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Mar Sensual: Sandro, el de tierra caliente (2)
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Desperté el sábado con un poco de cruda moral, a pesar de mi total conciencia sobre lo que había hecho la noche anterior; aunque, también al recordar lo bien que disfruté del sexo con Sandro, me hizo superar ese sentimiento. Comprobé que su pensamiento mocho respecto a la mujer quedaba de lado a la hora de coger. Su juventud, la herramienta que tiene y su falta de sexo me hicieron disfrutar muy rico esa noche; además de ser un caliente, se ve que no coge con su esposa como lo hizo conmigo. Seguiría con el juego hasta donde se pueda.

El lunes llegué temprano, como siempre, a la oficina, no había llegado aún nadie. Me instalé y revisaba concentrada los mensajes de mi celular, cuando de repente sentí unas manos tocar mis hombros, me asusto, era Sandro. Me dio un beso en la mejilla y lo quiso terminar en mi boca. Me separé y le dije que no, que nos podrían ver. Fue a la puerta la cerró y dijo asunto arreglado.

-A esta hora no hay nadie llegan más tarde, tenemos 10-15 minutos para nosotros.

-Si, pero no me gustaría que nos vieran a así y sospecharan. Se acercó y me calló plantándome un beso lascivo en la boca, el cual correspondí. Me agarró mis nalgas con sus manos y me pegó a su pelvis, sentí su palo completamente parado y duro.

-Mira cómo me dejaste, así me tienes, muy caliente. Se empezó a restregar en mí, cachondamente mientras me devoraba con sus besos.

-Mmmm qué rica está: dura y caliente, sabrosa. Correpondí restregándome también yo.

-¿Qué te gustaria hacerle? ¿Te la comerías?

-Seee, pero no se puede. Aquí no, nos pueden cachar.

-Ándale, una mamadita rápida, para bajarme lo caliente. Me decía eso mientras me fajaba descaradamente.

-Mmmm qué rica verga tienes Sandro, que rica; me gustaría, pero mejor ya vete, podría entrar alguien.

-No, aún no. Déjame disfrutarte un rato más, ¿si?

-No, ya no, te digo que nos pueden cachar, ya vete y cúbrete eso, se ve húmedo tu pantalón.

-Bueno está bien, qué mala, voy al baño.

-Si, limpia esa parte.

-No, voy a terminar hahaha… ¿no vienes?

-Estás loco.

A partir de ese momento Sandro no dejaba de buscarme para cachondear. Iba a mi oficina y me restregaba su palo en mi espalda, mis hombros, mi codo o masajeándome mis senos; a veces, me paraba y se ponía detrás de mí y se sobaba con mis nalgas calentándose mucho, situación que en ocasiones lo hacía venírse en su pantalón. Era obvio que me usaba sólo para satisfacer sus deseos y fantasías, para ser su amante perfecta, su puta complaciente. Buscaba el momento para cachondearme en la oficina, me gustaba su morbo, su calentura sin freno, pero también situación que me preocupaba porque nos podrían sorprender. Mi “complacencia” lo tenía dominado, su aparente moralidad y machismo cedieron ante sexo furtivo, casual, infiel conmigo. Un día que yo tenía mucho trabajo, me quedé más tarde a terminarlo, no se escuchaba ruido, pensé que ya todos se habían ido, estaba a punto de terminar cuando apareció Sandro:

-¿Y ahora tú? Me espantaste, ¿Qué haces aquí?

-Esperandote mujer, ando caliente.

-Hahahaha cuándo no. ¿Y?

-No sé, venía a ver si se podía…

-Si se podía qué…

-Pues ayudarme a bajarme la calentura que tengo.

-Ya te dije que estás loco, aquí nos pueden ver.

-Ya se fueron todos, ya no hay nadie. Me tienes muy caliente desde que llegaste en la mañana, con tus pantalones ajustados que muestran tus algas paradas y tu blusa semitransparente que deja ver tu brasier de lencería. Varios me han comentado que te ves muy rica, te tienen ganas.

-Hahaha, no exageres, vengo normal. Lo que pasa que estas caliente por tu juguetito nuevo, ¿no? ¿Y quién me trae ganas?

