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Luisa, la ahijada de mi tía (Segunda parte)
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Yo me quedé sentado observando. Luisa se bajó de la mesa, se acercó a mí, se sentó sobre mí de frente pegando la vagina húmeda a mi pene ya flácido, colocando sus manos en mi pecho, me miró fijo a los ojos sin decir palabras, percibí satisfacción y rabia, una mezcla de ambos sentimientos.

Mis manos sujetaban y apretaban sus grandes y redondas nalgas, su espalda estaba arqueada, sus pechos los pego a mi pecho recostando la cabeza cerca de mi hombro, yo acarició suavemente sus muslos y caderas, cuando escuché entre susurros -no te vayas, quédate un poco más.

Respondí mientras acariciaba sus cabellos. No puedo, tengo que irme, pero te prometo que volveré por ti. Ella se quedó sin decir nada, levantó la cabeza de mi hombro, tomo mi cara y me besó suave y tierno, se levantó, tomó su camisa, se la puso, mientras iba abotonado me miraba, luego me dio la espalda y salió sin hacer ruido de mi habitación. Yo me quedé dormido sin salir a ducharme, quería tener su olor conmigo.

6:00 am. Suena la alarma, despierto, abro los ojos y enseguida llegaron a mi mente lo que paso anoche con Luisa, miro al techo pensando en cada detalle, sonrió, me pongo en pie y salgo a la ducha, aún mi cuerpo estaba impregnado con el olor a sexo, mientras el agua corría por mi cuerpo pensaba en ella, en cada momento vivido desde que la vi por primera vez. Me empalme de inmediato, y comencé a masturbarme, la verga me dolía, era un dolor agradable, enjabonada y subía y bajaba el forro, cuando siento que abren la puerta de la ducha, abro los ojos y era ella con una toalla diminuta cubriendo con dificultad su cuerpo.

-Buen día Alex ¿Me puedo bañar contigo? Sé que en un par de horas te irás y no volveré a verte, no hagas ruido para que mi madrina no nos escuche. -Cuando iba a pronunciar palabras, puso un dedo en mi boca y dijo- no digas nada, las palabras se las lleva el viento.

Sin dejarme hablar para decir cualquier cosa o por lo menos un sí, dejó caer la toalla al piso quedando desnuda, yo admiraba sus buenas tetas, esas caderas anchas y ese coño carnoso que dejaba salir los labios inferiores, ella entró a la ducha, me abrazó, y me besó.

De nuevo abrí ambas llaves de la regadera, el agua corría por nuestros cuerpos, yo la besaba y apretaba contra mi, ella tenía su lengua muy inquieta y morbosa, esculcaba toda mi boca y su mano me jalaba y apretaba la verga con fuerza, eso me dolía, pero me gustaba sentir ese dolor, me recordaba como la desprendí de su virginidad tanto vaginal como anal.

Yo pasaba el jabón por la espalda, caderas y glúteos, le mamaba las tetas mientras mis dedos hacían su trabajo "índice y dedo medio entraban y salían, anular acariciaba el clítoris, y el pulgar de forma circular se movía dentro del culo.

Ella mordió un poco duro mi lengua, al yo intentar quitarme la soltó y comenzó a chuparla como aliviando el dolor que me había causado, yo con la mano que me quedaba libre apreté fuerte su cadera mientras di más rudeza y velocidad a mis dedos, ella haló mi lengua duro, abrí los ojos y le di una fuerte nalgada, sentí como mi mano se puso roja y ardía, ella por su parte soltó un pequeño grito de dolor y sus ojos se llenaron de lágrimas, yo sobaba su nalga que estaba caliente y mojada, le dije que lo sentía, pero me estaba doliendo lo que me hacía.

-Disculpa Alex es la excitación que me haces sentir con los dedos dentro de mí y lamiendo mis pezones, que mi reacción fue morderte y chuparte la lengua duro mientras estaba teniendo un placentero orgasmo. Acabé divino con eso que me estabas haciendo, me duele la nalga, pero esto me encanta.

La volteo y la pego contra la pared, me pongo de rodillas y beso sus nalgas ¡De verdad le había marcado los dedos! En ese maltratado lugar sobé, y lamiendo le dije que lo sentía mucho, pero se lo había buscado. Ella asistía con la cabeza diciendo que sí. Luego abrí ese par de nalgas y comencé a darle una mamada en el culo que ella se retorcía de placer, arqueaba la espalda y mordía con fuerza una de sus manos con el puño cerrado, y con la otra apretaba sus tetas y por momentos pellizcaba los endurecidos pezones.

