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Maite, mi culo favorito del bachiller (III): De buena mañana
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Tras el accidentado encuentro del día anterior, Maite me había invitado a pasar la mañana en su casa. Me presenté en la puerta de su casa a eso de las 10:30.

Tardó un par de minutos en abrirme. Lucía un hermoso bikini gris con una bata de rayas semitransparente por encima.

Maite: Hoola!!! Pasa, pasa.

Marcos: Gracias. Madre mía, pensé que me había confundido de casa, como no abrías.

Maite: Es que eres un poco inoportuno, que me estaba cambiando para tomar el sol hasta que vinieras.

Marcos: A bueno, pues te acompaño entonces.

Entré al baño, me cambié y estuvimos charlando mientras tomábamos el sol al lado de su piscina.

Hablamos de cosas cotidianas, como amigos, ignorando el hecho de lo que había pasado el día anterior, hasta que al final ella me dijo en tono de broma -"Bueno, ¿entonces has venido a hablar trivialidades o has venido para rematar lo de ayer? jaja".

Tras esto, yo me lancé sobre ella en dirección a su boca, a la par que ella me envolvía con sus piernas. Me volteó quedando yo echado en la tumbona y ella encima con nuestras caderas alineadas. Restregaba su culo contra mi pene, haciendo círculos con sus caderas.

Separé mi mano derecha de su culo y la llevé lentamente en dirección a la bragueta de mi bañador con la intención de liberar mi pene. Ella lo notó enseguida y comenzó a moverse más bruscamente encima de mi pene. Yo por mi parte separé un poco la tela de su bañador y comencé a masajear su coño con mis dedos. Acto seguido, ella agarró mi pene y me dijo: "Ahora te voy a dar lo que quieres", mientras colocaba mi pene en la entrada de su vagina y se sentaba encima de él.

Acomodé mis manos en sus caderas y acompañé los movimientos de ella. Se movía lentamente con sus manos en mi pecho, produciendo pequeños gemidos y haciendo movimientos cortos metiendo y sacándose el cacho de mi pene que alcanzaba a salir a través de la bragueta. Tras unos minutos de lentos movimientos, se la saqué y me bajé el bañador hasta los tobillos, para posteriormente volvérsela a introducir. Ya liberado de mi bañador, agarré su culo y comencé a bombearla con mayor intensidad.

Marcos: Cuanto había soñado con este momento. Ahora si que te voy a dar lo que te mereces- tras lo cual le pegué una cachetada.

Maite: ¡¡Ahh, si, si, si. Follame más fuerte.

Ella se arqueó, pegando su boca a mi oreja, mordiéndome el lóbulo y comenzando a gemir más fuerte en mi oído. Posteriormente, se incorporó y comenzó a brincar sobre mi pene poniendo sus manos sobre mi pecho. Yo ya estaba acercándome a mi clímax.

Marcos: Maite, me voy a correr en nada

Tras esto, Maite se sacó mi pene de su vagina y comenzó a masturbarlo hasta que me corrí, llegando algún disparo a impactar en su cuerpo.

Maite: Joder, que bien. Eres un afortunado, no lo suelo hacer a pelo con casi nadie. Ven, vamos a darnos una ducha, que me tengo que limpiar “tus restos”.

Me subí el bañador y la seguí al interior de la casa en dirección al baño, nos quitamos la poca ropa que llevábamos y nos metimos juntos en la ducha.

Ella empezó a tirarse el agua desde arriba, cerrando los ojos y dejando caer el agua, mojándose el pelo y limpiándose los restos de semen que le había dejado.

Con la mano derecha sujetaba la alcachofa de la ducha y se pasaba la mano izquierda por el cuello, los pechos y el abdomen, provocándome una enorme calentura adicional a la que yo ya tenía. Me acerqué a besar su cuello y comencé a descender por su torso en dirección a su coño. Comencé a jugar con mi lengua en él, a la par que colocaba mis manos en su culo, tras lo cual ella apagó el agua y colocó sus manos en mi cabeza, apretándome hacia ella. Mi boca pasaba de manera intermitente entre meter mi lengua en su coño y succionar su clítoris.

Maite: Oh, oh, oh. Marcos, por favor, no pares. Estoy a punto de venirme

Tras esto, aumenté el ritmo, haciendo que ella comenzará a gemir más rápido, hasta que finalmente estalló en mi cara emitiendo un sonoro gemido.

Me levanté y la besé con la totalidad de mi cara cubierta por su jugos, agarrando su culo con mi mano derecha y dándole posteriormente un cachetazo.

-"Ahora me toca a mi" -masculló ella sensualmente mientras se agachaba e introducía mi miembro en su boca. Movía su lengua en círculos alrededor de mi polla, introduciéndosela hasta casi la garganta y volviéndola a sacar casi entera.

La agarré de la mano, tirando de ella para levantarla y cargarla sobre mi agarrándola de las piernas. Ella pasó sus manos alrededor de mi cuello y sus piernas alrededor de mi torso, entendiendo perfectamente lo que pretendía. Coloqué mi pene en la entrada de su vagina y se lo introduje lentamente, acompañado de un leve gemido al unísono por parte de ambos.

Comenzamos lentamente, con pequeñas embestidas mientras nos mirábamos a los ojos lascivamente y nos besábamos de forma intermitente. Empecé a aumentar el ritmo, causando que ella acabara por apoyar la cabeza en mis hombros, dejando caer su pelo aún húmedo sobre mi espalda. Sus gemidos no cesaban, y no nos estábamos cortando un pelo en el volumen ninguno de los dos.

Maite: Aaah, aaah

Marcos: Aaah, aah, ahh, Maite, estoy a punto.

Maite: Yo también, yo también. Sigue, por favor, no pares.

Comenzamos a emitir los gemidos previos al clímax, y ella me abrazó más fuerte hacia ella a la par que yo me descargaba en su vagina.

Nos besamos con mi polla aún introducida en su coño, y mi descarga goteando en el suelo de la ducha. Nos acabamos de duchar(ahora ya sin más "incidentes"), nos vestimos y me despedí de ella con un beso, tras haber completado mi trabajo.

Que gran mañana.

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