, el beso se fue convirtiendo en húmedo y guarro. Amasaba sus pechos por encima del camisón, notaba cómo se le endurecían los pezones, estaba excitadísimo, duro como una piedra. Finalmente, se las arregló para apartarme de ella apartándome con las palmas de las manos sobre mi pecho.

-Ahhh, suspiró tomando aire, Pero, bueno, ¿pero, qué te ha dado? ¿Qué ha pasado ahí arriba? rio entre divertida y juguetona ¿Has bebido? Su voz sonaba alegre, intrigada y cachonda, alargó la mano para echarme mano a la polla, en ése momento me di cuenta que notaría la humedad de la corrida de Don Cosme, salté hacia atrás como un resorte.

-NO, espera, Amor mío, Tengo muchas ganas de ti, pero déjame ir antes al aseo, ve a la habitación y espérame, tengo ganas de hacerte un hijo.

-Hummm no tardes que me has abierto las ganas, dijo con cara lasciva mientras me daba la espalda para dirigirse a la habitación.

En el WC me apresuré en quitarme la ropa manchada, metí el pijama en el fondo del cesto de la ropa sucia (mi mujer no tocaba ahí, eso era cosa de la señora de la limpieza), los pelos de mi zona genital estaban secándose, podía notar el almidonado, la piel de toda la zona y de las piernas por donde había caído la abundante lefa creó una fina película que parecía pegamento para los vellos, mojé una toalla y limpié las zonas con agua, todas excepto la polla (que ahora, comparada con la de Don Cosme, me resultó más pequeña que nunca aun estando en su máximo esplendor), estaba impregnada, casi parecía que estuvo sumergida en semen desde la base hasta el glande. Una morbosa excitación se me había apoderado, la dejé sin limpiar, por alguna inexplicable razón me excitaba la sensación de follar a Bea así. Me resulta inimaginable que algo así se me hubiera ocurrido antes de ésa noche, pero un potentísimo estremecimiento morboso me invadía, no podía ni quería parar, sencillamente era más fuerte que yo. Salí desnudo, con la polla apuntando al techo, mis 14 cm de longitud y 3 de grosor estaba en todo lo que daba de sí, una gota de líquido preseminal brillaba en la punta. Estaba preparado, hoy podría ser el gran día.

Bea estaba tumbada en la cama, con el camisón arremangado hasta casi la zona genital, boca arriba, la pierna derecha estirada y la izquierda ligeramente flexionada por encima de la otra en la misma actitud de siempre, de recato, de doncella casta entregada al sacrificio de la concepción, ambos brazos descansando sobre la almohada a la altura de su cabeza, la mano izquierda caía por detrás, se mordía sensualmente el índice de la derecha mientras miraba pícara con la cabeza ligeramente ladeada, -holaaa, amor, veo que estas tenías ganas verme, tu soldadito está…muy firme. Me tumbé a su lado, no quería hacerlo como siempre, (llegar y meter sin preliminares) me apetecía disfrutar y alargar este momento, disfrutar de una magnífica hembra de 34 años (que era los que tenía por entonces). Comencé a acariciar su cuerpo de arriba abajo, pasé mi mano por la zona superior de sus torneados muslos, apretados entre sí para evitar intrusión, su poblado vello púbico sobresalía por las braguitas blancas, subí por su ombligo y barriguita lisa hasta llegar a sus preciosos pechos, no abundantes, pero con grandes areolas rosadas y pezones duros y prominentes. –Jijiji me haces cosquillas, venga ven mí que quiero aprovechar este momento, me dijo mientras tiraba de mi brazo retirándolo de sus zonas erógenas para situarme entre sus piernas.

-Pero, mujer, déjame disfrutar de este cuerpazo que tienes, siempre lo hacemos igual, pero hoy me apetece disfrutarlo, hacerlo más lento, añadir más juego, anda, déjate llevar.

-¿Cómo dices?, se giró encarándome, ¿Es que no disfrutas conmigo? Su expresión se oscureció, temí haber roto la magia del momento.

-Nooo, para nada digo que no disfruto contigo, me excita sólo verte así, como ahora, eres la mujer más sexy que conozco, me gusta notar cómo disfrutas es mi mayor pasión.

