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La zorra de Viviana: Origen
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Han pasado como 12 años qué conocí a esa mujer que con el tiempo se transformó en una verdadera zorra, es feo decir esas palabras a una mujer, pero realmente esa transformación de personalidad e inclusive física hace una premia distinción. Todo tiene origen en aquella noche de día sábado, había estado en una junta con amigos de la universidad, yo ya había egresado de la casa de estudios hace dos años, me había comprado mi primer auto, me vestía con ropa más producida para fiestas, jeans a la moda y poleras con cuellos abiertos, muy estilosas. En especial, en dicha noche me vestí con una polera verde, estampada de una silueta de una cara de una mujer que hacía que la remera estuviese muy a la moda mostrando un poco mis pectorales, además de unos jeans azules y zapatillas de caño alto color marrón. Toda la vestimenta se ajustaba al cuerpo, mido casi un metro ochenta y de envergadura delgada pero corpulenta, puesto que siempre he realizado ejercicios durante toda la vida.

Era abril, por entonces no hacía tanto frío y sobre todo si se iba a bailar en una discoteca, al estar encerrado y con mucha gente se generaba mucho calor.

En aquel lugar, conocí bailando a Viviana, quién tenía 21 años y yo por ese entonces 24. Ella de textura blanca, pelo castaño suelto y nariz respingada, con unos labios sensuales y ojos de color verde, contextura delgada que provocaba su hermosura, medía aproximadamente 1,63 metros y 59 kilos. En ese entonces tenía medidas cercanas de 88-62-108, todavía no se operaba los pechos, que en el día de hoy con sus cirugías son muy llamativos en relación a su cuerpo. Retomando con la historia, Viviana vestía unos jeans azules ajustados y una blusa floreada que traslucía sus pechos que se realzaban con los rellenos del sostén. Usaba unos tacos bajos, y que realzaba su figura y aún más su cola, que en ese entonces mi mirada no la había cautivado en su plenitud.

De un momento a otro, con unas copas de más por ambos, empezamos a bailar el reggaetón cada vez más apretado, hasta que nos dimos unos besos casuales en la boca. Se terminó la música, hasta que nos tuvimos que ir, le dije que la pasaba a dejar en auto a su casa y ella accedió, a pesar de que estaba con sus amigas. En el trayecto, nos íbamos besando en cada semáforo rojo, sus besos eran muy ricos con su lengua jugando con la mía y producían cosas en mi, sentimientos muy agradables y placenteros. Mi comportamiento fue muy caballeresco y respetuoso hacia ella, al llegar afuera de su condominio, nos compartimos los números de celulares, y nos despedimos con un beso, esperé que entrara a su casa y de allí me fui a mi hogar. En todo instante con ella, fui ameno y muy tierno, sólo nos dimos besos y mi mano sólo llegó hasta su cintura cuando bailamos.

Salimos con Viviana un par de semanas, entre lugares de comidas y bares, hasta que un día me sentí cómodo y le pedí pololeo, hasta ese entonces nunca nos habíamos acostado, sólo hubo breves toqueteos y un par de besos apasionados.

Pololeando con ella, me empecé a calentar más y observar sus atributos en especial su poto, que era como una manzana, digno de admiración. Tuvimos nuestras primeras relaciones sexuales, las cuales fueron muy normales, penetración vaginal, ella arriba mío, utilizando siempre condón, ella también pedía protección también para cuidarnos. Existía una buena armonía con ella, nos juntábamos y hacíamos cosas de pareja, pero también íbamos a juntas de amigos a veces asistíamos los dos o separados con cada grupo de amigos que teníamos. Por lo general, los viernes nos juntábamos y ella los sábados salía con sus amigas, yo por mi lado salía a juntas de casas con amigos o me quedaba en mi casa viendo alguna película, en ocasiones leía algún libro.

Todo iba muy bien en la relación de pololeo, según mi visión, aunque ella también lo demostraba según lo que yo creía. Sin embargo, algo tuvo que mover toda esa integridad, fue hasta cuando un día sábado fui al lugar donde iban a bailar con sus amigas. Viviana me comentó temprano ese día sábado que iba a salir con sus amigas de colegio que no las veía desde que ella ingresó a la universidad, iban a salir a bailar y que iban a llegar temprano igual a sus hogares. Yo en cambio, decidí ir de sorpresa al evento para bailar con ella.

