Una serie de eventos extraños y fortuitos me hicieron vivir una de las experiencia más alucinantes de mi vida.
Mi ex Paula era un ser sexual, siempre dispuesta a todo y a experimentar.
Parte de eso era filmar videos y subirlos a una plataforma de videos porno.
Cuando la conocí estaba en Buenos Aires estudiando cine, así que sus videos eran de muy buena calidad.
Con el tiempo yo también aprendí a filmar, iluminar y editar esos videos y es algo que hasta he aplicado en mi trabajo.
Siempre evitamos que se vieran nuestras caras u otros rasgos que pudieran identificarnos. Filmábamos en mi departamento y aprendimos a dejar la habitación en modo "estéril", sin nada que saliera en cuadro que pudiera identificarnos.
Nos divertía, nos excitaba y tenía muchas visualizaciones.
Cuando Paula y yo rompimos el canal quedo en desuso.
Subí un video aclarando que no iba a haber más videos.
Varios meses después por curiosidad o nostalgia entré al canal y miré los mensajes privados.
Entre muchos mensajes de tipos diciendo tonterías había un mensaje que decía "Necesitas una nueva actriz?".
Borré todos los mensajes menos ese, pero no lo conteste.
Ese mensaje me quedo rebotando dentro de la cabeza.
Después del trabajo volví a pensar en ese mensaje.
Respondí "Puede ser."
La respuesta fue solo una dirección correo electrónico.
Le escribí cauteloso. No tenía intención de filmar videos con cualquiera, en realidad no tenía intenciones de filmar con nadie.
Pero a partir de los correos me fui dando cuenta que se trataba de una persona interesante e intrigante.
Escribía perfectamente, era clara, concisa y divertida. Daba vueltas a la hora de darme una buena razón para filmar un video.
Una semana después de haber intercambiado el primer correo pasamos a comunicarnos por WhatsApp. Lo primero que hice fue ver su foto de perfil, pero tenía un dibujo genérico.
Nos comunicamos más o menos por 2 meses mediante mensajes hasta que un día decidimos vernos.
Ya habíamos intercambiado un par de fotos y nos habíamos puesto de acuerdo en los detalles del video que íbamos a filmar.
Llegue a la cita 10 minutos antes de lo pactado, para darle la oportunidad de arrepentirse a ella.
Busqué la mesa más alejada del salón del café donde habíamos decidido encontrarnos.
El mozo se acercó con cara de que le fastidió caminar hasta una mesa tan alejada. Pedí un capuchino.
Mientras tomaba el café la vi llegar.
La reconocí de inmediato, pero no por eso deje de sorprenderme.
Media un metro setenta y llevaba el cabello negro largo recogido con un gancho. Pendientes de perlas.
Me miró y sonrió tímida, dejando al descubierto unos dientes totalmente blancos.
Llevaba puesta una camisa blanca con dos botones desabrochados, un Jean y zapatillas.
Colgaba de su hombro una cartera de cuero marrón y poco demasiado grande. Se notaba que tenía unas buenas caderas, aunque era esbelta.
Me puse de pie para recibirla y ella se adelantó en el saludo.
-Hola Pablo -dijo sonriendo y cerrando un poquito ojos.
-Hola Laura, encantado.
Estúpidamente estire la mano para saludarla, pero ella se acercó y me besó en la mejilla.
Pude sentir un suave aroma a floral.
El mozo se acercó sonriente mucho más rápido que cuando llegue yo.
-Que estas tomando?-Pregunto en un tono natural, como si fuéramos amigos desde siempre. respondí.
-Lo mismo para mi -dijo sonriéndole.
El mozo se fue sonriendo también.
Todo lo que veía frente a mi destilaba clase.
Laura hablaba con ese acento de Barrio Norte que muchos imitan pero que solo los nativos dominan.
Sentados frente a frente en una pequeña mesa de café no nos separaban más de cuarenta centímetros. No quedaba más que hacer la pregunta que me daba vueltas en la cabeza desde que habíamos contactado por correo electrónico.
-¿Laura, por qué quera filmar un video conmigo?
