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La tía de mi mujer, sin inhibiciones
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Llevábamos casado 5 años y habíamos pasado por un momento de lógica tirantez, por consejo de unos amigos lo solucionamos con terapia grupal donde la conclusión pasaba por la monotonía de la vida sexual, de esta cambiamos varias cosas un cambio era compartir nuestros momentos sexuales mirando películas porno imitando lo que en la misma sucedía lo cual dio su resultado de forma inmediata. Paralelamente a este problema en vías de solución estábamos por mudarnos a una casa muy confortable en la afueras de la ciudad, lo que nos obligó a alquilar un apartamento muy chico por tres meses.

Después de cenar mi esposa me avisó que su tía venía a nuestro apartamento, a quedarse tan solo cuatro días, ella sabía que íbamos a estar incómodos, pero era sumamente necesario.

Con sus tíos pasábamos entre cuatro meses sin vernos ya que la zona rural donde vivían era muy alejada y solo si teníamos varios días libres podíamos ir. Era una mujer de cincuenta y tantos, no tenía nada llamativo en su físico, muy modesta en su forma de vestir, tenía dos hijos y trabajo toda su vida como maestra rural y en tareas de campo muy sacrificadas.

Ya instalada en el apartamento, coincidió que pasé dos días enteros en casa trabajando, mientras María pasaba hasta más de diez horas en su trabajo, la tía aprovechó que le quedaba tiempo y de tarde concurría a la playa, cuando llegaba me saludaba con la malla entera, era incapaz de usar por pudor dos piezas, mojada me hizo seguirla con la mirada y recordar que las películas que más me calentaron fue de una veterana parecida a Ana que siempre era penetrada por tres hermanos simultáneamente gozando como una loca, cuando pasé por la puerta del baño esta estaba entreabierta y a través de la cortina de la ducha sus tetas y sus caderas sobresalían en gran forma.

Cuando llegó la noche y coloqué la película para iniciar la faena sexual, con algo de calentura por las tetas de la tía, como lo veníamos haciendo cada dos noches, María fue muy clara.

–Estás loco con la visita pegada ni se te ocurra hacer nada, tiene un oído muy fino y tu cuando acabas gritas como loco y si voy al baño a sacarme tu leche tengo que pasar por frente a donde duerme, así que espera que se vaya, recarga energía para retomar la terapia con todas tus ganas.

Caliente y enojado no podía dejar de pensar en la imagen del baño y en la película de la veterana, esa noche soñé que los hermanos se cogían a mi tía produciendo una erección que me obligó a darme vuelta para que no se diera cuenta María.

Al segundo día noté que cuando clavaba mis ojos en su culo y en sus tetas ella me miraba de manera muy sutil, no le di importancia en ese momento.

Una tarde la llevé al centro en auto, me asombró que llevara una pollera bien justa mostrando sus piernas que por arte de magia ahora eran para nada despreciables igual a la del personaje de la película, tuve que pensar en otra cosa sino se iba a parar y notar el bulto manejando.

Una tarde me encontró en el cuarto frente al espejo con la camisa puesta desnudo de la cintura para abajo, me sorprendió que me mirara y le atiné a decir:

-Me parece que me miras de manera rara como si algo te llamara la atención, si tengo eso que miras solo entra y tómalo.

Me miró, dudó unos segundos pensando que me iba a insultar e irse, pero entró sin más. En silencio se puso enfrente a mí, mirándome fijo a los ojos, demoré unos segundos en reaccionar hasta que me animé a desprender la malla de baño, las tetas eran grandes, caídas, pero con un pezón grande bien rosado, cuando me atreví a tocárselas este se contrajo pronto para chuparlo, ella sola se terminó se sacar la malla ofreciéndome un pubis muy depilado con pendejos bien negros. Tomé una teta y la disfruté entre mis dedos, mordisqueaba el pezón arrancándole suspiros, la otra mano recorría su entrepierna y abdomen, coloqué mi boca sobre la suya y fue ella la que buscó mi lengua en forma por demás experta, la volteé y mientras lambía su cuello mi verga parada calzó a lo largo de sus nalgas, realizaba un pequeño movimiento de vaivén de sus caderas que realmente me enloquecía.

Al oído le decía “nunca engañé a tu sobrina, pero desde que llegaste y te paseabas con la malla mojada no pienso en otra cosa de cómo sería tenerte desnuda y cogerte”.