-Tal vez, el licenciado, Armando, Toño… Me pongo celoso cuando dicen que estás bien buena, que se ve que eres una señora muy cachonda, que te quieren coger.

-No exageres, cómo crees.

-En serio, pero bueno, ¿me ayudas?

-Ya es tarde y mi marido ya va a llegar viene por mí.

-Anda, en lo que llega.

-¿Seguro que no hay nadie?

-En este piso no, los polis están hasta la entrada.

-¿Y qué quieres que haga?

-Que me des una mamadita, mira como la tengo.

-Mmmm, está toda parada, rica. Bueno.

Él estaba sentado en un sillón frente a mí, me acerqué y me incliné de rodillas. Le sobé el miembro por unos momentos, le bajé el cierre y desabotoné su pantalón, hurgué en su boxer para sacarle el palo, lo tenía bien parado, caliente y baboso. Con la lengua le limpié los jugos de su cabeza, luego se la chupé y me metí su palo hasta donde me cupo, no me entró toda ya que la tiene grande y gruesa. Me toma de la cabeza y empuja hacia abajo mientras sube su verga, sentía que me ahogaba:

-Ooaack, glup, glup, ooaack no me cabe toda, me ahogas.

-Intenta comertela toda.

-Mmm, glup, glup, ooaack, ooaack no me cabe, aah ooaack, la tienes muy grande, pero no me hacía caso seguía empujando, tratándola de meterla toda en mi boca.

-Ooaack, cof cof cof, glup ooaack…

Por unos cinco minutos así estuvimos hasta que no aguantó y termino por venirse en mi boca y mi cara, expulsó mucho semen. En eso sonó mi celular, era mi esposo, ya me estaba esperando. Me fui al baño a limpiarme, afortunadamente no manché mi ropa. Regresé por mis cosas y Sandro me esperaba, me dio un beso y nos despedimos. Al saludar a mi esposo, me dijo que olía un poco rara, le dije que no, que era el perfume que me puse. Asintió y partimos a casa. Iba caliente, le empecé a agarrar su miembro mientras conducía, le bajé el cierre y se lo saqué, me incliné y se lo empecé a mamar durante el trayecto, quería que me echara sus mocos. Decidió detenerse en una de las calles por las que íbamos:

-Qué rico me la estas mamando mi vida. ¿Por qué estás caliente?

-Nada más, quería mamar tu verga, échame tus mocos, ¿Sí?

-¿Ya querías verga? ¿te gusta mamarla rico putita? ¿te embarro la cara de mocos?

-Seee, me gusta mamar la verga, si no vienes se la hubiera mamado a otro, seee embarrame de semen mi cara como si fuera tu puta;

-¿Ya se la has mamado a otros? Te has tragado otras leches puta? ¿Cuántas te has comido?

-No, no me he comido ninguna mi vida, pero me gustaría probar otras vergas, para ver a que saben, ¿Me darías permiso de andar de puta comiendo vergas mi vida? ¿Si me dejas?

-Si mi vida cómete todas las vergas que quieras, anda de puta probando vergas, haz que te embarren de mocos toda, toda putita, aahhh, que rico la mamas, que rico.

-Seee eso voy hacer, una puta para ti mi vida, para que me metan su verga, vergotas calientes aahhh…

-Aahhh qué rico me la estás mamando, me vas hacer venir, aahhh, qué rica la chupas, que rico, ahí te van mis mocos puta, ahí te van, cómetelos todos aahhh…

Mi marido me los empezó a echar, me llenó la boca de semen, me embarró la cara con los que no me tragué. Le calentó los comentarios sobre la fantasía de andar de puta por ahí, si se imaginara. Me limpié y retomamos el camino a casa, sin más comentarios.

