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Leslie la madura
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Un relato sobre Leslie, una recatada y refinada compañera y vecina madura, que siempre fue un apoyo para mí y mi sobresaliente carrera.

Todo pasó cuando una mañana recorría el vecindario, Leslie vestía un vestido floreado ya que el clima estaba medio fresco, vestido permitía ver un poco de sus piernas, llevaba unos zapatos de tacón de uso cotidiano, se la veía muy bonita, no aparentaba la edad que tenía.

A sus 42 años, Leslie es la esposa de un ingeniero de Pemex muy conocido por su dedicación hacia sus clientes, ella es una mujer de principios y valores, fiel a su esposo, decente, recatada y conservadora, y como no, ella se distingue por sus buenas formas: alta, de buen porte con rostro aristocrático, siempre usa ropa fina, de pelo castaño, tetas medianas, piel tersa y blanca, labios delgados y ojos color de miel.

Como toda mujer que tiene 2 hijos, posee caderas anchas de carnes macizas, lo cual es llamativo al poseer un culo redondo y carnoso, algo que muchos tipos suelen llamar "un culazo bien rico".

Ninguno de los que la veían caminar por la calle podía dejar de admirar aquel mujerón, pues su trasero, era de ésos que piden a fuerza ser tocados, manoseados y cogidos; sus nalgas respingonas hacían que muchos hombres adultos y jóvenes la desearan y con cualquier motivo la rocen con sus manos, con el brazo ya sea en la calle, el supermercado o en el autobús.

Pero como Leslie fue fundamental para mi superación, les cuento que a mis escasos 20 años, con una familia fragmentada, no me quedaba más que vivir como fuera y de vendedor ambulante también tuve que fungir.

Ella estaba haciendo las compras para el almuerzo, al salir del negocio me vio en la esquina, estaba trabajando como vendedor ambulante, estaba vendiendo plantas.

Un viento fuerte paso, despeinando la melena castaña de Leslie y levantando un poco su vestido, dejando ver sus nalgas, varios no perdieron detalle de eso, un micro busero le tocó bocina y le dijo alguna grosería.

La hermosa mamá hizo caso omiso de eso y volvió a mirar hacia donde estaba yo, el viento había tirado una de mis plantas desparramando tierra, a ella le dio compasión y se acercó para ayudarlo.

L: ¡Gracias señora, yo puedo solo!

A Leslie le daba ternura, podría haber sido su hijo, pero de hecho era bastante más chico que sus hijos.

Rápidamente le ofrecí alguna planta, ella se agacho para ver y eligió una, la compró más por caridad que por otra cosa, Leslie agarro la planta, pero llevaba las bolsas de las compras y se le complicaba, me ofrecí a ayudarla.

Les: ¡Gracias, eres muy amable!

Dijo la hermosa mama, vivo en la otra cuadra, dicho esto, puse la planta en un carrito que tenía con las demás y nos dirigimos a la casa.

Leslie caminaba delante mío, disimuladamente le mire el trasero que no pasó inadvertido para aquél chiquillo que vio en ella un gran culo bien formado y con nalgas carnosas, de caderas anchas y muslos gruesos, conforme caminaban, sentía morbo por ella al ver el contoneo de sus nalgas, mientras Leslie me hablaba, me imaginaba como mi verga se deslizaba entre ese tremendo par de redondos glúteos, mi verga comenzaba a ponerse dura y me la tuve que acomodar para disimular el enorme bulto que se formaba en mis bermudas, pues tener ante mis ojos a una mujer madura de bello rostro, piel blanca y melena castaña era algo no cotidiano.

Les: ¿Y dime, estas solo aquí?

L: Me llamo Luis, y no es que este solo, más bien estoy viviendo por mi parte, ¡no concuerdo mucho con mi familia!

Al llegar a la puerta ella le preguntó:

Les: ¿Por qué no pasas?, puedo preparar algo para comer.

L: ¡Señora no quiero ser una molestia!

La hermosa mama insistió, así que accedí gustosamente, pasamos al edificio, deje el carrito con las plantas a un costado y le ayude con las bolsas, ¡definitivamente un lugar distinto al que pertenecía yo!

