Conocí a un hombre de 42 años de edad, es entrenador de un gym, se imaginarán lo conservador que está, musculoso y sumamente sexi.
Empezamos a salir y a pesar de la diferencia de edad, me sentía muy cómoda con él, me invitó a tomar algo en su departamento y yo accedí, al llegar él me tomó la cintura por detrás y me dijo al oído que tenía muchas ganas de penetrar mi vagina a lo que yo le respondí que lo hiciera muy duro.
Me llevó a su recámara y entre besos me comenzó a quitar de poco en poco la ropa hasta dejarme con mi cachetero de encaje, yo le quité la camisa y quedaron al descubierto sus grandes y formados músculos que me calentaron aún más, el acarició suavemente mis pezones mientras sus manos se metían debajo de mis bragas y poco a poco fue bajando hasta quitarme las bragas, y me empezó a hacer el mejor sexo oral de mi vida, luego de estar un largo rato probando mis jugos yo le quité el bóxer y pude ver lo grande que era si miembro, lo puse en mi boca y comencé a lamerlo hasta que ya no aguanto más y me acomodó frente a él, me abrió las piernas y se puso un poco de salida en los dedos para luego acariciar suavemente mi clítoris, me miro y en voz baja me dijo que le calentaba que yo fuera menor que él, entonces me penetró duro, tal y como me gusta, yo solo podía sentir lo duro y a la vez suave de su pene, me encantaba y no podía dejar de gemir, me estaba dando la cogida de mi vida, solo quería que me la metiera y sacara más rápido hasta hacerme venir.
Luego de eso nos quedamos dormidos y desperté abrazada a él, totalmente desnuda y satisfecha.