Salí de mi casa alrededor de la 2 am, me puse una camisa azul y unos jeans negros, tomé las llaves de mi auto y me fui rápidamente a la discoteca que iban a estar. Una vez que llegué, ingresé a la fiesta pago la entrada, después de hacer una fila interminable con muchos jóvenes tratando de entrar también a la fiesta del fin de semana que había en la ciudad. De un instante para otro, me empezó a dar un sentimiento raro, un escalofrío en el estómago, pensando que podría suceder.

Empiezo a buscar a mi polola Viviana, en la discoteca y no la encuentro, me habré tardado como 30 minutos hasta que me encuentro un par de amigas de ellas, sorprendidas y tímidamente me saludan. Les preguntó dónde está mi polola, ella no sabían que decirme, no me respondían mis preguntas y sentí algo raro en el ambiente, hasta que vi en lo oscuro, al lado de la caseta del dj, cerca de unos de los parlantes a una pareja besándose y empiezo a observar más detenidamente a esa pareja, la chica utilizaba tacos altos para estar un poco a la altura del tipo, que parecía medir 1,90 metros, él usaba unos jeans oscuros y una polera blanca apretada a sus brazos musculosos, mientras que esa chica utilizada una mini falda cremosa con brillantes y lentejuelas, pero que estaba tan apretada que su culo se marcaba, se veía muy grande y formado, en la parte superior usaba una polera con escote que se veían sus pechos un poco sobresalientes. En un momento pensé que era muy afortunado ese hombre al estar comiéndose esa chica tan guapa. Una de las manos de ese hombre comenzó a bajar por el trasero de la chica, lo manoseaba y le apretaba el culo, eso estaba sucediendo al medio de la fiesta, en aquel rincón oscuro, más de alguno estaba también contemplando esa escena.

Al cabo de unos minutos, mientras las amigas de Viviana me conversaban, continué con mi caminata hacía esa pareja del rincón, sentía como si ellas me estaban deteniendo a mi paso, pero no les hice caso lo que me hablaban y continué mi andar. Mi sorpresa fue ver que la chica que la estaba manoseando y besando ese grandulón, era Viviana. Mi corazón se detuvo y mi mente también, mis ojos no podían creer lo que estaba contemplando, ver a mi chica agarrando con otro que no fuese yo, jamás me imaginé ver esa situación, yo soy bastante celoso en ese sentido. Me quedé un rato en la escena, ella ni se inmutó de que yo estaba allí mirándola, ellos seguían besándose como si se acabara el mundo esa noche, besos con lengua, él le la daba vuelta mientras se comían y besaban, en el compás de la música que era un tema electrónico de David Guetta. En un momento, el tipo la da vuelta y queda ella abrazada al tipo, su espalda daba hacía mi y la cara del hombre hacía mi, él dando la espalda al dj y de vez en cuando viendo la fiesta mientras que seguía besando a mi chica. La mano izquierda del hombre, le manosea una teta como a escondida para que nadie viera y la otra mano sobre su poto, esa mano derecha empieza a subirle falda y empieza a agarrarle el culo a mi polola, se veían sus colaless rosado y el poto pálido e inmenso a la vista de todos.

Yo estaba atónito, congelado y sin mucho pensar contemplando la inverosímil escena. Pasaron varios minutos, las amigas de ellas ya no estaban por ahí quizás fueron al baño, comprando tragos o bailando en algún otro lugar de la pista. En ese momento, un tipo se me acerca y me dice aludiendo a la pareja que estaban agarrando:

"Oye viejo esa chica es más zorra que la puta madre." – escucho una voz ronca y penetrante a mis espaldas que retumbaba en mi oído derecho.

Respondo tácitamente: "¿En serio?"

Continúa exclamando y detallando la situación: "Si, siempre la veo agarrando con distintos hombres, siempre está ocupada, hasta hace como un mes la vi, me acerqué y sin hablar ni una sola palabra, empieza a coquetearme y moverme su poto en mi verga, me prendo y me la como, recuerdo que me terminó chupando toda mi verga en el auto cuando íbamos a mi departamento, hasta le terminé dando como caja toda la noche y lo demás es historia viejo." – con su mano la levanta y observo que tenía un vaso plástico que empieza a beber.

"¿Cómo tan rápido y fácil"? – pregunté sin pensar en mis palabras.

"Compadre esa zorra tiene un culo más rico que la puta madre, y es más fácil que la tabla del uno, varios amigotes se la han follado." – empieza a dar un nuevo sorbo a su trago.

"Ufff… ¡Qué rica la chica" – respondí sin vacilar y disimulando que la conocía.