La senté en la cama y después de seguir besándola con mucha lengua empecé a pajearla muy despacio cada tanto mojaba mi dedo en su boca y seguía con mi trabajo, el clítoris se le endureció en forma increíble, mi dedo avanzaba y lo introducía de a poco hasta llegar al fondo, lo movía de manera circular, ella con los ojos cerrados gemía en forma constante, sin darme cuenta agarró mi pija y la empezó a masturbar solo haciendo un circulo con el dedo índice y pulgar; María que era experta en masturbarme nunca lo hizo de esa manera; entre este movimiento y los gemidos de mi tía no pude contenerme a pesar que le saqué la mano, violentos espasmos me hicieron bañarla en sus muslos de mi producto blanco y lechoso.

Abrió sus ojos y riendo me dijo “pensé que la necesitada en nuevas experiencias era yo, no sabía que María te tenía con tanta leche, espero que se te pare rápido porque solo el dedo es muy poco. Me parece que pensaste que con mi edad la iba a tener seca y no me iba a calentar con nadie, desde una vez que fuiste a casa y te cogiste a María, tengo los gritos de ambos en mis oídos, mi marido que mantengo una excelente vida sexual nunca me hizo gritar de esa manera. Además el otro día en el auto manejaste todo el trayecto con tu verga parada”.

Se arrodilló en la cama, me colocó boca arriba y empezó la mamada jamás pensada, la veterana de la película era una principiante comparada con ella, no le importó los restos de semen que colgaban, se la introducía tanto que pensé que se ahogaba, solo tocía un poco y seguía, me bañó la pija en saliva que cuando llegaba a mis testículos la recogía como un helado, yo solo alcanzaba a tocar parte de sus tetas que acariciaba continuamente.

Logró ponerme en forma en 5 minutos, con mi mujer tardo 15 a 20 minutos.

Supo que iba a recibir su segunda descarga lechosa y sabiamente frenó el ritmo.

–Ves cómo puedo contigo -decía subiéndose arriba de mí- pensaste que a mi edad mi vagina no podía aguantar, solo quédate acostado y disfruta de esta montada.

Cuando se acomodó sobre mi verga esta se enterró en su vagina, la noté muy húmeda y lubricada, ella imponía el ritmo, a veces rápido lo que hacía que mi verga se saliese hábilmente la introducía con su mano terminado esta en su boca, otras veces bien lento apretando sus rodillas a mi cuerpo. Su cuerpo sudoroso lo pegaba al mío, sus pezones duros golpeaban en mi pecho, mis manos recorrían su espalda y descendían hasta sus nalgas introduje un dedo en su culo solo gimió más al notarlo adentro.

Cuando tuvo varios orgasmos se arrodilló frente a mi verga a punto de estallar abrió la boca y se tragó hasta la última gota.

–Creo –decía lambiéndose sus labios- que de esto no nos olvidaremos más y espero que sea un secreto.

Recogió sus ropas del piso y salió de cuarto para la ducha.

Esa noche en la cama, la tendí después del revoltijo de la tarde, como seguíamos en veda sexual María inquieta me decía “Me preocupa mi tía una de las causas que vino fue que tenía que controlarse un tratamiento hormonal que inició su ginecólogo, ya sabes todo lo que acarrea la edad, la encuentro eufórica, desencajada, por no decirte desubicada para su edad”.

Yo no podía creer lo que sospechaba mi señora.

Continuo diciendo “tu sabias que todas mis vacaciones la pasaba en su casa, esto que te voy a decir es un secreto que nunca te mencioné, tu sabes que mi primer novio fue un vecino de mis tíos bastante mayor que yo, tuve problemas ya que quería mantener relaciones conmigo, pero muchas veces mi nervios no me lo permitieron, llegó a tanto el acoso que lo dejé, mi tía viéndome tan deprimida me encerró una tarde en su cuarto dándome una clase de sexo, ella sabía mucho del tema porque un hermano de su padre estudio sexología en España y cuanto material tenia se lo enviaba a ella, que por poco terminó en una relación lésbica”.

-Me parece –le decía asombrado por su secreto– que lo más probable que ella quería aplicar contigo todo lo que sabía así te encaminaba de tu indecisión, no creo que fuera tener una relación contigo.

-Al poco tiempo de ese episodio estando dormida -continuo mi esposa- sentí ruidos extraños en el cuarto de mis tíos, me levanto, la puerta abierta, veo mi primera escena de sexo en directo, esto se repitió durante todas mis vacaciones, mis tíos practicaban en todas las poses posibles, permitiéndome ver el miembro de mi tío Andrés parado al máximo como una cantidad de penetraciones algunas eyaculando adentro otras sobre su cuerpo y otras directo en su boca, a partir de esas imágenes no le tuve más miedo al sexo, al poco tiempo te conocí y ya sabes el resto de la historia.

