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Tiempo de lectura: 7 minutos

Marianito es el sobrino de un amigo compañero de trabajo, un pibe menudito de unos 1,68 m y 50 kg, carilindo, un poco creído y con poca cultura.

Con sus 18 años es un pibe rescatado desde hace unos años por su tío de una familia muy numerosa de campo, y llevado a vivir con él a la capital, para que la vida le brinde más oportunidades.

Si es poco leído, o de poca cultura es por su propia decisión, su tío lo crio como su hijo y nunca hizo que le falte nada, tanto como vivienda, comida, abrigo y educación.

El adoptó los códigos de los pibes de la calle y vive de esa manera, hasta que le agarra hambre o sueño, entonces vuelve al mundo real y hace caso a lo que le ordenen.

Siempre venia al trabajo y se hizo amigo de todos, le gusta jugar de manos, mejor dicho, le encanta que lo caguen a trompadas porque al parecer tiene su lado medio sado, además es muy zafado para hablar, todo el perfil de un pibe de la calle, cosa que me atrae muchísimo.

Obviamente que jugué muchas veces de manos con él, más todavía cuando él llega de la calle y entra a la oficina increpándote con frases como "Hola putito, cuando quieras te cago a trompadas?", quedándose en la puerta esperando la obvia reacción de mi parte y cagarlo a puñetes.

Pero un día llegó muy tarde, vino a traerle las llaves de la casa a su tío porque él se iba a otra parte, así que cayó a última hora cuando ya no quedaba nadie, solo su tío y yo.

Le dio las llaves y el tío se fue, el pasó a saludarme de la forma como siempre lo hace, pero ese día iba a ser distinto para él, yo había tenido un mal día y estaba con toda la bronca encima, para colmo lo veo llegar y para mis adentros dije "lo que faltaba, que viniera el boludo este".

Me empezó a increpar desde la puerta como siempre, y dije por dentro mío, "por qué no sacarme la bronca un rato, si a este le encanta que lo caguen a palos", le dije vení, pasá, me hice el boludo y cuando lo tuve a tiro lo agarré del cuello de atrás y le empecé a dar trompadas en la espalda y riñones.

Lo tiré al piso, le separaba los brazos del cuerpo y le daba en las costillas, sin asco y sin contemplación, me gustaba la cosa, me sacaba la bronca y a la vez me excitaba verlo como me decía "ay culeado me estás haciendo mierda". Se retorcía, paraba el culo, trataba de zafar sin tener chance, yo estaba encima de él y además tengo mucha más masa corporal que él.

Comencé a decirle "quién es el putito ahora?", mientras no dejaba de golpearlo por todas partes, él me respondía "vos, si pegas como una nena". Las trompadas continuaron cada vez con más fuerza y retumbaban en la oficina, al final el pendejo ya no se podía mover de la cagada que se había comido, me dijo "ya está, ya está, me hiciste verga".

Así boca abajo como lo tenía dije dentro mío, "esta es mi oportunidad, voy a ver cómo reacciona", y le mandé la mano entre las dos nalguitas, le abrí el orto, (por encima del vaquero) y le dije "quien es el putito ahora?"

Yo esperaba un reflejo, una reacción como que cerrara el culo o tratara de soltarse, pero ni se inmutó, al contrario, paró el culito y me dijo como excusa "te abusas porque no me puedo ni mover".

Le habré acariciado su raya de arriba abajo como 1 minuto, hasta que se empezó a levantar y me dijo que se iba, que se le hacía tarde, encima se iba a tener que volver a la casa a cambiarse porque lo había revolcado por todo el piso de la oficina.

Cuando estaba llegando a la puerta le dije "la próxima vez aparte de cagarte a trompadas te hago el culito", se sonrió y me dijo agarrándose la pija "ésssta me podes hacer", salió y se fue.

Pasaron varios días y Mariano no apareció más, era normal, a veces se desaparecía casi un mes, pero yo me había quedado con las ganas de cumplir mi promesa.

En ese tiempo me enviaban a la calle a hacer una que otra diligencia entonces una mañana (casi mediodía) aproveche para ir a la casa de mi compañero con la excusa de orinar, ya que sabía que el pendejo estaba solo y dormía toda la mañana. Se levantaba cuando el tío llegaba y hacía de comer para los dos.

Llegué y eran como las 11, sabía que tenía casi 2 horas y media antes que llegara mi amigo, toqué timbre un par de veces hasta que apareció, como esperaba recién levantado de la cama, me abre apenas la puerta y me dice "que haces acá?", le dije que me dejara entrar que me venía meando desde la mañana, me dejó pasar y pasé derecho al baño.

Dejé la puerta abierta para que me viese meando, se acercó y mientras me miraba me dijo "por qué no fuiste derecho al laburo", tenía razón, el trabajo estaba a 5 cuadras, pero le dije que ya no daba más, no llegaba, y de paso le hacía conocer una pija como la gente.

Miro para abajo y después me dijo "si para vos eso es algo como la gente" y se fue. Me dejo pensando, tengo buena pija, gruesa venosa, y este pendejo me la desmereció y ninguneó, tan pijudo era?

Salí del baño y lo encontré en la cocina poniendo agua a calentar, le dije "a ver, mostrame que es una buena pija para vos", él estaba de jogging, y se notaba un bulto a medio pararse, se puso de frente y la sacó para afuera.

Me la mostró, pijita normal, la mitad de gruesa que la mía, unos 13 cm, no sé con quién se habrá comparado en su momento pero estaba muy confiado de lo que tenía, o lo habrá dicho solo para agitarme, pero lo mismo al verlo me puso al palo al toque.

