Pasados los meses y con la partida de Coco, me quedé como un mes solo. Al poco tiempo conocí a Diana, una chava de 23 años delgada, nalgoncita, sus pechos pequeños pero sus caderas me enloquecían, siempre que la miraba me la imaginaba a gatas y yo follandomela.
Al poco tiempo comenzamos a ser novios, ella era virgen, pero en mi caso después de haber probado el sexo yo quería llevármela a la cama, ella era un poco tímida le gustaba que me la fajara que la excitara, nos tocábamos la dedeaba, pero jamás pasó a más.
Pasados 2 meses y al ver que ella no cedía comencé a manifestar mi molestia, claro está que no la iba a obligar, un día, ella habla conmigo diciendo que yo le gustaba mucho y que se sentía bien conmigo pero que aún no estaba lista para dar ese paso, así que decidimos cortar la relación.
Después de unas semanas recibo una llamada de ella diciéndome que si estaba en casa, la verdad me quedé atónito al escuchar que era ella, amablemente le conteste que sí, que sucedía.
Me dice: – ¿puedo ir a visitarte? Por cierto, ¿estás solo, verdad? – le conteste que sí. Jamás imagine a lo que iba.
Tocó a la puerta salí a recibirla, nos dimos un beso en la mejilla, la invite a pasar. Y sin más espera me tomo de la mano, nos sentamos en la sala de estar, diciendo. – ¿Sabes? estás semanas he conversado mucho conmigo, y la verdad es que tu me has despertado esa parte que mucho tiempo tuve dormida, tenía muchas ganas pero jamás había llegado alguien a mi vida que fuera tan amable conmigo, tu me has pedido mucho una cosa, y la verdad aun que ya no somos nada estoy dispuesta a dártelo, para lo tu eres la persona a quien quiero entregarme.
También te quiero decir que mañana partiré a Veracruz, y también me vengo a despedir haya me voy a estudiar y me ofrecen un buen trabajo.
En ese momento me dio mucha tristeza ya que ella había sido muy buena conmigo, pero me quedé más sorprendido con lo que me estaba diciendo. En ese momento decidí corroborar lo que había escuchado y pregunté. – ¿Y qué es lo que me quieres entregar realmente? – No te hagas, yo sé que tú quieres tener relaciones conmigo, mucho tiempo me lo pediste, casi desde que comenzamos a ser novios, hoy me vengo a entregar a ti, claro, si tu estas dispuesto a estar conmigo.
Ese día, ella llevaba un vestido floreado más arriba de sus rodillas, dejaban ver sus piernas, muy bien torneadas, el vestido era escotado, pero aún que sus pechos no eran muy grandes se veía super bien, su piel apiñonada casi morena clara me invitaban a desvestir la poco a poco y gozar su cuerpo.
En un abrir y cerrar de ojos sentados en el sofá, se lanzó hacia mí y me beso, su boca se entrelazaba con la mía, ambos estábamos entregados al momento, comenzó a tocarme el pene, yo, que no deje pasar tiempo mi mano tocaba sus piernas.
La lleve a mi recamara, entramos cerré la puerta y ahí comenzó aquella hermosa y tierna experiencia, mis manos recorrían su cuerpo ella agitada sentía mi dedo en su vagina, me da la vuelta y me sienta en la cama, se da la vuelta sube su vestido y de espaldas restriega su culo en mi pene, estando ahí baje el cierre de su vestido su sostén estaba ahí esperando a desatar lo, así lo hice, y comencé a besar su espalda, baje más el vestido y mis manos recorrían sus pechos.
Se da la vuelta y se baja el vestido, una linda braga roja que traía la acerque a mí y comencé a besar sus pechos, mi mano tocaba por encima su vagina, está húmeda, me quita la playera me levanta y se va a mi pantalón, me quedo en bóxer mi pene erecto no podía disimular mi excitación, lo toco con cariño lo miró me bajo el bóxer, piel con piel lo seguiré mirando y tocando, – ¿cuánto mide? 16.5cm le dije. Se hinco, inexperta comenzó a querer mamar, la mía y chupaba me chupaba la cabeza, pero yo ya estaba super caliente. La tomé de la mano la lleve a la cama la acosté le quite su braga.
La vi ahí postrada en mi cama, sus piernas medias dobladas, quería hacerle de todo, me dirigí a ella, le pregunté si estaba lista, asintió con su cabeza, aun toque su vagina queriendo aumentar su excitación, acerque mi pene a su vagina, mire su cara, sus ojos, en ese monto me di cuenta que no lo iba hacer bruscamente como con otras, su cara tierna y sensible me tocaron el corazón y lentamente comencé.
Con mi pene le di varias caricias a su vagina, solo por encima ella se estremecía, metí la cabeza por encima, húmeda muy húmeda, la tomé de sus caderas y la acerque más a mi sus piernas estaban encima de las mías, me acerque a su cara y le dije que se relajara, tome con mi mano mi pene, y comencé a hundirlo en su vagina, ella se hacía para atrás, yo la reincorporaba, cerró los ojos, ya estando casi adentro le dije que tomará aire con los ojos cerrados tomó aire en eso se la dejé ir despacio pero son detenerme, alcance a sentir como que algo se rompió, ya estando dentro mi pene mire una lagrima que corrió en su mejilla, le pregunté que estaba bien, solo dijo si, comencé a moverme lento ella con sus piernas me apretaba, yo seguí…
Tal vez fue mucha la excitación mía y la novedad de estar con una virgen que no dure mucho, fueron poco minutos cuando comencé a sentir que él a disfrutaba, al ver esto decidí correrme y así fue, fue un fuerte chorro el que sentí que brotó y se estrelló en sus paredes vaginales.
Terminé la abrace nos quedamos un rato así, se postró en mi pecho, después de unos minutos se levantó se vistió yo rápidamente hice lo mismo, al estar en la puerta me abrazo, le dije que sí la llevaba a su casa, aceptó mi propuesta la lleve, la deje, regrese a mi casa levante el desorden al estar alistando la cama me encontré con una pequeña telita, era su himen, lo guardé.