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Macarena, mi nueva compañera de trabajo (II)
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Tiempo de lectura: 7 minutos

La ceremonia en cuestión era la partida de un colega que había jubilado y se había organizado una cena de despedida por lo que allí estuvimos. La noche estuvo bien. Después de los clásicos discursos vino la cena. El departamento de informática también estábamos allí, Macarena se vistió para la ocasión con un traje de noche negro, y zapatos con tacos igual negros. Al verla, ella sintió que yo me la comía con la mirada y como buenos colegas, nos sentamos juntos.

Querido compañero te ves bien rico, me dijo; espero que me concedas unos bailes hoy

Claro que sí, le dije, me imagino que después la seguimos en algún lado o no?

Sí, me gusta la idea, quizás con los otros profes o solitos? Me pregunta.

Que quieres tú? Yo solito contigo, le respondí.

Así? Más me gusta la idea, me dijo al tiempo que por debajo de la mesa me toma una de las manos, y me las acerca a sus piernas.

Sientes? Me pregunta al tomarme la mano e ir subiéndola por su muslo rico, suave.

Y siento que voy tocando cerca de su vagina: traía un colales súper diminuto, por lo que se me acerca a mi oído y me dice susurrando: es negrito, con encajes, súper pequeño y desea que alguien lo saque con la boca. Al decir eso, mi pene comenzó a pararse y me imaginaba su vagina mojadita, suave, dulce en mi boca y sintiendo la punta de mi pene rozar sus paredes, por lo que pensé que la noche iba a prometer hoy.

Terminada la noche, después de unos bailes y tragos, que por lo demás no tome mucho, para mantenerme alerta, nos fuimos a un bar cerca de acá con los demás colegas. Al cabo de rato comenzaron a irse casi todos. Estábamos en esas cuando le dice a ella por el oído:

Te voy a dejar a tu casa?

Bueno, pero prométeme que me vas a aceptar un café.

Bueno, pero si el café se alarga? Yo no tengo problemas y espero que tu tampoco mi amor, Le dije. Pague los tragos y nos fuimos a su casa; al abrir la puerta, le dije:

– Qué falda tan seductora te pusiste hoy.

– ¿Sí, te gusta?

– Claro que me gusta, te hace ver un culo de lo más interesante.

– Ah no digas esas cosas.

– Te estoy diciendo la verdad, tienes un lindo culo

– Bueno, si tú lo dices.

– Y ha de ser bien suavecito, verdad?

– Sí, he han dicho que es suave, te gustaría tocarlo? Al tiempo que me tomo de la mano y me lo dirigió a su culo por arriba de su falda, se sentía la tela apegada a la piel, dejando ver el hilo de su ropa interior casi invisible.

– Eres bien mala, vas con esta falda y un tanga cortita que ni te tapa el culo, no me negarás que lo hiciste para calentarme.

– Y porque crees que lo hice? Para que después de la comida me vinieras a dejar y sentir algo más que sexo oral en un laboratorio y en una oficina.

No fuimos a su pieza, comenzamos a besarnos apasionadamente, me dijo: me esperas?

Fue a su vestidor, no se demoró nada, al regresar la besé apasionadamente y comencé acariciar sus lindas tetas y después las saqué de su sostén sin tirantes podía sentir cuando tocaba sus ricos pezones bien paraditos mientras ella se dejaba llevar y a la vez nos besábamos con loca pasión, podía sentir sus besos tan calientes y su lengüita tan rica que mi pene despertó.

Ella me llevo a sus pechos tan excitados, que de inmediato comencé a chupar, mientras cerraba los ojos: Que rico, así chúpalos, así muérdemelos despacito mientras ella me tocaba mi pecho, mi espalda, me besaba el cuello, mi boca.

Nos tumbamos en la cama, seguimos besándonos locamente, su vestido voló por los aires, mi pantalón también hasta quedar con nuestra ropa interior y ella solo con tacones. Al instante comenzó a bajar hasta la altura de mi verga, me miro, me cerro el ojo y comenzó a sacarme el ropa interior con la boca, con los dientes, eso me éxito mucho más hasta que tuvo mi miembro en su cara.

Que rico me dijo, al tiempo que me mira a los ojos y sin perder la mirada se metió en la boca, primero la cabecita, sentir sus labios otra vez en al punto me dio escalofríos por todo el cuerpo sintiendo su boca caliente. Sus labios empezaron a succionar y lamer. Su lengua se deslizó por el tronco despacio, hasta alcanzar mis cocos. Veía como su cabeza subía y bajaba sobre mi sexo. Su boca lamía sin descanso, subiendo y bajando sobre mi sexo. Succionando, lamiendo, chupando. Mi respiración era cada vez más agitada. Mi cuerpo se convulsionaba y mis manos sobre su cabeza, la empujaban a que lamiera y chupara sin descanso.