La explicación fue mas sincera e interesante de lo que esperaba.
Laura tenía 35 años, eran licenciada en administración de empresas de una universidad privada y se había casado al terminar la carrera con veinticuatro años con un amigo de toda la vida, su primer novio e hijo de una familia amiga de sus padres.
Casi de inmediato habían tenido hijos, el más grande tenía diez años, el del medio siete y la niña pequeña tenía cuatro.
Vivían en una coqueta casa en un country de Pilar.
Trabajaba en la empresa de su padre, con horarios más que flexibles que le permitían ejercer su rol de madre, pero con la intención de prepararse para cuando le tocaba hacerse cargo.
Su marido hacía lo propio en la empresa de su propia familia.
En esa vida ideal alejada de las peripecias del ciudadano de a pie se instaló el tedio.
Fue en ese momento que para ponerle un poco de sal a su vida sexual empezaron a ver videos amateur y encontraron los nuestros. Aparentemente el marido de Laura era fanático de mi ex novia.
Los intentos de revivir su vida sexual surtieron cierto efecto revitalizante pero más temprano que tarde el marido volvió a estar desatento con Laura.
Como después pude comprobar, Laura no era tonta, ni mucho menos ilusa. Empezó a sospechar que la falta de atención quizá tuviese otra razón.
No tardó en descubrir que tenía una aventura con una secretaria de su empresa, una pelirroja en 25 años. No desesperó, mientras se portaba como la esposa ideal, con la ayuda de los abogados de su padre organizó una investigación sobre cada uno de los activos que tenían como matrimonio. Encontró y registró cada centavo que tenían, mientras le daba a su marido la oportunidad cortar el affaire por propia voluntad.
Como esto no sucedió, un domingo cuando él volvió de un viaje de "negocios" compartido con la amante, se encontró con las valijas esperándolo en el recibidor y una muy desfavorable demanda de divorcio sobre la mesa del comedor.
Pidió perdón, pero ya estaba todo decidido. El divorcio fue rápido y económicamente devastador para el. Laura no sólo se quedó con la mitad de todo, más una sustanciosa cuota alimentaria, además consiguió el uso total de la casa familiar que sólo podrá ser vendida cuando la hija menor cumpla dieciocho años.
El marido por un tiempo anduvo como un pollo mojado, mostrando arrepentimiento en su círculo social, que no dejaba de llamarlo canalla por engañar a la madre de sus tres hijos, pero últimamente había empezado a mostrase frente a sus amigos y en las redes sociales con la bella pelirroja, ascendida de amante a novia.
Laura me miró con unos ojos café penetrantes y un gesto que dejaba claro que no bromeaba.
– Ya le quedó bien claro lo que perdió por tomarme de idiota, pero ya que le gustan las putitas, quiero que le quede muy claro la flor de puta que puedo ser y que se perdió -dijo mirándome a los ojos y luego dio un sorbo al segundo café.
-¿Crees que va a ver el video?
-No tengo dudas y si lo haces bien nadie me va a reconocer, pero él si.
Me convenció, no era una friki que buscaba hacerse la picante subiendo videos sexuales a Internet, era una hermosa mujer joven que buscaba venganza y yo no veía razones para oponerme.
Pedimos el tercer café mientras nos poníamos de acuerdo sobre el video.
No se vería nunca la cara, de ninguno de los dos, primero lo vería ella y solo si ella lo autorizaba yo pondría el video on-line y todo el material crudo debía ser destruido.
-¿Cuando queres filmar? -pregunté iluso de mi. Aunque ella dejó claro que si había onda entre ambos venía a firmar el video, yo no podía creer lo que estaba viviendo.
-Ahora tonto. Me costó decidirme, no me des la oportunidad de arrepentirme.
No podía argumentar contra eso.
Pague la cuenta dejando, generosa propina, sintiéndome un hombre sumamente afortunado.
Caminamos dos cuadras hasta mi departamento.
Antes de entrar mando un mensaje desde su teléfono.
-Le mando tu dirección a mi amiga.
No era tonta ni dejaba de tomar precauciones lógicas.
