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Masaje tántrico (3)
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Otra vez por acá para contarles otra historia sobre mis aventuras en el salón de masajes. Esta vez me sentía más aventurero y quise probar el masaje tántrico a cuatro manos. Escribí al WhatsApp del salón y pregunté directamente por Alexa, me respondió que si estaba disponible y pregunté si ella hacia el masaje a cuatro manos. Me dijeron que le consultarían. Unos minutos después me respondieron que sí y pregunté qué otras masajistas podían hacerlo con ella, volvieron a dejarme en espera, imagino que le consultarían con quien lo podía hacer. Al rato me respondieron que Alexa les había dicho que ya tenía a la chica en mente. Pregunte si tenían foto y me mandaron la foto de una chica muy guapa, con bonito cuerpo, blanquita. Me dijeron ella es Brenda, es colombiana. Acepté de inmediato y separé mi cita. Me dijeron, el costo es de 200 soles, les dije que no había problema. Me dijeron que tendría que ser al día siguiente a las 9 am. Acepté.

Al día siguiente volví a encontrarme frente al local y llamé, esta vez me respondieron que aún no llegaban las chicas y si podía esperar un poco, les dije que sí, que no había problema y comencé a caminar por el lugar, entraba a tiendas sin saber que buscar, miraba por mirar. Cuando salí de una de ellas, vi a Alexa llegar. Estaba vestida con un leggins negro pegado que hacía resaltar su hermoso culo y un top pegado a esas grandes tetas que dejaba ver su plano abdomen. La vi entrar y volví a llamar. Me contestaron y les pregunté si ya habían llegado, les dije que, por favor, quería sentarme. Me dijo que había llegado una de ellas y que ya me abrirían. Me abrió Alexa. Entré y se sorprendió al verme.

– Hola papi, tanto tiempo, pensé que no te había gustado y me habías cambiado por otra – me dijo sonriendo.

– No, ¿cómo crees? Sino que he estado un poco ocupado con el trabajo y no he tenido tiempo – dije mientras me acercaba y le pegaba mi cuerpo al suyo. Quedé frente a su cara y me atreví a darle un beso en los labios. Me lo acepto.

– Mi amor, sabes que no se puede, pero por esta vez te lo dejare pasar. – me dijo guiñándome el ojo. – siéntate, esperemos un ratito que llegue mi amiga.

Me senté sonriendo, empezamos a conversar, de cosas cotidianas, me pregunto qué hacía, yo a ella cuanto tiempo tenía haciendo esto. Cosas normales. Como a los 10 minutos llegó Brenda. Venia vestida con una minifalda pegada, se le notaba un culo casi tan rico como el de Alexa. Tenía una blusa corta con el escote abierto que dejaba mostrar un poco las tetas con un sostén rosado. La imagen era divina.

– Hola – me saludó con un beso en la mejilla y un abrazo un poco distante, también saludó a Alexa, pero más cariñosamente – disculpen la demora, el tráfico – se disculpó.

– No te preocupes, valió la pena la espera – le dije sin cortarme mientras la miraba de arriba abajo sonriendo.

– Uy papi, veo que vienes envalentonado – bromeó Alexa.

– Disculpa el atrevimiento, pero vengo imaginando esto desde ayer – dije sonriendo.

– Bueno, manos a la obra entonces – dijo Alexa, mostrándome el pasillo – ya sabes dónde está todo y que tienes que hacer, nosotras nos alistamos y esperamos que nos avises.

– Ok – dije y me fui.

Entré al cuarto, todo estaba igual que antes, me desnudé y me acosté boca abajo.

– Preciosas ya estoy listo – dije sin pensar.

– Ya mi amor, ahorita vamos – respondió Alexa – nos estamos poniendo sexys para ti.

Esperé unos minutos pensando en lo que me había dicho Alexa cuando le pregunté por Brenda mientras la esperábamos en la salita.

– Y ¿quién es la chica que vendrá? ¿La conoces mucho tiempo? – pregunté.

– Se llama Brenda – comenzó a contar – es una chica que conozco hace unos años, también es masajista, es muy buena y nos llevamos muy bien, sabes que para este tipo de masajes es bueno que nos conozcamos y nos llevemos bien, así se hace mejor el masaje y es más placentero.

– Ah ok – atine a responder – y ¿ya has hecho este tipo de masajes con ella?

– Si – respondió – un par de veces. Y la verdad que fue muy excitante. También lo he hecho con otras chicas, pero no es lo mismo. Si no hay confianza, no sale tan bien.

– Y ¿ella es así tan “suelta” como tú? – se me ocurrió decir, sin encontrar mejor palabra.

