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Masaje tántrico 1
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Hace mucho tiempo, cuando pasaba por un mal momento sexual con mi pareja, encontré un salón de masajes tántricos que me llamo la atención, después de haber pasado mucho tiempo mirando videos de este tipo de masajes para poder masturbarme, debido a la poca atención de mi pareja, se convirtió en un pequeño fetiche.

Decidí contactar vía WhatsApp a dicho salón, hice las consultas sobre los tipos de masaje que ofrecían, para parecer que no sabía mucho del tema, y me nombro varias opciones.

– Masajes relajantes

– Masajes anti estrés

– Masajes descontracturantes

– Masajes tántricos

– Masajes tántricos sensitivos

– Masajes tántricos body to body

– Masajes a cuatro manos

– Masajes tántricos a cuatro manos

Consulte la diferencia entre el masaje tántrico, el masaje tántrico sensitivo y el masaje tántrico body to body. Y procedieron a detallarlo.

– Masajes tántricos: Masaje de cuerpo entero, donde el paciente se encuentra desnudo y la masajista se encuentra semidesnuda. La masajista realiza un masaje con todo su cuerpo y termina con estimulación manual. El paciente no puede tocar a la masajista.

– Masajes tántricos sensitivos: Masaje de cuerpo entero, donde el paciente y la masajista se encuentran desnudos. La masajista realiza un masaje con todo su cuerpo y termina con estimulación manual. El paciente no puede tocar a la masajista.

– Masajes tántricos body to body: Masaje de cuerpo entero, donde el paciente y la masajista se encuentran desnudos. La masajista realiza un masaje con todo su cuerpo y termina con estimulación manual. El paciente podrá tocar el cuerpo de la masajista, salvo las partes íntimas.

Me estaba excitando solo con la idea de tener otro cuerpo desnudo al contacto con el mío. Tenía mucho tiempo sin tener sexo con mi pareja, y por más que intentaba, ella me decía que no se sentía bien y que no tenía ganas. Siempre habíamos tenido una vida sexual muy buena, mi pareja tiene un hermoso cuerpo, pero después de dar a luz perdió la autoestima, lo que hace que no se sienta sexy y no se sienta cómoda.

Decidí consultar sobre el precio del body to body, me dijeron que era 120 soles por una hora y 60 la media hora. Le dije que quería el de media hora, para probar, pedí cita y quedo todo acordado, al ser la primera vez, no sabía mucho de cómo se haría todo, así que pregunte como era el “proceso”. Me dijo que tenía que ir al local a la hora acordada, que llamara y me abriría la puerta la masajista, le tendría que pagar por adelantado. Pregunte por la masajista y me pasaron 3 fotos con 3 chicas en ropa interior y con el rostro difuminado. La primera era una chica blanquita, con unos senos pequeños y un trasero grande, redondo, era delgada. La segunda era morena, con unos grandes senos y un trasero regular, era ligeramente rellenita. La tercera tenía un bronceado muy sexy, senos medianos tirando para grandes, y un culo no muy grande pero no estaba mal. Siempre me han gustado más los senos que el culo, así que me decidí por la tercera. Me dijo que no había problema y que me esperaría al día siguiente para mi cita.

En la noche estaba excitado pensando en lo que pasaría al día siguiente, apenas hice dormir a mi hijo, me acosté con la intención de dormir lo más rápido posible, ya quería q sea de día de nuevo. Mi pareja se acostó a mi lado, por ser verano llevaba un pijama corto, no era muy sexy, pero se le notaba muy bien, no llevaba sostén y sus senos se veían hermosos, su culo también se veía muy bien debajo de ese pequeño short. Yo ya estaba con el pene erecto desde que me acosté, pero al verla me puse peor. Estaba muy excitado, así que hice un intento para poder hacerle el amor, pensé que, si lo hacía en la noche, me ahorraría los 120 soles del día siguiente. Pero una vez más recibí respuesta negativa de su parte. No me quedo de otra que voltearme y dormir.

Al día siguiente desperté temprano, hice las cosas que tenía que hacer lo más rápido que pude, para poder estar libre rápido. Mi cita era a las 10am, 9:50 ya estaba cerca al local, esperé unos minutos y llamé. Me contesto una voz de mujer.

