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La tetona y el hombre del saco (parte 1)
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Tiempo de lectura: 27 minutos

Esta es la historia de Janet, con sus 18 años recién cumplidos ya lleva tiempo teniendo el cuerpo de toda una mujer. Janet tiene el pelo corto, por encima de los hombros y como casi todas las chicas de su edad ya va por el cuarto tinte de pelo en lo que vamos de año, al no haberle gustado mucho el naranja ahora ha decidido llevarlo rojo oscuro. 162 centímetros es su altura y pesa 55 kilos, aunque la mayor parte de ellos los lleva en su pecho y en sus caderas. De resto es delgadita, incluso se podría decir que tiene un abdomen un poco definido, pero si la pones de lado lo que despunta son sus dos enormes melones (Una 120D de sujetador la rara vez que lleva) los cuales llevan piercings de barra en cada pezón y llevan siendo víctimas de cientos de pajas de sus compañeros, profesores y conocidos durante años.

Por otro lado, tenemos su voluptuoso culo el cual lleva años siendo formado por las caminatas hasta el instituto y los diversos ejercicios que hace en casa durante más de 4 años. Su cara no se queda detrás de su sensual cuerpo, tiene una cara fina con los labios gorditos, pestañas largas y unos ojos verde miel en los que es fácil perderse, en definitiva, Janet es una diosa. Pero pese a estar tan buena y al no ser oro todo lo que reluce es una persona llena de defectos, algunos de los que es consciente y otros de los que no.

Para empezar, nuestra querida protagonista es ninfómana. Ah, eso no es un defecto muchos diréis… Si lo es. La forma en la que te llega a afectar la cabeza ser adicta a algo solo trae catástrofes. Esta imperiosa necesidad de Janet de tener sexo con cualquier persona que le atraiga casi siempre le trae problemas, ya ha roto más de un hogar teniendo sexo con hombres casados, se ha acostado con los novios de las pocas amigas que ha tenido. En definitiva, la ninfomanía le ha traído a Janet varios problemas a lo largo de su vida y ahora está en un momento de soledad, tiene a su familia es cierto pero las pocas amistades que tiene son porque se quieren acostar con ella.

Ahora que conocemos un poco más a nuestra protagonista podemos adentrarnos en la verdadera historia. Ha habido ciertos rumores ya, a lo largo de un año… Se rumorea que hay cierta persona o sub-ser muy dotado que se ha dedicado a raptar colegialas para abusar de ellas sexualmente, a algunas solo las hace mirar mientras se masturba, a otras les obliga a practicarle sexo oral, otras con más o menos suerte son brutalmente folladas durante un par de días hasta que las vuelve a dejar en libertad cerca de su instituto. Los rumores esparcidos por las propias víctimas lo llaman el hombre del saco pollon. La mayoría piensan que son rumores, a algunas chicas les cuesta admitir lo que les ha pasado o simplemente necesitan contarlo, pero no quieren que se sepa que han sido ellas a las que les ha pasado. Lo que nadie sabe es que la policía ya lleva detrás de este sujeto un tiempo, es listo, no se deja capturar fácilmente, cubre bien sus pasos y todas las chicas interrogadas dicen que no recuerdan su cara, el único dato que sacan todas en común es que estaba increíblemente dotado.

Aun así, la policía no es tonta y han logrado sacar cosas en claro, el sujeto usa distintos métodos para atraer a sus víctimas, ya sea acercarse en coche a ellas, a pie, buscarlas en callejones, parques, centros comerciales o lugares de fiesta de estudiantes. La policía no quería causar pánico, revelar el caso al público probablemente significaría cerrar colegios durante un tiempo y aparte de que esto alejaría al sujeto haciendo más difícil encontrarlo muchos trabajadores de los institutos se irían al paro. Aun así, la policía tenía que alertar a los encargados de los colegios para que extremen la seguridad, aunque de momento no ha surgido efecto. Al no tener resultados en más de un año decidieron traer a un inspector curtido en cientos de casos de investigación, el inspector Vela. Vela lleva dos meses en el caso, es un inspector criticado por muchos ya que suele recurrir a planes y soluciones poco éticas pero lo que no se puede dudar es que es efectivo. Ya en estos dos meses ha conseguido triangular la zona de los raptos estrechando los siguientes lugares a dos institutos de la zona.

