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La vecina de junto
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Hace unos meses que mi anterior casero vendió su edificio; así que tuve que buscar un nuevo lugar donde rentar. Encontré un departamento a 30 minutos de mi universidad (estoy a un año de terminarla), más barato que el anterior, pero también más pequeño, tiene cocina y baño independientes, pero solo una habitación y está en el 4º piso.

Recién me mudé noté que por las paredes se escuchaba todo lo que hacían los vecinos; la pareja del departamento que queda del lado de mi cocina discute mucho y la vecina del departamento que queda del lado de mi habitación escucha la música alto, pero a todo se acostumbra una.

Estuvo todo tranquilo las primeras semanas, hasta que la vecina decidió hacer una remodelación, el sonido de los muebles moviéndose, más la música altísima, más ella cantando me molestó durante varios días; me compré unos tapones de oídos para dormir mejor hasta que ella terminó.

Una noche varios días después de poder dejar de usar los tapones, no podía dormir, no por el ruido (de hecho había más silencio de lo habitual), si no por el estrés del trabajo y la escuela; por más vueltas que daba y por más meditaciones o ejercicios hiciera, no podía dormir. Entonces, escuché algo extraño, como un suspiro cerca mío, al inicio me asusté (¡Un fantasma!), pero me di cuenta que era la vecina, debía estar cerca de la pared, porque escuchaba su respiración agitada…

Me dio mucha vergüenza, sabía exactamente que la vecina se estaba masturbando (¿cuenta cómo espiarla?), no supe si moverme o quedarme quieta, no quería escuchar su intimidad, pero no quería que ella se diera cuenta que estaba escuchando.

Era obvio que había movido su cama de lugar y justo quedaba junto a la mía del otro lado del muro, pensé que al otro día movería mi cama para no escucharla nunca más pero tendría que mover todos mis muebles de lugar, etc., mientras pensaba en eso tratando de no escuchar, comenzó a darme un poco de morbo; había visto una o dos veces a la vecina, pero no le había puesto atención, era más alta que yo y como 10 años mayor, tenía el cabello pintado de güero. Me empecé a imaginar cómo estaría acostada en su cama, con sus piernas abiertas y masajeando su clítoris rápidamente, ¿Estaría desnuda?, tal vez si, sus pechos desparramados a los lados y sudados, dando saltitos por el movimiento de si brazo, estaba sintiéndome caliente.

Pronto su respiración se volvió un gemido ahogado (trata de que no la escuchen), posiblemente se tapó la boca para ahogar sus gemiditos… Su respiración volvió a la normalidad, se acomodó y al poco rato se escucharon algunos ronquidos, se quedó dormida y yo me quedé caliente, me dieron ganas de masturbarme también, pero me dio pena, mejor me puse a leer.

Al día siguiente salí en la mañana para la escuela como de costumbre y me encontré a la vecina en la entrada del edificio sacando la basura al camión.

– Buenas vecinita, ¿Ya a la escuela?

– Si vecina, bonito día

Aproveché para darle una mejor miradita; tendría treinta y tantos, tenía la tez medio blanca medio rojiza, cabello lacio, pintado y amarrado en un chongo, tenía bonito cuerpo, no era delgada, pero tampoco gorda, pechos medianos, cadera ancha.

– Bonito día vecinita que te vaya bien

Escuché que llegó tarde en la noche, yo ya estaba acostada, luego que llegó se acostó en su cama… (Sonidos de ropa, se estaba desnudando)… (Se quejó un poquito que le dolían los pies)… (Se acuesta)… (Silencio)… (Respiración agitada, se masturbaba de nuevo)

En el momento en que empecé a escuchar como se agitaba, sentí electricidad en todo mi cuerpo, de nuevo me la imaginé acostada desnuda en su cama, me la imaginaba boca abajo, alzando el culo y masajeándose. Recibí su orgasmo ahogado sintiendo como yo misma lubricaba por la excitación… (Se escucha que se levanta)… Pegué mi oreja a la pared, (Se escucha que abre la llave de la regadera) y yo me masturbo pensando en ella.