– Buenos días – saludo la mujer.

– Buenos días – dije – tengo una cita a las 10, ya estoy en el local.

– Si, la señorita se encuentra en el local, le informare para que le abra la puerta.

– Gracias – dije y colgué.

Esperé un minuto y me abrió. No la veía, pero pasé. Era una pequeña habitación, tenía una pequeña salita con un sillón y una tele. Luego había una pared de madera y un corto pasillo, al fondo estaba un pequeño baño. A mitad del pasillo había una angosta puerta corrediza. Ella cerró la puerta y al voltear la vi, estaba muy guapa, con unos tacones altos y una bata negra con flores rojas que le cubría hasta las rodillas. No era una belleza de cara, pero no estaba mal. El cuerpo aún no se lo podía ver bien.

– Hola, soy Gabriela – me dijo – ¿cómo estas?

– Bien, gracias – atine a responder.

Estaba nervioso, entre la excitación que llevaba, la sensación de la primera vez en uno de estos lugares y el hecho de nunca haberle sido infiel a mi pareja, me había puesto como un jovencito.

– Cómo te llamas? – pregunto.

– Gonzalo – respondí – disculpa, estoy un poco nervioso. Es primera vez que vengo.

– No te preocupes, a ver, te explico, tu masaje es un body to body, vas a pasar a ese cuartito, te desnudas completamente y te acuestas boca abajo en la colchoneta y cuando estés listo me avisas – tenía una sonrisa muy bonita mientras me explicaba – pero primero tienes que cancelar.

Le pague los 60 soles y me acompaño por el pasillo, me pregunto si quería asearme, le dije que me acababa de bañar, así que abrió la corrediza y me hizo entrar, la puerta se cerró detrás de mí.

Era un pequeño cuartito con una lámpara pequeña que iluminaba ligeramente la habitación. En el suelo había una colchoneta cubierta con una delgada manta, a un lado de esta había una repisa con botellitas y algunas cosas de madera, imagino que eran utensilios para los masajes. En la cabecera de la colchoneta había un espejo largo apoyado en el piso y al otro lado, frente a la repisa había otro. Me desvestí rápido y coloqué todas mis cosas en la silla que estaba en la esquina. Me acosté boca abajo y le avisé a la masajista.

Al abrirse la puerta, entro ella, aun en bata. Cerró la puerta y comenzó a quitarse los tacos, yo veía todo por el espejo de la cabecera. Luego de quitarse los tacos, se sacó la bata, tenía un sostén negro y se notaba como los senos querían salirse, debajo llevaba una tanga negra también, se volteó a colgar su bata y pude ver su culo, se veía mejor que en la foto. Al darse vuelta, la miré y me di cuenta que también miraba al espejo. Se quitó el sostén y no pude contener morderme el labio inferior, ella sonrió pícaramente. Sus senos eran más grandes de lo que esperaba, redondos, parados. Mi pene comenzó a reaccionar. Luego se volteó y se comenzó a sacar la tanga, agachándose y mostrándome todo su culo, al doblarse, pude ver sus labios vaginales. Aun no empezaba y ya me estaba poniendo a mil.

Puso una música relajante y se arrodillo a mi lado. Puso aceite en sus manos y comenzó a masajearme un poco la espalda, sus manos se sentían muy bien, eran suaves, pero yo no podía dejar de ver sus senos por el espejo, masajeo un poco mi espalda y mi brazo, luego se levantó, pude ver su vagina depilada, paso al otro lado e hizo lo mismo, al masajear mi brazo, lo levantaba y colocaba mi mano encima de uno de sus senos. Al terminar, se levantó y se sentó encima de mi pierna con las piernas abiertas, pude sentir su vagina en contacto con mi pierna. Volvió a masajear mi espalda, pero esta vez al estirarse para llegar a mi cuello, sentía como sus senos rozaban mi trasero, seguía frotando mi espalda cuando tuve que levantar el trasero para meter mi mano y acomodar mi pene que ya estaba medio erecto. Cambio de pierna y estuvo así un momento más.

