Sin dudas Analía era la más zarpada de las tres amigas. Le gustaba pero en exceso la pija y era fanática de los juguetes sexuales. Tenía una basta colección de consoladores en todos los tamaños y colores, además de ser compradora compulsiva de lencería, sus favoritas las tangas "hilo dental". Estaba infelizmente casada, no tuvo hijos por propia decisión ya que trabajaba y se dedicaba a cuidar su cuerpo. Su esposo ocupaba un cargo en un banco multinacional y podía darle "un buen vivir", no le hacía faltar nada. Eso sí, él no la complacía en la cama, a veces pasaban semanas y hasta meses sin hacer el amor y Analía necesitaba tener una pija adentro. Por eso primero recurrió a falos de plástico, bolas chinas y otros juguetes eróticos… Y también los intercalaba con amantes que le surgían hasta por debajo de las piedras.
Y cuentan por ahí que siempre traía algún plug metido en el orto, era algo que lo hacía ya con normalidad y andaba así con esa gotita de metal metida en el ano como si nada.
La conocí en un acto escolar de Francesca, la hijita de Marcela y Nacho, yo fui con Gabriela y Analía también asistió a ese acontecimiento del jardín de infantes de la niña de Marce.
Analía era divina, 45 añitos, delgadisima un cuerpo más onda modelo, piernas y panza lipoaspiradas de seguro porque no tenían nada en exceso.
Ya no estaba rubia como me la describieron, ahora tenía el pelo color castaño claro que resaltaba su blanca piel y sus ojos grandes y expresivos de color verde. Tenía unos dientes perfectos y una boca grande (yo ya me tenté imaginando que le entrarían dos pijas juntas ahí).
Traía puesto un jean básico, a decir verdad era cero culo pero igual tenía su encanto.
Describiendo a las tres amigas diría que Gabriela era más bien una Curvy Milf…. Analía era la modelito y Marcela era onda vedette, medidas 90-60-95, ButtWoman, la mujer del culo perfecto.
El tema es que Analía tenía un hambre de pija impresionante y un grupo selecto de machos haciendo fila para cogérsela.
No conforme con que tipos más jóvenes que ella se la culeen, quería llevar por el mal camino a Marcela. Las dos iban juntas al gimnasio y eran las veteranas más deseadas. Ella desinhibida por completo, se daba con todo el mundo, pero Marce era un muro impenetrable, conversaba con los asistentes al gym lo justo y necesario.
Había un muchacho llamado Juan José que estaba caliente por Marce, la deseaba al cien por ciento pero la madura ni lo registraba. La miraba cual niño viendo la vidriera de una juguetería. Observarla entrenar con esas calzas hiper adherentes como si fuesen una segunda piel hacía que a Juanjo se le pare la pija con tan solo el contacto visual.
Era joven, tenía 21 años, cuerpo trabajado en el gimnasio, todo marcadito, carilindo y simpático. Juanjo tenía sexo a menudo con Analía, ella era una mujer fácil con ganas de probar todo, y los hombres más jóvenes eran su plato fuerte.
De más está decir que además de acostarse con Juanjo, tenía sexo con dos o tres chicos más del gym, pero Juanjo era su favorito. La buscaba en su moto a la hora del almuerzo en la consultora privada donde ella trabaja. La esperaba abajo y con un solo mensaje de texto diciéndole que ya estaba ella salía y de ahí directo a un hotel. Le sabía llevar el ritmo a la desatendida amiga de Marcela. Ella muy demandante y él aprovechaba su desesperación para penetrarla sin piedad.
Un día después de coger al salir del gym los dos tendidos en la cama de aquel hotel alojamiento y reflejados sus cuerpos desnudos en los espejos del techo de aquella habitación, Juanjo le insinuó tímidamente el deseo que sentía por la rubia del culo grande, y Analía lejos de sentirse ofendida le dejó continuar con su alocución.
Decidió seguirle el juego y no le prometió nada… pero iba a hablarle a Marce sobre él. Después de esa confesión el muchacho se excitó y logró una tremenda erección. La milf de 45 años siempre queriendo más no se pudo resistir y fue cogida de nuevo ahí mismo.