En esa misma posición lamía su coño que estaba goteando sus jugos propios de la excitación, escuchaba como jadeaba y como su cuerpo se estremecía, mi falo expulsaba gotas de lubricación, y Luisa estaba teniendo otro orgasmo, pero esta vez más fuerte.

Con voz agitada y cansada me pide entré sollozos que la penetre por el culo, que le dé duro…

-Alex quiero sentir tu verga entrando como un torpedo dentro de mi hueco, hazlo YA que no aguanto maldito desgraciado pervertido, quiero que esa cabeza grande me desgarre más que anoche.

Esas palabras obviamente me excitaron más, me puse de pie y coloqué el glande en todo el ano, intentando penetrar, pero tenía cierta dificultad para entrar, estaba muy apretado.

Ella hizo presión hacia atrás ayudando a que entrara, Luisa empujó fuerte su trasero hacia mí en línea recta, y yo al mismo tiempo di una embestida fuerte, y en ese momento toda mi verga entró de un solo golpe completo, quedando solo mis bolas afuera.

Ella nuevamente metió su mano a la boca para no gritar, apretó los dientes en el puño, y respiro profundo.

Nos quedamos sin movernos y al poco rato empezó a dar movimientos de caderas lentos, y a su ritmo yo metía y sacaba mi verga de su apretado culo, era divino sentir como se abría para mí y como lo disfrutábamos, sus nalgas pegaban fuerte a mi pelvis haciendo ese sonido excitante de dos cuerpos sudados teniendo sexo.

Mis manos se aferraban a su cintura y ella con una mano se estaba masturbando y la otra la tenía puesta en mi nalga derecha apretando y empujando hacia ella.

Yo daba con fuerzas y sentí como se desvaneció delante de mi, soltó mi nalga y saco la mano de su entre piernas y con ambas manos se sujetó con fuerza a las llaves de agua fría y caliente, suspiro y empezó a orinarse, los chorros salían como un manantial, corrían por sus piernas, ella jadeaba con lujuria, ese olor a orine me elevó más el morbo, seguí dándole, pero esta vez tenía mis manos en sus tetas, las apretaba con fuerza, mientras más lo metía y sacaba, más apretaba las tetas y pezones, mi verga se endureció más y sentí como me llegaba esa sensación de acabar y fue cuando explote dentro de ella, sentí como los chorros de leche entraban en su hueco, seguí con movimiento lento hasta que pare, saque mi pene me recosté sobre su espalda y besé el cuello.

Ella se reincorporó, se dio la vuelta y se paró frente a mí, nos besamos y procedimos a bañarnos.

Al terminar de ducharnos y secar nuestros cuerpos, se puso la pantaleta el brasier y me dijo:

-¿Te gustó tu despedida? Quizá no te vuelva a ver, quiero que tengas estos momentos que pasamos juntos en tu memoria y que no lo olvides. Yo no los podré olvidar.

Se despidió con un beso y abandonó la sala de baño, yo terminé de hacer lo que me faltaba y salí directo a mi habitación.

Me vestí rápidamente y salí con mi maleta, estaba tía Mary en la cocina, tomé café y conversé un poco, me despedí con un beso y abrazo y le pregunté por Luisa, me respondió -mijo ella salió antes que tú salieras del cuarto. Yo simplemente dije -OK, me despide de ella.

Ya camino a casa no podía dejar de pensar en Luisa, recordando cada momento vivido, desde sus malcriadecez hasta hacerla mía. Bueno en realidad ¿Quién hizo suyo a quién? Debía volver a verla, tengo que inventar un pretexto para estar de nuevo con ella.

Llegué a mi departamento casando por el viaje, me duché y almorcé ligero, luego me puse a acomodar la maleta ¿Cuál fue mi sorpresa? Había una bolsita de regalo, cuando la abrí, había un hilo negro trasparente de encajes con una nota que decía.

"Este regalo es un recuerdo de mí para ti, está sudado de todo un día, tiene mi olor natural para que no lo olvides, cada vez que me quieras cerca solo búscalo, llévalo a tu nariz y siente mi aroma a mujer apasionada y deseosa, sé que te gusta, por cierto es el que tenía puesto la segunda vez que me diste la cola para el instituto, otra cosa, te va a faltar en tu equipaje una camisa blanca manga larga y un bóxer del mismo color, te los robe para también sentir que estás a mi lado. Para finalizar esté es mí número, nunca te tomaste la molestia de pedírmelo Y sí quieres de vuelta tu ropa. Sabes lo que tienes que hacer. Adiós"

Me senté al borde de la cama y pensé "definitivamente debo volver".

D A.

Esta historia debe continuar…

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