back to top
InicioGrandes RelatosLo que una hace para… ¿salir adelante? (parte 2)

Lo que una hace para… ¿salir adelante? (parte 2)
L

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 8 minutos

La situación era una mierda, sentía el peso de aquel taxista sobre mi cuerpo, era aplastante y sofocante, estaba inmóvil y vulnerable mientras me estaba prácticamente violando, cerré mis ojos mientras sentía como mi cuello se humedecía por los besos de aquel monstruo hambriento, sentía su lengua lamiendo mi cuello como si fuese un helado.

-Pinche zorrita… hueles bien rico ¿Te arreglaste así para mi? Deseabas que un hombre de verdad te tocara… yo sé que lo deseabas…

Las palabras de aquel hombre hacían que mi autoestima se desmoronara, me hacía sentir culpable como si todo fuese mi culpa, yo… llamaba a mi mamá y a mi papá en un susurro lleno de esperanza buscando su ayuda… ¿Por qué se habían ido y me dejaron sola? En ese momento buscaba culpables, pero yo era la única culpable ¿Verdad? Solo quería que alguien me ayudara. Quería gritar y pedir ayuda, quería maldecir todo, simplemente quería explotar por todo el miedo y enojo que tenía guardado. Pero… fui tan cobarde que no pude, no podía asustar a Sofi con mis gritos de desesperación, tenía esa responsabilidad de mantenerla a salvo…me gusta pensar que… en otro mundo… tal vez… en otro mundo grite…

Recuerdo que mientras el taxista me tocaba los muslos con una mano, con su otra mano me sujetaba las muñecas, me sujetaba tan fuerte con tanta fuerza que sentía como se me cortaba la circulación a mis manos, sentía la inmensa presión de su agarre, quería vomitar, mi mandíbula me dolía de tanto apretarla por el coraje y la impotencia que sentía.

Por si se preguntan cómo era aquel taxista, era de mi estatura, tal vez un poco más alto, de 1.77, era gordo, se le marcaba la papada, moreno, vestía una playera de un equipo de fútbol, una gorra, a pesar de que estuviera bastante gordo, sus brazos eran robustos y fuertes, sus manos eran rasposas y callosas, tenía una barba de chivo corta, tenía el pelo corto y tenía unos 47 o 50 años, yo no tenía oportunidad contra él, a pesar de ser atlética y hacer deporte y ejercicio ese hombre me podría destrozar con facilidad… de hecho lo hizo… él era un oso y yo una conejita.

¡¿Pero que mierda?! ¿Por qué? ¿Por qué mi cuerpo está reaccionando así? Acaso… ¿me está gustando? No… imposible, no puede ser, ¡no me gusta!… pero si no me gusta ¿por qué mi vagina se está poniendo húmeda ante el toque de este señor? ¡¡¡Mierda!!! ¿Qué me está pasando? ¿Acaso soy… una zorra?

Sentí una vergüenza y pena invadir mi cuerpo y mente, me sentía culpable por tener estas reacciones… ¿Involuntarias? Aquel señor se dio cuenta de que mi cuerpo empezaba a reaccionar a su manoseo, pasaba de tocar mi muslo a tocar rudamente la entrada de mi feminidad, mi vagina reaccionó a su dedos rasposos explorándola, yo arqueé mi espalda intentado salir de sus garras, mi cuerpo se retorcía de la incomodidad tratando de buscar una salida, escuchaba cómo se reía sádicamente mientras dejaba de besar mi cuello y ahora ¿Besaba? mi boca… no… comía es una mejor definición pues el lamia y tragaba toda mi boca, mis labios se mojaban con su saliva, mientras escuchaba como me llamaba "putita fácil".

-Jajaja lo sabía… todas las niñas ricas son unas putas y fáciles, tan solo mírate estas bien mojadita, vamos… abre esos ojitos tan chulos que tienes…

Sentía asco, pena, miedo y confusión por la situación, pues aún que yo negaba con la cabeza aquellas afirmaciones del taxista, se contradecía lo que sentía con lo que mi cuerpo mostraba, yo no abrí los ojos hasta que el muy hijo de puta me apretó mi vagina con su enorme mano, sentía como la apachurraba y retorcía, sentía como si la quisiese arrancar de mi ser, abrí los ojos con enojo y miedo mientras intentaba ahogar mis gritos de dolor y asco.

Cuando el vio que abrí mis ojos el muy cabron escupió en mi cara, un escupitajo fuerte y denso que impactó en mi mejilla y parte de mi párpado, giré mi cabeza por la repulsión que sentí, sentía su escupitajo deslizándose por mi cara hasta que llego a mi pelo, no se por que me escupió, bueno tal vez si… porque podía… así de simple, quería marcar dominio y poder sobre mi, quería que yo supiese que era una inútil que no se podría defender… tenía razón.

Cuando lo mire a los ojos con miedo el dejo de apretar mi vagina, al soltarla sentía las palpitaciones y el ardor en mi zona íntima… sentía el ardor de aquella zona tan sensible y delicada que debía ser tratada con amor y respeto… el taxista se acercó y me miró más de cerca a los ojos.