Durante los siguientes días el comportamiento de Sandro hacia mi siguió siendo el mismo, me usaba para satisfacer sus calenturas: los arrimones, sus manoseos, sus pláticas morbosas, sus cachondeos eran cotidianos. Aunque pudieran ser incomodos, me calentaba esa actitud sexual infiel, saber que alrededor de mi lugar de trabajo había compañeros concentrados en sus labores mientras que yo me prestaba al faje furtivo, al cachondeo morboso e incluso a coger en la oficina o en el archivo. Sandro era muy temperamental, siempre andaba con el palo parado. La segunda vez que fuimos al hotel a coger, quince días después, él iba muy caliente. Me dijo que si íbamos temprano porque tendría una junta importante después, que si no me importaba que fuera solo un rato, como una hora. Le dije que lo dejáramos para otra ocasión, pero él insistió; además, bienes muy guapa para dejar pasar la oportunidad. Yo ba vestida con una falda corta, medias de silicón, zapatos de tacón, una blusa semitransparente, me veía sexy.

Tomamos un taxi y nos dirigimos al hotel. De inmediato, en cuanto entramos al cuarto me empezó a devorar a besos, manoseaba descaradamente mi cuerpo y me decía palabras soeces. De repente me colocó frente a una pared, recargada con las manos arriba dándole la espalda, se bajo el cierre para sacarse la verga, me subió la falda e hizo a un lado mi tanga, la colocó a la entrada de mi vagina y de un golpe me metió el palo hasta el fondo, me hizo gritar:

-Aayyy Sandro, ¿qué haces? Me duele aahhh, no te pusiste condón.

-Así te quiero coger, sin más.

-Aahhh seee, cógeme así, métemela toda dame duro, aayyy así aahhgg, dame duro con tu verga, pero no te vayas a venir dentro de mi, me puedes embarazar, ¿eh?

-Tú disfrútala, gozala así, ¿No te gusta? Plaf, plaf, plaf, me comenzó a nalguear, plaf plaf, plaf…

-Seee así me encanta, que me la metan pelona, aahhgg qué rico, qué rico me coges, con tu vergota, qué rico me la metes aayyy, seee así, hummm dame duro, dame duro, aahhh gózame rico, como quieras aahhgg, pero por favor no me los aahhgg…

-Toma, toma, cómete toda mi verga. Si te gozo como, como…

-¿Cómo qué, cómo qué? Dime como qué, fuerte…

-Te cojo como una puta, como a una puta te estoy metiendo la verga, plaf, plaf, plaf, plaf…

-Seee soy una puta, seee soy tu puta, cógeme así como a una puta Sandro aahhgg, dame así aayyy, seee nalguéame, nalguéame como a una puta, dame duro cabrón aahhh, aayyy, seee…

-Goza mi verga, si te nalguéo rico golfa, toma toma plaf goza mi verga puta, ahí te van todos hasta el fondo.

-¡Sandro! Aahhgg, nooo hummm, sácala aahhh, nooo…

Sandro aceleró sus movimientos, gozaba mis nalgas con mucho placer, con un deseo morboso y perverso. A pesar de mis reclamos, me contagió su actitud; le paraba las nalgas en entrega tal, sumisa y a su total voluntad. Me sujetó de los hombros y me la metió hasta el fondo, sorprendida sentí cuando se empezó a vaciarse, se estaba viniendo. Sus mocos calientes horadaban mis entrañas, llenaban mi panocha, sentía como su leche quemaba mi vagina. Excitada, fuera de mi, le movía las nalgas deseosa, ganosa de que me llenara de leche sin importarme nada, de sentirme abusada, usada para satisfacer su morbosa calentura. Después de unos minutos dejó de bombearme, con su reparación entrecortada se quedó recargado en mi, sentía como su verga respingaba expulsando las últimas gotas de mocos.

-¡Sandro, me echaste tus mocos, me llenaste toda!

-Si, tenía muchas ganas de venirme así en ti, de que te los comieras todos, que sintieras mi leche caliente en tu panocha, se ve que disfrutas mucho recibir los mocos dentro de ti, ¿o no?

-Seee, me encanta, ¡eres un cabrón!

-¿Entonces?

-Es que me puedes embarazar.

-No te preocupes, no pasa nada, disfrútala.

-Seee, lo disfruté, me excitó mucho sentir tus mocos calientes en mi panocha.

