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Laurita (Parte 2)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

… Yo recibí el beso y me levanté de inmediato de la cama. La escena era de ensueño. Laurita estaba en medio de una gran mancha de fluidos que había provocado su eyaculación (squirt), pero al parecer no le importaba ya que parecía que se había quedado dormida con la fuerza de su orgasmo.

-Déjala que descanse un rato -me dijo Laura mientras me obligaba a sentarme en el sillón que había en mi cuarto.- Me había olvidado el rabo que tienes -y se arrodilló entre mis piernas a lamerme todo el tronco.

Yo me tiré para atrás y me deje complacer. Los orgasmos más ricos de mi vida me los había dado ella, y si ahora quería regalarme uno en agradecimiento del "favor" que les estaba haciendo, ¿quién era yo para negarme? Así que comenzó a chupármelo como sabía hacerlo. Yo sólo atinaba a tocarle el pelo y a gemir por el placer que me daba. No sé cuánto tiempo pasamos así, pero seguro fue un buen rato ya que estaba a punto de volver a acabar, cuando de pronto veo a Laurita paraba atrás de su madre.

-Pero, mamá, tu dijiste que sólo seria para mi hoy día! -lo dijo con un tono como el de una niña que pide su paleta. Laura se lo sacó de la boca y mirándome le contestó:

-Oh, es verdad, me había olvidado -y guiñándome un ojo se levantó, dejándome a medio camino del orgasmo. Yo me paré de inmediato y la tome por la espalda:

-Oye, eso no se hace. "Todo o nada", recuerdas? -la frase era una alusión a nuestro pasado, cuando no podíamos hacer que el otro se calentara sin hacerlo acabar.

-tranqui, mi amor -me dijo- ahora viene la mejor parte. Luego de decir eso tomó a Laurita y la llevó al baño, con un bolso que habían dejado a la entrada. Yo me quedé esperando lo que de ahí iba a salir, pero mi imaginación quedó corta.

Laurita salió vestida con un uniforme colegial como el de la pornografía hentai. Una faldita negra a cuadros, una blusita blanca y unas trenzas a cada lado.

-Este es su deseo, Marco, quiere ser desflorada así.

Yo seguía sin creer lo que estaba pasando, pero me fui acercando lentamente hasta la niña y la tomé de la mano para tirarla en la cama, desde donde con una cara de niña mala me preguntó:

-¿Me perdona por ser tan mala? Estoy dispuesta a hacer lo que quiera para disculparme. Lo voy a complacer como usted me diga y ordene.

Luego de eso me tiré sobre ella, comencé a besarle los pies, las piernas, su coñito, para luego subir por su abdomen hasta su cuello. Le saque la blusa pero le dejé la faldita, tal como ella me pidió. Luego de besarle el cuello un buen rato y sentir con mis piernas los humedad y lo caliente que estaba, comencé a chupar sus tetitas pequeñas y ricas. Primero despacio, pero luego fuerte tal como ella me pedía. El muslo de mi pierna derecha hacia fricción en su vulva, y además le comencé a meter un dedo de mi mano derecha en su apretado culito. Ella estaba realmente excitada, creo que estaba a punto de acabar si hubiese seguido chupando, metiéndole el dedo y frotando mi pierna, pero paré. La tomé de las piernas, y la acomodé para entrar en ella en la posición del misionero.

No le di tiempo de nada, me coloqué entre sus muslos y la penetré lentamente pero con fuerza. Los grititos de placer y pequeño dolor que dio al momento de ser penetrada es lo más excitante que he escuchado en mi vida. Así como su coño es el lugar más rico, húmedo y apretado en el cual he penetrado. Al estar ahí, comencé a metérselo de manera lenta y pausada, ella soltaba pequeñas lágrimas y gemidos mientras se aferraba con todas sus fuerzas a mi espalda. Poco a poco fui aumentando el ritmo de las embestidas, hasta que lo comenzamos a hacer a un ritmo de amantes expertos. Ella seguía aferrada a mi espalda, pero de pronto me arañó tan fuerte que sentí que estaba volviendo a acabar. Su orgasmo fue muy intenso. Gritó casi más fuerte que la vez anterior y sus líquidos me empaparon todas las piernas. Yo comencé a bajar el ritmo lentamente, hasta salir de ella. Al hacerlo, la niña se quedó temblando, se tocaba los hombros y se llevaba las manos hasta su coño para luego probarse sus propios fluidos. Yo la miraba y sonreía, lo mismo que hacia Laura, su madre. Pero luego de unos minutos les dije:

-Hay algo que falta, yo no he acabado aún. "todo o nada o no" o no?

Así que me abalancé sobre ella nuevamente, coloque sus piernas sobres mis hombros, y esta vez, preocupándome sólo de mi placer, la follé a mi ritmo. Ella ya no gemía, sólo se quejaba de manera muy leve, pero me recibía hasta lo más profundo de su ser. Luego de un rato así, la di vuelta y me la seguí follando a mi entero placer. Estaba casi muerta, pero no oponía ninguna resistencia.

Laura comenzó s masturbarse en la silla atrás de nosotros. Era imposible tener un cuadro de mayor sexualidad. De pronto sentí que se me venía en un orgasmo muy intenso, así que la volví a voltear, y la penetré mirándola a los ojos hasta venirme de una forma brutal!! La llené de semen espeso y caliente. Qué me agradeció con una sonrisa y un beso muy tierno.

Luego salí de ella, dejándola rendida en la cama. Al darme vuelta, su madre ya estaba de rodillas esperándome para echarse toda mi verga en su boca y limpiármela completamente, sacando todos los restos de mis jugos y los de su propia hija. Luego de hacerlo me miro sonriendo y me dijo:

-No sé cómo vamos a agradecerte todo lo que estás haciendo con nosotras…

(Continuará)

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