Les: Siéntete cómodo Luis, ¡ya va a estar el almuerzo!

L: ¡Gracias señora!

Les: Puedes llamarme Leslie o Les, me hace sentir más vieja que me digas señora jajá, ¡puedes ver la tele si quieres!

Me puse a ver la tele, fui agarrando confianza de a poco. Disfrutaba estar bajo ese techo, mirando la televisión y mirando a la hermosa mama en la cocina, no solía recibir ese trato de la gente y menos aún de una bella mujer, ella me conversaba desde la cocina, mientras preparaba el almuerzo, por mi parte mientras me hablaba la veía de espaldas, podía ver impunemente sus piernas, subía la mirada hacia sus nalgas.

Tenía las hormonas revolucionadas, algo propio de mi edad, me deleitaba viéndola, ella desde donde estaba no podía verlo del todo ya que la mesa la tapaba, disimuladamente me tocaba la verga erecta agarrándomela sobre el pantalón.

¡Fantaseaba que le levantaba el vestido, le corría el calzón hacia un lado y la penetraba salvajemente, esta idea lo ponía a mil! Pero la voz de Leslie me sacaba del trance.

Me preguntaba sobre algo de la comida, le respondió que sí, sin darle mucha importancia, la hermosa mamá se acercaba con una fuente de comida a la mesa, estaba hambriento, devoraba mi plato, a ella parecía no molestarle mi falta de modales, lo entendía, conversamos placenteramente mientras comíamos.

L: ¡Tengo que ir a mear!

Leslie haciendo un gesto me indicó donde estaba el baño, comprendía porque era así, según su perspectiva yo no tenía la culpa.

Les: ¡No quieres darte un baño!

Acepte tomar la ducha, la verdad me hacía mucha falta. ahora podía masturbarme libremente, pensaba en la hermosa mamá, en sus tetas y su culo, imaginaba como me la follaba!

Ella recordó que la toalla estaba para lavar, así que buscó una limpia en el placar, se dirigió al baño y tocó la puerta, pero yo aún estaba muy concentrado en lo mío y no le respondí, ella abrió un poco la puerta y acerco la toalla, yo no respondí por lo que pidió permiso y entró al baño.

Les: Luis, traje una toalla…

Ella quedo helada, al ver lo que hacía, la cortina de la ducha estaba abierta, y podía ver cómo me pajeaba. No pensaba ver eso, no quería verlo.

Les: ¿¡Nene que estás haciendo!?

¡Quede boquiabierto, la mire, pero no me detuve!

L: ¡Ahhh Leslie!!!

Les: ¡Mocoso pervertido, fuera de aquí!

Ella ya se mostraba intolerante, estaba enojada, aunque estaba nerviosa al mismo tiempo, me había visto la polla y la tenia del tamaño de un actor porno, ¡era grande para mi aspecto físico en ese momento!

Reaccionando como pudo, me tomo del brazo y me saco de la ducha.

Les: ¡Te vas ya de aquí!

Me trataba como un niño, pero yo no lo era, en el movimiento toque con la polla las piernas de la hermosa mama, pero ella se asqueó.

Les: ¡Ohh dios! por favor vete

L: Leslie, por favor, ¡mire como tengo la polla!

La hermosa madura de reojo miraba el miembro, estaba erecto y parecía que iba a explotar.

Le producía una sensación extraña, que un muchacho casi 20 años menor que ella se la quiera follar, la humillaba, pero de alguna manera la excitaba también.

Les: ¡Eres un casi un niño, por favor detente!

Pese a mi complexión delgada, la sujetaba con fuerza desde atrás, ella no podía zafarse.

La empecé a manosear, desesperadamente le tocaba las tetas y el culo, la hermosa madura se sujetó de la pared del baño, le metí mano por debajo del vestido, la frotaba sobre la ropa interior, ¡de forma brusca!

Les: ¡Luis, basta, no puedes tocarme ahí, no, ah!

Mientras le sobaba una teta y acariciaba su vagina, la voluptuosa mamá sentía una sensación placentera, ¡para ser un chico tan joven tenía buena mano!