-Mira que ojazos tienes… ¿sabes por qué te pedí que los abrieras? Bueno… por qué quiero ver tu mirada cuando haga ESTO!!!

Mis ojos se abrieron de par en par, estaban llenos de terror y asco, no pude evitar soltar un gemido pues ese hombre… ese monstruo me había penetrado de una sola embestida, sentí su pene estirando y abriéndose paso dentro de mi… lo describiría como cuando intentas ponerte un zapato muy apretado, con las agujetas atadas al máximo y le dé un solo intento rápido y preciso te lo pones a la fuerza… así sentí yo… yo era el zapato…

Soltaba más lágrimas mientras trataba de no vomitar del asco, su mirada y la mía se encontraron, mientras miraba los ojos de aquel desgraciado, sentía como el cabron disfrutaba de mi cuerpo, yo suplicaba que todo se acabase, estaba adolorida de mis muñecas pues me las seguía apretando, incline mi cabeza hacia arriba quería evitar verlo más mientras sentía sus embestidas llenas de vigor de deseos hacia mi, escuchaba sus gemidos de placer al usarme, sentía su respiración en mi cuello, una vez con la cabeza inclinada vi por la ventana el cielo, miraba las nubes pasar mientras trataba de no escuchar los gemidos de animal de aquel hombre.

Estire una mano pues soltó mis muñecas para tocar mis pechos mientras me embestía con más fuerza y el coche chillaba por sus movimientos, por “accidente” o tal vez por un deseo de libertad, tire de la palanca y la puerta del taxi se abrió, todo mi mundo se paró cuando sentí el aire en mi cabeza, una sensación de libertad, cerré mis ojos disfrutando de aquella suave brisa, mientras como mecanismo de defensa me imaginaba que estaba en la playa con toda mi familia…

El taxista se enojó por mi acción y cerró la puerta estirando todo su cuerpo hasta alcanzar la puerta y cerrarla fuertemente Cuando se estiró sentía como empujaba su pene más dentro de mi, abriéndose paso por donde ya no se podía, cuando deje de sentir el aire en mi cabeza y sentí la puerta cerrarse con fuerza, volví a la realidad.

-¿Te crees muy inteligente putita? ¿Crees que puedes escapar así de fácil de mi? Ahora verás lo que es bueno…

Estaba confundida pues no trababa de escapar, al menos no físicamente, solo quería distraerme… y despejar mi mente de aquella situación.

-Por… por favor señor… ya déjeme ir… ya se cobró mucho… no me lo merezco…

-¿Quien chingamos te crees para decirme que hacer eh? Es más por que te portaste mal, voy a ir con tu hermanita que de seguro ella se porta mejor que tú…

El mundo se me vino encima mientras veía como el sujeto dejó de embestirme para salir del taxi, el odio volvió a mi mientras él desgraciado pronunciaba esas palabras, con una chispa de esperanza y coraje, agarre al sujeto de la playera, evitando que dejase el taxi, forcejee con el mientras el me miraba con desprecio y superioridad, me ahorcaba fuertemente, me quedaba sin aire y me empecé a marear, hasta que mis manos fueron perdiendo fuerza de agarre y con todo el dolor de mi corazón lo solté por falta de aire.

Lo vi mientras salía del taxi, como pude recuperando el aire le grité tratando de detenerlo con mis palabras pues mi cuerpo no pudo detenerlo.

-Nooo!!! Bastardo!!! No entres a mi puta casa!!! Déjala en paz… no te atrevas a tocarla… por favor… te lo suplico! No…

Él se detuvo y no salió del taxi, yo sabía que tenía que convéncelo de que se quedase y olvidara sus ideas degeneradas que pasaban por su mente. Con todo el dolor de mi ser dije tratando de imitar un tono sensual y provocativo.

-¿Por que te vas si nos divirtiendo no? Ven papi… no me hagas esperar, sígueme dando fuerte que muero de ganas por sentirte dentro de mi ¿Si? Dale más verga a esta niña mimada y consentida!

Me alegro que el cabron pensara con el pene pues se me abalanzó, se veía emocionado, mientras se acercaba, yo miraba a mi alrededor pero no encontraba a nadie que me pudiese ayudar, mi casa era tan grande y estaba tan alejada de las otras casas, que la casa más cercana estaba a unos 100 metros, sabia que tenía que entretenerlo hasta que decidiera irse.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca de mi me dio una cachetada, mientras al mismo tiempo sujeto mi cara con su mano, me ordenó que abriese la boca, sin mucho problema la abrí y me escupió dentro de ella, fingí que me gustó mientras tragaba con mucho asco la saliva de ese hombre.

-No quiero que te hagas más la valiente ¿Me entendiste zorra malcriada?

Yo solo asentí mientras trabara de sonreír, El manoseo mis pechos con sus manos rasposas, sentía como apretaba con furia mis pezones, mierda sentía que me los arrancaba, soltaba suaves gemidos de dolor y creo que eso le excitaba pues lo hacía más fuerte, sentía su hambre y desesperación, yo soltaba gemidos forzados para mantenerlo ocupado y distraído con mi cuerpo.

