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Le entregué el control a un extraño
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Hubo un momento de mi vida en el que, debido a varios problemas con Alex (no todo era tan maravilloso como en el sexo) decidí dejar de verlo por un tiempo y dedicarme a mí. Pasaron 4 o 5 semanas en que solo vivía para ponerme al día con amigos, visitar a mi familia, viajar y disfrutar de la naturaleza. No tuve sexo y solo me masturbaba brevemente, sin embargo, mientras tomaba una siesta tuve un sueño con mi jefe en donde recreaba una de las noches más memorables en mi oficina y me desperté con mi vulva empapada y muy excitada.

Abrí el último cajón de mi cómoda y saqué el dildo más grueso y grande que tenía y en mi laptop busqué un vídeo de penetración doble en una página de porno. Adelanté a la parte en dónde dos tipos negros agarran a una chica y sin piedad la penetran hasta dejarla sin aliento y ahí estaba yo, abierta de piernas, con una mano metiendo y sacando mi vibrador hasta más no poder y con la otra frotando mi clítoris mientras gemía al ritmo de la chica de la película.

A los pocos minutos alcancé el orgasmo más húmedo del mes y mi calentura bajó… o eso pensé. Me senté a ver tv pero seguía con la sensación de que necesitaba tener mi vagina ocupada. Me metí a la ducha para bajar mi calentura pero no funcionó así que, decidida, me arreglé para salir saciar mi ansiedad.

Mi liso y largo pelo ocultaba el gran escote en la espalda que tenía mi blusa por lo que me hice una cola. No llevaba brasier y mis pechos se ocultaban en un suelto escote. Iba a usar mi pantalón preferido que marca mi culo y hace suspirar cuando se me ocurrió una idea mejor entonces tomé una minifalda de cuero que hacía juego con mis tacos. Tomé una cartera y guardé mi arma secreta por si algo fallaba esta noche. Perfumada y muy sexy, salí a ver que podría deparar esta noche y si cazaba algo.

Era jueves y había mucha vida nocturna. Entré a un bar y en la barra pedí un trago. Miré para ver si algún chico me llamaba la atención pero realmente no había nada para mí. Tomé mi vaso y caminé en dirección al baño cuando un tipo choca conmigo derramando mi trago.

-¡Lo siento! No te vi.

-¡Oh! No me he dado cuenta –dije irónicamente mientras miraba mi escote, pensando en ir más rápido al baño para limpiarme.

-Déjame ayudarte –me pasó unos pañuelos desechables. Estaba muy afligido y sus facciones me parecieron muy sexy.

-Gracias. Tranquilo. Estoy bien.

-Álvaro –dijo mientras tendía su mano.

-Daniela, un gusto.

-¿Te puedo invitar a tomar algo? Creo que es lo menos que puedo hacer, al menos que andes con tu pareja y me busque algún problema, aunque creo… valdría la pena.

-Puedes invitarme a tomar asiento –dije de manera coqueta. Ya me estaba gustando este tipo.

Llegamos a un lugar más apartado del bar. Comenzamos a conversar y a beber. Lo estaba pasando muy bien. Era muy divertido y captaba mi sarcasmo. Me calientan los hombres inteligentes. La música estaba fuerte por lo que poco a poco se fue acercando más a mí y rozaba levemente mi rodilla o tocaba mi espalda cuando me quería contar algo más íntimo. Recordé mi objetivo de esa noche y comencé a tocar su pierna más veces de lo debido. Pensé que se cohibiría y de ser así, netx! Pero no, comprendió la señal y comenzaba a hablarme al oído para sentir su respiración. Mis miradas eran más intensas y jugaba con mi pelo. Ya sentía como me mojaba.

-¿Te parece ir a un lugar más íntimo?

-¿En serio? Lo estoy pasando muy bien aquí, contigo –dije mientras subía mi mano por su pierna hasta llegar a su pene que por cierto, se sentía grande y muy duro.

-Uff… no lo niego. Pero quizás podríamos pasarlo mejor –intentaba convencerme con su mano subiendo por mi muslo y aprendo mis piernas.

-Puede ser…. Vamos a comer algo antes de marcharnos. ¿Te parece? –Al mencionar estas palabras, cambió mi actitud y quedó desconcertado.

Seguí jugando a ese jueguito caliente, mordiendo sus labios sin besarlo y recorriendo mi cuello con mi respiración hasta que llegaron los platos.

-Voy al baño. Dame 5 minutos.

Llegué al servicio y saqué de mi cartera mi juguete preferido. Lo encendí y con mucha facilidad lo introduje en mi vagina y… Dios, no saben el placer que sentí. Me acomodé el aparato que con sus 12 centímetros, encajó perfectamente dentro de mí, acomodé el estimulador de clítoris y metí en mi ano el plug que restaba. Volví a mi mesa y le pasé el control de mi juguete. Él no captó para nada de que se trataba, pero solo le dije que tendría el control esta noche.