-Hummm, te creo, eres un sol, pero ¿sabes lo que más me pondría? Me dijo cargando su máxima expresión de lascivia y perversión, -que hagas lo que te pido, anda, amor, dijo despojándose de sus braguitas, aprovechemos la firmeza de tu…eso, dijo señalando con el dedo a mi polla, para darme placer y… un hijo.

-¡Polla! Bea, se llama polla, le dije algo molesto mientras, entre sus piernas, apuntaba mi polla a su coño. Puedes decirlo, estamos los dos solos.

-Mmmm tonto, jijiji no seas cochino, sabes que no… Ahhh, soltó mientras notaba cómo mi polla atravesaba la mata de pelo y se posicionaba en la entrada de su chorreante coño. Sus caderas se movían buscando la penetración completa, tenía un coño apretadito, lógicamente hecho a medida para la única polla que entró.

-Amor mío, estamos solos, en la intimidad, podemos ser y decirnos lo que queramos. Aún no le había metido la polla –hoy me apetece ser muy cochino, notar cómo mi polla se mete en tu coño y disfrutarte como si fueras una…una… ¡Puta! Cuando dije esto último la ensarté, estaba chorreando, se deslizó dentro como cuchillo en mantequilla. Un profundo gemido inundó la habitación –Ahhh. –Ahhhh ¿Quieres que sea una… ¡Puta!? Ahhh. La palabra “Puta” había salido de su boca a la par que un gemido profundo y gutural, mi polla apenas friccionaba con las paredes de su vagina, me arañaba la espalda y me clavaba las uñas en las nalgas, quería sentir mi polla bien adentro, ese ritmo de sus caderas era nuevo para mí, salvajes, de alguna manera había activado un interruptor que la estaba desatando.

-Siii, Bea, eres mi ¡PUTA!, mis empujes eran lo más profundos que podía, apenas podía sacarla por la presión que ejercía en mis nalgas, era ella la que se restregaba contra mí con el movimiento circular de sus caderas. Ahhh, ¡joder! Te voy a usar cuando me apetezca, quizá te preste a algún amigo para que te folle también. Me vine arriba y solté lo primero que me vino a la cabeza.

Bea me miró, los ojos abiertos de par en par, la boca abierta emitiendo gemidos desmesurados a cada empuje de mi cuerpo sobre el suyo, ahhh, su rostro desencajado, sin duda estaba disfrutando. Parecía sorprendida de estar sintiendo tanto goce, tensó cada músculo de su cuerpo, encajándose con el mío, una fuerza impropia la apoderó, se liberó en un orgasmo exhalando en un gemido todo el aire que había tomado de la habitación.

-Ahhh, SIII. ¡¡Dios!!

Por primera vez desde que nos conocimos su orgasmo fue lo primero que ocurrió, siempre pedía mi semen para después correrse exprimiéndome la polla llegando al orgasmo con él dentro.

Se desplomó, mi polla se salió chorreando jugos, sus jugos y los restos de Semen de Don Cosme diluidos, seguía con la polla durísima, pero no quería follarmela así, semiinconsciente, me aparté a un lado, boca arriba, tomando aliento. Poco a poco se fue recobrando, relajada y con cara de felicidad giró hacia mí.

-Ufff, ha sido increíble, me has hecho ver las estrellas.

-No he hecho nada, tú lo has hecho todo

-Oye, pero no te has corrido, creía que lo hiciste mientras, ya sabes jijiji me pasó su mano derecha por el abdomen hasta llegar a la polla. –Uy, ¿Pero qué tenemos aquí? Parece que alguien necesita una descarga. Lentamente subía y bajaba la piel de mi pene, de arriba abajo, alargaba mi eyaculación parando de vez en cuando. -Mmmm, dijo ronroneando cariñosamente, eso que me has dicho… Dijo acariciando con sus uñas el tronco de la polla. Sabes que no soy así.

-Ahhh, sigue, por favor, dime cosas, estoy a punto,

-Mmmm, yo quiero que estés siempre conmigo.

-Siiii, Siempre estaré, Ahhh aunque fueras mi puta.

-¿Estarías ahí viendo cómo me folla otro hombre? ¿Eso te gustaría?¿No te pondrías celoso?

-Ahhh, si lo imagino ahora me pone a mil, ver cómo disfrutas es lo que más deseo Ufff

-Mmmm amor, sabes que no soy así, pero si yo una puta, ¿Qué sería mi maridito querido?