– ¿“Suelta”?? te refieres a ¿si es tan zorra como yo? – dijo riendo.

– Bueno, no quería decirlo de esa forma, pero si – bromeé también.

– Si, las veces que lo hemos hecho, no se ha cortado con nada – respondió – pero déjame llevarla yo, para que entre en confianza. ¿Hoy trajiste plata para los extras? – me preguntó mientras sobaba mi pierna.

– No – dije con pena – esta vez solo quiero el masaje como sabes hacerlo tú. Pero uno de estos días si te voy a pedir para hacer de todo.

Después de haber escuchado eso, yo estaba a mil, ya quería que llegue y cuando llegó, me puse peor, al ver lo buena que estaba. Quería que empiece ya. Estaba a mil.

Al rato se abrió la puerta y entraron este par de bellezas, despampanantes, ambas con ropa interior sexy, se veían divinas. Eran muy parecidas físicamente, salvo que Alexa era morena y Brenda más blanquita. Además, Brenda era más bonita de cara. Alexa era guapa, pero Brenda era hermosa.

Se pararon detrás de mí y pusieron música, comenzaron a hacer un pequeño baile juntas, se pasaban las manos por todo el cuerpo. No me pude contener y me di la vuelta.

– Disculpen, pero esto lo tengo que ver bien – dije al voltearme.

– Wow papi – dijo Alexa – ya vienes avanzado – dijo mirando mi pene erecto – habrá que poner un buen show entonces – dijo mirando y sonriendo a Brenda.

Brenda sonrió también, pero aún no decía nada. Parecía no entrar en confianza aún. Siguieron con su baile y poco a poco se iban acercando más. En un momento, estaban cara a cara y Alexa le hizo una seña con la cabeza, Brenda asintió y comenzaron a darse un beso muy ardiente mientras se sobaban las tetas y el culo. Parecía que se iban a poner a tirar en ese momento. No lo podía creer.

– Pensé que no se podía dar besos en la boca – solté sin pensar, cuando me di cuenta, temí que lo dejaran de hacer.

– Entre nosotras si pues papi – me sorprendió Brenda con voz de puta – pero si te portas bien te podemos incluir – dijo para mi sorpresa.

– Uy papi, ya se soltó la niña, no sabes lo que te espera – bromeo Alexa – y tú ya sabes que yo cumplo lo que prometo – dijo guiñándome un ojo.

– Bueno, no se diga más – atiné a decir – Uds. sigan en lo suyo, que yo me quedo acá obediente – bromeé.

Rieron y continuaron con su baile. Comenzaron a quitarse la ropa interior una a la otra. No podía creer lo que estaba viendo. Tenía a dos mujeres hermosísimas al frente mío, desnudándose una a la otra y besándose como locas, se masajeaban los senos, se los besaban. Luego Brenda se dio la vuelta, se inclinó un poco y Alexa comenzó a darle leves palmadas en ese culo hermoso. Se detuvieron y con la mano Alexa me hizo una seña para que me dé la vuelta. Iba a empezar lo bueno, pensé.

Se arrodillaron una a cada lado, por el espejo podía verlas a las dos, comenzaron a masajear mi espalda, mientras yo, sin perder el tiempo coloque mis manos en sus muslos. Ambas tenían la piel suave, pero los muslos de Brenda eran más grandes y duritos. Se sentía muy bien, siguieron masajeando toda mi espalda y mis nalgas. Yo seguía en sus muslos y trataba de llegar a sus nalgas, pero solo llegaba al borde. No me gustaba estar boca abajo, era más difícil verlas y poder tocarlas a placer. Un rato después, se inclinaron ambas y me frotaron sus tetas en la espalda. Lo hacían coordinadamente, ahí entendí a lo que se refería Alexa sobre conocerse bien. Se notaba que estaban en sincronía. Se sentía muy bien tener cuatro tetas frotándose en mi espalda.

Después de un rato, se levantaron y se pusieron encima de mis piernas. Sentía sus vaginas calientes y húmedas en mis pantorrillas. Después del baile que hicieron y lo calientes que estaban, pensé que seguro deben haber tenido un encontrón en algún momento. Comenzaron a frotarse en mis piernas, luego sus tetas se aplastaron en mis nalgas y sus manos frotaban mi espalda y el costado de mi pecho. Definitivamente el masaje a cuatro manos se sentía más completo, tener a dos mujeres masajeándome era espectacular, no dejaban ni un espacio sin tocar.