Me iba preguntando algunas cosas, lo típico para hacer conversación, a que me dedico, que hago en mi tiempo libre, cosas para pasar el rato. Yo respondía lo que sea porque estaba concentrado en ver por el espejo su cuerpo encima del mío.

Comenzó a deslizarse por mi pierna, sentía su vagina frotarse contra la parte posterior de mi muslo y mi pantorrilla, sus manos masajeaban mi trasero. Llego hasta mis tobillos y volvió a subir, me estaba frotando con la vagina, se sentía delicioso. Luego masajeo mis muslos, cuando frotaba la parte interior, sentía como rozaba mis testículos, lo que hacía que me excitara más. Hizo lo mismo con ambas piernas.

Luego me pidió que juntara mis piernas y se sentó en mis muslos, comenzó a moverse como si me cabalgara, hasta que se dejó caer encima de mi espalda, pegaba sus pechos y comenzó a deslizarse, me estaba frotando todo su cuerpo con el mío, subía y bajaba por toda mi espalda y mi culo, sus tetas llegaban hasta mi cuello. Yo estaba en la gloria, me estaba encantando todo. Luego se volvió a sentar y ahora lo que frotaba por toda mi espalda era su vagina. Con las piernas abiertas subía y bajaba frotándose por mi espalda hasta llegar a mi cuello, ahí se quedaba un momento frotándose contra mi cuello y nuca. Volvió a bajar y sentada, con las piernas abiertas, en mis muslos, comenzó a masajear mi trasero. Luego de unos segundos masajeando los glúteos, sentí como una de sus manos entraba entre mis muslos y comenzaba a sobar mis testículos, el pene ya lo tenía a mil, me estaba excitando muchísimo. Sin dejar de sobarme los testículos, apoyo sus senos en mi espalda y con voz sensual, me dijo al oído.

– Ya puedes darte la vuelta bebe.

Se levantó lentamente y yo me di la vuelta, cubriéndome el pene con ambas manos, ella miro y sonrió.

– Perdón, es que hace un tiempo que no siento un cuerpo tan cerca al mío – atine a decir.

– No te preocupes, es normal, pero no te cortes, no tienes por qué taparte – me dijo mientras miraba lo que escondían mis manos – pon tus brazos a los costados.

Le hice caso y al descubrir mi pene erecto, vi que se le abrían los ojos ligeramente y sonreía.

– Ves? No tienes de que avergonzarte, está muy rica tu pinga – dijo sonriendo, lo que hizo que se endureciera más – bueno, yo seguiré.

Se volvió a sentar encima de mi abdomen, con las piernas abiertas, mi pene estaba detrás de ella, con la punta muy cerca de sus nalgas. Era una visión espectacular, tener a tremendo mujerón encima mío, con esas tetas hermosas tan cerca. Comenzó a masajear mi cuello y mi pecho, yo no podía dejar de mirar esas hermosas tetas y relamerme. Al masajearme el pecho, retrocedía un poco y la punta de mi pene tocaba sus nalgas, ella al sentir el contacto, volvía a adelantarse. Al tenerla así, coloqué mis manos en sus muslos y comencé a sobarlos, tenía la piel suave. No podía dejar de mirar sus tetas. Ella cogió una de mis manos y comenzó a sobarla, por la palma y luego por el reverso. Luego la coloco en una de sus tetas.

– Puedes sobarlas, pero despacio – dijo mientras comenzaba a deslizar sus manos por todo mi brazo.

Yo sobaba con una mano su teta y la otra seguía sobando su muslo, desde la rodilla hasta la cadera, no me atrevía a pasar a su culo. Continúe en su muslo mientras la otra mano le sobaba la teta, rozando su pezón.

– Y qué más puedo tocar? – pregunte, desesperado queriendo apretarle las nalgas.

– Bueno, puedes tocar lo que desees, menos la vagina. – me respondió mientras una de sus manos agarraba la mía y la llevaba de su muslo a su culo.

