Cuando llegué a casa de mi tía, ella se encontraba un poco enferma con dolor en todo el cuerpo, entonces decidí pasar a la parte trasera de la casa donde podía reposar del caluroso día que se daba, fue entonces cuando escucho caer agua en el patio del vecino, claro alguien se estaba bañado.
Eso me emocionó pues solo me separaba una pared que llegaba hasta la rama de un árbol, como pude me monté a las ramas donde podía ver las escena más excitante del día, era la esposa del vecino que dejaba correr el agua por todo el cuerpo y los rayos del sol se reflejaban en esa piel cobriza que la espuma se formaban el un par de senos de aureola café y pezones bien parados, con unas nalgas que marcan pequeños hoyuelos donde el agua hacia pequeñas espumas.
Se tomaba el cabello y lo enjugaba echando la cabeza hacia atrás y mostrando una enorme vulva que asomaban unos labios carnosos que provocaban chuparlos, para entonces mi pene bien parado, no podía mantenerse en el pantalón y lo saque y empecé a masturbarme tomando la cabeza pronunciada de mi verga sobándola de arriba abajo.
La vecina luego toma una vasija con agua y empieza a lavarse la enorme vulva, pasando los dedos sobre la raja un poco jabonosa, mi emoción crece más fue cuando llega el esposo, también desnudo, para bañarse, lo curioso es que llega con la verga parada y tomó a la mujer en cuatro y sobando esos senos jabonosos, le inserta en la vagina la verga.
Una excelente escena que logra que me corra y cae el semen en la pared cerca de la mano de la vecina, era tanto el descuido de ellos que no se dieron cuenta que corría semen y no era el del esposo.