-Un consentido

-Serías un CORNUDO CONSENTIDO.

-joder, joder, joder, Bea, ahh, sii. Una corriente eléctrica me recorrió el cuerpo de arriba abajo. Fue la mayor y más intensa sensación de placer de mi vida, mi mujer dejó de mover la mano en el momento que notó la primera descarga, tiró de la piel hacia abajo manteniéndola así presionando la base, con la palma hacia abajo sosteniendo la polla en el hueco que se forma entre pulgar e índice, el semen cayó todo a lo largo del tronco de la polla, como lava volcánica, mis espasmos no alcanzaban a provocar la descarga total, el placer de la eyaculación se mezclaba con el deseo de que continuara pajeándome hasta exprimirme la polla, Bea la sujetaba con dos dedos apretando la base, mirando cómo salía la lefa. No fue ni el 10% de la cantidad de semen que soltó Don Cosme, aunque bastante bien para la cantidad que suelo eyacular.

-Mmmm ¡Uy! Vaya, vaya, no me has aguantado nada jajaja.

-Ufff Ha sido, ha sido… no sé, especial. Joder, Bea, has dejado de mover la mano en el mejor momento.

-Lo sé, aun así has eyaculado bastante. Mira, dijo señalando mi polla con la mirada, otras veces se te baja al instante, ahora mantiene algo de dureza jeje.

Su mano llena de semen todavía sujetaba mi polla rígida por la base, absorta en sus propios pensamientos la soltó y se limpió los restos de semen en mi abdomen, haciendo pasadas hasta dejársela casi limpia. Por momentos parecía querer decirme algo, finalmente decidió dejarlo así.

-Bea, cariño, aún podría, podríamos, no sé, aprovechar que…dije señalando la polla.

-Andrés, amor mío, respondió dándome un beso en la mejilla y sopesando la bolsa de mis huevos, dejemos que la fábrica vuelva a poner la producción a tope para otra ocasión, con esto no se puede hacer nada, señaló el semen por mi abdomen y bajo vientre, a ver si para entonces…

Me avergonzó que me lo dijera así, a pesar de eso mi polla se endureció y palpitó. Miró mi polla y a mí alternativamente.

-Pero, mujer… al menos podrías volver a aliviarme, parece que no ha salido todo, jajaja, dije en tono de humor, pero con ganas de volver a correrme con sus manos.

-Ya has tenido bastante por hoy, así tendrás más ganas para la próxima.

-Cariño, dije con cara de perrito abandonado, ya sabes que si tengo ganas me pongo muy pesado detrás de ti, sobándote empalmado. Sino, lo hago yo mismo, amenacé llevando mi mano a la polla aun pringosa.

-¡Te lo prohíbo! Se giró de inmediato hacia mí con cara de enfado real, ¡Ni se te ocurra! Si veo que no puedes más ya me encargaré yo, ahora levántate, te lavas y vamos a dormir –¡Vamos!, dio por zanjada la cuestión dándome un par de golpecitos cariñosos en la pierna con el dorso de la mano.

Me di una ducha, cuando llegué a la cama estaba en su lado derecho de la cama, de lado, las piernas recogidas con el culo hacia mi lado. El raso del camisón, aún arremangado descubriendo las piernas y la parte inferior de su culo, se adaptaba a la curva de su cuerpo, por cierto, un camisón que no se quitó en toda nuestra sesión de sexo, algo habitual por otra parte.

Me tumbé tras ella, haciendo la cucharilla, mi polla reaccionó al instante, sintiendo la cercanía de su culo. En un gesto inequívoco echó la cadera hacia atrás al notar mi polla y ronroneó girando la cara. –Mmmm Buenas noches, amor mío, descansa. Le di un beso en los labios de buenas noches. –No sé si podré dormir, jeje, dije punteando con mi polla su culo. Me ignoró, no me atreví a masturbarme para no provocar su enfado, finalmente pude dormirme tras un par de horas de resituarme la polla 100 veces y pensar en todo lo que había pasado esa noche.

A la mañana siguiente me desperté con una sensación extraña de vergüenza y arrepentimiento, Bea ya se había levantado, podía escuchar el trajín en la cocina. Cuando llegué estaba atareada haciendo tostadas y café, entré en la cocina con temor a su reacción.

–Buenos días, dormilón, ¿No pudiste dormir bien anoche? Jajaja.