Planeó una estrategia para hacer dicho contacto, el NO de Marcela era el 99,9% ya que era por demás rehacía y hasta algo antipática. Si bien Marce y Juanjo se conocían de vista nunca intercambiaron palabras.
Un día aprovechando que Marce descansaba luego de una rutina en el banco plano, Analía trajo al chico de los brazos fornidos y abdomen plano y se lo presentó.
Desde ese momento él se desvivió por ganarse un tanto de confianza de la doctora Rodríguez pero ella era más fría que un témpano. Mientras el pobre chico estaba muy pendiente de su rutina y hasta la ayudaba con las pesas… y cuando Marce se disponía a trabajar glúteos los viernes ahí se la pegaba haciéndole marca personal.
Pasaron los días y poco a poco se notaba una incipiente confianza de ella hacia él pero siempre con respeto, al menor acto de desubicación ella le daría vuelta a cara de una cachetada. Era una mujer de carácter.
Analía miraba de lejos y se relamía, su plan se iba encaminado.
La flaca se centró en su idea… En su retorcida mente diagramó algo que parecía no tener ni un margen de error. Planeó hacer una fiesta de Bienvenida Primavera, eran días calurosos los que se vivía y ese 21 de septiembre fue la fecha fijada para concretar su plan. Analia quería ver encamarse a Juanjo y Marcela.
Dio la casualidad que el marido de Analía debía viajar para asistir a un curso de capacitación y perfeccionamiento laboral propuesta por la entidad a la cual pertenecía, así que la casa iba a estar disponible para realizar la "juntada".
Volviendo a Marcela y Juanjo, ya había un tanto más de confianza, a decir verdad a ella siempre le encantó calentar hombres, ese jueguito de gustar y ser deseada la remontó a viejas épocas y un tanto se estaba dejando llevar.
Era consciente de que ese chico le tenía ganas, no hay que ser muy iluminado para darse cuenta de las segundas intenciones de ese muchacho para con ella. La cuestión es que simplemente en su hogar estaba "muy bien atendida", Nacho se la cogía sin descanso y no había motivo para que se busque otro tipo. Pero con Analía taladrándole la cabeza malos pensamientos abrumaban su mente.
Se empezaron a ver tímidas agarradas de manos simulando sostener la barra, o tocadas de pelo y espaldas mutuas, además ella venía más perra a entrenar, era un infierno en calzas y se ataba la remerita al ras del ombligo dejando la panza al aire… y ese culo Impresionante a la vista de todos!
Y el plan de la "Fiestita De Dia De La Primavera" estaba a punto de concretarse.
Analía los interrumpió y tímidamente les hizo el anuncio. La idea era juntarse por la noche del día 20 para recibir el 21 a las 00.00 horas juntos… eso sí… Iba a ser "algo íntimo"… solo con "amigos del gym"… como una noche temática, nadie más que no fuese de ese ambiente de entrenamiento físico podía ir. Al menos esa fue la excusa perfecta para que Marcela asistiese y bueno… Que Juanjo el chico fisicudo y carilindo pueda concretar con la blonda milf.
Llegó la tan esperada noche. Analía la anfitriona esperaba a sus invitados. Llegaron de a poco los muchachos, habrán sido 7 solteros, tres acompañados de sus novias más 4 chicas que asistían al gimnasio.
Con la fiesta ya empezada apareció Marce, una diosa total, un vestido negro cortito que resaltaba sus tetas, se adhería a su abdomen pero terminaba suelto y acampanado abajo. Traía el pelo rubio reluciente y planchadito como era habitual. Sus infaltables anteojos estilo nerd y unas botas bucaneras con taco haciendo juego con el vestidito que traía puesto.
Era la primera vez que salía sin Nacho, su marido, quién la dejó salir así de sexy como estaba porque venía a la casa de su amiga, qué iba a imaginar lo que esa noche le deparaba a su mujer.
A Marce le costaba socializar, se sentía muy mayor entre todo ese grupete de gente joven. Un par de chicos se le acercaron, Lucas y Ramiro, le tiraron toda la onda pero ella era inamovible. Levantaba la mirada en busca de Juanjo que aún no llegaba! Tanta era su antipatía que Lucas y Ramiro desistieron con su idea de seducir a la rubia cuarentona.