Siguió con sus masajes, ahora en el otro brazo, ahora tenía mis dos manos en sus tetas, las sobaba despacio, pero ahora si tocando sus pezones duritos. Luego dejo mi brazo y se dio la vuelta, ahora tenía de frente la vista de su culo, ella seguía frotando su vagina en mi pecho, mientras sobaba mis piernas, la estirarse sentía sus pechos en mi muslo y mi pene cada vez más duro apoyado en su abdomen. Mis manos rápidamente se posaron en sus nalgas, las sobaba y podía ver su ano y sus labios vaginales a pocos centímetros de mi cara. Sus tetas se frotaban con mis piernas. Comenzaba a retroceder, y veía como me acercaba la concha a la cara, mis manos seguían masajeando sus nalgas, pero queriendo separarlas y meter los dedos en esa concha que veía venir y luego alejarse.

Yo estaba en la gloria, ella seguía sobándose contra mi cuerpo, sentía sus tetas en mis piernas, su vagina en mi pecho y su culo en mis manos. Use todas mis fuerzas para contenerme y no levantarme y metérsela ahí mismo.

Se levantó y se dio la vuelta, ahora la tenia de frente, sentada directamente el mi pene, comenzó a frotarse despacio mientras mis manos fueron directamente a sus tetas, ahora yo era el masajista, sobaba esas tetas, mientras sentía la humedad en su vagina al contacto con mi pene. Luego ella se acostó encima mío y frotaba su cuerpo con el mío. Su cara al lado de la mía, me besaba el cuello.

– Tu pinga se siente tan rica como se ve, bebe – me susurró al oído, me volvía loco, comencé a apretar sus nalgas – ¿te gusta mi culo, amor? Sóbalo, apriétalo, azótalo si quieres – me seguía susurrando.

– Me encantas, me encanta tu culo, tus tetas, tu concha. Te quiero lamer todita mamacita – decía yo, nunca decía esas cosas, pero ahora ya no era el mismo.

– Me encantaría mi amor, pero está prohibido – me dijo mientras se levantaba y me ponía las tetas frente a la cara. Levante la cabeza para acercarme, pero ella se alejó – no bebe, ya te dije que no – me quería provocar y lo había logrado.

Luego de un rato así, provocándome con sus tetas en la cara, con la vagina en el pene, yo ya me quería morir, ese morbo de estar tan cerca, pero a la vez tan lejos era excitante.

– Mi amor, ya se está cumpliendo tu tiempo, y por más que me encantaría seguir disfrutando, ha llegado la hora del gran final – me dijo mientras se levantaba y cogía el aceite.

Se arrodillo entre mis piernas y puso un poco de aceite en mi pene y testículos. Comenzó a masturbarme con una mano y con la otra me sobaba los testículos, yo ya estaba a punto de venirme, pero no quería que acabe. Hasta que, en un momento, ella agacho su cabeza y acerco su boca a mi pene, saco la lengua y la dejo a pocos centímetros, todo esto mientras me seguía masturbando.

– Que rica esta tu pinga – me decía con ojos de lujuria, mirándome a los ojos mientras fingía pasar su lengua por todo el tronco – está toda dura y grande. Quiero que me des toda tu leche bebe. Por favor tíramela toda.

Y eso fue todo, ante esa visión y esas palabras, no me pude contener. Una mujer tan hermosa, desnuda, masturbándome, diciéndome esas cosas con una cara de puta y de deseo, fue mucho para mí. Sentí como se me ponía más duro el pene y como empezó a salir todo el semen de la punta, salió disparado por todos lados, con fuerza y en grandes cantidades. No recordaba haberme venido así en mucho tiempo.

– Woow!!!! Cuanta leche botaste bebe. ¡Que rico! – decía mientras fingía pasar la lengua por sus dedos llenos de semen – ¿te gustó, mi amor? – solo atine a asentir – que bueno, ahora descansa un poco y cuando estés listo te cambias, te espero afuera.

Se levantó, se limpió las manos con pañitos húmedos y se fue llevándose sus tacos, bata y ropa interior en la mano. Yo estaba agotado, había sido delicioso, descanse un poco y unos minutos después ya estaba saliendo para encontrarla a ella, vestida como la encontré apenas llegue, tan hermosa. Me acerqué, le di las gracias, mientras le daba un beso en la mejilla y con una mano apreté una nalga.

Eso fue todo, pero solo por esta vez, porque Gabriela había logrado que este sea mi nuevo vicio.

FIN

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