-No tan bien ni tan rápidamente como tú, no pasaron ni diez segundos y ya estabas roncando jeje

-¡OYE!, yo no ronco, dijo fingiendo enfado. Venga, desayuna que hoy hemos quedado en ir a casa de mis padres. Era su forma habitual de dar por zanjada cualquier conversación que no fuera la que ella marcaba como “de interés”. Creí poco oportuno sacar forzadamente el tema.

La comida en casa de sus padres fue como siempre excepto que vi a Bea más suelta, alegre, sin evitar el acercamiento del gilipollas de mi cuñado, siguiéndole las bromas y lanzándome miradas de complicidad de vez en cuando. Me cabreaba ver cómo mi cuñado se lanzaba al ataque hacia mi mujer sin que ella rechazara las insinuaciones ni los acercamientos, me humillaba. Bea me lanzaba miradas cómplices y sonrisas que me hacían pensar que estaba controlando la situación, cuando en mitad de unas de eso arrimos o toqueteos, que el gilipollas simulaba inocentes, fijaba su mirada en mí, un pellizco me retorcía el estómago, quería que lo mirara mientras se acercaba a mi mujer, mi expresión de odio no parecía más que motivarlo para seguir haciéndolo. Bea también se dio cuenta, no hizo nada para evitarlo y me miraba, brillaba con luz propia. Estaba increíblemente atractiva.

En el coche de vuelta a casa le acariciaba el muslo, la deseaba, y ella lo notó, cada vez que intentaba llegar más arriba del encaje de las medias me detenía, con gesto firme. –Amor mío, no es tu momento. Agarró mi polla para notar la dureza de mi polla. -Mmmm alguien se ha puesto tenso, mi chiquitín se ha puesto malito jajaja, anda, conduce y no te distraigas. Por la noche intenté de nuevo follar, me esforcé en que notara mi polla dura en su culo, me veía otra noche en vela esperando, debía intentar algo. Desde detrás entre susurros comencé a hablarle.

–Vamos, cariño, estoy con muchas ganas desde anoche.

-Ah, ¿siii? ¿Y eso? Preguntó con tono de falsa intriga, respondió también susurrando.

-Anoche me gustó mucho ver cómo te corrías, me puedo volver adicto a eso, ¿sabes?

-Mmmmm ¿Tanto te gusta?, pero sabes que queremos tener un hijo, no sólo es sexo.

-Hasta que te quedes embarazada podríamos disfrutar ¿No te parece?

-Mmmmm. La verdad es que estuvo muy bien. Ronroneaba restregando su culo por mi polla.

Pasé la mano por delante, rocé sus tetas, tenía los pezones duros.

-Cariño, yo también deseo tener un hijo, sería capaz de lo que fuera, sueño con ello, de hecho anoche, mientras intentaba dormir, fantaseaba cosas muy… raras, por decirlo así.

-¿Qué imaginabas?

-No sé, no puedo contártelo, me avergüenza haber… fantaseado cosas tan…

-Vamos, cuenta.

-No, no puedo.

-Venga, si me cuentas quizá…Ajustó más su espalda, la cadera se movió buscando la dureza de mi polla y me ofreció su cuello y el lóbulo de su oreja.

Joder, la muy… sabía cómo y cuándo ponerse melosa para conseguir lo que quería, no podía pensar con claridad, todo mi sistema circulatorio estaba concentrado en mi polla.

-Bueno, verás, comencé titubeando, eligiendo las palabras correctas. –Pensaba que hasta donde estaría dispuesto a llegar para que te quedaras embarazada. Si mis espermatozoides no sirven y la fecundación “in vitro” no podemos pagarla… Hice una pausa que alargué.

-Sigue

-Anoche se me fue un poco la olla, me encendí y dije cosas que después repasé imaginando situaciones…fantasías; tú, mi gusto por verte disfrutar, otros hombres, sexo, inseminación, lo mezclas todo y… bueno.

Giró de inmediato el torso y la cabeza, enfadada

-¿¡Cómo!? ¿Qué me estás diciendo?

-No, nada, son tonterías. Un sudor frío me recorrió el cuerpo de arriba abajo.

Podía notar su mirada a pesar de la poca luz de la habitación.

-Pero, ¡Qué pasa contigo! ¿¡TU ESTÁS LOCO!?

