-Nos vamos de finde.
-¿Eh?
Este fue el recibimiento de Silvia a Luismi nada más llegar a casa después del trabajo.
-Sí, ha llamado Genia y me ha comentado que nos pasemos este fin de semana por su casa.
-Pero, ¿no estaba de viaje?
-Sí, pero ya ha vuelto. Dice que va a estar sola porque su chico no está. No volverá hasta mediados de mes.
-Ah, vale perfecto.
A Luismi le pareció una buena idea hacer algo diferente y un viaje a Valencia era perfecto. Saldrían de marcha por la playa y lo pasarían bien. Genia era una tía muy divertida.
Prepararon el viaje para el viernes por la tarde. Nada más llegar él de la oficina. Pediría salir un poco antes, sobre las seis de la tarde. Al fin y al cabo ahora no había mucho movimiento los viernes.
A las siete de la tarde del viernes pusieron en el maletero dos pequeños equipajes en mochilas, llenaron el depósito para no tener que parar y salieron.
El viaje les llevó unas tres horas sin apenas atascos. Tan solo a la entrada de Valencia. Una vez empezaron a callejear, Silvia llamó a Genia para confirmar la dirección y a las diez y media estaban subiendo por el ascensor a la quinta planta de un edificio alto cerca de la playa.
Genia estaba en la puerta esperando para recibirles. Al abrirse las puertas del ascensor las chicas se vieron y se abrazaron. Pese a no perder el contacto, no se veían desde hacía muchos meses.
Silvia y Genia eran íntimas amigas desde la infancia. Y siempre habían estado en contacto aunque cada una había llevado una vida diferente.
Las dos eran universitarias, pero mientras Silvia llevaba años trabajando en un puesto de dirección de una gran empresa a Genia le había llevado más tiempo consolidar un buen puesto como el que tenía ahora.
Era la jefa de personal en la oficina central de una cadena hotelera pero tenía que viajar a menudo a las distintas delegaciones.
En lo personal también habían llevado caminos diferentes. Silvia y Luismi llevaban algunos años juntos. Genia en cambio llevaba un año tan solo con su actual pareja, periodo que en su caso ya era un éxito.
Ambas amigas compartían un pasado común. Habían pertenecido a la misma pandilla de amigos y habían reído, salido y bebido mucho juntas. E incluso habían compartido amantes.
Una vez instalados en la casa y acomodados en las habitaciones (Genia decidió que ella dormiría en la habitación de invitados mientras ellos ocuparían la suya), pasaron al salón.
Éste era bastante amplio con un gran ventanal que daba acceso a la terraza y vistas a la playa.
Se sentaron en los sofás y se pusieron unas copas. Las chicas empezaron a contar historias de ellas y las bebidas seguían corriendo. Fue así como se enteró Luismi de algunos secretos de Silvia, como que una vez lo había hecho con dos tíos en un camping en Benidorm. O que otra vez, en una fiesta de la facultad, había triunfado con uno de los mitos del centro y después descubrió que además de estar buenísimo tenía una polla descomunal. Al parecer Genia posteriormente también se lo tiró y daba fe del tamaño del miembro del chico.
Las dos seguían recordando y riéndose de las aventuras de la juventud y Luismi empezaba a estar muy excitado.
Decidieron irse a la cama cuando el alcohol les empezaba a afectar.
Una vez en la cama y a oscuras, Silvia empezó a besar a Luismi. Se puso sobre él y con la mano le empezó a acariciar la polla:
-Umm… que caliente estoy Luismi -le susurraba ella al oído.
-¿Qué? ¿Te han puesto cachonda los recuerdos?
-Cállate y déjame que te la chupe… anda.
Silvia fue descendiendo por el cuerpo de su novio hasta colocar la boca en su pubis y comenzar a besarle. Para luego comenzar a chupársela. El sonido de la polla saliendo de la boca era muy excitante:
-Ahhh, que bien la chupas, Silvia -decía Luismi en voz baja.
-Es que me encanta chupar una polla -y siguió con su movimiento de cabeza mientras él la masturbaba.
