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Masaje con doble intención
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Mi nombre es Alfredo, soy de la ciudad de Barranquilla, Colombia, profesional, 47 años de edad, divorciado. Quiero publicar este relato erótico que tuve con una novia del interior del país, ella tiene 43 años, hermosa, ejecutiva, buenas piernas, pezones deliciosos, boca perfecta.

Siento una adrenalina sexual cuando pienso en que mi pareja tenga un trío o la vea haciéndolo con otro hombre, a mi ex-novia siempre medio le insinuaba pero era un NO rotundo, pero yo sentía que ella quería, nos masturbábamos por video llamadas y siempre le mencionaba que tenía amigos que querían cogérsela, y eso la excitaba más, y se venía muy rápido, pero siempre lo negaba.

Unos de los fines de semana ella se vino para mi ciudad a visitarme y a estar conmigo, y planeé un encuentro con otro hombre sin que ella sospechara, inventé que un amigo era masajista y que quería regalarle una sesión, ella se sorprendió y dudó mucho de mi deseo, pero aceptó.

Contacté al masajista, era joven como de 22 a 24 años, delgado, atlético, estatura mediana. Llegó al hotel, y lo recibimos en recepción, le ofrecimos café, y subimos a la habitación, mi ex tenía un vestido negro con verde, cortico y con hilo dental, se veía muy provocable, el masajista la veía con disimulo y se veía muy entusiasmado.

Llegamos a la habitación, ella se quitó el vestido y quedo con hilo y tapándose sus senos con una toalla, se acostó boca abajo en la cama, se retiró la toalla. El masajista estaba en bermuda y se quitó la camiseta. Mi novia no me decía nada, estaba tranquila y a la expectativa.

Comenzó el masaje, se le aplico aceite de naranja en sus piernas y en su espalda, el masajista comenzó desde sus pies suavemente y yo me uní a la sesión haciéndole masaje a la espalda, yo ya estaba erecto… muy excitado y se me aceleraba el corazón, luego él comenzó a masajear en sus piernotas deliciosas y le rozaba su vagina prudentemente.

Luego sus manos tocaban sus nalgas y se las abría suavemente y regresaba a la vagina directamente y comenzaba a frotársela teniendo lógicamente su hilo, y ella comenzó a gemir despacito y eso me volvió loco, me saque mi pene duro y caliente y la puse a que me la chupara mientras que el masajista comenzó a meterle los dedos, al ver eso y oír esos gemidos, no aguanté y descargué mi leche caliente en su espalda…

Cuando terminé le hice una seña al masajista que ya no más, ella quedo en silencio y el tipo quedo insatisfecho lógicamente, pero no aguanté ese voltaje sexual sinceramente, fui egoísta, pero a la vez quedé satisfecho 100% fue delicioso e inolvidable, tanto que a cada rato me masturbo pensando en esa situación.

Después de ese encuentro no se habló del tema, era incómodo, pero estoy completamente seguro que ella querría experimentar eso, ella es una perra en la cama, ella es mi actriz porno. Mi objetivo es cuando me la encuentre o la contacte es proponerle de nuevo, estoy seguro que lo hará. Gracias!

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