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La tranquila Lucia se vuelve una perra (4)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Lucia se levantó y empezó a vestirse buscando la mirada de él que la ignoró hasta que se fue de la oficina, salió directo al baño y allí empezó a limpiarse, su maquillaje estaba corrido, tenía gotas de semen en la cara, el cuello y sus senos tenían sus propias babas. Estaba satisfecha, había tenido el mejor orgasmo de su vida, no sabía que podía tener tanto placer como el que tuvo cuando el supervisor había empezado ese mete y saca que la hizo explotar, el resto de la mañana lo paso tranquila, a excepción cuando su compañero fue hasta su puesto y la saludo con un abrazo que ella sintió demasiado largo.

Al almuerzo volvió a donde el supervisor como se lo había ordenado, llevaba su maleta y cuando entró él fue hasta la puerta y le dio un beso largo y húmedo que a ella le encanto, ese hombre la trataba muy mal pero sus besos la atraían mucho, Lucia volvía a estar mojada, el supervisor le cogió el culo y se lo apretó a su antojo antes de soltarle la boca y decirle al oído

-Cuando entres acá lo harás a 4 patas.

-Si… si señor

Lucia soltó su maleta y se arrodilló, él tomó la maleta de ella y abrió su almuerzo.

-La perra va a comer papa con carne, pero falta la salsa.

Antes de irse a su escritorio empujó a Lucia para que su cara se apoyará en el suelo y su culo quedara en pompa, le bajó el pantalón y las bragas y le dio sonoros azotes en las nalgas, luego pasó sus dedos por la vagina de Lucia

-Siempre mojada perra, le dijo

-Tus besos amo, hazme correr por favor

-En la tarde, por ahora solo voy a meterte un dedo por acá.

Lucia pego un pequeño salto cuando sintió un dedo en su culo, nunca había sentido eso, el dedo iba a entrando de a pocos, centímetro a centímetro que la hacían mover ansiosa.

-Voy a romperte el culo, pero ahora no tengo tiempo, debemos almorzar. Ven.

Le dijo él mientras se bajaba el pantalón y se recostaba en su escritorio, su verga ya estaba grande y Lucia llegó gateando hasta ella, la recibió de un golpe, la tenía cogida del pelo y su boca era follada con la misma fortaleza que en la mañana la había penetrado, las babas formaban un gran hilo que amenazaban con manchar su blusa. Antes que esto pasara él supervisor tenía una humillación en mente y cogió el envase del almuerzo para recogerlas, esto lo repitió siempre llenando la comida de la saliva de Lucia que solo se podía concentrar en respirar pero que viendo esto no podía evitar que su vagina se siguiera mojando, así siguieron un rato. Ella a cuatro con el culo al aire, con su voluntad fuera, solo obedeciendo lo que él quería.

Pronto no aguantó y soltó a Lucia, cogió el envase de la comida y soltó todo su semen en la carne. Agarro la papa y estiró la mano frotandola en la vagina mojada de la perra en celo que estaba en su oficina. Lucia empezó a gemir ansiosa y cuando estaba por correrse él acabó con eso y devolvió la papa a la comida.

-Listo perra, tu almuerzo está listo, mientras comes, el sabor te recordará este momento. Te espero en la tarde para romperte el culo.

Lucia se puso de pie acomodando su pantalón, llevo su almuerzo en la maleta y se fue. Nunca la habían humillado tanto y aun así estaba segura de volver en la tarde. Mientras comía su excitación iba en aumento, la carne tenía todo el semen y la papa sabia a todos sus jugos, tuvo que comer apartada de todos pues todo la tenía muy intranquila.

Tan pronto llegó la hora de salida Lucia estaba en la oficina nuevamente, ya era adicta a ese trato, ya era una perra con ganas de verga todo el día. Llegó y recibió una bofetada, se iba a poner en 4 pero el supervisor la detuvo del cabello y empezó a besarle el cuello, Lucia empezó a gemir mientras él la desvestía, los besos seguían en su cuello pero pronto empezaron a bajar a la ya desnuda espalda, la empujó contra un sofá que tenía en la oficina y la dejó de rodillas allí. Pasó sus dedos por su vagina para mojarlos y le metió un dedo en el culo, Lucia apretó, sudo y antes de darse cuenta ya tenía dos dentro, él se agachó y empezó a comerle la vagina, olvido los dedos en su culo, tembló de placer.

-Permiso amo, por favor

Él la cogió del cabello, mientras le seguía dándole dedo en el culo, se acercó a su oído y se lo lamió, Lucia tembló

-Cuando te rompa el culo te puedes correr

Dicho esto se quitó el pantalón y paso su pene por la mojada vagina de su perra, lo movió un rato para mojarlo, y para llenarla de ansiedad, ella gemía cada vez más fuerte, sintió el pene en la entrada de su culo, empezó a sentir como entraba de a pocos, creía no poder resistir más y no había entrado ni la tercera parte. Su amo saco el pene y sin previo aviso empujo su cuerpo con toda su fuerza, lo había hecho, le había roto el culo, Lucia grito, Lucia se corrió , el dolor y el placer crecían a cada embestida, le apretaba el pene con fortaleza, recién se acostumbraba cuando sintió el semen inundar su ano, estaba satisfecha, el dolor era soportable.

-Te vas a tu casa con eso adentro

-Si amo

-Todos los días van a ser así

-Si amo, por favor

El por favor se le había salido, pero no se arrepentía, nunca había tenido tanto placer y ahora parecía encontrar la forma de hacerlo. Hoy había cambiado todo en su vida. Él no la volvió a mirar mientras ella se vestía y pedía permiso para irse. En el metro no pasó nada, al llegar a casa no quería compartir con sus padres con el semen de su jefe en el culo así que se fue a su cuarto a bañarse, recordando todo volvió a excitarse, se fue a dormir agotada, con el culo roto, y muy pensativa de su nueva realidad.

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