De repente la chica se paró encendió una lámpara pequeña y bajó de la cama para buscar algo en su mochila:
-Genia se va a despertar y nos va a oír -decía el hombre.
-Pues que se haga una paja -apuntó Silvia en un tono de voz alto y con claros síntomas de embriaguez.
Se puso de pie y con cara de viciosa le mostró un bote de vaselina:
-Quiero que me des por culo.
La cara de Luismi se iluminó al ver el maravilloso cuerpo de su novia.
Silvia era una mujer de estatura media, pelo castaño, ojos claros, blanca de piel. Tenía unas tetas más bien pequeñas pero con unos pezones gordos y oscuros. Llevaba el coño rasurado y tenía un culito respingón espectacular. Ella fue hacia él gateando, se comieron la boca y él le acarició el coño:
-Venga dame fuerte que no puedo más con la calentura. -Le propuso ella muy excitada.
La mujer se puso a cuatro patas mientras el hombre detrás dejaba caer la vaselina en su agujero y le iba introduciendo un par de dedos para dilatárselo. Silvia empezaba a jadear. Luismi se colocó lo más cerca que pudo y se untó toda la polla, que sin ser muy grande si era gruesa:
-Te voy a reventar -anunció el hombre.
-Métemela ya, joder -se impacientaba la mujer.
Colocó la cabeza de su pene en el ano de ella y comenzó a empujar:
-Ay, ay, ay,… me duele, me duele -se quejaba.
-Aguanta que ya te entra.
-Ah, ah, ah, si, si, si, despacio.
-Umm… ya entra el capullo… -decía su novio con satisfacción.
-Para, para, despacio…
Una vez metió la cabeza le dio un empujón hasta dentro. Él gritó de placer y ella de dolor:
-Me duele mucho -gimoteaba Silvia.
-¿No querías que te diera por culo? -le reprochaba Luismi -pues toma -y se la volvió a clavar fuerte.
El hombre comenzó un mete-saca incesante. Ambos gritaban sin importarle que Genia pudiera oírles. Silvia jadeaba como una loca mientras su novio respiraba fuerte por el esfuerzo:
-Sí, sí, párteme el culo, cabrón.
-Ah, ah, toma, perra viciosa -Luismi la insultaba en estado de excitación cosa a que ella le ponía mucho.
-Dame más fuerte, cabrón.
Él la tenía sujeta por las caderas, fuertemente, y ella se agarraba con sus uñas a las sabanas y aguantaba las embestidas con la cabeza en la almohada:
-Me voy a correr -anunciaba a gritos el hombre.
-Dame fuerte, así, así, cabrón, párteme el culo -le animaba su novia.
Cuando estaba a punto de correrse dentro de aquél culo increíble, apareció por la puerta de la habitación Genia totalmente desnuda y con un dildo rosa en la mano.
Era una morenaza de mediana estatura y pelo largo. Ojos negros y con cara de viciosa. Morena de piel con unas tetas impresionantes y preciosas. Un coño grande y gordo sin rasurar aunque bien recortado y con un culo redondito de escándalo:
¿Qué? ¿Puedo unirme a la fiesta? -preguntó con voz sensual
Ante esta situación Luismi no pudo más. Agarró fuerte del pelo a su novia y se corrió con un grito. Mantuvo la polla dentro unos segundos haciendo fuerza:
-Me la vas a sacar por la boca -decía Silvia entre jadeos.
Con cuidado, Luismi sacó la polla y se tumbó en la cama:
-¿Me dejas que te la limpie? -preguntó lasciva Genia.
Pasando con cuidado por encima de su amiga que reposaba boca abajo junto al hombre, se inclinó para meterse la polla de Luismi en la boca y comenzar una mamada muy lenta.
Silvia tomó el dildo que había traído Genia y comenzó a introducírselo en su coño. La otra punta la dirigió a la entrada de su culo donde, aprovechando el semen que se le salía, lo lubricó y comenzó a metérselo. Suspiraba de placer mientras veía como su mejor amiga le comía la polla a su novio:
-Fóllatelo, Genia. Cabálgalo -le ordenó.
