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Lara regresó a mi departamento para un espectáculo
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Después de nuestro pequeño juego en mi casa, no podía dejar de pensar en Lara; sin embargo, por cosas de la vida no nos habíamos podido ver. Aquel día que follamos en el baño había sido improvisado pero increíble como la vez en mi casa, pero quería más, mucho más.

Sentir su cuerpo, sentirlo en mis manos, sus pechos, lamer su coño, sentir como chupaba mi miembro, todo en ella era perfecto.

Y por suerte algo inesperado sucedió, algo que me iba a ayudar a disfrutar de ella de una manera diferente.

Ese día mi vecino del edificio de al lado me mandó un mensaje, seguramente había dado con mi número en el grupo de whatsapp que teníamos entre los edificios. Un tipo llamado Marco, apenas lo conocía y mucho menos hablaba con él, así que me quedé sorprendido al ver que me había mandado mensaje.

Casi sin ningún miramiento, Marco me preguntó cuándo iba a volver a traer a ese bombón que había ido a mi casa la última vez, refiriéndose a Lara. Me comentó que tanto él como sus compañeras de piso habían disfrutado el espectáculo que les habíamos dado. Había olvidado que nos habían visto cuando ella vino a mi departamento, recordarlo me hizo querer repetir algo similar.

Nosotros les dimos uno, creo que ahora es su turno le dije medio jugando. Si Marco era tan aventado para ese tipo de cosas, sentía que podía decirle lo mismo… aunque no sabía si había algo entre él y sus compañeras.

De acuerdo, tú di la hora y el día fue su respuesta.

Me quedé sorprendido, pero a la vez excitado.

Casi sin pensarlo le mande un mensaje a Lara, invitándola de nuevo a mi casa, con la excusa de que le tenía una sorpresa. Tardamos un poco, pero finalmente acordamos un viernes a eso de las 8 de la noche. Inmediatamente le mande un mensaje a Marco para avisarle.

El resto de la semana fue un viaje surrealista, cada vez que pasaba frente a la ventana que daba al otro edificio y una de las compañeras de Marco aparecía, se detenía por un momento y levantaba su playera para dejarme ver sus pechos o se bajaba el pantalón o short para deleitarme con su trasero, haciendo que la espera al viernes fuera dolorosamente larga.

Finalmente el día llegó. Lara estaba tan preciosa. Llevas la misma ropa que la primera vez que vino: una blusa y una falda a cuadros. Al verla así no puedo evitar rememorar aquel día, cómo nos habíamos excitado con el juego, cómo se había quitado la falda y me había excitado a tal punto que terminé follándola como un loco.

Tengo que usar toda mi fuerza de voluntad para no arrancarle la ropa en ese preciso momento. Llevaba toda la semana caliente gracias a mis amigas del otro lado.

La tomo de la mano para llevarla frente a la ventana donde ya tenía preparadas unas cuantas cervezas y un par de sillas frente a la ventana.

-¿Qué es esto? -me pregunta con una sonrisa.

-Ya verás -le respondo mientras hago hacia atrás la silla para que se sentara.

Yo también tomo asiento y abro una cerveza para Lara. Mientras bebe, le mando mensaje a Marco, indicando que estamos listos.

Pasan unos cuantos momentos sin que suceda nada, pero después, en el otro lado del edificio, Marco aparece con apenas un calzoncillo y acompañado por sus dos compañeras en ropa interior.

Lara me voltea a ver con genuina sorpresa, yo tan solo sonrío y le doy un trago a mi cerveza.

El espectáculo empieza. Los tres comienzan a besarse, las chicas recorren el cuerpo de Marco lentamente, acariciándolo. De vez en cuando ellas también se besan y luego regresan con él.

Miro a Lara de soslayo y puedo ver como sus piernas comienzan a cruzarse, puedo imaginar lo mojada que se está poniendo, porque yo también estoy excitado.

Una de las chicas se arrodilla y le quita el calzoncillo a Marco, revelando una enorme erección, sin siquiera pararse un momento, la chica comienza a chupársela. Marco le va quitando el sostén a la otra y comienza a amasar y besar sus pechos.

Aprieto ahora mi erección y miro a Lara. Sus ojos están pegados en ellos, se muerde el labio con lujuria y veo como su mano comienza a tocarse un pecho, tímidamente, como si quisieras prolongar esto.

