Luciana era una chica morena de cabello chino largo a cintura, frente amplia nariz grande y labios toscos, su cuerpo a diferencia de su cara era una obra de arte, delgadita, tetas pequeñas pero bonitas, caderona y muy nalgona de piernas muy bonitas pues eran gruesas pero estilizadas y largas a la vez muy duritas pues iba al gym y cero celulitis. Tenía unos 19-20 años al igual que yo en ese entonces y era mi compañera de universidad.
Nuestra relación era buena, desde el inicio hicimos clic en nuestro humor, ella a veces se portaba como otro amigo y se la pasaba uno muy bien, sin embargo notaba su hermosa figura bajo los uniformes (bayas y pantalones ajustados blancos), algunas veces que salimos en grupo a bares tocó deleitarme con sus bellas piernas exhibidas por pequeñas faldas, sin embargo me reservaba mis pensamientos pues aceptaba no andaría con ella pues no me hacía clic su carita y pues éramos compas no los mejores pues mi mejor amiga era Julia, otra chica que ya conté algo por acá, sin embargo era también amistad.
Una ocasión antes de una clase fuimos a su casa a hacer tiempo y comer algo; esto era común usualmente con más compañeros pues casi siempre estaba sola su casa; todo iba de lo normal veíamos un capítulo de los Simpsons y comíamos algo creó cacahuates ambos tirados en el sillón y de nada me preguntó.
– ¿Te ha pasado te guste alguien y no animarte a decirle?
Yo le respondí con tono poco serio.
– ¿Quien te gusta morra? ¿Porque me preguntas a mi que soy de lo peor para la sutileza?
Ella sin verme contesto.
– Tu.- luego me volteo a ver con una sonrisa.- Tu me gustas, ocupaba decírtelo.
La verdad si me puso algo tenso a la vez mi mente sucia inició a excitarme con la posibilidad de cogerla, así que le dije.
– Te mentiría si te digo que no me atraes morra vete nomas.
Ella me interrumpió y dijo.
– Tu hablas de coger pero no, me gustas bien, no busco eso.
Mi cerebro quedo en shock porque te va a perder la oportunidad de metérsela así que decidí mentir.
– No, si me lates bien, solo que tengo novia y pues no quería avanzar más.
Ella cambio su postura a una más coqueta y luego de cambiar 3 o 4 frases más ya nos besábamos.
En dicho sofá de besarnos pasamos a tocarnos mutuamente, ella masajeaba mi verga y yo metí mis manos bajo su pantalón para tomar sus nalgas bien desnudas pues traía una tanguita, eventualmente la ropa se fue y podía mamar los pezones de la puta, su cuerpo suculento lo besaba y lamía pues realmente era lo único que me gustaba, le chupe la conchita depiladita, húmeda jugosa y con olor a sexo, le quite la tanguita para culearla y se la metí toda, la bombee en el sofá buen rato mientras gemía como putita, luego me senté y me la monté frente para que me cabalgara mientras yo chupaba sus tetas. No sé cuánto duramos pero fue delicioso me vine muy rico en su conchita caliente.
Ya deslechado me sentía con culpa pues era una hembra suculenta de cuerpo pero no de cara y pues ya sin calentura uno es más sobrio en lo que quiere, no dijimos mucho allí aunque ella andaba algo melosa y tuve que alejarme y dejar de hablarle casi para que se enterara no quería más que sexo, eso costó nuestra amistad.