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Maricarmen, vecina madura
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Mi historia comienza el verano pasado. Mi madre y yo vivimos solos en un apartamento a las afueras de Valencia. Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 7 años y mi madre no ha vuelto a hacer pareja. Una noche mientras cenábamos, mi madre me comenta que nuestra antigua vecina había regresado a vivir al apartamento de al lado, que se la había encontrado en el ascensor. Tenía sentido, pensé yo. Todo el día de ayer había escuchado yo ruidos en el pasillo y en el apartamento de junto. Era la protagonista de esta historia, doña Maricarmen. Durante muchos años ella y su esposo, don Juan fueron nuestros vecinos. Tengo recuerdos de ellos dos, de verlos siempre que volvía de la escuela o cuando salía con mi madre de compras. Doña Maricarmen y su esposo se fueron a vivir a Madrid hace 11 años, allí vivía su único hijo. Pero doña Maricarmen decidió volver a Valencia ya que Don Juan había muerto y quería reconectarse con el pasado… o al menos eso era lo que la anciana le había comentado a mi madre.

Mi madre me dijo que doña Maricarmen estaba muy cambiada, que tenía un problema en su pierna por lo que cojeaba un poco y que anímicamente se la notaba mal. Mi madre y ella se llevaban bien en el pasado, es por eso que mi madre le ofreció a Doña Maricarmen que yo la ayudaría con lo que necesite, solo necesitaba golpearme la puerta.

-Pero por qué le ofreces mi ayuda a la anciana? -le dije enojado a mi madre.

-Ay Manuel, es una pobre anciana y está sola, tú estás aquí todo el día en la casa.

Mi madre es doctora, se va muy temprano y vuelve muy tarde del hospital y yo había decidido dejar la universidad porque no me convencía la carrera que había elegido, así que como dijo mi madre, estaba yo sin nada que hacer todo el día en mi casa.

Unos días después de esa conversación con mi madre y como a eso de las 11 de la mañana me despierto con el ruido de la puerta. Alguien golpeaba… me levanto rápido, confundido, me pongo rápido un pantalón que había en el suelo y abro la puerta… era Doña Maricarmen. En ese instante pude observar cómo abría sus ojos, no pudiendo disimular su sorpresa al verme abrir la puerta…

Aclaro que yo me defino como un chaval normal. Me llamo Manu, soy callado, pero no tímido. Tengo 19 años y físicamente soy de altura media, 1,76 cm, moreno, de ojos y cabello negro. Considero que mi punto fuerte es mi cuerpo. Voy al gimnasio desde que tengo 15 años, además de siempre haber jugado al fútbol. Me gusta presumir mi musculoso y viril cuerpo y sé que a las mujeres les gusta. Además, como cualquier chaval de mi edad, estoy cachondo las 24 horas y me hago al menos dos pajas al día. Me encanta el porno y las mujeres. En fin, la testosterona.

Estaba yo con la puerta abierta, sin camiseta y esperando una respuesta cuando doña Maricarmen empieza a tartamudear…

-Discúlpame… Manu… eres tú?

-Ehhh si, como está señora? Mi madre me comentó que usted estaba de regreso.

-¡Si, he regresado! ¡Pero tu… que cambiado estás! Donde quedó el chiquillo que conocí…

En ese momento pude ver cómo una sonrisa atrevida se dibujaba en el rostro de doña Maricarmen. La forma en que me miraba fijamente de pies a cabeza llamó demasiada mi atención y despertó un cierto morbo en mi…

-Y discúlpame… estabas durmiendo? ¡Pero si son las 11 de la mañana!

-No se preocupe Maricarmen, estaba en la cama. ¿Necesita algo?

-Solamente quería pedirte si no me puedes ayudar a ir al mercado, yo sola no puedo.

-Ehhh si, no hay problema. Me ducho y la ayudo.

-Si querido, cámbiate y ponte algo que si bien hace calor no puedes salir así jaja

Fui a ducharme, me puse una camiseta, un pantalón corto y fuimos de compras. Ya de vuelta en su casa, mientras yo voy sacando y acomodando todas las cosas de su bolsa ella me dice que se iba a cambiar porque tenía calor, típico día de junio en Valencia. Al volver vuelve con una blusa rosa, ajustada, con un profundo escote que una señora de su edad no usaría en la calle. No pude evitar mirar los tremendos pechos de la anciana…

Doña Maricarmen tenía entonces 61 años. Es de estatura baja, 1,60 cm aproximadamente. Ojos negros y cabello rubio (obviamente usa tinte). Rellenita, con piernas grandes pero un culazo y lo más excitante de todo, unas tetas enormes que eran del tamaño de mi cabeza.