Siguieron así un rato, hasta que se levantaron y Brenda se sentó en la parte baja de mi culo mirando hacia mis pies, por el espejo podía ver ese hermoso culo. Alexa espero unos segundos para dejarme apreciar ese monumento y se sentó dándole la espalda a ella. Comenzaron a frotarse dejando mis nalgas entre ellas, se sentía delicioso. Un momento después, Brenda posó sus tetas en mis piernas, que ella misma había juntado, y Alexa se acercó a mi oído poniendo sus tetas en la espalda, me lamia la oreja y la mordía mientras ambas se frotaban por todo mi cuerpo.

– ¿Qué te parece bebe? – susurró en mi oído Alexa – te gusta mi amiga ¿no? Vas a ver que te lo vas a pasar genial con nosotras dos.

Yo estaba con la cabeza hacia un lado mirando por el espejo del costado como Brenda frotaba sus tetas en mis piernas, cuando de repente vi la cara de Alexa al costado de la mía. Acerco su boca a la mía y saco la lengua, lamiendo mis labios. Volteé más mi cabeza buscando su lengua, pero ya se había levantado. Seguían ambas sentadas encima mío, cuando sentí la mano de Brenda tocándome los testículos. Metió toda su mano debajo mío y me sobó la pinga con fuerza.

– Que rica pinga tiene el señor – dijo Brenda con voz calentona.

– Papi, ya la calentaste a la niña – dijo Alexa – ya se soltó.

– Y uds a mi preciosas – respondí excitado – estoy deseando tenerlas de frente para tocarlas toditas.

– Bueno date la vuelta entonces – dijo Alexa mientras se paraban.

Me di la vuelta y la imagen fue espectacular, las tenía a las dos, abiertas de piernas encima mío, ambas se abrían ligeramente los labios vaginales mostrándome sus conchitas cerca de mi cara. Solo podía sobarles las piernas y cuando trate de levantarme para sobarles el culo y tener más de cerca esas conchas, Alexa puso el pie en mi pecho y empujo.

– Tranquilo bebe – dijo – recuerda que te tienes que portar bien.

– Si mi ama – solté, sintiéndome estúpido al instante, ellas rieron y bajaron para ponerse nuevamente una encima de cada pierna.

En esa posición tenía una gran vista a sus tetas, no estaban a mi alcance, pero se veían hermosas. Comencé a sobarles los muslos mientras se frotaban en mis piernas. Sentía sus húmedas vaginas mojándome los muslos, luego vi que se besaban, se metían las lenguas dentro de la boca y se tocaban las tetas. Era increíble.

Fueron bajando sin dejar de besarse hasta que sus caras llegaron a mi pene, se separaron y comenzaron a pasar sus lenguas por los costados de mi pene. Alexa lo agarro y lo comenzó a sobar, Brenda me sobaba las bolas. Estaba en el paraíso. Sus tetas se sobaban en mis muslos y sus conchas quedaron a la altura de mis pies. Comencé a mover mis dedos y traté de tocar sus conchas con mis pies, era incomodo, pero podía sentir lo mojadas que estaban. Luego volvieron a levantarse, y se colocaron una a espaldas de la otra, estaban otra vez Alexa frente a mí y Brenda dándome la espalda. Colocaron mi pene entre ellas, de tal modo que quedaba atrapado entre sus nalgas, comenzaron a moverse, de atrás para adelante.

Con Alexa de frente, aproveché la situación y comencé a sobarle las tetas, estaban tan ricas como las recordaba. Mi pene seguía prisionero entre sus nalgas, sentía que me quería venir, pero quería seguir disfrutando. Brenda me frotaba sus tetas en los muslos. Alexa tomo una de mis manos, se la llevo a la boca y lamio mis dedos, seguía masajeándole una teta con la otra mano. Hasta que Alexa comenzó a bajar mi mano y la llevo a su concha para que le frote el clítoris. Comencé a frotarle la concha, estaba mojada. Seguían moviéndose, y Alexa se acercó a mi oído.

– Que rico papi, ¿te gusta? – susurró Alexa, mientras Brenda seguía frotándome sus tetas – primer premio bebe – dijo mientras me daba un beso muy caliente en la boca, introducía su lengua y masajeaba la mía.

Se levantaron ambas y se pusieron una a cada lado mío, ambas comenzaron a masturbarme suavemente mientras yo metía dos dedos en la concha de Alexa, ella gemía y Brenda tomó mi mano y la puso en la entrada de su vagina. Comencé a meterle dedo a ambas, gemían y para mi sorpresa, Alexa acerco su cara a mi pene y comenzó a metérselo en la boca, que rico mamaba, se sentía como mojaba todo el pene y lo succionaba, Brenda que, al parecer aun no entendía los límites permitidos, parecía que veía lo que hacía Alexa y trataba de hacer lo mismo o algo parecido al menos. Se acercó a mí y me comenzó a besar en la boca, besaba mejor que Alexa. Estaba yo, acostado con dos hermosas mujeres, metiéndoles dos dedos ya en las conchas, una de ellas me chupaba la pinga y la otra me estaba besando la boca,

– ¡Oh por dios! Esto es el paraíso – solté completamente agitado por la excitación, apenas Brenda dejó de besarme – van a hacer que me venga.