No tardan mucho antes de que ambas chicas se arrodillen y comiencen a chuparle la verga a Marco. Lara, sin poderte resistir más, abre las piernas y comienzas a acariciarse por encima de la falda, puedo ver cómo desea estar ahí, pero no había razón para desearlo, que pronto iba a dale lo que se merecía.

Me levanto de mi asiento y me dirijo hacia atrás de su silla, procurando no hacerle perder nada del espectáculo. Marco ahora está sentado en el sillón mientras una de sus compañeras comienza a empalarse en su verga con lentitud, dándole la espalda para mirarnos. Nos sonríe mientras comienza a cabalgar a su compañero con destreza.

Yo, por otra parte, comienzo a levantar la blusa de Lara, lentamente mientras le beso el cuello. Un ligero gemido sale de su garganta. Levanta los brazos para ayudarme a quitarla y luego continua estimulando su cuevita. La otra compañera de Marco se coloca sobre su rostro para que comience a comerle el coño. Los gritos de ambas chicas parecen llegar hasta mi departamento, o podrían ser los de Lara, en ese punto estaba tan concentrado que no sabía cual era.

Desabrochó su sostén, puedo ver como los pezones de Lara están levantados, erectos, duros. Los tomo y comienzo a apretarlos, a masajearlos, jalando los pezones, todo mientras beso y muerdo su cuello. Sus gemidos salen de tu garganta, puedo ver cómo levanta tu falda y haces a un lado sus bragas para empezar a hacerse un dedo. Su cuerpo se mueve al ritmo de mis caricias. Bajo mi mano y le ayudo, nuestros dedos entran a su vagina completamente húmeda y caliente. Alzó la mirada. Marco ahora tiene en cuatro a una de sus compañeras, dándole de perrito, mientras que esta misma le está comiendo el coño a la otra.

Te levanto del asiento y lanzó a Lara contra la ventana, aplastando tus pechos contra el vidrio. Me arrodillo y levanto su falda, sin preguntar y sin ninguna advertencia, le bajo tus bragas empapadas y me lanzo contra su rajita húmeda. Comienzo a comer como un hambriento caníbal. El sabor dulce de sus fluidos caen en mi boca y en mi lengua. Lamo todo su contorno mientras escucho como comienza a gemir, alto y fuerte. Meto mi lengua y exploro su interior, la falda cae sobre mi cabeza pero no me detengo.

Sus manos juegan con mi cabello y me lo jalan, señal de que le gusta lo que te estoy haciendo. Mientras continúo comiéndole el coño, recuerdo como no hace mucho estábamos en una situación similar, completamente calientes, excitados y llenos de lujuria.

-Follame -me dice casi con una súplica.

Me levanto y bajo mi cierre para sacar mi pene, completamente erecto, deseoso de ella, de su coño. Deseoso de volver a sentir su interior

-Tus deseos son ordenes -le digo mientras mi glande juega con tu vulva.

No puedes más, me toma de la playera y me jala hacia ella, haciendo que entre por completo. Está tan mojada que me deslizo con facilidad, abriéndome paso en su dilatado coñito. Comienzo a penetrarla con lentitud, Lara aprieta su cuerpo contra la ventana de nuevo. Desvío mi atención de ella por un momento y veo a Marco follando a una de sus compañeras en el sillón mientras la otra se hace un dedo a su lado, mirándonos, masturbándose con nosotros.

Esto me da ánimos y comienzo a darle a Lara duro, su cuerpo junto con el vidrio resienten mis embestidas y comienza a gritar de placer.

El calor aumenta y me veo en la obligación de quitarme la playera.

-Dame, dame -me dice con cara de éxtasis mientras mi pene la llena una y otra vez.

Me detengo un poco y Lara aprovecha para empujarme. Mi trasero choca contra la mesa. Ella se da la vuelta para arrodillarse con rapidez y comenzar a comerme la polla con rapidez, sin darme tregua. La tomo del cabello para mirar mientras me la come. Varios gemidos salen de mi garganta, puedo ver la mano izquierda de Lara trabajando en su rajita mientras continua chupándomela, besándola, lamiéndola.

Miro a mis vecinos. Ahora las mujeres estaban besándose y acariciándose solas, Marco se había corrido en algún momento e intentaba masturbarse para recuperar su erección.