Ya eran las tres de la tarde, el inspector Vela se situaba en el asiento del copiloto y el agente Giralda al volante. A Vela no le caía bien Giralda, aunque ambos tenían la misma edad Giralda estaba gordo y desgastado, era desagradable, gruñón y no le hablaba con el respeto que le debía a Vela al ser su superior. Ya habían ido al primer instituto y avisaron al director de la situación, ahora se dirigían al segundo, al instituto de Janet la cual estaba mirando el móvil debajo de la mesa mientras su profesor les estaba explicando cómo hacer una derivada. De lo que no eran conscientes es que mientras Giralda aparcaba costosamente en paralelo, en la calle de arriba había aparcada una furgoneta con las paredes serigrafiadas con una famosa marca de pan en la que se encontraba nuestro misterioso hombre del saco, el cual clavó sus ojos en el coche de policía con el entrecejo fruncido mientras resoplaba. Por un momento la idea de arrancar la furgoneta e irse cruzó su mente, pero decidió que no, puso su chaqueta encima de su amplificador de sonido el cual descansaba en el asiento del copiloto y se quedó dónde estaba. Vela y Giralda entraron al instituto y hablaron con secretaria la cual les indico el despacho del director. Mientras esto estaba pasando el sujeto empezó a toquetear los botones de su amplificador de sonido, con un auricular puesto estuvo buscando frecuencias hasta encontrar la del comunicador del director. Vela y Giralda se dirigieron al despacho del director mientras los estudiantes salían de sus clases, los ojos de Giralda se clavaron en Janet.

“Pedazo de tetazas tiene” Pensó Giralda para sí mismo mientras se quedaba quieto viendo como los melones de Janet botaban libres dentro de su polo ajustado. Por supuesto que Janet noto la mirada, era una sensación a la que estaba acostumbrada desde hace años. Janet se había acostado con mucha gente, pero nunca con un poli… Y esto le ponía muy perra así que al notar como le miraba el escote Janet le dedicó a Giralda su mejor sonrisa de buscar guerra mientras pasaba por su lado, Giralda torcía el cuello embobado siguiéndola con la mirada y ahora fijándose en el tremendo culazo que se le marcaba en las mallas. La mirada de Vela también se había dirigido a Janet, no por la misma razón por la que la miraba su compañero si no porque se la acababa de iluminar la bombilla. El director abrió la puerta y les recibió preocupado. El agente vela le explicó la situación al director mientras Giralda se limitó a sentarse en la silla fantaseando con Janet. Nuestro sujeto por supuesto estaba escuchando todo esto, afirmando sus dudas de que estaban detrás de él.

“¿Tiene usted el expediente de la chica con el pelo rojo corto? La que tiene piercings.” Preguntó el inspector Vela al director. El directo arqueo la ceja pensando unos segundos hasta que abrió la boca dándose cuenta. “Ah, Janet. Cambia mucho de pelo, pero si, por supuesto, es… buena chica. ¿Para qué lo quiere?” Dijo el director de seguido.

“Usted búsquelo.” Finalizó el inspector Vela de forma seca y cortante con una mirada seria. El director se amedrentó un poco y empezó a teclear en su ordenador, después de un minuto giró la pantalla a la dirección de los agentes.

“Janet M… V…, 18 años, perfecto. Llámela aquí” Concluyó Vela.

Nuestro sujeto oyó el nombre y con la misma estaba buscando el nombre en Google, con poca dificultad encontró su Facebook, su instituto era en el que estaban. Con menos dificultad aún encontró su Instagram dado que estaba enlazado a su Facebook y con muchísima menos dificultad el sujeto bajó su mano a su paquete mientras veía las fotos de Janet. Sus historias estaban llenas de fotos en el espejo, tops subidos y apretados marcando sus pezones anillados y sacando la lengua, fotos en tanga en varias poses sugerentes, videos twerkeando en su jardín, mucho contenido con el cual es fácil poner dura una polla. El hombre del saco volvió a poner un video en el que Janet meneaba el culo en su jardín mientras metía su mano dentro de su pantalón y empezó a zarandearse la polla, aun escuchando a los policías. Se fijó en las afueras del jardín, había una valla perfectamente saltable, pero reconocía los edificios de enfrente, sabía perfectamente dónde era.