El hombre se sentó en la cama apoyado en el cabecero y Genia se puso a horcajadas sobre él para empezar a descender sobre su miembro. La mujer suspiró cuando la tuvo toda dentro. Él le comía las tetas, mucho más grandes que les de su novia, al tiempo que ella comenzaba a cabalgarlo. Silvia seguía con sus dos agujeros ocupados y ahora se acariciaba el clítoris.
Cuando ya no pudo más se puso de pie en la cama y se metió entre los dos. Dejando el culo a la altura de la boca de su novio y el coño en la de su amiga:
-Vamos cómeme el culo -ordenó a Luismi.
Tomó a Genia por los pelos y la acercó a su entrepierna:
-Y tú cómeme el coño.
Genia dejó de botar sobre la verga del novio de Silvia y se entretenía en chupar, comer y morder la pipa a su amiga mientras le introducía tres dedos. Se lo comía sin prisas, sabiendo donde tocar y con que presión.
Silvia sintió los dedos recorriendo todo el interior de su coño. Su lengua era caliente y húmeda. Miraba a su amiga y se excitaba cada vez más.
Su hombre le comía el culo que antes le había reventado a pollazos y su mejor amiga le comía el coño como ningún hombre se lo había hecho nunca:
-Ahora quiero ver como te da por culo mientras me sigues comiendo el coño -Silvia había tomado las riendas y ordenaba lo que tenían que hacer.
Se tumbó con las piernas abiertas, Genia metió la cabeza entre éstas y Luismi volvió a repetir la operación de la vaselina.
Tomó a Genia por las caderas y miró a Silvia con lujuria. Ésta le sonreía con los ojos entornados mientras con una mano se cogía una teta y con la otra aguantaba la cabeza de su amiga contra su sexo.
Su novio comenzó a empujar dentro de aquel culo moreno y sin casi esfuerzo el capullo atravesó el agujero. No era la primera vez que sodomizaban a Genia:
-Ahh, que bien joder -decía Genia.
-No pares de comer, puta -le ordenaba su amiga.
-Que culo más caliente tienes Genia. -Apuntaba encantado Luismi.
-Dale cabrón, quiero ver como le partes el culo a esta perra.
Silvia estaba desatada:
-Muérdeme la pipa. Vamos que me corro.
Miró a su novio que con cara de esfuerzo seguía bombeando sobre el pobre agujero de Genia.
-Me voy, me voy, ahhh -tirando del pelo de Genia Silvia llegó al orgasmo.
-Para, Luismi, que me duele mucho el culo -Genia sentía los desgarros en su ano.
Ésta se giró y acercando su cabeza a la polla del novio de su amiga comenzó a mamar. Era una auténtica bestia en la cama. La mamaba como una actriz porno. Silvia volvía a excitarse por la visión y tumbada metió la cabeza entre las piernas de su amiga. Genia miró hacia abajo y vio como la cara de su íntima amiga se perdía en su peludo coño. Suspiró y siguió con su mamada. Luismi en un último esfuerzo descargó abundante semen en la boca de Genia que tragó la gran mayoría mientras el resto se salía por la comisura de sus labios.
El hombre se retiró exhausto a un lado para seguir disfrutando del espectáculo que le proporcionaban su novia y su amiga.
Silvia tumbó a Genia sobre la cama y comenzó a lamerle desde el coño hasta sus hermosas tetas. Su amiga se dejaba hacer mientras le masturbaba.
Ahora se abrazaban, se tocaban todo el cuerpo al tiempo se morreaban apasionadamente. Sus tetas se rozaban, se mordían los pezones, se los pellizcaban.
Con sus manos se buscaron sus sexos. Entrecruzaron las piernas para que sus coños se tocasen. Silvia sintió los rizos negros de Genia rozando sus rasurados labios vaginales.
Buscaron la forma en que sus sexos estuvieran en contacto y sus clítoris se rozaran el uno con el otro. Así empezaron a moverse de manera que se masturbaban mutuamente al tiempo que seguían los besos y caricias por todo el cuerpo. De vez en cuando hacían pasar sus clítoris por la raja de la otra para lubricarse con los flujos vaginales.