No podía dejar de mirarle las tetas y ella se dio cuenta, mientras me sacaba charla y me agradecía. Mis hormonas estaban ya desquiciadas. Ese día fue así. No pasó nada más, pero sentía que doña Maricarmen se sintió atraída por mí y eso me dio bastante morbo. Al llegar a mi casa, prendí mi ordenador y busqué sexo entre jóvenes con ancianas. Me hice una paja imaginando una posible experiencia así entre doña Maricarmen y yo…

Durante las semanas siguientes empezó un juego entre ambos. Doña Maricarmen golpeaba mi puerta para ir al mercado todos los martes y viernes antes de las 11 de la mañana, así que un día ideé un plan. Iba a empezar a ducharme a esa hora para cuando ella golpeara la puerta yo abrirle con una toalla y nada más. Quería ver su reacción, todo este juego me generaba demasiada excitación. Finalmente, un viernes llegó el momento, estaba en la ducha cuando oigo la puerta…

-Ya voy Doña Maricarmen! -Le grité

-Sisi, aquí espero, no te preocupes.

Me sequé un poco el pelo, me amarré una pequeña toalla a la cintura y bastante mojado me dirijo hacia la puerta con una actitud desafiante y presumiendo mi musculado cuerpo…

-Hola! disculpe por hacerla esperar! estaba en la ducha -dije al abrir la puerta-

Ella mirándome absolutamente sorprendida me dice…

-¡Ay, te estabas duchando y yo molestándote!… Aunque si me abres la puerta así voy a molestarte todos los días jaja

-Jaja así como doña Maricarmen? -dije con una risa morbosa-

-Así querido… pensar que yo te he conocido tan pequeño y ahora te has convertido en todo un hombre! ¡¡¡Y qué hombre!!!

-Jaja y si Doña, ya no soy un niño.

-¡Ya me he dado cuenta, mira que músculos que tienes! Nunca había visto algo así… Solamente en los actores de las telenovelas

-Jaja le gustan mis músculos doña Maricarmen?

– Ay Manu! ¡¡mira las cosas que me preguntas!! (Dijo nerviosa, pero no dijo que no)

– Ve a cambiarte y te espero para que vayamos juntos…

– De acuerdo, vuelvo enseguida -mientras le guiño el ojo y le sonrío.

Ese día la ayudé como siempre y en el camino de vuelta al apartamento ella me dice que le gustaría invitarme a cenar algún día de la semana siguiente, como agradecimiento a mi ayuda, pero me pide que no le diga nada a mi madre porque no quería “sonar como que abusaba de nuestra amabilidad”. Esa invitación me pareció extraña y me dejó pensando… ¿Por qué Maricarmen no querría que mi madre se enterara de que ella me invitaba a cenar? Cada vez todo era más claro… Doña Maricarmen estaba jugando conmigo. Ya no me quedaban dudas de que ella me deseaba, pero … ¿Podría yo ser capaz de follarme a una anciana que podría ser mi abuela? … Pues con lo guarro que soy, con lo que me gusta el sexo y contando los 42 años de diferencia entre ambos que me generaba demasiado morbo, la respuesta era simple: Si, me atrevo a darle a Maricarmen la follada que me pide a gritos.

Los días siguieron con el mismo juego entre ambos. Yo siempre aprovechando cada momento para estar sin camiseta, y ella provocándome con esas blusas escotadas y con esas tetas enormes que me ponían la polla durísima. El coqueteo era permanente y la tensión sexual aumentaba …

Finalmente, el día de nuestra cena llegó. Estaba ansioso. Me puse unos pantalones cortos y una camiseta sin mangas para presumir mis musculosos y venosos brazos. Antes de tocar a su puerta mi corazón ya latía muy fuerte. Ella me abre. Estaba usando un vestido negro con flores con un escote tan grande que podía ver sus enormes y arrugados pechos…

– Hola Manu pasa… tan guapo como siempre

– Jaja… a todos los vecinos le debe decir lo mismo

-Para nada, digo la verdad. Tan guapo y varonil, las chicas deben estar locas por ti…

-Bueno, pero es que a mi me gustan las mujeres… mas grandes -dije serio.

– Jaja ah si?… -se ríe con incomodidad-

– Además … usted también está muy guapa dona Maricarmen

-Ay … yo ya soy una anciana Manu!

– La edad es solo un número…

En ese momento ella intenta cambiar de tema:

– Ven toma asiento aquí en el sofá

– Gracias… -me siento-

– Te gustaría una copa de vino?