“Ehm, Janet M… por favor dirígete al despacho del director ahora mismo.” Comunicó al director por el audífono. Unos minutos después Janet tocó la puerta del director y el inspector Vela le abrió la puerta, los ojos de Giralda otra vez deleitándose con ella.

“Buenas tardes, señorita, teníamos algo que queríamos consultarle si no le importa.” Dijo Vela forzando una sonrisa.

“¿Estoy metida en un lío? No he hecho nada…” Murmuró Janet con preocupación en sus ojos pensando que la había cagado con Giralda.

“No, tranquila señorita. Solo queremos un momento de tu tiempo. ¿Le importa irse un momento? Le avisaremos cuando terminemos.” Le impuso el inspector Vela al director. El director quedó incrédulo unos segundos, pero asintió, se levantó de la silla y salió por la puerta cerrándola al salir.

“Toma asiento Janet por favor.” Dijo Vela sin mirarla mientras se dirigía a la silla del director y se sentaba en ella. Janet hizo caso dándole una sonrisa tímida a Giralda que estaba a su lado, Giralda se limitó a sonreírle mientras la devoraba con los ojos.

“Bueno Janet, primero de todo no, no estás en problemas. Lo segundo me presento, soy el inspector Manuel Vela, mi compañero aquí a tu lado es el agente Antonio Giralda. Te explico, lo que tengo es una propuesta para ti… Creo que serías la persona perfecta para poder ayudarnos a nosotros, la policía, a hacer el bien y capturar a un criminal. Antes de nada, cualquier cosa que se te diga aquí es completamente confidencial así que no puede salir de esta habitación. ¿Está claro?” Preguntó el inspector Vela mirando a Janet fijamente a los ojos. Mientras tanto el sujeto retiraba su mano de sus calzoncillos y escuchaba con atención. Janet asintió y Vela continuó. “Bien Janet, te explico… Hay un criminal… Varón de edad indeterminada que está raptando y abusando sexualmente de chicas como tú. No es violento, no hace daños graves, no mata, y suelta a las chicas de uno a dos días. Aun así, es un criminal peligroso y un molestador sexual y creo que tú eres la artimaña perfecta para atraparlo. “¿Te interesaría ayudarnos?” Giralda miró a vela arqueando una ceja, pero sin decir una palabra, queriendo ver a donde se quería dirigir Vela. Mientras tanto nuestro sujeto sonreía.

“¿Es el hombre del saco pollón no?” Preguntó Janet curiosa.

“¿Perdón?” respondió extrañado Vela.

“O sea… Pues el rumor ese del tío con el poll… Con el miembro enorme que rapta chicas.” Dijo Janet algo ruborizada

“Si… No sabíamos que había rumores… Bueno si, posiblemente sea ese que tú dices. Menudo motes poneis eh. Bueno a lo que íbamos, ¿estarías dispuesta a ayudar?” Fue un gran chute de ego cuando el sujeto oyó su nombre y más aún cuando entrevió la curiosidad en las palabras de Janet, la cual ya se había masturbado varias veces con la idea de que el hombre del saco la follara a ella.

Janet estuvo unos cuantos segundos pensando esto, muchas cosas pasaron por su cabeza en un corto periodo de tiempo. Era peligroso, pero era excitante. Estaría en peligro… o tendría un polvazo. No era cien por cien seguro que lo fuera a encontrar, no tenía nada mejor que hacer y ganarse unos puntos extras con la policía le podría ayudar en un futuro.

“Perdón… No sé, los rumores lo llaman así jaja. Y… Bueno si puedo ayudar por mi bien, no me cuesta nada. ¿Qué tendría que hacer?” Le contestó Janet de buena gana. Vela arqueo la ceja al recibir un sí tan rápido, pero prosiguió.

“Hmm básicamente te llevaremos a sitios que ha frecuentado este sujeto antes, en cuanto se te acerque nosotros estaremos cerca y lo arrestamos. Solo tendrás que asegurarte de que es él, en ningún momento pasarás peligros, nos tendrás muy cerca siempre. En cuanto alguien te ponga la mano encima estaremos ahí para pararle, también estaremos en contacto contigo por tu teléfono. Repito que estarás segura en todo momento, Giralda y yo no nos separaremos de ti.”