– Ya papi, deja salir toda tu lechita – dijo Alexa sacándosela de la boca y masturbándome con más fuerza.

Brenda comenzó a masajearme los huevos, con una mano y la otra me sobaba el pecho. Alexa me masturbaba con una mano y la otra también sobaba mi pecho. Yo seguía jugando con sus conchitas. Ellas gemían. Hasta que ya no aguanté más y dejé salir todo, se asombraron de la fuerza con la que salía, y la cantidad era gigantesca.

– Papi, cuanta leche – dijo Brenda – si sigues moviendo esos dedos, seguro que nos venimos nosotras también.

– Lo que Uds. ordenen – comencé a acelerar los movimientos de mis dedos, sentía como se contraían y se mojaban más.

– Si– gritó primero Brenda – que rico, me vengo.

Mojó toda mi mano y se desplomo a mi lado. Alexa seguía gimiendo, pero se levantó, pensé que ya no querría seguir, pero para mi sorpresa y la de Brenda, se arrodillo encima de mi cara.

– Segundo premio papi, chúpamela hasta que exploté – me dijo totalmente excitada, yo no lo podía creer, pero ni lo pensé dos veces y comencé a lamer. – que rico, sigue papi, sigue.

– Esto se descontroló un poquito ¿no creen? – dijo riendo Brenda. Aun agitada por su corrida.

Seguí lamiendo hasta que sentí como ella movía sus caderas frotando su concha con mi cara. Le apretaba las tetas mientras la lamia. Brenda me comenzó a limpiar la pinga con pañitos húmedos. Toda esta excitación hizo que se me vuelva a poner dura.

– Bueno, ya que están distraídos por ahí, probare esta pinga que ya se puso dura – dijo Brenda mientras se la metía en la boca.

– Si papi, ahí, ahí, me vengo – gritó Alexa mientras me embarraba la cara con sus jugos.

Se recostó a mi lado, abrazándome, con sus tetas apoyadas al lado de mi pecho. Brenda dejo de chupármela e hizo lo mismo que Alexa. Estaba acostado, abrazando a dos bellezas, completamente desnudas, satisfechas, agitadas. Yo no podía contener mi erección. Ambas tomaron mi pinga en sus manos y comenzaron a masturbarme, mientras pegaban sus tetas a mi cuerpo y comenzaron a besarme en la boca. Se turnaban o intentábamos el beso de a tres, un poco incómodo, hasta que simplemente sacamos nuestras lenguas para lamernos. Fue demasiado para mí y me vine de nuevo. Esta vez no salió tanta leche como la primera, pero si con la misma fuerza.

Nos quedamos recostados un momento más. Luego se levantaron y comenzaron a limpiarme. Y a limpiarse ellas. Comenzaron a preguntarme que tal lo había pasado.

– ¡Fue espectacular! Tiempo que no me venía dos veces seguidas – dije – ¿Uds. que tal la pasaron?

– Riquísimo papi – se adelantó Alexa – pero recuerda que prometiste que para la próxima la tendré adentro.

– Claro que sí, prometido – atiné a decir, tratando de ver la reacción de Brenda.

– Bueno, si es así, yo también quiero – dijo Brenda – sabe tan rico, quiero saber cómo se siente dentro.

– Bueno, pero mejor que no sea acá – dijo Alexa – primero que son muy estrictos con estas cosas, ya nos arriesgamos mucho hoy – continuó, sin entender a donde iba – además que cobran extra. Que te parece si te damos nuestros números y cuando.

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Comentarios

2 COMENTARIOS

  1. ¿Un masaje tántrico a cuatro manos? Esto más que masaje es amasar pan de pueblo.
    En mi opinión, abusas mucho del término “papi”. Esto no es un cuento para niños, sino un relato para adultos, donde se supone que prima el desenfreno, no el patriarcado. Y no, no soy feminista. Buen intento de todas formas.

    • No es por un tema de patriarcado, las veces que me he atendido con chicas venezolanas y colombianas, me han tratado de esa forma, la verdad que no se si hablaran asi en su dia a dia, pero al momento de trabajar lo hacen. de igual manera, gracias por el comentario, intentare seguir mejorando

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