Mi nombre es Silvia, tengo 36 años, estaba ¿felizmente casada?, desde hace 10, con Pablo. La naturaleza me bendijo con un hermoso cuerpo, delgado, con buenas tetas y culo. Diariamente compruebo que soy apetecible, ya que son muchos los hombres que me miran y voltean su cabeza a mi paso.
En todo el tiempo que he estado con Pablo, nunca le fui infiel, a pesar de haber tenidos muchas oportunidades. Aunque solo pude comprobar la última, estoy segura que él no me correspondió. Y justamente la última la pude comprobar porque la chica gravo un video con él y lo subió a un sitio de videos porno. Nunca lo hubiese sabido de no ser que mandó el link a un grupo de amigas, donde está mi hermana Clara, pero ella no sabía quién era, que obviamente me lo reenvió.
No dije nada, y le pedí lo mismo a Clara. Estaba terriblemente dolida. No entendía el porqué de su infidelidad. Siempre hemos tenido muy buen sexo, cumpliendo fantasías y disfrutando al máximo.
Con distintas excusas las noches siguientes no quise tener sexo. En una de esas noches, se me ocurrió mi venganza. Con ayuda de mi hermana pude saber que la chica trabajaba de vendedora en un comercio de ropa de mujer. Una tarde fui de compras y a conocerla. Era linda, más joven que yo y simpática.
Cuando me atendió le pedí probarme dos o tres cosas. Pasé al probador y la llamé para que me dé su opinión
“Te queda espectacular, más por el cuerpo que tenés que por la ropa. Con ese cuerpo te queda bien cualquier cosa” me dijo
“Gracias, pero ya estoy entrando en años, y… siento que no atraigo a los hombres”
“Olvídate, sos hermosa, si te ve mi novio seguro que va a querer llevarte a la cama” dijo.
“No creo que un chico quiera a esta “vieja””
“No es un chico, tiene 38 años, te aseguro que es como te digo” reafirmo ella.
“Raro una chica tan jovencita como vos con un viejo”
“No tanto. Además tiene mente abierta, hasta nos grabamos en la cama” dijo ufanándose
“En serio, guau, nunca yo hice ¿y él no dice nada?” pregunté
“No, al contrario”
“Que hot, ¿y es muy fuerte lo que grabaste?
“Si, mirá” me dijo mostrándome el video en el teléfono.
“Si, es fuerte en serio.”
“Ahora estamos pensando hacer un trio con otra mujer” me dijo
“¿No me digas que vos también sos Bi? Dije.
“Si, claro”
En ese momento le tomé la mano y la introduje al probador, la puse contra la pared y le comí la boca, mientras lo cerraba. Era mi primera vez con una chica, pero de ver videos, sabía cómo “atacarla”.
Ella se sorprendió, y como no atinó a decir nada, le comencé a besar el cuello y bajé mi mano a su concha. Ella comenzó a gemir. Subí su falda, corrí la tanga y metí dos dedos dentro. Ella no paraba de gemir, la hice poner de cara a la pared, puse sus manos arriba de su cabeza, y nuevamente a besar el cuello y meter sus dedos en la concha.
“No te muevas un centímetro” le dije
Me puse de rodillas, levante la falda, baje su tanga y abriendo sus cachetes, le empecé a comer el ano. Sus gemidos eran más fuertes, me pedía más. Me puse de pie y besándole el cuello le metí un dedo en el culo. Ella dio un respingo y quiso zafarse.
“Quédate quietita, bebé, goza” le dije al tiempo que le apretaba una teta.
Mi dedo fue entrando y saliendo de su culo. Ella temblaba de placer.
“Ahora, te voy a meter otro, y me vas a dar un buen orgasmo”
Ella asintió con la cabeza y le metí el segundo dedo. Cuando le entro todo, ella se sacudió y llegó a un tremendo orgasmo.
La solté, y me seguí probando una camisa. Ella quedó de rodillas por un par de minutos. Cuando se levantó me dijo:
“Juro que nunca había gozado así, ni con un hombre ni una mujer. Lo que debes ser en una cama”
La mire a los ojos, le apreté la garganta y le dije:
“Si querés saberlo, te paso a buscar cuando salís. Pero, te aclaro, te voy a gozar como buena puta que sos. Te voy a hacer mi puta personal. ¿Te animas a probar?”