-¿Tu amiga sabe? -dije sorprendido.
-Sabe que salía con un chico. -Contestó.
Mi departamento estaba limpio y ordenado. La habitación estaba lista para filmar.
No mostró interés por lo superfluo de un departamentos de tres ambientes en la ciudad
-Quiero ver el cuarto. -Dijo secamente.
Se la notaba más nerviosa que cuando charlábamos en el café.
Entro a habitación con la cartera colgando del hombro.
Dio una mirada a la cámaras, la cama con sabanas limpias nuevas y a las luces.
La cámara de mano estaba sobre una de las mesas de luz.
Mi habitación está al final de un pasillo, la puerta anterior es una habitación más pequeña que funciona como mi oficina y la puerta al inicio del pasillo y más cercana a living es el único baño del departamento.
-Voy al cuarto de baño a prepararme, vos espérame listo.
Me quite la ropa, quedándome en solo en bóxers, con la
cámara en la mano.
Laura estuvo más de veinte minutos en el baño y empecé a pensar en que se había arrepentido.
No creo que estuviese preparado para lo que vieron mis ojos a continuación.
Laura salió del baño lista.
El pelo negro azabache suelto caía sobre sus hombros hacia sus espalda. Los pendientes de perlas cambiaron por dos argollas grandes, los ojos están maquillados con los parpados oscuros y las pestañas arqueadas. Sus labios colorado carmesí resaltaban.
Una seda negra hacía las veces de collar, ajustada en el cuello.
El corpiño negro de una malla muy fina trasparente dejaba ver los pezones de unas muy lindas tetas de mediano tamaño. Sus caderas eran anchas pero su vientre era plano y su ombligo tenía forma de almendra.
La tanga, a juego con el corpiño también era transparente, dejaba ver una preciosa vulva depilada. Solo una coqueta franja de pelo iba desde vagina y ombligo.
Alrededor de la cintura llevaba un portaligas y las ligas se unían a una medias también negras que llegaban has la parte superior de los muslos. Unos stilettos negros completaban el conjunto.
Caminó contorneándose por el pasillo, posó su mano derecha sobre mi nuca y besó mi boca. Mientras me besaba y yo abrazaba su cintura su mano derecha buscó mi miembro y empezó a masturbarme.
No estaba dispuesta a perder tiempo.
Por un momento soltó mi pene y me quitó los calzoncillos.
Se paro, volvió a besarme y me empujo hacia la cama. Yo caí sentado, con el pene erecto.
Laura me acaricio la cara mientras me miraba a los ojos.
Se agacho lentamente y quedó con mi boca a centímetros de mi pene.
Mirándome a los ojos se metió mi verga en boca y comenzó a chuparla muy suavemente. Yo la filmaba con la cámara de mano.
Veía su cabello, su cuello , la espalda cruzada por el corpiño y las nalgas paradas con la tanga y el porta ligas.
Estaba tan excitado que tuve que tocar su mejilla y levantar su cara para que dejara de chupármela.
Los dos nos paramos y empezamos a besarnos. Nuestras lenguas se buscaban profundo dentro del otro, como si quisiéramos conectarnos íntimamente a pesar de que nos habíamos visto por primera vez hace apenas unas horas.
Tome su cintura y giramos en un extraño paso de tango . Ella quedo de espaldas a la cama. Me miraba profundo en los ojos y yo trataba de no desviar la mirada a la curva de su labio superior y a las paletas blancas que asomaban debajo blancas como perlas.
La gire y en un solo movimiento la abracé y la apreté contra mi. Mi pene encontró sus nalgas y se acomodó plácidamente entre ellas. Mis manos acariciamos un vientre plano y subieron hasta unas tetas duras y del tamaño perfecto para mis manos.
Se las acaricié, los pezones estaban duros.
Aunque no sin tener que recurrir a mi fuerza de voluntad solté esa hermosas tetas por unos segundos para quitarle el corpiño. Que una vez quitado fue tirado quien sabe donde.
Volví a masajear sus tetas ya desnudas y sentí la suavidad de su piel. Ella giro el cuello y mirándome a los ojos pregunto -¿Te gustan?