-Eres una caliente, una puta bien hecha.

Relajado, se salio de mí con su palo aún erecto, lleno de semen. Me quedé unos segundos recargada en la pared recobrando el aliento con las nalgas expuestas y paradas, con las piernas abiertas. Empecé a sentir cómo sus mocos salían de mi vagina y escurrían por mis piernas ensuciando mis medias. Me sentía muy excitada, usada, puta en la pared de este cuarto de un hotel de paso. Me dirigí al baño, me limpié y fui de nuevo con él. Me besó y acarició mi cuerpo desesperadamente. Me empezó a fajar lascivamente, sentía su palo totalmente parado rosando mi vagina encima de mi falda. Me pidió que se la chupara.

-¡Sandro, estás muy caliente! ¿Por qué?

-aahhh que rico me la mamas, aahhh. Desde que te vi llegar en la mañana me calenté. Me daban ganas de ir a tu oficina y cogerte así como ahorita. Además, otra vez, cuando platicaba con algunos compañeros decían que te les antojas, que venías vestida muy sexy, que se imaginaban que eras una goloza para coger, aahhh así…

-¿quiénes te dijeron eso? no me cabe toda, la tienes muy grande aahhh, ¿Quiénes te lo dijeron?

-Algunos, los conoces pero no te voy a decir. Me puse celoso pero no podía decir nada aayyy qué rico. Pero me calento saber que te desean, que te quieren coger.

-Mmm rico aahhh, glup, glup, glup, ¿te gustaría que me cogieran, que me metieran su verga? Glup, glup, ooaacckk, que se las mamara como te la mamo a ti, así de rico, mmm ¿te gustaría? ooaacckk

-Nooo sólo te quiero coger yo aahhh, que rico me la chupas, qué rico aahhh, me vas hacer venir otra vez puta aahhh, qué rica boca, qué rico la mamas.

-Mmmm ¿te gusta como te la mamo? Imagíname mamando otras vergas, que me la metan como tú, que me vieras cómo lo hago, ¿lo disfrutarías, te excitaría? Aahhh que rica verga tienes no la metas toda no me cabe, ooaacckk aahhh, ¿te quieres venir? ¿en mi boca?

-Nooo, yo sólo quiero ser tu cabrón, el que sólo te la meta, además de tu marido y seee, que rica mamada me estás dando aahhh, qué rica boca aayyy, te los quiero echar todos, aahhh, calientes para que te los tragues aahhgg, ahí te van puta, ahí te van cabrona aahhh.

Sandro tomó mi cabeza y empujó su verga haciendo que me atragantara al sujetarme para impedir que me la sacara, sentí como los borbotones de semen caliente me llenaban la boca, me echó todos sus mocos en mi boca, gran parte de ellos me los tragué, pero otro tanto se salieron de mi boca manchando mi blusa. Empujando su verga en mi boca sentí como las últimas gotas de semen escurrían por mi lengua, hasta que se vació por completo, me sacó su verga. Satisfecho, se recostó en la cama, yo tomé unos pañuelos para limpiarme la boca y mi blusa. Sandro era un garañón, su verga permanecía erecta con rastros de los mocos que me echó, yo aún no me había venido, por lo que decidí montarme y cabalgarlo. De un sentón me clavé su palo, hasta el fondo, gemí al sentir un poco de dolor, comencé a darme de sentones en el, sentía como esa vergota perforaba mi panocha, arrancándome gritos de placer. Por momentos le meneaba las nalgas “mordiéndole” su verga con mi panocha, él me sujetaba mis nalgas para enterrarmelas más, me empezó a nalguear. Después de unos cinco minutos de montarlo me pidió que me pusiera en cuatro, de a perrito. Gustosa me puse en esa posición y él de inmediato colocó su palo en la entrada de mi vagina, me sujetó de las caderas y me lo dejó ir de un solo golpe, hasta el fondo…

-Aayyy cabrón, qué palo tan rico tienes, que verga tan rica. Ya me la dejaste ir toda aahhh…

-¿Te gusta esta posición? ¿Te gusta que te cojan así?

