Hola. Por obvias razones cambiaré los nombres de los participantes en mis relatos. Para estas historias me presento como Alejandro y a mi pareja como Paula.
Y esta es la historia de cómo un día mi novia me hizo venirme en su boca en el transporte público.
Aquel día ambos nos dirigíamos a la universidad. Cabe recalcar que mi pareja y yo, cuando comenzamos nuestros primeros acercamientos sexuales eran limitados por nuestra vaga experiencia, pero con el paso del tiempo subimos la intensidad y el atrevimiento.
Mi novia es chaparrita, cabello lacio, un cuerpo con unas curvas preciosas en las cuales era fácil perderse; unas tetas grandes con unos ricos pezones que al ponerse duros anunciaba su calentura, unas nalgas redonditas y muy antojables. Sin más que agregar, una mujer sexy con una facilidad de excitar a cualquiera.
Entonces, como siempre acostumbro, cada vez que tenía la oportunidad le apretaba sus ricas nalgas. Y en ese momento, con más seguridad ya que no había mucha gente por la hora.
Al subir al camión no podía evitar ver ese culo hermoso e imaginarme cómo sería tenerlo sobre mi cara. Una delicia, con seguridad.
Después de pagar nos dimos cuenta que el camión contaba con 2 pasajeros en la zona de enfrente, ambos de la fila de atrás el chófer. Inmediatamente, sin dudar le indiqué que fuera hasta la última fila y que se sentara justo donde los asientos podrían cubrirnos de cualquier vista ajena.
Los asientos eran altos, por lo cual lo único que podía asomarse eran nuestras cabezas. Una ventaja que más tarde agradecimos.
Al sentarnos comenzamos a platicar de cosas como la familia, amigos, etc. Pero claro, como siempre, yo empecé con insinuaciones cachondas esperando la reacción positiva de Paula. A pesar de haber avanzado en nuestra vida sexual, debo admitir que ella sigue siendo tímida, pero cuando se trata de mi perversión, casi siempre consigo que haga cosas prohibidas y poco éticas.
Comencé a lanzarle unas miradas insinuando que tenía unas tetas hermosas y esto como consecuencia provocó que sus pezones se marcaran a través de su blusa. Esto inmediatamente hizo que comenzara a crecer un bulto en mi pantalón. Enseguida me lancé a sus labios dando besos agitados con un cruce de nuestras lenguas. Poco a poco subía mi mano hasta llegar a sus pechos, y sin pensarlo mucho tiempo, sacaba sus tetas al aire, expuestas a qué cualquiera pudiera verlas. Bajé mis labios hacia ella y dando unos besitos rolados con lamidas, pude notar como la excitación de ambos nos consumía hasta desear cogernos en ese momento.
Mientras mis labios tenían poder sobre sus pechos, mi mano, sin perder el tiempo, ya había desabrochado su pantalón asomándose una hermosa braga de encaje azul con transparencia en el trasero. Inmediatamente comencé metiendo mis dedos y acariciando sus labios suavemente anunciando mi acercamiento a su clítoris. Ella comenzó a gemir y a respirar más agitada, y todo esto mientras el camión seguía esperando por más pasajeros.
Desde que mi mano acaricio sus labios vaginales pude sentir esa rica humedad deseosa. ¡Joder! Que rica vagina. Comencé a masturbarla lentamente mientras mi boca jugaba con sus tetas calientes.
– ¿Te gusta, mi amor? – pregunté mientras aumentaba la velocidad con la que mis dedos masajeaban su clítoris.
Ella no respondía pues estaba más concentrada en no dejar salir un gemido. Enseguida, Paula comenzó a tocar mi verga ya muy dura. La acariciaba sobre el pantalón viendo cómo me tenía, tan caliente y queriendo cogerla. Así seguimos un poco más de tiempo y el camión al fin arrancó, pero yo no podía con tanta calentura, así que bajé el cierre de mi pantalón y saqué mi verga erecta deseosa de entrar en ella. Pau no esperaba que lo hiciera, y sorprendida miró hacia el pasillo del transporte esperando que no hubiera nadie.
Al confirmar que seguían los mismos dos pasajeros, me miró de una forma traviesa, y comenzó a jalármela mientras yo acomodaba una mochila para cubrir de una mejor forma por si alguien subía. Ella seguía, pero para mí loca y perversa mente no era suficiente, así que con una seña de ojos, indiqué que llevara su boca hasta mí verga y la llenara de besos. Paula me miró dudosa y con miedo a ser descubiertos, pero era tanta mi excitación que tomé su cabeza y la dirigí hacía abajo. Y ella sin más, comenzó su labor acariciando mi verga con su lengua y metiéndola en su boca mientras con su mano movía de abajo hacia arriba.
Yo iba encargado de ver que no subiera nadie que pudiera vernos. Sin embargo estaba más entretenido viendo como sus tetas descubiertas se balanceaban mientras su cabeza se movía de arriba hacia abajo sabiendo que me estaba dando una de las mejores mamadas de mi vida. Excitación, sexo oral y hacerlo en público fue la combinación que hizo que mi miembro estuviera tan despierto y duro.
Ella seguía chupando tan bien como siempre lo hace.
Esa es mi novia, esa es mi chica… esa es mi puta.
Poco después, una fantasía que no sabía que tenía se hizo realidad. Mi leche salió con mucha fuerza dentro de su boca. Fue tan rápido que no pude advertirle. Por un momento ella se quedó quieta mientras terminaba de venirme. Y cuando notó que había terminado, siguió chupando y pasando su lengua por cada parte sensible. Esto no hacía más que deseara cogérmela, y quizá pudo ser así de no ser porqué en ese momento, el camión frenó y subieron pasajeros los cuales se sentaron en la misma fila de asiento. Afortunadamente pudimos guardar y acomodar todo.
Después de dicha sesión de sexo oral, me acerqué a Paula, y sin titubear le di un beso tal y como los que nos dimos al iniciar tan rica fantasía.
Espero que les haya gustado este breve relato. Seguiré subiendo más contenido.
Cuéntenme ¿Ustedes han tenido experiencias calientes en el transporte público? Me encantaría leerlos.