Ella dudó por unos segundos pero el placer que había recibido y el deseo de más la llevaron a aceptar.
Salí del negocio sin comprar nada y me fui a caminar. Yo también estaba excitada, me calentaba mucho lo que había hecho, a quien se lo había hecho, y me sorprendía a mí misma mi nueva faceta.
Busqué un sex shop y compré unas esposas, un consolador y un arnés consolador.
Cuando cerró el negocio estaba afuera esperándola en mi auto. Ella subió sonriente, yo la miré seria.
“¿A un hotel o a tu casa? Le pregunté
“A mi casa. Estuve toda la tarde mojada pensando en vos y como me hiciste gozar” y me dio la dirección.
“¿Con cuantas mujeres estuviste?” le pregunte
“Tres, sin contarte”
“Y te gusta ser sumisa por lo que vi”
“En realidad, es la primera vez que me pasa” me dijo
“Levántate la pollera, y sacate la tanga.” Dije.
“¿Acá?”
Mi respuesta fue un sopapo en la cara. Ella de inmediato se levantó la pollera y se sacó la tanga.
“Así me gusta, que hagas de inmediato lo que digo. Ahora metete la tanga en la boca, y por ningún concepto te la saques”
Llegamos a su departamento, entramos. Yo en mi bolso llevaba las cosas que había comprado.
Fuimos a su dormitorio, y le ordené que se quede parada sin moverse. Me desvestí, me pasé la mano por mi concha que estaba bien mojada, y la pasé por su rostro.
Le saque la tanga de la boca, y la pasé por mi concha, mojándola bien con mis jugos, para volver a ponérsela.
“Ahora tienes los dos sabores para degustar, putita. Quítate la ropa y rápido.” Le ordené.
Ella cumplió de inmediato. Saque las esposas del bolso y se las coloqué con las manos en su espalda. Comencé a besarla y tocarla, ella inmediatamente a gemir, ahogada por su tanga. No necesité penetrarla en ningún lado que tuvo su primer orgasmo.
“Veo que estas muy caliente putita”
Ella asintió con la cabeza. Saque del bolso el consolador y el arnés y ella abrió los ojos desorbitados.
Le saque la tanga de la boca.
“Bueno, ahora se pone lindo para mí esto. Es tu última oportunidad de detenerme. De aquí en más, seré tu Señora, y me obedecerás sin decir nada ni negarte a nada, absolutamente a nada. Por más que te duela o no te guste. ¿Sigo?”
“Si” dijo ella
“Si, señora, es como debes decirlo, si no lo haces tendrás un castigo. Ahora, quiero que me chupes bien la concha”
La chica se inclinó y me comenzó a chupar, lo hacía bien, me calentaba ver como lo hacía. Luego de un rato, tomé el consolador y se lo di a chupar. Lo hacía como si fuera una verdadera pija. Veía como por sus entrepiernas caían sus jugos.
“Veo que te gusta mucho chupar pijas”
“Si señora.”
“Bien, veo que aprendes rápido. ¿Cuantas veces te han roto el culo?”
“Nunca, señora. Solo Ud. con sus dedos”
“Y te gustó”
“Si, y mucho” dijo.
Mientras hablaba, me coloque el arnés.
“Bueno, ahora quiero que te subas y te cojas esta hermosa pija mía”
Ella subió y se la fue enterrando, entre quejidos y gemidos.
“Vamos puta, que no tengo toda la tarde”
Ella terminó de enterrársela y empezó a subir y bajar. Me miraba a los ojos, y se mordía los labios.
Le metí el otro consolador en la boca y ella comenzó a chuparlo. Le pellizcaba los pezones y ella gemía sin parar. Llegó a un nuevo orgasmo.
Saqué el consolador de su boca y se lo puse en una de sus manos en la espalda
“Métetelo” le dije
“No puedo señora, tengo las manos en la espalda”
Le di un fuerte golpe en el estómago y le dije
“Pues busca un agujero que te quede cerca, puta”
Ella entendió. Fue bajándolo lentamente. Otro golpe hizo que acelerara sus movimientos. Entre gemidos lo empezó a enterrar.