Marcela se estaba aburriendo, su amiga hacía lo imposible por retenerla, estaba tan sobre ella que descuidaba a los demás invitados. Charla va charla viene por fin lo vio llegar a su príncipe que la rescataría de ese evento en el cual no se sentía cómoda. Para ese entonces Marce ya había tomado varios tragos, más que nada impulsada por Analía a beber, se la notaba un poco mareada pero mantenía su postura seria.
La dueña de casa la abandonó un instante dejándola en compañía de Belén, la recepcionista del gimnasio.
Juanjo al entrar fue regañado por Analía. Entre otras cosas lo trató de estúpido, que todo esa movida que se armó era para que él logre tener un encuentro con su amiga y que por poco ella se iba a ir… así que le pidió que proceda y recomponga las cosas.
Ya para ese entonces Marcela tenía una cara de aburrida y fastidiosa. Belén fue a buscar algo de beber para las dos pero en la barra fue interceptada por Ramón, un morocho grandote jugador de rugby. El tema es que Belén estaba en busca de ligue esa noche y se entretuvo tanto en el camino que no volvió mas.
Y la rubia se quedó sola en un rincón. Al instante fue rodeada por Javier, Tomás y Peter, se la querían levantar los tres y estaban a su alrededor como perros en celo.
Ya eran las 23:58, se terminaba el 20 de septiembre y el tan esperado día de la primavera asomaba. Y como si fuese víspera de Navidad, hicieron la cuenta regresiva todos en el amplio patio al borde de una piscina. La noche se prestaba para la diversión y el lugar era espectacular. A las 0:00 del 21 de septiembre levantaron sus copas y brindaron por la llegada de la primavera. Ya Marcela estaba más animada con Juanjo a su lado levantando la copa.
Ramiro puso música a todo volumen, explotaban esos parlantes y todos bailaron y la pasaron bien. Le puso más onda con la música y ya no ponía temas de reggaetón y trap… que no eran muy del estilo de las veteranas.
Temas de cuarteto y cumbia sonaban. Todos salieron a bailar, los que tenían a sus novias lo hicieron, Belén con Ramón, los que pudieron sacaron a la pista a las chicas que estaban disponibles y los que quedaron sin pareja bailaron entre ellos, y como era de esperar Marce con Juanjo.
Juanjo le hacía marca personal a la doctora Rodríguez y bailaron cara a cara, el ya la agarraba de la cintura y ella se desenvolvía con total confianza. A ella le encantaba bailar y el chico tenía talento, era un buen partener. Sonó el tema Darte un Beso de Prince Royce, una bachata fenomenal y ahí se los vio más juntitos que nunca, la pierna del chico metida entre las piernas de la rubia, miradas cara a cara sus labios ya casi se rozaban y una manito atrevida se posaba en la frontera entre la cintura y el nacimiento de la nalga de la doctora, ahí le gustaba jugar en ese lugar tan deseado y prohibido. La escena era muy sensual.
Analía mientras tanto no perdió el tiempo. Bailó con Máximo otro de los invitados y se estaban comiendo la boca sin descaro. Ella tenía un putishort blanco bien metido atrás y parecía no tener puesta ropa interior. Máximo le metía manos por todas partes al mismo tiempo que sus lenguas se trenzaban a la vista de todos.
Marcela se sintió incómoda, ver a su amiga así de zarpada hasta le dio vergüenza, se alejó y se sentó en una reposera alejada de todos.
Juanjo fue atrás de ella, se le acercó con un par de copas e intentó transportarla a otra realidad, la rubia todavía era chapada a la antigua, sabía medirse y no hacer chiquilinadas como su amiga. En el fondo se sentía mal por todo ese show casi porno de Analía.
Bebieron uno, dos y tres tragos. El chico pudo cambiarle el humor y de a poco la hizo reír.
Miradas en silencio, abrazos y tomadas de mano. Le hablaba al oído y la blonda sonreía, poco a poco ese iceberg difícil de romper iba cediendo en partes a esa altura de la noche.
Al menor descuido quiso verla sin sus anteojos puestos… ella le decía Nooo con gestos pero el muchacho insistía. Volvió a su intento de desnudar sus ojos, los susurros al oído se acrecentaron y a Marcelita se la veía sonrojada…entre intento e intento pudo lograr su objetivo: Le quitó los anteojos y ella agachó la cabeza con timidez.
le dio un beso. Marcela algo excitada por la bebida… por el baile… Y porque gustaba de Juanjo correspondió a los labios y lengua de su enamorado.