Su lengua se movía sabiamente sobre mi pene, sus manos no estaban quietas, con una sujetaba me la sujetaba por la base y con la otra masajeaba los huevos. Mi cuerpo se tensó, y ella seguía mamando mi pene. La humedad de su boca me envolvía por completo, y sentí que estaba en el cielo con sus besos su boca chupando mi verga.

Ella gemía. La observé de nuevo, y vi como una de sus manos se había perdido entre sus piernas, indudablemente se estaba acariciando su vagina, introduciendo sus dedos entre sus piernas, dándose placer a sí misma.

Eso aún me excitó más, y le dije, mi amor acércame tu culo a mi boca y así lo hizo: le corrí el hilo de su colales y acerco su culo rico a mi boca. Un sesenta y nueve perfecto.

Nuestros cuerpos parecían hechos a medida para hacer ésta postura. Ella otra vez le dio masajes de mi pico mientras mi lengua potente había estado limpiándole toda su raja por fuera y comenzaba a buscar en su interior. Viendo así, jugando con su chorito y más con sus zapatos de taco puestos me éxito mucho más, aun sintiendo su boquita en mi pene, separe sus mojados labios con mis dedos y pude ver el su vagina palpitando de placer. Pase mi lengua inmediatamente, sintiendo el sabor dulce de su hoyito mojado.

Que me haces, sacándose mi pene su boca, dámelo, ponlo en mi boca.

Acomode mi cuerpo obedeciéndola sin dejar de pasar mi lengua por su rajita la cual sacaba jugos cada vez que pasaba mi lengua lentamente y me pedía que le comiera sus labios y que estuviera bien rico lo que le hacía. Por su parte ella continuaba metiendo mi pene en su boca completamente y ayudándose con sus manos para darme más placer.

A veces era tanto el placer que sentía que tenía que dejar de chuparle sus jugos y poder gemir de placer. Pero volvía a mi trabajo besando sus muslos interiores como si estos fueran el camino a su rajita caliente. Empecé a chupar desesperadamente su rajita. Esto excito aún más a Pilar la cual dejo de chuparme el pene para dedicarse a gozar mi chupada soltando gemidos y más movimientos de sus caderas. Le lamía el clítoris, los labios vaginales, todo el flujo que salía de ella lo lamía y lo saboreaba por completo, me encanta, me fascina lamer, no paraba de lamer y ella se vino en un fuertísimo orgasmo que casi le quita la respiración, ella gemía como una loca mientras se apretaba las tetas, yo seguía lamiendo, ya que le había salido un chorro al gozar y no dude en tragarlo todo.

Mientras ella se relajaba en posición 69 nunca deje de lamer su zorra; ella volvió a encenderse y a gemir, estaba poseída y eso me encendió mas, le lamia como desesperado y sentía que mi lengua iba penetrando ufff que placer, mientras la lamia por completo se metió mi pene en su boca y se lo sacaba. Yo alternaba las lamidas, subía hasta su clítoris, su sexo, su culo, para ese momento corrían sus jugos como agua hasta que dejo de lamerla y me aparto de ella, deja metértela le dije. Dámela ahora!

Nos giramos y se puso en cuatro patitas a la orilla de la cama, le quité la tanga a tirones y ella misma se abría el vagina con los dedos: Me dijo, penétrame ya! De inmediato acomodé mi pene en la entrada de su jugosa vagina y empecé a empujar.

Ay amor, dame duro! Ensártamela de golpe!: Y obedecí, se la empuje de una, pude sentir como entraba hasta el fondo, ella estaba empapada y empecé en un frenético mete saca, ambos gemíamos y gritábamos como locos cuando iba aumentando el ritmo podía sentir el palpitar de su zorrita y nuestros cuerpos chocaba y los cachetes de su culo se moviendo al ritmo de mis embestidas, gemíamos como locos, me pedía que no parara, que estaba caliente, que le diera con todo.

Ya no podía aguantar y siento algo que viene desde la punta de mis pies hasta el centro mi pene, eso muévete mas que rico tómame firme porque voy a acabar contigo me gritó.

