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Llegando (Partes 1 y 2)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Llegaste a nuestra casa de hacer unas compras o algo así, porque traías unas bolsas contigo. 

Era media tarde y nos abrazamos saludándonos con unos besos ricos que pasaron rápidamente a caricias en nuestros cuerpos con las manos. Entonces tomaste mi mano, llevándome al sillón de la sala, donde nos recostamos y nos besamos mucho, acariciándonos muy rico.

Abrazados como estábamos, nos quedamos juntos, tocando nuestros cuerpos.

Te incorporaste, quedando sentada frente a mi, con tus ricos senos erguidos, presumiéndolos, abriendo lentamente los botones de tu blusa sin quitar tu mirada de mis ojos. Ágilmente te quitaste el brasier y yo me retiré apuradamente la camisa. Ya con tus senos desnudos, los acercaste a mi provocativamente -sabes que me encantan-, para restregarlos riquísimo contra mi cuerpo, abrazándonos de nueva cuenta y empezando otra vez los besos intensos con mucha pasión. Era muy rico, muy excitante, grato y agradable.

Rápidamente yo retiré el resto de tu ropa y así acostada boca arriba, empecé a comer tu vagina y lamer tu clítoris, lo que me encanta hacer. El sabor era muy especial, estaba mojadita, rica.

Me decías que te excitaba que lo hiciera, que te lo comiera y metiera mi lengua en ti, mientras apretaste un poco mi cabeza contra tu vagina y abriste más tus piernas para darme mayor acceso a ti. Eventualmente yo te di a probar de tus jugos, ya fuera con mi boca al besarte o mis dedos, que salían llenos de tu vagina, lo que era muy excitante.

Pude sentir que te ibas excitando más. Me incorporé para ponerme a tu lado, sin dejar de tocar tu vagina, y te empecé a coger con dos de mis dedos que entraban fácilmente por lo lubricada que ya estabas. Por la forma que te toqué, en cada movimiento de mi mano, froté con la palma tu clítoris y eso hizo que tus flujos empezaban a salir más seguido. Mientras, tú extendiste tu brazo hasta alcanzar mi pantalón, desabrochándolo para sacar mi pene. Lo tomaste con tu mano, recorriéndolo, sintiendo lo excitado que ya estaba, me jalaste hacia a ti, para llevarlo a tu boca y empezar a chuparlo, rodeando la punta con tus labios y tocándolo con tu lengua en su longitud, hasta llegar a mis testículos, haciendo que se pusiera más largo, duro y saboreando las primeras gotas que asomaron en la punta.

Hincado al lado del sillón, veía cómo lo metías en tu boca y recorrías con tu lengua, seguía tocándote y saboreando con mis dedos todo lo que salía de tu vagina, cogiéndote cada vez con mayor intensidad, a lo que tu cuerpo respondió estremeciéndose deliciosamente, con unas primeras corridas de tu parte

Parte 2:

Así estábamos, hasta que me pediste que entrara en ti. Para ello, te incorporaste y después de girar y ponerte en rodillas en la orilla del sillón, me ofreciste tus ricas nalgas, levantando tu cadera para mí.

Es un espectáculo verte así, y muy excitante. Entonces incliné más tus hombros, acercándolos al asiento del sillón, tomé tu rico trasero, separándolo con mis manos para descubrir tu culito y poder lamerte bien tu clítoris, saborear así más de tus jugos que salían de tu vagina, y rematar en tu culito, que me encanta. Saborearte así, más ver cómo estabas mojando y escurriendo, hizo que disfrutara mucho comerte en esa forma. Aproveché para meterte otra vez mis dedos y desplazar tus pliegues, así como pasar mi pulgar sobre tu culito, presionando ligeramente, y sintiendo tu reacción a esas caricias.

Acerqué mi pene a tu vagina. Estaba muy duro por lo excitado que me habías puesto con tu mamada, más toda la excitación del momento, y empecé a restregarlo un poco, jugando con tu clítoris y frotándolo en la entrada de tu vagina. Cuando lo sentiste allí, empujaste tu cadera para que lo metiera. Coloqué la punta y aprovechando uno de tus leves empujones, fue abriendo paso dentro de ti. Fue riquísimo sentir como tus labios vaginales se abrían y lo abrazan. Rápidamente entré hasta tocar fondo en tu vagina y empezamos a movernos, haciendo que chocaran mis testículos con tu cuerpo en cada embate.

Tu excitación se incrementó y empezaste a correrte de nuevo, mojándome todo deliciosamente. Dijiste que me viniera dentro de ti, que querías mi semen en tu vagina y después de unos minutos muy intensos, y de estar empujando fuertemente en ti, empecé a correrme, presionando mi pene para entrar lo más profundamente en ti, mientras tú me mojabas nuevamente con tu corrida, lo que hizo que tu cuerpo se estremeciera por la excitación. Adoro que seas multiorgásmica y que de manera natural, repitamos varias veces, lo que hace muy excitantes nuestras sesiones de sexo.

Después de una breve recuperación abrazados en el sillón, te incorporaste y fuimos al dormitorio.

Al llegar al cuarto, te sentaste en la orilla de la cama, tomaste mi pene aún mojado de nuestras corridas y empezaste a lamer mi pene, alternándolo con besos en nuestras bocas, hasta que pusiste mi pene de nuevo duro y listo para más. Volviste a ponerte de rodillas en la orilla de la cama, y me acerqué por detrás de ti, para insertar mi pene profundamente en ti.

Sacarlo de tu vagina, muy mojado, muy lleno de todo, y verlo así duro y mojado para volverlo a meter y sentir como te estremeces en cada empujón. Ver cómo entra de nuevo, con toda esa humedad que permite deslizarlo a mayor profundidad es delicioso.

Sigo cogiendo tu vagina con mi pene, y de nuestra bolsita de juguetes saco el vibrador blanco y lo empecé a pasar sobre la entrada de tu culito. Lo mojé con tus jugos, y, encendido con un nivel de vibración que te gusta, hice presión con la punta en la entrada de tu culito, y vi como te estremeciste al sentirlo. Lo lubrico más con tus jugos y empiezo a insertar la punta en tu ano, pudiendo ver cómo se fue abriendo tu apretado culito para recibir el vibrador.

Entonces, comienzo a cogerte con él, lo meto y saco rítmicamente, mientras te penetro con mi verga en tu vagina. En cada movimiento puedo percibir que te gusta sentirte invadida, llenita. Mojadita deliciosamente. Así estamos hasta que vuelves a correrte intensamente y tu excitación me provoca un nuevo orgasmo intenso dentro de ti.

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