“Tranquila, con nosotros no estarás en peligro nunca.” Agregó Giralda por primera vez mientras llevaba su manaza al hombro de Janet dándole un apretón de confianza mientras le sonreía. “Además te saltaras clase, eso siempre gusta.” río Giralda bajando su mano al muslo de la chica.

Si las miradas mataran el detenido hubiera sido Vela por el asesinato de Giralda.

“Muchas gracias…” dijo Janet en voz baja mientras no podía evitar sonreír. “Me encantaría poder ayudaros, por fin haría algo bien en mi vida jaja…” concluyó Janet.

Algo parecido a la pena cruzó los ojos de Vela, pero lo desecho en segundos.

“Muy bien, mañana te recogeremos en casa y te llevaremos a algunos sitios. Esto… Es un poco complicado de pedírtelo, pero… Viste provocativa si puedes, si no quieres no pasa nada, pero sería más efectivo si fueras provocativa.” Pidió vela algo incómodo. “Recuerda lo que te dijimos, nadie puede saber esto… Ni siquiera tus padres” Janet asintió y les dio su número a los policías acordando los detalles durante media hora.

Al escuchar que la policía se iba el hombre del saco arrancó su furgoneta y marchó a la casa de Janet la cual estaba a 15 minutos en coche, Janet caminando aun tardaría un rato y aun le quedaba un tiempo al instituto para terminar. Aparcó cerca de la casa y tocó el timbre. Como a los 20 segundos no contestó nadie volvió a tocar. Esperó un minuto y no hubo respuesta, solo por cerciorarse tocó una tercera vez. Sin respuesta. El sujeto miró a los lados, nadie. Pasó la valla y se dirigió a la izquierda del jardín, rodeo un poco y vio una ventana, el cuarto detrás de la ventana tenía unas sábanas rosas, se acercó. Vio posters de grupos en las paredes y tangas en el suelo. El sujeto sacó unos guantes de látex del bolsillo de su chaqueta e intentó deslizar la ventana a la derecha. No estaba con el seguro puesto y se deslizó fácilmente dejando vía libre al cuarto de Janet. Sorteó la ventana con esfuerzo y cogió un tanga del suelo oliéndolo mientras algo crecía en su calzoncillo. Sabía que no era buena idea, pero no se pudo contener, se quitó un guante guardándolo nuevamente en su bolsillo y se bajó el pantalón un poco dejando su gran miembro semierecto colgando. Llevó otra vez el tanga a su nariz y esnifando empezó a masturbarse ferozmente mientras se sentaba en la cama de Janet. Después de unos minutos así se la volvió a guardar y abrió la puerta cuidadosamente. En la casa no había nadie, tres cuartos, tres baños, cocina comedor y jardín analizó el sujeto en su primera pasada por la casa. En la cocina había una nota en el frigorífico. “No te olvides de echar de comer a los pájaros hasta que papá y yo volvamos el lunes. PD: Recuerda que esta semana vienen a llevarse los muebles viejos”. El sujeto sonrió al ver al canario en la jaula sin comida alguna, pensó en ponerle algo dado que la comida estaba al lado de la jaula, pero se contuvo. El hombre del saco volvió silenciosamente paso a paso hasta la puerta de Janet, pero en vez de entrar a su cuarto entró al baño de al lado. Lo primero que captó su atención era el pedazo de consolador con ventosa que había pegado en la pared de la ducha, sonriendo abrió el pequeño armario del espejo y cogió el cepillo de dientes de Janet, volvió a sacar su polla semidura del pantalón la cual chocó con el lavabo y empezó a frotarse el glande con el cepillo mientras gemía de placer. Después de unos segundos así volvió a la furgoneta, cogió una mochila y volvió al cuarto de Janet, todo esto con cuidado de que no le viera nadie. Una vez en el cuarto de Janet colocó una cámara del tamaño de un anillo en un estante alto, bien camuflada entre libros con mucho polvo, hizo lo mismo en el baño del consolador, la cámara mirando de frente al consolador. Una vez hecho esto volvió a salir por la ventana, con su mano enguantada cerró la ventana y volvió a su furgoneta mientras miraba su reloj, Janet llegaría en poco.