Trate de pensar algo en ella que no me gustaba y no entronque nada.
-Son hermosas- contesté y volví a besarla. Un poco incómodo porque me daba la espalda y los 2 forzamos el cuello, pero sabroso de todos modos.
Di un paso hacia la cama, lo que la obligó a doblar la piernas y quedar sobre las rodillas. Dejamos de besarnos y ella se curvo hasta que su pecho tocó la cama.
Era la mismísima visión de la gloria. Laura tenía el culo mirando al cielo con las rodillas apoyadas al borde de la cama. Las medias con ligas, la tanga y los stilettos invitaba a la lujuria.
Me arrodillé entre sus piernas, corrí la pequeña tanga y enterré mi boca en su intimidad listo para comerme ese manjar.
Sentir el gusto salado de su humedad me hizo sentir como quien abre un whisky de 30 años. Saber que era algo maravilloso y único que solo estaba para mí fue extasiante.
-Siii, asííí- Sus gemidos no tardaron en escucharse. -Cómeme que me encanta.
Me di un manjar a gusto. Le chupé a destajo el culo, toda la raya, me detuve especialmente en su clítoris y algo que me encanta y por lo visto a ella también, la cogí con la lengua. Enterrándola todo lo posible en su vagina.
Mientras la cogía con la lengua Laura acabó, trato de ahogar sus gemidos, pero el temblor de sus piernas no dejo lugar a equivocación.
Me incorporé y sentí que la tenía a mi merced.
Pude ver que mordía uno de sus dedos mientras tenía los ojos cerrados.
Estire el brazo hasta la cómoda y tome un preservativo, algo que habíamos pactado.
Mi verga estaba estacionada entre sus nalgas, cómoda pero con urgencia de conocer el interior de ese vergel que esperaba ansioso.
Su tanga se ataba a ambos lados con unos lacitos negros. Los desate y quite la tanga.
-Sácame los zapatos por favor- Balbuceó bajito y en un tono grabe.
después de quitárselos quedo desnudarte salvo por el portaligas y las medias.
¿Quién sabe dónde tiré los zapatos y la tanga? Yo no, al momento volví a la tarea principal.
Apoye el glande en la entrada de su hermosa conchita y la escuche gemir muy bajito. La tome de la cintura con ambas manos y así la penetre lentamente.
-ahhh- genio un poco más fuerte.
Empecé a penetrar a esta hermosa mujer a la cual había visto en persona por primera vez ese día y me sentí en el Paraíso. Yo estaba parado al borde de la cama y ella en cuatro sobre la cama.
Mientras disfrutaba de la visión desde sus nalgadas hacia su cabeza vi como giraba el cuello y me clavaba los ojos.
-Más fuerte, por favor, más fuerte- Rogó
Cumplí con su deseo y me esforcé en dar todo de mí.
-Si, si, si partime, partime al medio, dale- gritaba mirándome a los ojos.
-ahh, ahhh, ahhhh, Siii- grito y acabó de nuevo.
Después se tumbó sobre la cama.
Yo estaba si acabar y ella estaba en posición fetal sobre la cama.
-Vení, acostate al lado mío- Suplico en un tono al que no me pude resistir.
Cuando quede a su lado boca arriba, me besó. Fue un hermoso, sensual, su lengua entró en mi boca y buscó la mía con pasión.
Sentí como su mano agarraba mi pene con suavidad y me masturbaba.
Bajó con su cabeza hacia él y se lo metió en la boca, pero no le gustó el sabor del condón. Me lo sacó y volvió a chuparme la pija con gusto y maestría.
Alternaba chupadas cortas , con besos, lengüetazos y chupadas hasta el fondo de la garganta.
-Estoy por acabar- le informe con la esperanza de que eso no cortara su trabajo.
-hay no, no, que no quiero que esto se termine ahora- dijo y dejó de chuparla.
Se paro al borde de la cama y se sacó las medias y el portaligas, quedando totalmente desnuda. Lo hizo de una manera que me hizo creer que había perdido toda sombra de pudor conmigo.