"Viejo, ojalá que tengas buena suerte algún día como la mía." – Me da un pequeño golpe en el hombro con su mano derecha, mientras que la otra mano sujetaba el vaso, se da media vuelta en busca de algún amigo al parecer ya con su trago en la boca sorbiéndolo, dando una especie de paso al ritmo de la música se empieza alejar.

Ante la situación quedé perplejo, con la mente en blanco, intentaba volver a mi mismo, cuando de repente atisbo que la parejita se estaba moviendo de lugar. Viviana al parecer le decía algo en el oído al hombre musculoso, este la toma de la mano como si fuesen novios y se la lleva al exterior de la discoteca. No sabía si me habían visto, pero yo los seguí de atrás como si fuese un detective en búsqueda de una huella de un crimen. Caminaba a unos 5 metros de distancia para no perderlos, entre medio de toda la gente, hasta que salieron de la puerta de la discoteca. Ella le acariciaba el cuello, le daba besitos en la cara mientras que continuaban su paso hasta los estacionamientos, ella caminaba muy sensual moviendo sus caderas y con ellas su cola, que paso que daba cada cuanto se le notaba a lo lejos su colaless rosado, debido a la falda tan corta, ajustada y corrompida por la situación del atraque con el fornido tipo. Yo por mi lado los contemplaba y me preguntaba, si Viviana era una señorita y tenía un comportamiento de princesa cómo iba a estar haciendo eso.

El fortachón le abre la puerta de copiloto de la camioneta, como un hombre preocupado pero a la vez caliente con la mujer que se quería follar. Viviana sube al vehículo y el tipo le da una nalgada en las pompas, cuyo sonido del golpe lo escuché a mis ya 10 metros que estaba y sonó bastante fuerte en verdad, ella como que le haya gustado y sonríe picaronamente. El tipo se sube por el lado del piloto, y veo estupefactamente a Viviana agachándose con todo su corso al regazo del hombre. Me acerco un poco más sin que se dieran cuenta, ella la estaba chupando el pene de una manera desatada, con toda su lengua le pasa de arriba abajo, yo no podía ver mucho más detalle, los movimientos corporales me hacían deducirlo. Pero lo que más me asombró, fue cuando ella se pone en una especie en cuatro, mientras le succionaba su verga y saca el pompis hacia afuera, mientras que el hombre con la mano derecha le sube la falda y le corre la ropa interior, le empieza a meter sus dedos dentro del culo y con su mano izquierda se la pone en la cabeza de Viviana haciendo que trague más su polla, mientras que ella gozaba que le metieran los dedos en su culito.

No podía creer lo que estaba atesorando en casi primera línea del acto, mi polola con su boca haciendo un oral de proporciones con su poto rico respingado con unos dedos satisfaciéndola, mientras que el hombre lo gozaba y le empujaba con su brazo musculoso con fuerzas su cabeza para que se la comiera toda. Pasaron como 10 minutos, hasta que veo que ella toma unos pañuelos de su cartera y empieza a limpiarse la cara, le da un típico beso de despedida al hombre y se baja de la camioneta.

Sin lugar a dudas, mi chica que ya era una verdadera zorrita acaba de dar un oral épico y que el hombre acabó un parte en la boca y la otra en la cara de ella. Cuando se bajó, camino unos pasos mirando su celular que había sacado de la cartera, mientras que el tipo encendió el motor del coche y se fue conduciendo a un destino incierto.

Viviana gira su cabeza en noventa grados, me observa a lo lejos y camina hacía mi. Me dice que bueno que la haya venido a buscar, no tenía con quien irse a la casa. Luego, me toma de la mano y nos vamos a mi auto, sin yo decir ni una palabra. Nos subimos cada uno en su asiento. Al reflexionar lo que acaba de ver y más lo que me dijo el tipo de la discoteca, se me empieza a poner duro mi pene, ella se da cuenta y me da un beso en la boca, muy jugoso se sentía, me calenté aún más con eso. Todavía el auto estaba sin encender, me baja el cierre del pantalón y me empieza a masturbar con su mano más hábil como si fuese una verdadera experta. Muy excitado estaba y le digo que me haga un mamón, me responde que estaba exhausta, que no podía abrir tanto la boca y que le dolía mucho su garganta. Yo estaba tan caliente y más me hizo ella recordar lo visto hace unos momentos atrás, que me vengo cortado en sólo unos minutos, saltando el semen por todos lados. Ella concluye diciéndome, espero que te haya gustado mi noche de maraqueo que tuve hoy, espero amor que me castigues porque me porté muy mal y mi poto lo necesita.

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