-Puedes apretar el botón cuando quieras.

-Mmm ¿ok?… ¿Puedo hacerlo ahora? ¿De qué se trata? –miraba extrañamente el discreto control negro que tenía en sus manos

-Vamos, prueba.

Entonces presionó el único botón que controla las 12 velocidades y la pequeña pantalla mostraba el número 1 y una suave vibración comencé a sentir en mi vagina. No es nada muy especial por lo que él no entendió de que se trataba.

-No entiendo tu juego –dijo con una sonrisa muy sexy y una mirada confusa.

-La comida está muy sabrosa.

-Si me vuelves a mirar así de sexy, no alcanzarás a terminar el plato.

-Cada vez que creas que te estoy mirando de forma sexy, puedes apretar ese botón –propuse muy caliente porque todo iba según lo que quería pasa esta noche.

-¿Llegará una notificación a mi celular? Jaja no comprendo nada.

Según él, volví a fijar mi mirada sensual por lo que presionó el botón y el placer comenzó a incrementar de a poco. Respiré profundo e intenté seguir comiendo. No pasaron más de 3 minutos cuando vuelve a presionar el bendito botón

-Creo que algo estoy comprendiendo… -dijo con una sonrisa maliciosa

-Iré por servilletas.

Y sólo bastó me levantara de la mesa para que presionara el botón más de una vez y mi clítoris comenzara a ser intensamente estimulado por las vibraciones de mi juguete. Vi como gozaba de la situación y me alejé hasta llegar a la anfitriona para pedir papel a la mesa.

Al regresar, me comenta que mi rostro está rojo y un poco sudado. Le pedí al oído que me mostrara el control. Marcaba el número 5.

-No creo que sea buena idea… mmm… seguir presionando el botón.

-¿Segura? A mí me parece que siempre se puede un poco más.

-Desde el nivel 6, comienza a funcionar el plug… Oh… y creo que eso si lo podemos dejar para un lugar más íntimo, diios.

¡Oh! Realmente estaba mojada. Disfrutaba de todo ese juego mientras nos hablábamos suavemente al oído cuando llegó un camarero con lo solicitado.

-¿Todo bien? –pregunta el chico.

-¿Quieres responder? –Me dice mientras sube 2 niveles desde el control.

-¡¡Ohhh!! –un gemido salió desde lo más caliente de mi alma- ¡¡Sí!! Todo de maravilla –dije mientras miraba a Álvaro a sus ojos.

El joven de marchó y me subí a las piernas de mi improvisada cita. La música fuerte y la penumbra del lugar que escogimos ayudaban sofocar mis gemidos. Mis pezones erectados eran disfrutados por él, quién con mucha precaución tocaba por debajo de mi holgado escote.

-¿Aún necesitas terminar tu plato? –decía mientras sentía en sus faldas como mi entrepierna completa vibrara al ritmo de su decisión.

-¡Necesito que me lleves ahora mismo!

-Ok. Vamos a bajar un poco la intensidad. No te preocupes. Vivo en la calle de al lado.

Rápidamente pagamos y nos marchamos hasta su departamento. Un vez dentro, desataría toda mi calentura hasta que él me freno.

-Tranquila. Tenemos toda la noche –dijo mientras soltaba el cinturón de su pantalón de forma… intimidante– Vamos a mi habitación.

Entramos y me agarró desde la espalda. Todo esto ocurría mientras mi vibrador estaba en el nivel 5. Yo solo quería ser penetrada. Me desvistió de forma lenta y sensual. Se sacó su polera y me pidió que me acostara en la cama.

-¿Te han amarrado en la cama? –sacó unas esposas.

-¡Lo que quieras, pero hazlo ya!

Estaba segura que se podían ver los fluidos de mi vagina caer entre mis piernas. Subió el vibrador hasta el nivel 7. Gemía mientras él me amarraba con total facilidad a su cama.

-Listo. Vamos por el nivel 12

-¿¡Qué!? ¡No, espera! Te necesito aquí!!!

-Y aquí estaré, viendo cómo, amarrada en mi cama, te corres una y otra vez

Y dicho esto, apretó el botón tantas veces como su fuese a subir más niveles de lo establecido. Comencé a gritar y contorsionar mi cuerpo pues el placer y las descargas que me proporcionaba el vibrador eran realmente grotescas. Álvaro miraba mientras se masturbaba frente a mí. Yo no podía más.

-¡Diooosss!, ven, Álvaro… ohhh! Ven ahora, te lo ruego.

Comenzó a succionar mis pezones y metía sus dedos en mi boca mientras mi juguete hacía todo el trabajo en mis zonas más placenteras. Me taladraba mis dos agujeros y generaba una fricción enorme en mi clítoris. No aguanté y estallé en un orgasmo provocado solo por la tecnología.