Ya desnuda caminó hasta donde estaban los condones, tomo uno y abrió el envoltorio con los dientes.
Vino hacia mi que seguí boca arriba en la cama, tomó mi pene y me coloco el nuevo condón. Pasó una pierna sobre mi, tomo mi pija con la mano, se la introdujo ella misma y comenzó a cabalgarme. Por dios, como movía las caderas esa mujer, movía su cintura tanto de arriba a abajo como de forma circular.
Me miraba fijamente.
-Te guuusta mi amooor? – Preguntó lasciva.
Si bien le estaba gustando, lo que ella quería en ese momento era sacarme la leche, ganar su trofeo.
-Me encanta, me encantan vos, tu cuerpo hermoso y como coges. Tenes razón en que sos flor de puta
-Dame tu lechita entonces.
En ese momento recordé que además de esta cogiéndome a esta hermosa mujer estaba filmando todo.
El morbo se me subió a mil y acabe con todo. Fueron varia descargas de semen y varios latidos de mi pija dentro de ella.
-ay papi, como la siento bien gorda dentro.- dijo esto y se desplomó sobre mi sonriente.
Me hablo al oído.
-Antes de verte no estaba segura de animarme a coger con un desconocido, pero ahora no me arrepiento- se sinceró.
Salí de dentro de ella y Laura parecía muy interesada el el forro lleno de leche.
-ummm, perece que la pásate muy bien.
Me saco el forro y lo tiró al costado de la cama. Después tomo mi pene con la mano derecha y me masturbo lentamente hasta que volvió a estar duro. En ese momento se lo metió todo en la boca y lo fue limpiando de leche, con paciencia y maestría. Cuando terminó, se limpió también con la lengua el semen que tenía en la mano.
Me miró, guiño un ojo y sonrió pícara.
La tomé de la cintura y puse su cuerpo sobre el mío. Acostada sobre mi buscó mi boca y nos fundimos en un profundo beso donde compartimos todo nuestros jugos con pasión.
Lo que paso continuación quedará en mi memoria. Laura se acostó, abrió las piernas y me atrajo hacia ella. A partir de ese momento hicimos el amor, nuestras caras quedaron a un centímetro y mientras nos mirábamos a los ojos y nos besábamos la penetre con pasión y delicadeza. Lento y lo más profundo posible mientras ella movía sus caderas y me besaba en la la boca, la cara, el cuello y las orejas. De a poco no fuimos acercando al éxtasis y acabamos los dos juntos en una sinfonía de gemidos.
Me desplomé sobre ella durante unos segundos y luego gire sobre la cama. Quedamos uno al lado del otro agitados y recuperándonos del esfuerzo realizado.
-Voy a usar tu baño para ducharme- dijo mirándome a los ojos, después de unos minutos.
La vi irse desnuda, con un paso seguro de mujer que se sabe deseada.
Mientras ella estaba en el baño yo me puse el calzoncillo y fui a la cocina a preparar algo para tomar.
Mientras estaba en la cocina Laura apareció vestida como había llegado.
-¿Queres un café?- ofrecí sonriendo- O un vaso de Coca.
-Prefiero agua fría-contestó sonriendo.
Tomo el agua.
-Me voy. Mándame el video cuando lo tengas y no te portes mal con eso. Que todo sea como lo arreglamos- mirándome a los ojos y muy seria.
-Después de los que acaba de pasar no veo la posibilidad de hacer otra cosa. Me tenes embelesado. Espero que lo repitamos.
Me miró fijamente y dijo -Mejor no te enganches nene, es mejor que lo de hoy quede acá. Tengo una vida y tres hijos, no tengo tiempo para ciertas cosas.
Se acercó me tomó de la nuca y me besó.
Después me miró a los ojos por medio segundo, giro fue a la puerta.
-Te acompaño hasta abajo- ofrecí.
-ahorremos un viaje incomodo de ascensor, bye.
Lo último que mire fue su cuello perfecto mientras bajaba las escaleras hacia el palier a esperar el ascensor.
Me quede en la puerta deseando que se volviera a dar la oportunidad de encontrarnos.