Así pasaron varias semanas, mi vecina se masturbaba mucho, unas 3 o 4 veces a la semana; casi siempre después de llegar del trabajo, algunas veces en la madrugada y solo una vez antes de levantarse. Cada vez sentía que me excitaba más, me la imaginaba en distintas posiciones, desnuda o vestida, me imaginaba haciéndole caricias, dándole sexo oral, viendo como un hombre la penetraba, en fin, un sin número de fantasías.

Comencé a soñar con ella, tenía sueños húmedos, soñaba que entraba en su departamento en la noche y la penetraba con distintos objetos. Se estaba convirtiendo en obsesión mía, en mis ratos libres antes de irme al escuela me pegaba a la pared para escucharla y estuve tentada a comprar un estetoscopio para escuchar mejor.

La semana de exámenes fue la peor de todas, estaba tan cansada que me quedaba dormida de inmediato y no podía escucharla, estuve teniendo mucha ansiedad en las mañanas por no haber tenido mi sesión con ella; ya ningún vídeo o lectura erótica me complacía, necesitaba escucharla a ella.

Por fin un día libre, era festivo y me quedé en casa, aproveché para llevar mi escritorio a arreglar (se le rompió una pata), la vecina me vio en problemas en la escalera y me ayudó.

– Has tenido días cansados, ¿verdad vecinita?, tu cama y la mía quedan pegadas y te he escuchado dormir inquieta, se te ve que no has dormido bien, ya no te estreses tanto vecinita.

– Si vecina, está bien pesado a veces, jaja no sabía que nuestras camas quedan juntas.

Sentí que se me helaba la sangre, ella sabía que nuestras camas estaban pegadas, ¿Sabía ella que la escuchaba masturbarse?, ni puse atención a la plática, estaba muy nerviosa.

Traté de hacer como que yo no escuchaba como se masturbaba, algo no tan difícil, tenía práctica. Pero una noche fue totalmente imposible mantener la mentira, era sábado cerca de las 2 am, entró haciendo mucho ruido y ¡Había alguien más!, era un hombre, se escuchaba como se besaban fuerte y como se quitaban la ropa, pronto comenzaron sonidos de succión. Se escuchaba como la vecina le mamaba el miembro al sujeto, se ahogaba y luego seguía, comencé a masturbarme de inmediato, me la imaginaba sentada en la cama con un pene que no le cabía en la boca.

Después que paró, se empezaron a escuchar sonidos de succión de él y gemidos fuertes de ella, seguramente él le hacía sexo oral, me imaginé su sabor y lo mojada que debía estar, casi grito con ella cuando llegó al orgasmo.

Más sonidos de besos y de repente, los resortes de su colchón como locos, él le estaba dando unas embestidas tan fuertes que se sentían en la pared, estaban gruñendo como locos, gemían y se besaban, podía escuchar como sonaba como charco su vagina, a distintas velocidades y yo estaba que explotaba de excitación.

Cambiaron de posición, ahora se escuchaban como saltos, me imaginé que ella estaba montada arriba y saltaba mientras él besaba sus senos que saltaban como locos al ritmo de ella.

Yo me quité la blusa de la pijama, masajeaba mis pechos bien duros, me penetré la vagina y el ano con los dedos, trataba de no gemir, pero solo escuchando la voz de la vecina casi gritando me volvía loca.

Otro orgasmo de ella, esta vez si alzó mucho la voz, luego un orgasmo de él, también muy sonoro y pronto, un orgasmo mío, lo más silencioso que pude.

Cuando me tranquilice pude escuchar su conversación:

-… Y tus vecinos no se quejan del ruido jajaja

– Jaja espero que no, la vecina de aquí al lado debe haberse despertado, su cama queda justo aquí junto

– Jajaja no, mejor vayamos a su departamento, es igual en este caso

– Ya debe estar acostumbrada, seguro debe escuchas cuando me meto el dedo en las tardes jajaja

– No pues mejor ya invítala a pasar, ¿y tú no escuchas cuando ella se mete los dedos?

– Creo que una vez, pero ella es más callada que yo, que vergüenza mañana que la vea

Siguieron platicando, pero yo me quedé dormida, no la vi en los siguientes días, pero yo decidí que le iba a compensar esa noche.