Le saque el vestido a la fuerza, tirándolo afuera del baño, le desabrocho el corpiño dejando al aire libre sus tetas, Leslie se cubría el pecho con las manos, aproveche para manosearle el culo por encima de la ropa interior. La fantasía con la cual me estaba pajeando hace un momento se estaba haciendo realidad. Su vestido caía hasta los tobillos, ella quiso sacarse los zapatos para que no quedara demasiada alta para mí, puesto que con sus tacones llegaba a casi 1.78 m, pero yo no la deje!

L: ¡No señora, los zapatos déjeselos, me gusta más así!!

Leslie estaba desnuda, acerque mi polla totalmente erecta a la concha y la ensarte!

La hermosa mamó lanzó un gemido, se sujetaba de la pared mientras la penetraba torpemente. Sentía como entraba la verga, ¡la agarraba de las caderas y le daba lentos embates de su pelvis contra sus carnosas nalgas!

¡Oh, oh!, solo alcanzaba a decir ella, con los ojos cerrados, se sentía ultrajada, humillada por mí, que ahora la estaba penetrando, la penetraba como podía, era inexperto aun, ella nunca sabrá porque lo hizo, pero guio la polla de hasta su concha y me ayudaba a penetrarla.

Les: ¡Si, así, Luis mmm!

L: ¡Leslie, si, se siente increíble, ah!!!

La excitación era tanta que no pude controlarme más e inundé de semen la concha de la hermosa y decente mujer, ¡la leche salía y goteaba por sus muslos y sus piernas temblaban!

La lleve dentro de la mampara, agarre el duchador y la lave, recorría sus muslos, y dejaba caer el agua sobre su vagina, con las manos estimulaba su clítoris, Leslie no lo podía creer, la estaba calentando mucho.

Había tenido un orgasmo, esto fue suficiente para poner dura otra vez mi polla, levante a Leslie y me senté en el suelo, haciendo que ella se siente en mi polla. Bajaba despacio y subía para luego bajar de nuevo, la verga desparecía dentro de la concha de Leslie, se la tragaba enterita, la tenía más grande que varios hombres con los que ella había estado, sus tetas bamboleaban, ¡estaba gozando mucho!

Les: ¡Sí!!! Luis, así sigue, dame, ahí, ah!

L: ¡Oh si, señora Leslie, gimes rico, así sigue!

Les: ¡Oh si pendejo, así, me vas a partir en dos!

Leslie no aguanto más y tuvo otro orgasmo, gimiendo como una loba, no tarde mucho tiempo en largar la leche, sin duda había sido una de las mejores folladas de su vida, ciertamente la mejor de mí en ese momento, que, aunque ya había debutado, pero nadie como esa mujer de 42 años!

Nos quedamos un rato tirados bajo el agua de la ducha, lavándonos mutuamente, Leslie me lavaba las bolas y el pene, ¡había quedado fascinada por mi verga!

Les: ¿Vas a estar listo para un tercer round?

L: ¡Lo que usted diga señora!

Les: Bien, espera en el salón a que yo te llame…

"Me da morbo la idea de follar con este chico, que Dios me perdone, pero no lo puedo evitar…" pensaba Leslie mientras escogía sus prendas entre su fina lencería!

A los pocos minutos salió a la sala y me llamo, cuando llegue, ella estaba de pie, llevaba puesto un corpiño negro de satín que le apretaba la cintura, al corpiño iban unidas cuatro tiras que formaban unos ligueros, un par de medias de nylon y entre el corpiño y los ligueros, tapando su sexo, llevaba una pataleta de encaje, ¡muy fina!

Fui rápidamente hacia ella, la besé en los labios, Leslie se había maquillado un poco. Ella abrió su boca y dejó que metiera torpemente mi lengua dentro de su boca, mi erección se hizo evidente.

Les: ¿Te gusto?

– Mucho, respondí, por detrás de ella, pude ver ese gran culo que tanto deseaba, con esas pantaletas de encaje que le realzaban sus dos cachetes.

En eso Leslie se hincó frente a él, ¡acercó sus labios a mi verga y mirándome fijamente se la metió en la boca!