Me le acerqué y él la guardó y empezó a correr alrededor de la mesa de la cocina como para querer a empezar a jugar el juego de siempre. Le dije me voy boludo hoy no tengo ganas de cagarte a sopapos, vení abrime la puerta.

Cuando se acercó a abrir la puerta lo cacé en el living y perdió nuevamente.

Le agarré los dos brazos y se los puse detrás, él en realidad no se resistía mucho que digamos, era parte del juego, lo pegué contra una pared y le dije "te voy a hacer sentir una pija de verdad, no como eso que me mostraste".

Me dijo, estas seguro? , le respondí "totalmente".

Con una mano le trababa los dos brazos a su espalda, con mi mano derecha le agarré la pija que ya se le había parado y los huevos y se la apreté fuerte para que parara el culito, ahí le apoyé toda la verga en el medio de la colita por encima del jogging, y con la pija me abrí paso un poco entre esas dos nalguitas, le dije "la sentís?" y me dijo, casi nada, "bueno, ahora la vas a sentir toda".

Le bajé el jogging hasta las rodillas con calzoncillo y todo, me encontré con una colita hermosa, blanca, súper pequeña y lampiña, adelante había una pija de la mitad de grosor que la mía, de unos 13 cm, no muy venosa, con su glande mojado y babeante, pero no me interesaba, yo quería esa cola.

Lo llevé a su pieza improvisada que era la cochera de la planta baja, lo senté en la cama y le pelé mi verga en su cara, le dije "esto es una verga, cométela", me dijo que no, que él no la chupaba, que eso era de putos.

Me causo gracia, me paraba el culo pero no la chupaba porque eso era de putos, le dije entonces "si sos tan macho entonces dame el culo a ver si te la aguantas", se paró y en la cara me dijo "más vale que me la banco".

Dicho eso, se dio vuelta y se puso en cuatro arriba de su cama.

Me re calentó, y lo traté como el macho que él quería ser, le abrí el culo, se lo ensalivé con una escupida y le puse la verga en la puerta, le dije "respira hondo pendejo".

Empecé a pechar, me agarraba el tronco de la verga y hacia fuerza para meterle la cabeza, él cerraba los ojos fuertemente y hacia gemidos de dolor con un tono grave, al mismo tiempo me decía "culeado me estas partiendo, metela de una vez".

La escupí de nuevo, esparcí la saliva en su culo y en mi pija nuevamente y esta vez le entré sin miramientos, entró la cabeza, se sintió un pequeño quejido y empezó a respirar fuerte, me miro y me dijo "al fin puto, viste que culo bancador que tengo?", lo miré y asintiendo con la cabeza le dije "ahora te voy a culear como un macho", me miró y me dijo "arrancá despacio".

Seguí empujando despacio la verga hasta el fondo, me lo quería coger bien, así que levante una de mis piernas para poder entrarle lo más a fondo posible, el hacía ruidos guturales graves, se notaba que le dolía mucho, pero se la aguantaba; Cuando mi pelvis se pegó a su culito lo empecé a bombear.

Que culo hermoso, cerrado, súper apretado y en cada bombeada le daba con más fuerza, se sentían mis huevos chocar en los suyos, él fruncía el culito en cada bombeada, parecía querer estrujarme la pija, sacarle hasta el último jugo, y al mismo tiempo me puteaba y me decía ayyy culeado, me estas partiendo, culeame más, bien hasta el fondo.

Quería partirlo a la mitad, le clavaba los dedos en la cadera y le abría las nalguitas con mis pulgares, podía ver como mi verga gruesa y venosa entraba y salía de esa cola tan pequeña y sexy, pechaba hasta donde ya no podía, le tocaba la verguita parada y sentía como le salía liquido pre seminal, era una escena tan violenta pero a la vez súper excitante, sumado a sus gemidos de dolor-placer no aguanté más, y acabé dentro de esa cola hermosa.

Creo que fueron 5 o 6 chorros, pero me vació, me dejo la verga seca, me temblaban las piernas, descansé unos segundos, se la saqué y me acosté a su lado, boca arriba.

El seguía en cuatro, como tratando de recuperarse del dolor y de semejante culeada, seguía muy exaltado y respiraba fuertemente por la boca como yo, a los segundos se subió arriba mío, y empezó a moverse y frotar su pija con la mía, las agarraba a las dos juntas y se pajeaba, hasta que en un momento se sentó arriba de mis piernas y comenzó a masturbarse frenéticamente. Con una mano se pajeaba con furia y con la otra me apretaba y tironeaba del tronco de mi verga con todas sus fuerzas.

Se pajeaba que parecía que se iba a arrancar la verga, tiraba su piel hacia abajo con mucha fuerza, su glande estaba rojizo por la tensión, debería de dolerle, pero parecía disfrutar de ese dolor, en un momento tiró hacia atrás de su verga al punto de temblarle la mano de la fuerza que estaba haciendo y soltó u chorro de semen que casi llega a mi boca, me pegó en el cuello y le siguieron 3 o 4 más con la misma intensidad.

Así acabó, mientras apretaba mi verga y torturaba la suya. Me llenó de semen casi todo el torso y dijo "ayyy culeadooo, al fin" y cerró los ojos relajando su cuerpo todavía agitado.

Era un machito divino, nunca pensé que con ese culito tan pequeño se iba a bancar semejante culeada, le di con toda la bronca, a lo macho, y se bancó todo.

Fue la única vez que hicimos algo, es como que el chabón se sacó la bronca de conocerme y yo la de comérmelo, una hermosa experiencia.

Nos cruzamos otras veces en una que otra fiesta social, yo lo saludé como era debido, acariciando la raja de ese culito, y obtuve la misma reacción, absolutamente nada que me lo impidiera, pero las cosas no volvieron a darse para otro encuentro.

Algún día, quién dice…

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