Se notaban que estaban más calientes y excitadas que nunca, sentían un placer inmenso. No dejaban de jadear cada vez más fuerte al mismo tiempo intensificaban los movimientos. Oyeron un grito de Luismi que con la imagen de las dos amigas echando aquel polvazo se había hecho una paja y se había corrido sobre su abdomen, derramando así la poca leche que le quedaba.
En ese instante y sintiendo una explosión de placer indescriptible las dos mujeres acabaron en un tremendo orgasmo. Gritaron, se besaron, se abrazaron. Fue el mejor y más intenso orgasmo que habían tenido en sus vidas.
Acabaron durmiendo los tres en la misma cama.
Por la mañana, al despertarse Luismi vio que Silvia estaba profundamente dormida. Oyó un ruido y se dio cuenta que Genia no estaba.
Se levantó desnudo y con la polla semi erecta. Paseó por el piso para ver donde estaba Genia.
Al pasar por el baño, estaba la puerta abierta y no pudo dejar de entrar. Allí estaba ella bajo la ducha totalmente mojada con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados.
Sus impresionantes tetas morenas se veían más deseables estando mojadas. Su barriguita plana y su coño peludo parecían desafiarle.
El hombre en silencio se acercó un poco más a la bañera. Ella notó su presencia y abrió los ojos. Le miró de arriba a abajo y vio que tenía una tremenda erección. Se le veía una polla realmente bonita, no era demasiado grande. Si era gorda y tenía el capullo al rojo vivo, más aún después de la noche anterior.
Luismi se metió en la ducha con ella. Se tocaron todo el cuerpo y se besaron. La cogió en peso y apoyada en la pared se la iba metiendo, penetrándola lentamente. Genia suspiró junto a su oído. Le tenía abrazado por el cuello y rodeaba su cintura con las piernas:
-Siempre te he deseado -dijo ella en voz baja -siempre he querido follar contigo a solas.
-Quiero que me lo hagas muy fuerte.
La mujer seguía aumentando el nivel de excitación del novio de su amiga:
-Aaahhh, quiero notarla muy dentro.
-Siempre me has gustado Genia.
-Dame más fuerte, dame más.
Los movimientos pasaron a ser embestidas que la empotraban contra la pared:
-Sí.
-¿Quieres más fuerte? ¿Eh?
-Sii, así joder… que polvazo.
-Me voy a correr dentro.
-Sí, me voy, me voy, mátame ahhh…
Y se corrieron los dos al mismo tiempo con un magnifico orgasmo.
Tras unos segundos abrazados en los que él no le sacó la polla del coño. Pasado unos segundos ella salió del baño y se quedó él duchándose.
Al entrar en la cocina vio a Silvia que acababa de levantarse y buscaba un zumo en la nevera:
-Buenos días, Silvia, ¿Y Genia?
-Ahí hablando por teléfono con su novio.
-¿Qué tal has dormido? -preguntó él guiñándole un ojo.
-Fenomenal. Lo de anoche hay que repetirlo… -dijo ella con media sonrisa.
La relación entre ellos era un tanto especial. Llevaban saliendo cuatro años y aunque nunca habían acordado nada, nunca se habían pedido explicaciones. Preferían tener libertad para hacer lo que cada uno quisiera. Se querían, se respetaban pero preferían no ser monógamos.
Silvia tenía un hermano mayor con quién se llevaba de maravilla, además de no haber perdido nunca el contacto con sus amigos de la juventud. Entre la que se encontraba Genia como la mejor.
Solo había tenido un novio durante tres años Félix con quién no acabó del todo bien. Luego se negó a atarse a nadie y prefirió disfrutar su plenitud sexual disfrutando con quién se le antojó. De manera que cuando comenzó a salir con Luismi no quiso perder la libertad que había tenido hasta entonces.
Por su parte, él tampoco quería ninguna relación convencional. Al parecer la relación con su padre tenía mucho que ver con éste comportamiento.
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