El la besaba muy bien, despacito sin apurarla… de a ratos soltaba sus labios y ella volvía a buscarlo y tomaba las riendas para iniciar otra vez la jugada. Y así siguieron un largo rato, ella sentada al borde de la reposera sacando culo para atrás y el arrodillado a sus pies a puro beso los dos solos en ese universo que crearon ambos. Ya eran besos de lengua más prolongados. Marce se puso de pie y Juan José la aprisionaba de la cintura… Y sin querer -pero queriendo- sus manos se posaron sobre el culo de la milf y ese vestidito negro acampanado se fue levantando.
El muchacho ya tenía la pija paradisima, y Marce sintió un deseo sexual incontrolable, no pudo contener su humedad, entre tantos besos y el contacto de su cuerpo con el de ese chico fornido se dejó llevar.
Entre los arbustos se formó una tercera pareja: Belén la recepcionista del gimnasio estaba siendo seducida por Ramón, el morocho grandote jugador de rugby. De comerle la boca se la acomodó sobre el, se bajó el pantalón y sin mediar palabras la empezó a coger de parada.
Marcela incómoda (o aprovechando la oportunidad) entre risas le dijo al oído a su joven macho que la lleve a otro lugar. No era nada grato ver una pareja teniendo sexo a metros de ella.
La tomó de la mano y casi desapercibidos pasaron entre la gente que bailaba. Sintió vergüenza e intentó pedirle permiso a su amiga pero ella estaba rodeada de tipos que le bailaban alrededor, Analía estaba totalmente en otro mundo. Y a Marcela excitada no le quedó otra que buscar un lugarcito íntimo para sacarse las ganas. Era la casa de su amiga y todos eran adultos y sabían lo que hacían, estaba más que entregada a Juanjo, tenía ganas, quería hacer el amor sí o sí.
Él no la soltaba y agarraditos de las manos con risas cómplices subieron las escaleras en busca de una habitación.
Se metieron en el dormitorio de Analía, una tremenda cama King Size los esperaba. La parejita hervía de calentura y no disimulaban las ganas de coger, besos de lengua, manos por todas partes y ropa volando por los aires atestiguaban los espejos de aquel dormitorio.
El vestido de la rubia ya incomodaba, Juanjo muy excitado se lo sacó y ella se desprendió el corpiño. Abajo traía puesto un culotte de encaje negro que le quedaba mortal sobresaliendo y redondeando más de lo habitual a ese culo. Ella le sacó la remera a su hombre con desesperación mientras forcejeaba con la hebilla del cinto.
Le bajó el pantalón y el bóxer al unísono y para sorpresa se topó con una verga gigante, cabezona y sobre todo muy venosa y unas bolas grandes como las de un caballo pura sangre reproductor, además de estar sin un solo vello en esa zona.
Sinceramente era una terrible pija!!
Era imposible que un chico de 21 años tenga tremendo miembro, la rubia recalculó y pensó si toda esa carne le entraría siendo ella tan estrecha.
Su machito tenía todo, la trataba con dulzura, respetaba sus tiempos, era educado, tenía linda carita, un cuerpo hecho a fuerza de entrenamiento y una pijota enorme para coronar.
Al verlo desnudo se terminó de convencer de que con Juanjo hizo una buena elección. Iba a ser "un permitido, un touch, un revolcón" con esa cosita linda que supo elegir.
Se olvidó de su marido, de sus hijos y de las altas horas que marcaban las agujas del reloj, alejó los remordimientos, puso primera dándole para adelante sin culpas y se sacó el culotte. Estaba excitada, muy húmeda y lista para que ese semental la insemine.
Desnudos se tiraron en la cama besándose de un modo desesperado. No hubo tiempo a que la blonda se quite las botas bucaneras por lo que se las dejó puestas haciéndola más deseable aún.
El arriba y ella abajo a pura pasión. Le comió las tetas, no quería salirse de los pezones y ahí se quedó jugando con su lengua hasta endurecerlos por completo. Bajó hasta su abdomen haciendo un descanso en el ombligo y volvió a subir hasta llegar a la boca de su amante. La hacía sentir bien, querida, deseada y respetada. A pedir de ella se puso un preservativo y de a poco se la hizo entrar en la concha.