A los diez minutos Janet apareció por la esquina y el sujeto no le quitaba los ojos de encima por el retrovisor. Janet al tener los cascos y estar pendiente del móvil no se enteraba de nada de lo que pasaba por la calle, no se daba cuenta de que había un desconocido en una furgoneta con la polla por fuera sacudiéndosela mientras veía como sus tetazas bamboleaban libres dentro de su camisa, tampoco se dio cuenta de cómo el desconocido clavaba los ojos en su culazo mientras ella se inclinaba para abrir la valla con la llave. Tampoco se dió cuenta de que después de tirar la mochila al suelo y entrar al cuarto de baño estaba siendo observada por el hombre del saco desde su portátil en la furgoneta. Al no darse cuenta de todas estas cosas Janet se bajó las mallas junto al tanga de un solo tirón hacia abajo y se puso a cuatro patas delante del consolador empezando a mamarlo mientras se frotaba el clítoris y sus pezones duritos empezaban a marcarse más en la camisa. El sujeto no paraba de masturbarse mientras veía el culazo que tanto le gustaba presumir a Janet, de todos modos, esto no duró mucho, Janet se dio la vuelta y se colocó el consolador contra su coñito depilado, empujando su cuerpo contra él mientras entraba poquito a poco. “Mmmm” era lo que gemía Janet mientras le entraba fantaseando que era la polla del criminal. Mientras ella movía las caderas con el consolador metido hasta el fondo sus manos se concentraban en quitarse la camisa dejando sus tetazas al aire. Una vez estaba completamente desnuda Janet puso sus manos en el suelo y empezó a rebotar en el consolador como una poseída.

“Mmmm joder, fóllame! ¡Joder que polla tienes hombre del saco por que no me la habías clavado antes mmm!” Exclamaba Janet mientras se follaba así misma, sus tetazas rebotando como locas mientras sus duras nalgas chocaban con la fría baldosa de la ducha con el consolador llegándole hasta el fondo. Oír su mote fue demasiado para el sujeto y con un firme agarre sobre su polla empezó a correrse llenando la alfombrilla del coche de semen. Después de recuperar el aliento volvió a mirar el portátil y vio que Janet seguía rebotando contra el consolador mientras se frotaba el clítoris. “Como me lo voy a pasar contigo.” Suspiro el hombre del saco con su voz grave mientras arrancaba la furgoneta y se iba.

Escasos minutos después de que la furgoneta del hombre del saco se fuera apareció en la calle un camión ancho completamente blanco el cual paro en frente de la valla de Janet. El conductor cogió el móvil el cual estaba sujeto a un reposa móviles con la aplicación del GPS puesta y casi que gruñendo se bajó del camión cerrando la puerta del piloto, acto seguido rodeo el camión y abrió la puerta de atrás empujándola hacia arriba con cara de mala hostia. El enfado del conductor estaba justificado, su hijo, el cual era un completo inútil, era quien le ayudaba cargando las cosas, pero había vuelto borracho a casa la noche anterior y se quedó durmiendo la mona en vez de ayudar a su padre a cargar los muebles. La valla estaba abierta así que el hombre entro al jardín y tocó la puerta, fijándose en el anillo dorado de su dedo corazón y preguntándose en que han hecho mal para que el niño les saliera así. El ceño del trabajador se empezó a fruncir cuando nadie contestaba, el estaba seguro de que oía ruidos en la casa así que siguió tocando la puerta con sus nudillos esperando una respuesta. Lo que se le escapaba a nuestro amigo el trabajador es que dentro de la casa estaba Janet, que había pegado el consolador en la tapa del váter y estaba mirando hacia la pared mientras no paraba de rebotar en el dildo, sus gordas nalgas chocando contra la porcelana del vater haciendo mucho ruido, el “plaf plaf” que oía el trabajador mezclado con los gemidos de nuestra protagonista. “Hay alguien o que?” Grito el trabajador de mala gana dándose cuenta de que al lado de la puerta había un timbre, timbre que decidió pulsar numerosas veces en sucesión del enfado. El ding dong le taladró a Janet el cerebro, segundos después se recompuso y soltó un sonoro

“Ya voooy” el cual fue oído por el trabajador.

“Menos mal joder.” Resopló el conductor.