La tomo de la cintura, la acerco con todas mis fuerzas y ella se toma una de sus tetas, se las acaricia desesperadamente, ambos gemíamos de placer oh que rico estoy acabando, lléname la vagina de leche por favor, yo ya sentía como ella se venía al mismo tiempo que yo, a la vez que salía una buena cantidad de semen dentro de ella y acabamos juntos, ella no sé cuántas veces. Nos dimos un gran descanso, hablamos de tantas cosas y al rato me fui al baño. Al regresar me estaba esperando y me fui a ella de nuevo.

Fui provocándola besándole el cuello tiernamente, sus pequeños suspiros me hacían delirar, la respiración tanto la de ella como la mía era cada vez más rápida y ver sus ojos cerrados y su pícara sonrisa me hacía sentir que estaba haciendo las cosas bien.

Quiero hacer una cosa antes, me dijo, entonces ella se subió en mí y metió mi pene en su vagina y comenzó a moverse muy lento, arqueaba su espalda y se movía muy sexy de pronto paraba y seguía con movimientos lentos y rápidos.

Estuvo moviéndose algunos minutos y era una sensación muy rica, ella gemía se movía cada vez más rico, al rato nos cambiamos de posición y ahora yo sobre ella: acerque mi pene empecé a pasarla por todo lo largo de su húmeda vagina y en círculos en su clítoris, oh que rico me gusta, me dijo, sigue allí hasta que ella me tomo el pene con sus manos y empezó a jugar con mi verga en su entrada, mirándola a los ojos y besándome, ella insistía en que se la metiera, me beso con todo y mirándome a los ojos me dijo:

Me vas a culear ahora o no? y yo sin avisarle le metí el pene cuando menos lo esperaba de un solo golpe, ella grito. Ah que rico!

Se la dejé adentro metiéndola hasta el fondo, ella cerraba los ojos de puro gusto, iba a empezar a moverme, cuando ella me aprieta el culo impidiendo mi movimiento: espera no te muevas oh si muévete cortito, después de dejarla recuperarse mientras miraba sus tetas con esos pezones hinchadísimos, me pidió más, moviendo sus manos de mi culo hacia atrás y hacia adelante, empecé a metérselo otra vez!. Dale amorcito rico dale de nuevo

Estaba tan lubricada, que en cada bombeo mi pene llegaba casi hasta a salirse, pudiendo sentir ella por su vagina, lento y luego rápido. Agarré su poto con fuerza abriéndole mas el choro, me empecé a mover con velocidad arriba y abajo, temblábamos, tenía los ojos cerrados y parecía que se iba a volver a correr, me tenía agarrado por la cintura, sus tetas se movían con cada embestida, me insultaba que se la metiera fuerte, se retorcía, nos besábamos más fuerte, más rico, nos mordíamos los labios, era mi puta que estaba dándome placer y yo a ella

Hazme tuya, me agarraba de donde podía, gritaba de gusto, el placer era más frenético, más fuerte…y no había nadie que nos parara. Yo le sujetaba el culo, mi pene entraba y salía de su zorra, el ruido de nuestros cuerpos chocar en cada embestida retumbaba en la cama, ella solo gritaba y gritaba con los ojos cerrados, con todo el cuerpo temblando por el movimiento.

Me vas a matar de gusto, me dijo y pedía más hasta que mi orgasmo se acercaba, mi pene endureció aún más y mi cuerpo temblaba, estábamos transpirados, allí va le dije, lléname de leche en el zorrita, al tiempo que ella también estaba acabando, que rico mi orgasmo me dijo te quiero mi amor.

El primer chorro de semen salió de mi pene, mientras los espasmos la recorrían, ella tenía los ojos cerrados y la boca abierta, mi orgasmo fue largo e intenso, por fin el ultimo chorro salió de mi pene, pero ella notaba que iba a tener orgasmo si seguía moviéndome, con lo cual volví a empujar con mi pene y tras varios segundos me dijo que no parara.

Estoy teniendo otro orgasmo no pares! Uh Rico, te amo mi amor

Esa noche lo hicimos una vez más y al otro día cuando me iba a mi casa me dijo: Te doy un regalo y me pasó algo envuelto: cierra los ojos, y me puso algo en el bolsillo interior de mi traje. Prométemelo que lo has a ver en tu casa, nos dimos un rico beso y me fui a casa.

Al llegar a casa abro lo que me dio y tomo mi teléfono, le envío un mensaje: Gracias por tu regalo amor. Eran sus colales que había usado anoche y que con gusto se los arranqué de su piel.

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