Marcela la sintió toda. Un fuerte Ahhh! dio la pauta de que ese primer pijazo lo sintió hasta las entrañas.
Gemía gemía y gemía… Él se lo hacía muy rico y despacito volviéndola loca. Esa pija le estaba ensanchando la concha. La bombeaba como con miedo, o tal vez eran los nervios propios de esa primera vez. De a ratos se le salía y ella con sus manos le indicaba el camino para que vuelva a entrar.
Se lo hacía con una magia increíble, y la rubia de cuarenta y tantos años flotaba en el aire. Estuvo sobre ella un largo rato, detuvo sus embestidas para comerle la boca una vez más cuando ella le puso las piernas al hombro queriendo más pija. Se la metió en esa postura dándosela con más entusiasmo y Marce alcanzó un orgasmo muy intenso.
Con su compañera satisfecha y tras cinco embestidas más descargó toda su leche adentro de su deseada mujer. Por suerte tenía el profiláctico puesto porque su leche era abundante.
Al mismo tiempo, afuera estaba heavy la cosa. Los chicos que vinieron con sus parejas se fueron retirando quedando los lobos solitarios rodeando a Analía.
Era presa fácil, Máximo tomó la iniciativa y se le fueron arrimando Peter, Javi y Tomás. Se turnaban para comerle la boca y manosearla. Ella feliz de la vida acechada por cuatro hombres cuyas edades promedio rondarían los 24 años. Máximo no tenía problemas en compartirla con el resto y la flaca aparte de ser muy puta estaba por demás ebria.
Fueron todos al living, Ramiro al ver qué todos entraban detrás de Analía apagó la música y se unió al grupo. Entre todos la manoseaban a la flaca y le fueron quitando la ropa. Y cuando Peter le bajó la tanga la tiró al sofá y notaron que tenía algo de color fucsia metido en el orto.
A simple vista parecía una joya… Peter curioso y excitado se puso a centímetros de sus nalgas y la escarbó con detenimiento.
-Hay que puta que sos mami -se le escuchó decir y agarrando la base le fue sacando del culo esa gota de acero que tenía puesta a presión.
Costó en salir, ella hacía movimientos para retenerlo y los demás se acercaron a ver tal pornográfica escena.
Ni bien lo soltó el agujero del culo quedó por demás abierto y Máximo de un empujón lo corrió a Peter y se puso a chuparle el ojete a Analía. Su lengua cabía cómodamente en ese cráter profundo.
Todos se estaban desnudando y Ramiro tomo la iniciativa y se la cogió primero. Era el de más baja estatura y el que de todos tenía el pene más chico. Máximo abandonó el culo de la veterana y ella se sentó en el sofá sobre Ramiro y estaba tan desesperada que gemía como si la pija que le estaba entrando era la de un africano.
Por detrás del sofá Javier le metía la pija en la boca mientras Máximo se masturbaba para endurecer ese miembro y ser el segundo en encularla.
Ramiro no aguantó demasiado y le acabó adentro. Analía con una pija en la boca no omitió palabra.
Tomás le ganó el segundo puesto a Máximo. Ramiro se salió y su amigo en la misma postura se la hizo entrar toda. Se apuró un poco, no la tenía del todo parada y quiso ganarle a los demás. Analía pidió cambiar de postura y apoyando los codos sobre el respaldo quedó en cuarto patas. Tomas como entrando en una fosa se acomodó debajo de ella volviendo a metérsela en la concha. Viendo ese culo tan abierto Máximo (el de la pija más grande) se las ingenió y se puso arriba y esa cabezota punteó ese ojete tan tentador y se la hizo entrar con maestría.
Ahí gimió de verdad la pobre Analía. Tanto que abandonó el miembro de Javier que estaba en su boca cubierto de su baba. La culeada que le daba Máximo y la pija de Tomy adentro suyo al mismo tiempo la hizo estallar en un fuerte orgasmo.
Tomás le largó su leche bien adentro, pero Máximo le hacía el culo de un modo bestial, ya con brutalidad y ella amaba sentirlo ahí. Se la sacó cuando sentía que de momento a otro iba a explotar, y así fue… Le regó las nalgas con su semen.