Con mis dedos, contralaba sus movimientos en el orto.
“Ahora quiero que me cuentes, que estás haciendo”
“Estoy cabalgando a mi señora, mientras me meto un consolador en el culo”
“¿Y te gusta tener dos consoladores metidos?”
“Si, soy muy puta, su puta, señora”
Le daba palmadas en el culo, que aceleraban sus movimientos, hasta que llegó a otro orgasmo.
“Ahora, chúpame la concha mientras te das por el culo, haceme acabar en tu cara”
Ella lo hizo de inmediato, veía que su mano metía y sacaba el consolador con velocidad, la misma de su boca para chuparme. Un rato y acabé en su cara.
Me levanté y le saque las esposas.
“Quiero que grabes mientras te cojo como perrito, que se vea como gozas como puta, por la concha y el culo, pero que no se vea mi cara, y andá contando que te hago” le dije
“Si Señora”
Tomó el teléfono y se puso a grabar. La puse en cuatro le metí el consolador del arnés en la concha
“Mi señora me está cogiendo re lindo, ya acabé muchas veces pero no se baja mi calentura. Soy muy puta para mi señora. Ella sí me hace gozar”
Filmaba su propia cara y me pasaba el teléfono para que yo filme como se la metía.
Acerque el consolador a su ano, y lo comencé a enterrar. Era más grande que el otro, costaba.
“Ahora me está rompiendo el culo, me duele, pero soy su puta, su perra. Ay, duele pero como me gusta”
Verla filmarse, saber para que serviría, me calentó mucho. Filmé un poco como le entraba todo el consolador, y le devolví el teléfono.
La tomé de la cintura y hacía que el consolador entrara y saliera con velocidad, mi calentura subía al ritmo que se incrementaban sus gemidos y gritos de placer. Comenzó a tener orgasmos a repetición, hasta que yo tuve mi propio orgasmo. La solté y ella cayó rendida en la cama. Me di una ducha y ella seguía tirada en la cama.
“Veo que gozaste puta”
“Si señora, como nunca, gracias por tanto placer”
“Vos me dijiste que querían hacer un trio con tu novio”
“Si señora”
“Pues, ahora eres mi puta personal. Para acostarte con tu novio me tienes que pedir permiso. Y el trio, lo vamos a hacer mañana a la tarde, ahora te diré como”
Le dije paso por paso que quería y como quería que haga. A ella se le llenaban los ojos de lujuria. Obviamente que solo una parte le dije. Ella aceptó todo. Yo pasaría a buscar un juego de llaves el negocio al mediodía.
Antes de irme revisé el video que había grabado, se lo hice subir al sitio porno y que lo mande al grupo como el otro.
Casi en la puerta la agarre de cuello ahogándola, la bese en la boca y le dije:
“Puta, si llegas a fallar, el castigo será muy duro, pero muy duro.”
“No mi señora, no voy a fallar.
Cuando llegué a casa estaba Pablo.
“Que tarde que viniste, mi amor” me dijo
“Es que me entretuve charlando con unas chicas”
Esa noche, tampoco tuvimos sexo.
Al mediodía siguiente, pasé a buscar las llaves y a ver si había arreglado algo con “el novio”, que era mi marido.
“Si señora, ya está arreglado. A las 18 estaremos en mi departamento como Ud. me indicó”
“Bien, en tu mesa de luz estará la cinta para tapar su boca y el tapa ojos. Tenés que ponerlo de forma que no se le salga. Y las esposas”
Fui al sex shop, compre cinta para taparla boca y un tapa ojos. En mi bolso llevaba los otros juguetes.
Antes de las 18 estaba en el departamento de la chica. Me escondí en la ducha por si iba al baño antes de empezar, pero no fue así. Yo había dejado la puerta entreabierta para poder ver.
Cuando entraron ella le dijo:
“Mi amorcito, hoy te quiero hacer gozar como nunca gozaste, pero tenés que confiar en mí”
Y de inmediato, se puso de rodillas para chuparle la pija, aún vestido.
“Mmm, que linda que está, como me gusta así” le decía mientras lo chupaba.
