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Las tardes en la farmacia
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Ya las mañanas de viajes no nos alcanzaban, necesitábamos estar más tiempo juntos, además el viaje en el auto solo daba para sexo oral y tanto Paco como yo queríamos más. Los dos teníamos libre todos los días de 13 a 17 h así que aprovecharíamos las tardes en la farmacia ya que él la cerraba a las 13 para abrirla a las 16 así que eran tres horas para los dos.

Yo dejaba a los chicos en la escuela y a veces caminando otras en bicicleta (llevando unos libros para disimular) me dirigía hacia allá para entrar por la puerta del costado que quedaba abierta así entraba rápido y no le ventaba sospechas. Aprovechábamos las tardes a puro seco oral y vaginal, me gustaba chupársela porque me entraba justo toda en la boca, aunque Paco insistía en que quería mi culito y yo se lo negaba.

Una tarde lo sorprendí, siempre me decía: Selva, ¡quiero ese culito divino! yo me reía y no lo dejaba, pero esta tarde, después de chupársela estando el sentado le junte las piernas, me puse de espalda, con una mano le agarre la verga y despacio empecé a sentarme apuntando su miembro a mi agujerito. Cuando lo sentí en la puerta me senté arriba de el metiéndomelo todo de una hasta los huevos.

-Si Selva sí, me decía excitado mientras yo me movía con su verga dentro del culo

-Que lindo culo mi amor! ¡movete más Selva más!

Nunca pensé que iba a estar tan excitada, la verga de Paco me palpitaba dentro del culo, nunca sentir eso con mi marido, esa excitación me llevo a moverme más y más y no escuche cuando me decía ¡para Selva que acabó! así que de buenas a primeras sentir un chorro de leche que me desbordaba el culo y se salía de adentro de mi trasero, seguí moviéndome hasta que Paco paro de gritar y en ese momento me arrodille de nuevo y se la empecé a chupar otra vez, la primera vez que lo hacía, mi marido me lo había pedido muchas veces pero me daba como asco pero esa tarde estaba como poseída así que así como salió de mi culito se la chupe hasta que me acabara en la boca otra vez. Eso sí, se la deje bien limpia.

Me limpié, nos besamos y me fui a buscar a los chicos a la escuela, con cada pedaleada se me escurría semen (a pesar de haberme limpiado bien) y el trasero que me ardía.

Esa noche a mi marido se le antojo hacerme el culo así que con mi mejor cara y la luz apagada (no quería que me viera el culo rojo) lo deje que me lo hiciera para que nos sospechara nada.

Era viernes, ese sábado teníamos en el Instituto perfeccionamiento y esta vez le dije a mi marido que a la salida íbamos con otros a la farmacia a repasar, así que más morbo me daba, el sabría que estaba con Paco en la farmacia, pero jamás se imaginaria que me llenaría de leche el culo otra vez.

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