Un día después de que llegó, puse mi vibrador a máxima potencia y comencé a masturbarme haciendo mucho ruido; comencé desnudándome, me masajeé los pechos y el clítoris con en vibrador, me penetré el ano, luego la vagina, estaba pensando en ella haciéndome el amor, ella lamiendo mi cuerpo, metiendo su lengua entre mis nalgas y metiendo sus dedos en mi vagina, me imaginé como yo la haría gritar succionando su clítoris y mordiendo sus pezones. Tuve varios orgasmos y no limité mis gemidos, quería que ella me escuchara, que estuviéramos a mano… No pensé que eso nos llevaría a un juego perverso y delicioso

Después de ese día, ninguna de las dos tuvo pudor con sus orgasmos, se acostaba a masturbarse sin limitar sonidos; al inicio nos turnábamos, una gemía y la otra escuchaba, pronto, ambas comenzamos masturbarnos al mismo tiempo, yo pegaba mi cuerpo al muro para sentirme cerca de ella, sentir que ella estaba ahí tocándome.

Todo culminó una mañana, yo estaba desayunando antes de irme a la escuela, alguien tocó la puerta, era ella.

– Buenas vecinita, oye antes de que te vayas, ¿crees que me puedas ayudar a subir un mueble?, Perdón, pero eres la única despierta a esta hora

– Si vecina, vamos

Bajamos por el mueble, era una cajonera, no tan pesada, pero difícil de manipular. Mientras lo subíamos, iba sintiéndome excitada, solo con ver su cuerpo me la imaginaba desnuda frotándose contra la pared como yo lo hacía en las noches. Cuido lo metimos a su departamento, lo acomodamos donde había hecho un espacio vacío.

– Gracias vecinita, déjame te doy aunque sean 20 pesos

– No, cómo crees, no es nada

– Cómo que no, claro que te mereces algo por ayudarme

– No vecina, no te preocupes, ahori…

No me dejó terminar, por detrás estaba masajeando mi entre pierna, después subió sus manos y me agarró los senos.

– Hay vecinita, ya no me aguantaba las ganas de agarrarte así solita

Yo no sabía que hacer, ella me estaba besando el cuello y comenzó a desvestirme, me besaba el cuello, los hombros, la boca.

– Andas tímida vecinita, quién te viera, a ver si ahorita sigues así de calladita

Me desnudó y me aventó a su cama, me besaba todo el cuerpo, empezó a masajear mi clítoris, no pude evitar gemir, me hizo sexo horas tan rico; primero me besó las piernas, luego mordió mis labios y chupó mi clítoris, lo succionaba, lo mordía y lo jalaba, metía sus dedos en mi vagina, yo jadeaba y jalaba su cabello, estaba ansiosa por verla desnuda. Me hizo llegar al orgasmo rápidamente, ella se desvistió, pude ver por fin el cuerpo con el que había fantaseado tanto: sus pezones eran obscuros, su vello púbico negro recortado en forma de corazón, las rodillas rojas flacas, toda era perfecta.

Me tiró de nuevo a la cama, abrió mis piernas y encajó las suyas, juntando vulvas, se movía tan rico, sentía como masajeaba toda mi entre pierna y jalaba mi clítoris con el suyo, ella llegó a un orgasmo que me bañó en sus jugos.

La jale hacia mi, hasta que se sentó en mi cara, comencé a lamerla, primero sus labios, su clítoris, metí la lengua en su uretra y vagina, jugué con si ano con mi lengua y dedos, ella gemía fuerte, me volvía loca. Tuvo otro orgasmo, limpié todo lo que me escupió con la lengua, sabía dulce.

No sé de dónde ella sacó un vibrador y me dio placer con él, mientras me penetraba, lamía mi clítoris y lo succionaba, tuve varios orgasmos, luego hice lo mismo con ella.

Seguimos durante horas, luego nos bañamos juntas, sentir su cuerpo mojado tallándose con el mío me hizo tener otro orgasmo.

Luego nos vestimos y nos despedimos, ese día no fui a la escuela, pero a partir de eso, ella llega a mi departamento a hacerme el amor antes de dormir.

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