Quedó exhausta, después del polvazo de Máximo los abandonó para ir a higienizarse.
Aún faltaban dos. Y mientras se fue al baño y estando sentada en el inodoro Peter irrumpió y le metió su pijota en la boca. Ella obediente chupó y chupó…y el chico le cogía la boca con furia. El muchacho conservaba en la mano el plug que le sacó del culo allí en el sofá adelante de todos, la hizo poner de pie apoyando las manos sobre la pileta y se lo volvió a introducir.
Le hizo un mete y saca por un tiempo. Ella excitadísima otra vez quería más. Hasta que Peter cambio plug por pija y se la enterró en el culo.
La culeó intensamente, de a ratos se lo sacaba y se lo metía en la conchita, y después se la volvía a meter en el orto. Cuando ya no podía más se la sacó, la hizo agacharse y le enchastró la cara con su semen.
Volvió a limpiarse y regresó desnuda a la planta baja. Los que ya la habían cogido salieron al patio y se tiraron a la piscina. Solo uno quedaba por montarla, se trataba de Javier.
La tomó de atrás y tapándole la boca y ojos se la llevó a la cocina. La sentó en un banco alto de madera y con el pene firme como un mástil adhirió su pecho a la espalda de ella y tomándola del pelo se la metió en la concha. Analía tenía una vocecita chillona y gemía muy muy fuerte. Javi por ser el último se tomó su tiempo para disfrutarla y se la cogió por la concha y luego por el culo. De todos fue Javier quien más aguante tuvo. Se la dio largamente por atrás con fuerza y hasta con violencia y la madura tuvo un orgasmo fenomenal. Se aceleró más a medida que las embestidas le avisaban que iba a acabar. No pudo más y explotó adentro del culo de la dueña de casa dejándola inundada de su leche.
Terminado ese round sexual se la llevó así como estaba, chorreando leche entremezclado con algo de sangre de su taladrado ojete y se metieron al agua con el resto. Allí bebieron y Ramiro le arrimó la pija a la boca pidiéndole un pete pero ya no quiso saber más nada. Salieron al rato de la piscina y los chicos que la enfiestaron se fueron juntos. Los fue despidiendo a cada uno con un beso y les agradeció tal fenomenal cogida que le dieron. Estaba satisfecha.
Marcela y Juanjo testigos de los gemidos y la enfiestada que le pegaron a Analía cuando todo volvió a la normalidad se vistieron. Ella tendió la cama y bajaron con el más mínimo ruido las escaleras. Tomaditos de la mano cuales novios en su primer mes, el primero y ella detrás siguiendo sus pasos.
Analía estaba sentada en el sofá viendo Netflix, cubierta solo por un remerón del marido que encontró en el cesto de ropas sucias. Su pelo mojado y sin bombacha. Tenía una resaca bárbara y el dolor de cabeza era intenso.
-Que vivan los novios!! -les gritó de modo altanero. Sentía gran envidia por su amiga desde que ésta se juntó con Nacho. Envidiaba que tenga un marido muchísimo más joven con quién cogía todos los días y además pudo formar una familia con ese chico y era feliz en su matrimonio. Y más bronca le dio al ver qué con Juanjo las cosas le salieron de maravillas y su amante favorito estaba más que loco por la rubia culona.
-Boluda estás empedo calmate un poco!!! -respondió Marce eufórica y se trenzaron en discusión. Toda esa envidia contenida y narrada más arriba salió a la luz de boca de la propia Analía y también le reprochó que ahora se lo estaba quedando a Juanjo para ella.
Casi se agarran de los pelos cuando el joven atinó a separarlas, las calmó y las dos lloraron cada una por su lado. Juanjo preparó café para tres y se los trajo, las reunió a ambas en el sofá y las aguas se calmaron.
-Quedátelo vos, es tuyo -le dijo Marce a Analía haciendo referencia al chico.
-Nooo, está muerto de amor por vos o acaso no te das cuenta -Analía otra vez levantando la voz.
Marcela agarró su cartera buscó las llaves del auto y con los ojos llenos de lágrimas se levantó dirigiéndose a la puerta.
Fue retenida por el muchacho quién la calmó y le dio unos tímidos besos y caricias. -No te podes ir así -le dijo y la trajo de regreso al sofá junto a la otra mujer.