-Seee me encanta, me gusta que me monten por atrás, que me la metan duro hasta el fondo, que me nalgueen sabroso. Así me gusta aahhh, toda hasta el fondo aayyy, que piensen que se están cogiendo a una golfa, aahhgg muévete más rápido más así qué rico me montas, qué rico, aayyy así nalguéame plaf, plaf, plaf, plaf, dame duro, hummm…

-Qué caliente eres Mar, andas urgida de un buen palo, ¿no? Para que te den una buena cogida, como a una puta.

-Seee, me gusta que me cojan así, pararles las nalgas y que se las coman todas, que me digan de cosas mientras se las cogen aayyy…

De repente siento que Sandro me saca el palo, lo toma con la mano y lo coloca en la entrada de mi culo. Antes de que reaccione, empuja su verga rápidamente entrando su cabeza, al sentirla así grito de dolor …

-Nooo, ¿qué haces Sandro, por ahí no? Aayyy no, me duele, sácala la tienes muy grande, nooo por ahí no, por favor, me duele aahhgg nooo, ya no la metas más, nooo…

-Otro poquito Mar, disfruta mi verga por ahí, te va a gustar aahhhh, plaf, plaf, plaf, plaf, aflofa el chiquito Mar, aflójalo, plaf, plaf, plaf, plaf

-Nooo aayyy por favor no, me duele aahhgg nooooo, no la metas más, la tienes muy grande aahhh ya no, despacio, despacio aayyy aahhgg nooo, qué verga aahhh despacio, ya no la metas más…

-Ya entro la mitad, plaf, plaf, plaf, plaf eres mi puta ¿no? Compláceme por ahí putita, se ve que te gusta también por ahí. ¿A poco no te la han metido por el culo? Ahí te va toda cabrona. Sandro empujo su verga entrando toda. Empezó a meterla y a sacarla, no le importaban mis súplicas de que ya no la metiera más. Toma mi verga puta plaf, plaf, plaf, tómala toda. Te está gustando verdad, ya aflojó, plaf, plaf, plaf, plaf.

-Nooo, ya no, la tienes muy grande aayyy, aahhgg tu verga esta grande y gruesa aayyy. Si me la han metido, pero siempre me ha dolido, aahhh que verga despacio, despacio aayyy aahhgg eres un cabrón, eres un cabrón, que verga tienes aahhh, seee aayyy… Sandro aceleró sus movimientos arrancandome gemidos de dolor-placer que seguramente se escuchaban en los demás cuartos, parecía que iba a terminar. Diez minutos de tortura placentera hicieron que terminara, pero en lugar de vaciarse en mi culo, sacó su verga y la enterró en mi panocha, bramando de placer.

-Aahhh ahí te va de nuevo mi leche cabrona, qué buen culo tienes, que buenas nalgas puta plaf, plaf, plaf, plaf, aahhh toma todos mis mocos en tu panocha putona aahhh, tómalos todos aunque quedes preñada puta aahhh plaf, plaf, plaf…

Sandro me volvió a llenar de semen mi panocha, sus mocos calientes se impregnaban en mi interior dejándome una sensación perversa de haber sido usada para satisfacer sus instintos carnales. Se separó de mi y me dijo que ya se tenía que ir, que ya se le había hecho tarde, que por favor me arreglara rápido. Pensé: este cabrón me uso como una puta, me trajo al hotel sólo para sentirse bien él, para llenarme de semen, para cogerme morbosamente como a una puta. Yo no me había venido, pero me sentía satisfecha de haber complacido a mi cabrón quién me llenó de semen sin haber estado protegida, sabía de los riesgos que eso implicaba. El placer de sentir como su verga vibra al expulsa su semen es para mi una sensación exquisita y más cuando los expulsan dentro de mi, uufff me hacen venir. El no era un hombre sensato, en cierto momento recordé sus palabras, era un macho mojigato, posesivo; si supiera que ya había tenido y tenía aventuras con algunos de los compañeros que decía, ha. Así, insatisfecha llena de semen salí del hotel rumbo a mi casa, caliente y deseosa de más sexo, esperaba bajar mi ganas con mi esposo.

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