L: Oh señora Leslie, ¡es increíble!

Les: ¡Como me gusta esta suave cabeza, este duro tronco y estas pelotas!

Decía ella recorriendo el pene y lamiéndome los huevos, como era de esperarse ya estaba listo para otro round.

Les: ¡Vamos a la habitación!

Entramos a la habitación y Leslie se abrió bien de piernas esperando recibir su pedazote, lentamente le quité su pataleta y empecé a lamerle el coño, muy despacio al principio, hasta que le metí la lengua dentro, y se la comencé a pasar desde el culo hasta el clítoris, después de unos minutos la penetré, ¡era bueno clavando!

Para estar más cómodos le pedí cambiar de postura, le di la vuelta y la puse en cuatro, el hermoso y redondo culo en pompa de Leslie frente a mí, fue todo un regalo para mi vista.

Masajee un instante las carnosas nalgas de la hermosa mamá antes de volver a llevarle mi polla a su vagina, antes de meterla, frote mi miembro erecto arriba y abajo por el exterior del coño mojado, abriéndole los labios vaginales y frotándole también el clítoris, ¡excitándola muchísimo!

Les: ¡Papi, que rico!

L: ¡Eres un manjar señora!

Les: ¡dime Leslie, o Les, para sentirme más cómoda!

L: ¡Como digas Leslie!

Ese joven había aprendido cómo hacer gozar a una mujer, no había duda, le hundí de nuevo la pija tomándola de las caderas reanudó mis embestidas, Leslie estaba apoyada con los antebrazos sobre la almohada, y en la ventana con la persiana bajada que daba a su balcón vio reflejada la imagen del chico follándosela por detrás con cara de triunfo y satisfacción, y ella debajo con sus grandes pechos rebotando de nuevo arriba y abajo, la mire a través del reflejo de la ventana y sonreí maliciosamente.

No imagine que en la situación que estaba iba a tener así a una señora de clase, en lencería, de bello rostro, piel blanca y melena castaña, cogiéndola a placer, ahora tenía mis manos agarrándole sus caderas anchas de carnes macizas, mis embestidas eran más fuertes y rápidas, ¡me excitaba ver rebotar las carnosas y rosadas nalgas de ese culazo bien rico y deseado por muchos tipos de la calle!

L: ¡Ah, Leslie, que nalgotas, mamacita rica!

Al oír eso, un nuevo orgasmo recorrió todo el cuerpo de Leslie como si la hubieran electrizado, ella tuvo que agarrarse a los bordes de la cama y ahogar con fuerza los gemidos que brotaban de su garganta.

Les: ¡Ay que rico, me vengo, papito agh, mas así, uf, eres rico, que rico!

L: ¡Dios mío, Leslie, que nalgas que rico!

Les: ¡Dame tu leche, quiero leche, mmm, así, que rica verga!!!

L: ¡Tómala nena, uf, que rico, agh!

Por tercera ocasión nos venimos juntos y tuvimos otro orgasmo, quedamos en la cama recostados, ¡reposando del rico orgasmo obtenido minutos antes!

Les: ¡Que rico amor!

L: ¡Dios, gracias por todo!

Estuvimos así hasta la 1 de la tarde aproximadamente, cogíamos y cogíamos, oral y vaginal, aun no me dejaba cogérmela por el culito, pero me sentía conforme con lo que me daba, además una madura de su talla, ¡no cualquiera se la coge!

Leslie tenía que recoger a su hijo menor de la escuela, antes de despedirnos, me dio unas ropas que eran de su hijo Matías, me dio algunos alimentos y un rico beso, diciéndome que podía ir a verla cuando yo quisiera!

¡Yo estaba feliz, había vendido una planta, había comido, me había bañado y por supuesto me había tirado a una señora de clase, sin duda tuve un día de suerte!

Un día, Matías, buscando en su closet no encontraba algunas prendas, que si bien estaban un poco desgastadas las seguía usando, su mamá le dijo que las había donado, que se debe ser solidario porque hay gente que la necesita más.

Leslie era tan buena, sólo que Matías ignoraba en que se basaba la solidaridad y hospitalidad de su hermosa mamá.

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