Él se sentó en el medio de las dos y les preguntó: -Y si soy de las dos?, no tengo ningún drama en que me usen y compartan mi cuerpo, las dos me gustan… y mucho… quieren?
Marcela rio confundida, le pareció algo cómica e impensada la pregunta del chico con el que horas atrás se acostó.
Analía se entusiasmó y lo montó a Juanjo comiéndole la boca con ganas, y al estar sin ropa interior sacó del pantalón a la flor de pijota de Juanjo y le entró toda.
Marcela se alejó un tanto pero le era inevitable mirar como Juanjo se la cogía a su amiga. El chico le quitó el remerón y las tetas le quedaban a la altura de su boca, mientras con la mano libre magreaba las tetas de Marcela y de a poco las dejó afuera del vestido. Analía le fue metiendo manos en la entrepierna hasta llegar a la cuevita húmeda de la doctora. Marce se quitó los anteojos, recostó los codos en el respaldo y se dejó hacer. Analía subía y bajaba en la pijota de su amante preferido, se sintió desvanecer y tuvo un orgasmo épico, le temblaban las esbeltas piernas.
Juanjo intacto iba por el plato principal: Analía se salió y él fue por la rubia que lo enloquecía. Ésta vez le sacó las botas bucaneras y degustó los pies perfectos de la milf. Pasó la lengua por entre sus deditos y se los fue comiendo uno a uno con lujuria. Subió un poco y le bajó el culotte negro, le chupó la concha por primera vez y ella se retorcía de placer.
Se pusieron de pie y en la misma postura que se la dio a la otra ahora se la ensartaría a ella. Ésta vez no hubo preservativo pero eso ya no importaba. Quedó cuasi acostado en el sofá de cara a la televisión y ella se lo montó sin ser penetrada, se miraban a los ojos y se besaban con ternura y cuando ella estuvo "lista" acomodó el miembro erecto de su amante y de a poco le fue entrando. La manera en la que gemía era digna de una película porno. Juan José tenía la pija muyyy grandeee… Y le hacía doler pero necesitaba superar sus miedos y los ojitos se le pusieron blancos. Por el venoso tronco descendía un blanco flujo de la apretada vulva de Marcela y las ensartadas del chico se detenían y volvían al instante con más vigor.
Ella feliz, cabalgaba entusiasmada, su partener tenía cuerda para rato, la aguantaba de un modo espectacular.
Juanjo envuelto en sudor y ella también, él le cacheteaba las nalgas mientras le chupaba las tetas. Marce la tenía toda adentro y se movía más buscando acabar. Se quedaron quietos un instante… ella le dijo Siii asintiendo con la cabeza y Juanjo le acabó en lo más íntimo de su anatomía.
Marce se salió y fue directo al baño dejándole una película blancuzca en el pene carnoso de su amante y Analía se lo chupó así ya flácido tragándose las secreciones de su cómplice amiga.
Ya el sol estaba alto, Marce se bañó y salió raudamente a su casa. Le pidió ropa prestada a Analía, una remera estampada, una bermuda y unos crocs color rosa pálido se llevó puesto además de una mochila con las botas y el vestido en su interior.
Juanjo la acompañó hasta el auto y alegó que iba a ayudar a Analía a ordenar la casa y luego se iría, pero era de seguro que se quedaba a pasar el día allí. Iban a seguir cogiendo, no había dudas. Se besaron y se le escapó un -Te amo Marce. Ella mucho no entendió y sin decir nada le dejó un beso en la frente.
Ya camino a casa Marce se puso anteojos oscuros que guardaba en la guantera, hizo una parada en una panadería y compró facturas para desayunar con su familia.
Cruzó la calle en diagonal al local donde entró primero e ingresó en una farmacia. Solicitó aspirinas porque no daba más del dolor de cabeza, llevó una crema cicatrizante de uso vaginal y una pastilla del día después, por cualquier inconveniente.
Llegó a casa y Nacho en el living miraba por TV la repetición de un partido de fútbol de la UEFA, el no le dijo absolutamente nada y ella se le sentó en el regazo. Con un tierno beso y un Te Amo a su marido selló todo lo que había pasado en esa noche de fiesta en casa de Analía.