—Estoy abajo. El mensaje que le escribí a Matías para avisarle que había llegado a su departamento y ahí nos vimos por primera vez. Matías me escribió para decirme que le gustaba mi perfil y quería salir conmigo porque soy acompañante.
El quería salir ese día pero yo había llegado de viaje y estaba cansada. Asique arreglamos para el viernes. Llegué, le avisé que estaba abajo. Me abrió y lo vi. Morocho, pelo medio larguito con un rapado en los costados, barba y más o menos 1,65 de altura.
Me saque el buzo, le pregunté si me podía sacar las zapas (amo estar descalza). Me dio agua, porque vive en el 4 piso aproximadamente por escalera y estaba cansada jaja. En fin, cruzamos algunas palabras, el muy amable. Lo miré y le pregunté, ¿Qué hacemos? El se acercó y nos chapamos.
Debo confesar que nunca beso clientes, es la regla número uno que no debo romper porque los besos son sentimentales me dijo alguien. Pero él me buscó la boca y le respondí de la manera que sé, envolver otra boca con mi lengua. Matías tiene una boca que saliva, que devora, una boca húmeda y una lengua muy caliente, esa boca hambrienta me sedujo por dos horas. Me hechizó, me saco la remera y esa boca me llevo al sillón y a mí juego me llamó. Me besó el cuello, las tetas y me arrodillé, no aguanté. Se la chupé, me la morfe toda…
Empecé por la punta, cómo me gusta a mí, lamiendo, generando pequeñas succiones… Él sin duda estaba caliente, es difícil en este momento poder recordar sin apretar las piernas y contraer los muslos. Y del sillón fuimos a la cama, colchón en el piso porque así me gusta, evitamos molestar con ruidos a los vecinos y menos mal que lo hicimos. El quería que suba pero yo escondía un secreto, había pasado muchos años sin penetración, quería sacarme esa idea de dolor que rondaba en mi cabeza y creía que sería mejor decirle que el esté arriba mío y que me lo haga despacito.
Él sin dudar obedeció, me acosté boca arriba, se puso el forro y empezó suave, despacio, justo como se lo pedí, sentía como él entraba dentro de mi suave, intenso. Su pija estaba muy dura, entraba y salía haciéndome gemir más y más. No quería que la saqué y me volvía a mojar, una y otra vez. No les puedo explicar cómo sentí, uff me sentía una puta hermosa, Matías me estaba cogiendo increíble. Empezó suave e iba subiendo el ritmo. Hicimos una pausa para tomar algo, teníamos sed y no solo de sexo…
Luego de hidratarnos, me subí arriba de él y no tengo palabras para describir como me mojé, me empapé toda. El chabón me llevo hasta el cielo con todo su cuerpo, me hizo gozar como una hija de puta y me cogió como me lo merecía. Fue increíble el buen uso de ese tiempo que nos dimos, me encantó. Él me preguntó: ¿Qué querés hacer vos? – Decime. Yo no tenía idea pero dije: me voy a poner en 4.
Él se dedicó a complacerme y a hacerme sentir bien, me cogió como no pensaba. Me volvió loca. Nos reímos, charlamos de boludeces y después, simplemente me la puse en la boca y él me dio toda la leche. Me vestí, me pagó y le dije: -Debería pagarte yo a vos y me fui.
A los 3 días, recibí un mensaje que decía: Hola, ¿cómo estás? Si tenés libre el sábado podríamos vernos. Definitivamente algo hice muy bien…