-Eso quería ver –dijo mientras sacaba lentamente mi vibrador para comenzar a comer cada parte de mi empapada vulva- ¡Qué delicia! Estás muy mojada.

Levantaba mi cadera para que pudiera acceder a cada rincón. Presionó un pequeño botón de las esposas y liberó mis piernas. Me volteó y comenzó a comerse mi culo como un desesperado. Su lengua intentaba entrar en mi orificio que, gracias a mi juguete, ya estaba bastante dilatado. Se levantó y metió dos dedos ahí. Mi grito lo excitó aún más por lo que intentó con otro dedo. Con más éxito del que me hubiese gustado, comenzó a gemir.

-Eres una diosa. Estás deliciosa. Te penetraré muy fuerte, ¿Ok? ¿No vas a gritar mucho? Está mi compañero de cuarto en la pieza de al lado y mucho ha oído ya, ¿no te parece? ¿O quieres que se nos una?

Estas palabras dichas en mi oído y con gemidos entre medio, me calentaban demasiado, aún más imaginando como la película que vi esa tarde, se podría hacer realidad pero no pude responder pues presionó mi cabeza contra la cama y me penetro analmente sin piedad. Gruñía con cada penetración mientras yo gemía y gemía. Sacó una de las esposas de mis muñecas para darme más comodidad, sin dejar de meter su pene en mi culo. Pude enderezarme más y sentir más placer aún. Tiraba mi pelo, me ahorcaba levemente y mordía mi cuello.

Era un hombre muy experimentado. Sacó su pene y me volteó con mucha fuerza. Me besó y comenzó a meter sus dedos, sin cuidado, en mi vagina como si quisiera entrar hasta su codo. Yo no podía más y gritaba sin control de mí. Caí en la cama rendida mientras mis fluidos salían a chorros logrando un gran squirt. Agarró mi cabeza y metió su pene en mi boca follándome violentamente sin sacar su mano de mi vulva no más para golpear esa zona y sentir lo encharcada que estaba volviendo a penetrarme hasta partirme con sus dedos. Era sexo realmente duro y lo estaba disfrutando. Abandonó su puesto y me tumbó de lado para penetrar mi vulva mientras yo estimulaba mi clítoris. Entre fuertes nalgadas, besos brutales, ahoracadas, tiradas de pelo y dedos penetrando bruscamente mi culo y sin previo aviso, terminé teniendo el orgasmo más memorable de la temporada. Sus sábanas empapadas de sudor y fluidos. Apenas podía respirar.

-Uf… No sabes cuánto necesitaba esto.

-Cuando quieras, puedes pasar por aquí – +hablaba mientras movía su pene lentamente en mi vagina.

-¿Cómo prefieres terminar? Veo que eres muy creativo…

-Déjame jugar un poco más contigo. Ya termino.

Dijo y tomó el aparto que seguía vibrando en nivel 12. Me puso en 4 y metió los 12 centímetros en mi culo sin previo aviso.

-¡ESA PARTE NO VA AHÍ!

-Lo se mi amor, pero necesito verte así –dijo agarrando mi mano libre para que no sacara el juguete de mi culo.

Metía y sacaba ese vibrador de mi orificio. Sentía me moría de placer. Sacó el aparato para ingresarlo inmediatamente en mi vagina y jugar a penetrarme en ambos orificios una y otra vez hasta que puso su duro pene en mi orificio anal sin sacar el vibrador de mi vagina. Grité como pocas veces lo hacía. Comenzó un mete y saca en mi culo que pensé, me iba a desmayar. Estaba siendo doblemente penetrada aunque no por dos negros, como en mi película pero el placer era brutal. Yo seguía gritando cuando intenta levantarme para poder llegar con su mano a mi clítoris y con la otra a mis hinchados pechos. Sus penetraciones me estaban dejando sin aliento hasta que siento como cae con todo su peso sobre mí, mientras mis entrañas se llenaban de su dulce semen.

Le pedí lamer un poco más su pene así que lo sacó y aun duro, pude saborearlo mientras miraba a sus ojos. Fue una de las relaciones sexuales más intensas que he tenido.

-Ya puedes apagar ese juguete. No queremos quedarnos sin batería –dije mientras descansaba en su cama.– y también puedes soltarme.

-Apagaré el juguete. Efectivamente, lo necesitaremos más tarde. Pero no sé si te soltaré. Quizás hay más por hacer y si te espantas, te irás… A propósito, vivo solo. No podrás pedir mucha ayuda…

Lo que siguió da para otra historia. Realmente nunca pensé de salir a cazar, sería cazada por un maniático del placer y la brutalidad. No acostumbro a ser sometida pero admitir que lo repetiría.

Espero que hayan disfrutado de mi relato tanto como yo disfruté viviendo cada momento.

Pueden comentar que les pareció o escribir a mi correo personal [email protected].

Un beso,

Ali.

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