Se puso de pie, le vendó los ojos mientras le hablaba al oído, lo desvistió lentamente mientras lo acariciaba y masturbaba. Le puso las esposas en las muñecas en su espalda. Volvió a ponerse de rodillas, y a chupar su pija. Yo salí del baño sin hacer ruido. Le hice una seña a ella, y lo puso junto a la cama, ella se acostó con su cabeza colgando y haciendo un 69. Ella tomó la cabeza de Pablo, y la guio a su concha para que la chupe, al tiempo que ella le chupaba la pija. El bufaba de excitación. Fui hacia ellos, y tomé su pija y la comencé a masturbar. Cuando él se dio cuenta que eran otras manos, se quiso levantar, pero la chica se lo impidió.
“Amorcito, ella es mi señora, mi ama. Me hizo descubrir cosas impensadas, ahora disfruta vos también amor”
Él se relajó y se dejaba masturbar, al tiempo que le acariciaba la espalda, y ella seguía hundiéndole la cabeza en su concha. El gemía de placer. Con mi lengua fui jugando en su ano, su excitación aumentaba más y más, puse su pija en la boca de la chica, y ella hacía su trabajo. Lentamente fui penetrando con un dedo, buscando jugar con su punto P, su próstata. Cuando la encontré el dio un sacudón y enterró su pija hasta el fondo de la garganta de la chica. Luego fueron dos dedos. Le hice una seña a la chica y me dio su teléfono. Comencé a filmar como le penetraba el ano y el gemía a más no poder. Puse el consolador del arnés en la puerta de su orto, y lo comencé a meter. El dio un respingo, pero ella lo sujetó, sin dejar de chuparlo.
Increíblemente se dejaba penetrar. Le pase en teléfono a ella para que filme su cara y le hice una seña para que junto a su concha ponga el consolador y se lo ofrezca a chupar. El comenzó a chupar las dos cosas. Lo tomé de la cintura y bombeaba en su orto con todo. El gemía de placer sin parar. La chica filmaba toda la escena y lo alentaba a gozar.
“Ves amor, ella nos hace gozar como nunca hemos gozado”
De golpe, hice que ella filme su cara y le saque la venda. Cuando pudo ver, giró su cabeza y me encontró sonriente taladrando su culo. Se quiso levantar, pero un golpe en los riñones se lo impidió.
Me salí de él, con la cinta amarré sus tobillos y lo tiré en la cama.
A ella la puse en cuatro patas y le rompí el orto. Dio un grito de dolor, pero dijo
“Si mi señora, rómpame toda, por favor”
“Si niña, eres toda mía. Ah, te presento a mi esposo, tu novio”.
La chica se quedó dura. Pero no se salió. Al contrario, se empezó a mover con fuerza para enterrarse todo en el culo.
Ella seguía filmando. Él lloraba y pedía que nos detengamos y lo soltemos. Nada de eso pasó.
Cuando llegamos al orgasmo, las dos nos besamos tiernamente.
“Gracias Señora, soy su puta por toda la eternidad. No entiendo cómo pudo estar al lado de él, es muy poca cosa para Ud.”
“Ciertamente, ah, subí el video, así todos conocen como goza Pablo”
“Si mi señora”
Él pedía, rogaba que no lo haga. Pero lo subió completo y mandó el link al grupo de amigas.
Mandé un mensaje a Clara, mi hermana:
“Hola Clarita, fijate el videíto que mandaron al grupo. Quizás te lleves una sorpresa”
En minutos me respondió:
“Genial, te cuento que estamos en el club, con todos los muchachos, y algunos compañeros de Pablo. Dicen que salió muy bien”
Lo soltamos, y ella y yo nos quedamos en la cama.
“Pablo, te podes ir, de acá y de casa. No me gustan los hombres que a los que les gusta que le rompan el culo. Prefiero los dominantes. Yo me quedo con tu ex-novia, que nos llevamos genial”
Él se fue llorando. Nunca más supimos de él, solo que se fue de la ciudad.
La chica sigue siendo mi sumisa hasta hoy. A veces buscamos a un amigo para tener un hombre que nos coja a las dos.
Mi venganza fue hermosa. Todavía hoy algunos del grupo dudan de meterles los cuernos a las mujeres.