Ostras, la he cagado, me sentí perdido, acorralado. Pues de perdidos al río, pensé

-Espera, cariño, déjame que me explique, le supliqué llevando mi mano a su rostro para acariciarlo. Como era de esperar me rechazó. –Cariño, imaginar o fantasear no es lo mismo que hacer, la mente va por libre, ayer pasamos un rato magnífico, introdujimos algo nuevo en el sexo y fue genial, supongo que tiene que ver con eso, innovar, ganar en comunicación y complicidad, quizá hayamos entreabierto una puerta que estaría bien explorar, nada más.

-Nada más y nada menos, o sea que hacemos algo un poco diferente y a ti se te va la cabeza imaginando no sé qué cosas raras ¿Tú ves normal eso que me dices? Su tono bajó varios enteros, se volvió más suave, dialogante.

-No, no lo veo normal, tampoco entiendo cómo se me ha podido ir la cabeza, disculpa si te ha molestado, no me lo tengas en cuenta, por favor, eres mi mujer, te quiero y deseo compartir contigo todo, hasta mis pensamientos más raros.

Pasé mi mano por su nalga acariciándola, ella se posicionó de nuevo como estaba de espaldas a mí con el culo en pompa, se estaba dejando hacer. Mi polla segregaba líquido preseminal, notaba mis slips manchados, sin volverse hacia mí me palpó con su mano, la metió dentro y bajó la piel de la polla iniciando la paja. Vi la oportunidad, subí algo más el camisón, le bajé las bragas y busqué su raja, para mi sorpresa estaba muy lubricada, en algún momento de la conversación se puso cachonda, aún me puso más excitado, rápidamente me bajé los slips y acerque la polla encajándola en la entrada de su encharcado coño.

-Mmmm esto está muy duro, qué pasa, ¿Se ha puesto cachondo mi chiquitín? Jijiji.

-Siii, ojalá tuviera la polla más grande y gruesa, como las que se ven por ahí, y te inundara de semen fértil.

-Mmmm, Si, estaría bien.

De un empujón le metí toda la polla de golpe, estaba tan lubricada que absorbió mi polla nada más encajarla. –Ufff ¡Joder! Bea, me tienes a mil, estoy que no puedo más desde ayer Ahhh, no puedo prometerte que vaya a durar mucho, le dije mientras bombeaba una y otra vez con fuerza hasta notar el tope de sus nalgas. Bea se bajó por completa las braguitas y pasó su pierna izquierda por encima de las mías encajándose aún más, estaba claro que deseaba que se la metiera lo más profundo que pudiera. Por supuesto colaboré para que así fuera. -Bea, estás buenísima, te amo y siempre te amaré, pase lo que pase estaré ahí para ti.

-Ahhh, Siii, ¿Siempre?

-Ahhh Siii Siempre contigo, soy tuyo.

-Mmm ahh, ¡Córrete! ¡JODER! Quiero sentir tu leche, ¡Préñame!

Fue casi inmediato, aceleré el ritmo de mis embestidas y solté tres lefazos dentro, lo más profundo que pude bufando como un toro ahhh, ahí va, ¡JODER! Bea No dejó de mover su culo en todos los sentidos hasta que mi polla se salió flácida y chorreante, no había conseguido correrse, así que, introduje el dedo corazón de mi mano izquierda en su coño encharcadísimo, de sus flujos y mi corrida, lo moví en todas direcciones, sobre todo incidiendo en su punto G. Boca arriba, abierta completamente de piernas, gemía ahora con más fuerza. –Mmmm Cómeme la teta, estoy a punto. Se la succioné y mordí con fuerza, el pezón sobresalió aún más duro, me apretó con fuera la cabeza y cerró las piernas aprisionándome la mano hasta hacerme daño, las convulsiones de su orgasmo la recorría de arriba abajo como si le hubiera dado un ataque epiléptico, al menos estuvo 30 segundos así mientras yo la miraba encandilado, disfruté viéndola correrse así, con la cara desencajada de placer.

-Ufff, me has dejado muerta, dijo derrengada.

-Es que tengo dedos mágicos jeje, siempre a tu disposición.

-Mmm es bueno saberlo jajaja

El aroma a sexo inundaba la habitación, ni siquiera nos levantamos para lavarnos, giró su cuerpo y apoyó su cabeza en mi pecho, dormimos como benditos.

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