Sin previo aviso, yo también me corro, aprieto su cabeza contra mi verga para que Lara se trague toda mi leche. El orgasmo es glorioso y me vacía los huevos que se habían llenado durante toda la semana.

Lara saca mi pene de su boca y me mira con una sonrisa.

-Que rico -dice con una sonrisa tan lujuriosa que no puedo evitar volver a tomarla y lanzarla contra la mesa. Sus pechos se a aplastan contra la superficie y sin darle tregua, meto mis dedos en su rajita y le doy un par de nalgadas. Al estar a su lado, usa sus uñas para agarrarme el brazo y arañarlo ligeramente mientras continúa gimiendo.

Mi pene comienza a recuperar su fuerza al oír su placer, sus gemidos. Me detengo un momento para ver a Marco. Ahora estaba recuperado y mantenía acostada a una chica, comiéndole el coño mientras la otra chica le chupaba la polla. Esa imagen era lo único que me faltaba para recuperar toda mi erección.

Tomo a Lara de las piernas y le doy la vuelta, subiéndola en la mesa. Golpeo su vulva con mi pene, rozándola, haciéndole desear por mi polla. Sus ojos no se apartan de ella, abre la boca para decirme algo, pero la meto de un fuerte empujón, callándola antes de que pueda articular palabra.

La beso mientras la penetro, acallando tus gemidos, puedo sentirlos en su garganta y eso me anima. Alejo mi rostro para colocarla un poco de lado, tomo sus piernas y hago que las cruce, haciendo que su coño aprisione mi pene de una forma tan deliciosa que comienzo a darte con rapidez.

-Ah… Lara… que rico… que rico coñito tienes -digo entre gemidos, sintiendo su caliente coñito abrazar a mi miembro y no queriéndolo dejar ir.

-Sí, sí, ¡ah! Me corro

El orgasmo es tan violento que me tiene que empujar para disfrutarlo. Mi verga sale de ella y veo como su cuerpo se retuerce de placer, su coño se empapa más y no puedo evitar lanzarme a beber de su néctar. Vuelve a gritar, sin siquiera planearlo, un nuevo orgasmo le llega en cuanto lamo su clítoris y meto mis dedos en ella, claramente menos intenso, pero aun asi pude notar que lo disfrutó.

-Quiero… -dice entrecortada por el orgasmo- quiero montar tu polla, por favor.

Le doy una última lamida a su coño y luego me siento en la silla frente a la ventana, Lara se coloca de espaldas a mí, pero ambos vemos que Marco y las chicas están exhaustas, los tres están en el sillón, respirando entre cortado. Eso nos desilusiona un poco, pero aun así se da vuelta para verme de frente y toma mi pene para dirigirlo a su rajita.

Se abre paso en ella con facilidad y comienza a cabalgar como solo ella sabes. Sus pechos rebotan sobre mí y me invita a morderlos y chuparlos. Lo hago mientras siento como su cuerpo se alza y baja sobre mí. En un momento, Lara toma el borde del asiento y comienza a mover su cintura con rapidez.

-Sí, Lara, sigue -digo intentando encontrar un agarre, pero su cintura folla mi polla con rapidez que me es casi imposible.

Suelto un fuerte gemido de placer mientras su cintura continúa moviéndose sobre mí. La corrida sale de mí mientras continua con su movimiento, haciéndola más intensa y duradera. Su cintura desacelera el ritmo poco a poco y comienza a hacer círculos sobre mí, intentando arrancarse en un último orgasmo.

Me mira, sonríe y le sonrío, nos besamos. Su cintura continúa moviéndose sobre mí, intentando no hacer que pierda la erección. Funciona.

Nos separamos, se levanta y me quita el pantalón. Chupa mi miembro para regresarlo a su máximo esplendor. Del otro lado mis vecinos han apagado la luz y ya se habían ido. Parece que el espectáculo nos sirvió más a nosotros que a ellos.

Cuando vuelvo a estar completamente empalmado, tomo a Lara por la cintura y la cargo como si fuera una muñeca para llevarla a mi habitación a continuar con lo nuestro.

A la mañana siguiente, después de llevarla a tu casa, recibo un mensaje de Marco

Cielos, amigo, vaya que tú y esa chica saben durar.

Sonrío y le reenvío el mensaje a Lara para mostrarle lo mucho que lo habíamos impresionando y luego añado:

¿Repetimos?

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