Entre asombro y excitación la tranquilicé diciéndole “actualmente el sexo es para gozar, ellos gozando te enseñaron muchas cosas, no fue un pecado ni algo perverso, ojala yo hubiese tenido algo así”.

Cuando terminé de hablar mi esposa agarró mi verga masturbándola muy lentamente, descendió y su boca se la tragó en su totalidad solo su cabeza se movía rítmicamente. –Déjame hacer esto te lo debía –decía en un susurro- quiero que acabes en mi boca.

Yo cerrando los ojos imaginando lo que me había pasado hace poco y ante un aumento de su ritmo descargué todo mi líquido espeso que tragó sin más, me dio un beso de agradecimiento por aguantar a su tía y se durmió casi en el acto.

El día domingo fue el último día de Ana en casa, era el día libre de todos, por lo que fuimos después de almorzar a la playa, comparándolas de lejos eran muy parecidas más que con su madre, hablaban animosamente, se reían lo que me produjo una incipiente erección que se terminó en el agua fría.

Al regreso para ahorrar tiempo entramos a bañarnos con María mientras su tía quedo prendida con una película, tratamos de bañarnos rápido, cuando yo estaba enjuagándome y María secándose la invitada abrió de golpe la puerta.

-Veo que casi terminaron -decía mirándonos fijamente- María te hace gozar, pero esta es mi oportunidad de practicar todo lo que le enseñé ¿me dejas mamar la verga de tu marido? mira como la tiene.

Me empujó contra la pared, me besó empezando por las tetillas, cuello, su lengua violó mi boca maestramente.

María mientras tanto acariciaba las tetas de su tía, se arrodilló y desprendió la toalla de mi cintura, empezó a chupar todo lo largo de mi miembro que estaba pegado a mi cintura. Separe a la tía que estaba en trance de tanto gozar, la coloqué contra la pared y era yo que atacaba con mi lengua cada pezón contraído, miraba como su sobrina devoraba mi verga, la agarro de la mano y oriento su cara hacia sus tetas, en un segundo la tía estaba contra la pared y era chupada por los dos sobrinos, cambiamos de posición ahora mis dedos abrían su entrepierna y María saboreaba su vagina, mientras masturbaba muy lentamente el clítoris rosado de su tía.

Nunca imaginé que mi esposa podría llegar a esto, con cada estocada de su lengua emitía gemidos de un placer sin igual.

-Quiero que me chupen los dos -decía entre estertores- usen sus lenguas hasta el fondo. Después besé a mi esposa sintiendo el olor a su tía en sus labios.

Recuperados de estos minutos, la iniciativa fue de la veterana, hizo colocar a su sobrina flexionada agarrada de las canillas exponiendo todo su sexo, agarró mi miembro y lo introdujo en la vagina de mi esposa no sin antes lubricarlo en su boca. –Ahora cógela con fuerza -decía concentrada en lo que hacía.

Lentamente la bombeaba, sacaba todo el miembro y lo introducía violentamente, a la quinta vez Ana lo sacó, lo mamo varios segundos y ella misma lo introdujo en su sobrina.

–Espero que esté gozando como nunca –comentaba al oído de María– hacía tiempo que no compartía sexo con otra pareja, eso es algo que nunca te conté sobrina, con tu tío tenemos varias parejas amigas que a pesar que son de campo dominan el sexo de manera increíble, Sobrino ven cogeme de una de las manera que más me gusta, de parado frente a frente.

Mi mujer exhausta sentada en la ducha miraba como me cogía a su tía, la posición no es muy cómoda más que yo era más alto que Ana pero la pude meter, es una posición que se tiene de frente las tetas que saltaban a buen ritmo y el rostro que iba cambiando perlándose del sudor por el esfuerzo y los orgasmos, entre dientes me decía “es la mejor cogida que he tenido, aguanta lo más que puedas déjame que yo me mueva, siente la fuerza de mi cintura”. Era increíble lo practica que estaba se movía en un ritmo firme sin aflojar, no permitía que mi miembro se saliese apretando su cintura a la mía.

María hipnotizada con lo que observaba decía “tía conozco la cara cuando esta por eyacular y creo que con ese vaivén no va a aguantar mucho”. Dijo eso y se colocó a mi lado su boca busco la mía mientras que con una mano apretaba mis huevos como queriendo parar mi ebullición que no tardó en aparecer inundando la vagina de Ana quedándose quieta miraba como mi leche corría por sus piernas lentamente.

A la hora estábamos los tres en la Terminal despidiendo a Ana, no sin antes programar otra visita de ella en poco tiempo.

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