– Me encantaría una copa de vino tinto, si…

Ella se dirige hacia la cocina, en ese momento comienzo a pensar en el mejor momento para avanzar sobre Maricarmen. Ella vuelve de la cocina con dos copas y se sienta a mi lado, muy cerca de mí. Yo no podía dejar de mirar su escote, la anciana estaba insinuándose y mi polla se estaba poniendo dura. Es entonces que se pone a hablar. Hablaba de su vida ahora que es viuda y empieza a recordar cuando vivían con su marido hace muchos años y me cuenta cómo era yo de pequeño. En ese momento la interrumpo y le digo que eso ya pasó…

– Bah eso ya ha pasado hace mucho, ya de pequeñito no tengo nada, menos de inocente jaja.

– Jaaa, ya lo sé! Estás hecho un hombre. ¡Mira que peludas que tienes las piernas!

-Jaja las tengo muy peludas? -digo mientras paso mi mano sobre mi peluda pierna izquierda riéndome.

-Siii, bastante peludas las tienes ya!

-Bueno… no es lo único que tengo peludo Doña Maricarmen…

-Jaaa, me imagino que no.

-Sabe qué otra cosa tengo bastante peluda?

-Jaaa (se ríe nerviosa) Que cosa puede ser?

-Y eso lo va a tener que descubrir usted si es que no la intimido…

-No sé de qué me hablas… -nerviosa.

En ese momento me pongo de pie y me quito la camiseta. Mi corazón latía muy fuerte…

-Que calor que hace aquí Maricarmen… el vino me da mucho calor…

-Quieres que abra las ventanas? -mientras traga saliva.

-Que va… a usted le molesta que yo me quede así sin camiseta?

-Para nada… a nadie le podría molestar.

-Ah no? Jaja… o le gusta?

-Ay Manu mira las cosas que me preguntas!

-Acaso es algo malo? Le pregunto si le gusta mi cuerpo, nada más…

-Bueno si… me gusta… y mucho, pero no le digas a tu madre por favor, pensaría mal de mí.

-Tranquila Doña… todo lo que hablamos y hacemos es entre nosotros.

-Gracias Manu…

-Le gustaría tocar?

En ese momento pude ver cómo ella se aguantaba las ganas y mi polla se iba poniendo más y más dura. Todas esas semanas de juego y seducción estaban a punto de concretarse.

-Puedo? -me dice mientras muerde su labio inferior.

-Claro… -dije acercándome a ella.

Empieza colocando suavemente la palma de su mano sobre mi musculoso pecho:

—Uuuy que fuerte que tienes el cuerpo Manu!!

-Toque más Doña Maricarmen… cierre los ojos

Ella cierra sus ojos y empieza a acariciarme todo el cuerpo con sus manos. Todo mi pecho, mis tetillas, mis abdominales. La anciana acariciando mi viril torso con sus ojos cerrados… hasta que abre los ojos y se detiene…

-Se encuentra bien? -le pregunto.

-Esto… esto está bien? -dice con cara de preocupación.

– Si… aunque no es justo… -dije mientras la anciana masajeaba mis pectorales.

– Como?… -me dice ella confundida.

– Si usted toca mis tetas… yo puedo tocar las suyas?

En ese momento ella hecha un suspiro como dejándose llevar y asiente son la cabeza. Yo estaba en éxtasis, tanto había deseado ese momento. Empiezo a masajear sus enormes tetas hasta que decido quitarlas fuera su escote… las empiezo a manosear, eran tan suaves y livianas, muy arrugadas. Comienzo a acercar mi joven lengua hacia sus pezones color rosa y empiezo a devorarlas, lamerlas, chupando sus viejos pezones. Ella gemía de placer. Hermosas y deliciosas tetas… las chupe y las saboree con muchas ganas mientras ella acariciaba mi cabeza.

-Ahora es momento descubrir en que otro lugar del cuerpo tengo bastante pelo… -Le dije mientras sostenía en mis manos sus tetas que ya estaban bastante rojas luego de haberlas chupado por varios minutos.

-Siii… quiero ver! -Me dijo con un tono guarro.

Entonces me pongo de pie, me bajo el pantalón corto, los calzones y dejo al descubierto mi peluda polla de 19 cm que estaba dura como una roca.

-Qué grande es!! Es enorme. -Me dijo mientras se asombraba y se deleitaba con la mirada.

-Esto es lo que tanto buscaba… ¡¿Lo que tanto quería?! Pues aquí lo tiene…- comienzo a sacudir mi polla, invitándola a acercarse a ella.

Ella se levanta del sofá y se arrodilla ante mí, puedo ver lo excitada que se encuentra. Maricarmen a mis pies, adorándome como su macho. Con suavidad agarra mi dura polla entre sus dedos, podía sentir como temblaba de los nervios. Se lo lleva a la boca. Cada vez más y más cerca… hasta que comienza a chupar mi glande. Puedo sentir su boca caliente inundándome de placer. Llevo mis manos detrás de mi cabeza, como todo un campeón. Contemplo a doña Maricarmen comerme la polla. Mi sueño se había hecho realidad. Comienza a comerme la polla con muchísimas ganas …

-Ufff… vaya que estaba hambrienta! -agitado de placer.