-Hmmm si… que rico señor… ¿Por qué no me besas? ¿Acaso no te gustan mis labios sabor fresa? Me los pinté solo para ti…

-Vaya vaya, sabía que debajo de esa chica linda estaba la zorra que tanto quería y deseaba…

Lo único que pasaba por mi mente era mantener a mi hermana a salvo, en ese momento mi dignidad, orgullo y autoestima desaparecieron, sentía como el taxista me besaba con furia, mordía mis labios y los hacía sangrar sentía mi sangre mezclada con su saliva, cerré mis ojos mientras unas lágrimas salían ellos por el dolor y la intensidad con la cual mordía mis labios carnosos.

Sus manos se dirigieron a mi cadera , la sujetaba con fuerza mientras me volvía a tumbar en los asientos del taxi, sentía su pene buscar la entrada de mi vagina y cuando la encontró me penetraba rápidamente, yo gemía de “placer” mientras el hacía comentarios sobre mi vagina y trasero blanco.

-Ohhh mierda que jodidamente rica estás, por lo general las chicas blancas están planas pero tu… tu en especial eres la chica más sexy que me he encontrado… mierda estas tan apretada y mojada…

Él me decía que era mejor la mejor puta a la que había penetrado, también me golpeaba y apretaba las costillas y me daba varios golpes y azotes por todo mi cuerpo en especial en todas mis piernas, eso mas varios comentarios que prefiero no decir por qué me dan asco pensar en ello.

Yo seguía soltando gemidos falsos, sentía los moretones crecer en todo mi cuerpo por sus golpes y apretones violentos, me penetraba de forma rápida en la posición del misioneros mientras me seguía besando y mordiendo los labios y la lengua, yo le seguía el juego por ¿miedo o placer?

A ese punto ya no sabía diferenciar mis emociones, ya que el placer de ser penetrada era innegable, mi cuerpo se mojaba instintivamente, algunos de mis gemidos eran reales, yo misma me daba asco al sentir placer de esa situación, tal vez no era mi culpa sentir placer pues es como cuando te hacen cosquillas ¿Saben esa sensación de diversión e incomodidad? Así me sentía.

Mi cuerpo se sentía vulnerable al estar sometida ante aquel monstruo, pero el gusto de ser penetrada por aquel gordo me daba un morbo de emociones contradictorias.

Ese taxista me empezó a penetrar más rápido, sus gemidos eran más fuertes y no tardó mucho en que el eyaculara dentro de mi, lo supe pues soltó un gemido parecido al de un oso gruñendo, sentía cómo lanzaba sus últimas embestidas dentro de mi, sentía su semilla ser depositada adentro de mi.

Al final saco su pene de mi vagina, yo no quise mirar pero sentía su semen chorreando por mis piernas. Me sentía sucia.

-Ufff sin duda eres la mejor zorrita con la que he estado, pinche niña fresa… bien que disfrutaste ¿no es así? ¡De seguro esas lagrimas son de placer!

Me sentí feliz al ver como el hombre se subía sus pantalones, me sentía liberada aún que el muy cabron me dijo que se llevaría mis joyas y mi ropa interior como premio.

¿¡Ahhh!? ¡que hijo de puta!!! Me violo por no querer tomar como pago el anillo y demás joyas que le ofrecí desde un inicio y ¿ahora me las “pide”? Era un auténtico cabron, aún que sin dudarlo se las di pues yo quería que se fuera, mientras me quitaba mis dos anillos y mi pulsera de oro, el tiro con fuerza de mi collar de plata, una vez me lo arranco se subió al asiento del piloto y se fue.

Yo cambiaba caminaba adolorida sentía la hinchazón en mis labios y legua pues el hijo de la chingada las mordió con mucha fuerza, sentía mi cuerpo adolorido aún que me sentía más adolorida psicológicamente por lo que hice; abrí la puerta y me tumbe en el piso empecé a llorar de alivio pero más de impotencia, no quería que Sofi me viese así, tenía mi camisa blanca desabrocha y rasgada, al igual que mis medias negras que estaban rotas, la falda un poco de lo mismo y no tenía ropa interior. Mientras lloraba en silencio, rogaba a dios para que Sofi no se haya asomado por la venta y haya visto algo, o que no hubiese escuchado nada.

Me dirigí al baño para limpiarme y arreglarme, mis pasos eran cuidadosos pues aún que quería abrazar a mi hermanita, tenía miedo de ver a Sofi pues no sabía que decirle si me preguntaba que había pasado, antes de meterme a bañar suena mi celular dentro de mi mochila… tenia 10 llamadas perdidas de… mamá…

Continuará…

Gracias por leer hasta el final, esta parte fue un poco más extensa pues quiero acabarlo este relato lo más rápido posible, muchas gracias por leer hasta el final.

Agradezco todos sus comentarios, gracias de corazón por leerme y “escuchar” mi historia.

A los comentarios de que les hubiese gustado lo mejor para mi en esta continuación mil gracias, yo también hubiese querido que fuese mejor pero no todo es color de rosas.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.