-Hmmm… ¡¡¡Que delicia… que macho eres Manu!!! -sigue comiéndome la polla.

– Ufff… así, va… cómetelo… madre mia ohhh

Pasados unos minutos comienza a comerme los huevos mientras con su mano derecha comienza a acariciar todo mi musculoso, viril y joven cuerpo.

-Oooh joder!… como se lo está disfrutando… me encanta verla así -con el seno fruncido de placer.

-Hmmm (ella gime mientras mi peluda polla sigue dentro de su húmeda boca).

No puede ni hablar! No quiere dejar de comerme la polla ni un minuto -tomándole la cabeza.

-Hmmm (diciendo que no con su cabeza)

– Oooh… vayamos a la habitación -le digo cogiéndola del pelo.

La ayudo a que se ponga de pie. Mi polla totalmente empapada en su saliva. Ella me coge la mano y nos dirigimos hacia su habitación. Ya dentro, comienzo a desnudarla suavemente… le quito su vestido, acaricio su cuerpo, beso y succiono sus pezones hasta que comienzo a bajarle la braga… Finalmente se la quito, y puedo ver todo su coño. Estaba peludo, con algunas canas. Le pido que se acueste sobre la mano, ella obedece. Yo me monto sobre la cama mientras acerco mi boca… saco mi lengua y comienzo a comerlo, que rico coño. Su pelo me raspaba pero estaba tan excitado que no podía dejar de comerlo… Me detengo y comienzo a masturbarla con mis dedos mientras beso todo su cuello. Ella gemía de placer:

-Le encantaría sentir mi polla en su coño? -le digo susurrándole en el oído.

-Por favor Manu… follame -me suplica

-Ahora vas a saber lo que es follar con un macho!

Le digo mientras me monto encima de ella, le abro las piernas, tomo mi polla que estaba durísima y la voy acercando a los labios de su peludo coño hasta que de a poco se la voy metiendo. Empieza a gemir y quejarse, la saco y me echo saliva para que esté más lubricada. Poco a poco fue entrando hasta que toda mi viril polla estaba adentro de la anciana. Ella gemía como una puta, en ese momento empiezo a follarla despacio, luego un poco más fuerte y más fuerte mientras le besaba todo el cuello.

Ella ya no gemía de dolor si no de placer. Toda mi polla enterrada dentro de su coño… ese coño que hacía años no sentía nada. No nos decíamos nada, eran todos gemidos y gritos de placer.

-Ohhh toma toma toma -La penetro sin parar.

-Aaaah!!!

-Que ricooo joder ooohhh -Las gotas de sudar caen desde mi frente.

-Aaaah aaah!! Dame dameee

Podía sentir su cuerpo cubierto en sudor como el mío. Empecé a darle duro mientras ella apretada mi culo con sus viejas manos. Yo la follaba como un toro. Ese viejo coño, caliente y estrecho era un sueño…

-Que ricooo -apretando mi culo

– Oooh joder me voy a correr

– Aaaah siii Manuuu

-Ah tomaaa tomaaa aaah

Luego de 15 minutos follándola me corro dentro de doña Maricarmen. Dejo dentro de ella mi polla como 2 minutos más. No quería dejar de estar dentro de su coño caliente… Estábamos cubiertos en sudor. Empapados. No decíamos nada. Intentábamos recuperar aire, solo eran jadeos. Podía sentir su corazón aun latiendo fuertemente después de haberla hecho mi puta…

Finalmente quito mi polla suavemente y me recuesto a su lado. Ella levanta la cabeza y comienza a lamer el sudor de mi pecho…

-Quiere seguir chupándome? -le digo agitado mientras comienzo a reír.

-Manu… que delicia de hombre. -mientras chupa mis pezones.

-Mire todavía tengo algo de leche en la polla, por que no me la deja limpia?

Sin dudarlo, doña Maricarmen se dirige hacia mi polla todavía dura y comienza a chupar mi glande, tragándose las sobras de semen que quedaban en mi polla. Que puta Maricarmen!

-No quiere desperdiciarme eh…

-Gracias Manu… gracias. Jamás me olvidaré de este día! Pero prométeme algo…

-Qué? Que quiere que le dé más polla?

-Prométeme que no le contaras a tu madre ni a nadie…

-Jamás! Jamás lo haré, este es nuestro secreto!

Maricarmen es desde ese día mi amante, nadie sabe ni sospecha que yo soy el hombre que la hace sentir mujer de nuevo.

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