Janet se levanto del consolador y cogió el tanga del suelo junto a su polo escolar poniéndose ambos en el camino a la puerta preguntándose quien podría ser, se puso cerca de la puerta pegando sus tetazas al frio metal mientras ponía el ojo en la mirilla. Al otro lado había un señor, parecía mayor o consumido por la vida, tenia mucho pelo canoso por los lados de la cabeza al contrario que por el medio, la barriga un poco hinchada, pero se le intuían brazos fuertes y curtidos. Janet abrió la puerta mientras preguntaba “¿Sí?” con un tono amable, aun con el coño encharcado del uso que le estaba dando al consolador hace unos segundos. El hombre el cual iba vestido con una camisa de tirantes blanca y un chándal gris levanto las cejas y abrió los ojos al ver a una jovencita en tanga con un polo que parecía quedarle diminuto delante de él. Janet le pregunto qué quería y tardo unos segundos en responderle, segundos en los que no podía parar de mirarle las tetazas que se gastaba, tenía los pezones durísimos marcando sus piercings en el polo y eso distraía a cualquiera.

“Ah mmm, soy Ramón conozco a tu padre, vine a por no sé qué muebles que tienes por ahí para tirar.” Contesto el hombre forzándose a mirar a la cara de la chica.

“Cooooño es verdad que venías esta semana, mis padres justo se fueron de viaje y no vuelven hasta dentro de unos días, pero te los puedes llevar perfectamente.” Janet se puso de puntillas y miro detrás del hombre al camión. “No vienes con nadie más? Son un par de cosas…”

“Mi hijo no ha podido venir… Pero no pasa nada las cargo yo en el camión y ya está.”

“Bueno yo mucha fuerza no tengo, pero te ayudo en lo que pueda.” Respondió Janet dándose la vuelta, dándole una buena imagen de su culazo a Ramón mientras entraba a la casa, el transportista siguiéndola de cerca viendo como las nalgas de la chica se movían con cada paso. Janet lo notaba y le gustaba y entre eso y que venía cachonda del baño…

“Es este mini sofá el que tienes que llevarte de la sala…” dijo Janet señalando a un sillón para una persona verde y acolchado.

“Bueno no parece pesar mucho.” Dijo Ramón acercándose al sillón y poniendo sus dos manos en los lados para levantarlo a lo cual Janet respondió rápidamente agarrándole del brazo con sus pequeñas manos.

“Ay seguro? Mira que yo te puedo ayudar sin problema…” le dijo acercándose más, pegando sus tetazas contra el brazo del transportista. A ramón se le empezó a poner dura viendo lo sobona que era la chica, empezó a pensar que Janet tenía intenciones ocultas a lo que él respondió con una sonrisa mordiéndose el labio.

“No te preocupes guapísima, esto lo cargo yo en un momento tu coje el cojín.” Janet sonrió e hizo caso, siguiendo al transportista fuera de la casa rumbo al camión. Al llegar el transportista puso el sillón dentro de la parte trasera y se subió para empujarlo al fondo no sin antes recibir una nalgada de Janet que le sonreía ofreciéndole el cojín, lo cogió dándose la vuelta y de paso quitándose el anillo de casado, guardándolo en su bolsillo. Janet lo vio y le encantó.

“¿No me invitas a ver el camión por dentro?” Le pregunto juntando sus tetazas con sus codos mientras miraba desde abajo a Ramón, cosa que le hizo dar un par de paso para adelante, repeinándose el pelo de los lados hacia atrás antes de ofrecerle su mano a Janet, cosa que ella acepto, Ramon hizo fuerza y cuando subió la mitad del cuerpo de la chica la agarró del culo para terminar de hacerla entrar, acto seguido cerrando la puerta de atrás del camión.

Janet notó la respiración de Ramón cerca de su boca, pero más lo noto cuando sus dos manazas la agarraron del culo pegándole a él. “Tú vas zorreándole así a todos los conocidos de tu padre?” Le preguntó en voz baja.

“Solo a los que me ponen bien perra… Además, me cortaste cuando estaba masturbándome, ahora me tienes que follar…” Le contestó Janet pasando sus manos por los brazos de Ramón antes de pasar a s levantar su camisa y sobar su barriga y pecho. El respondió pegándole la polla al muslo, se había bajado los pantalones nada más cerrar la puerta y estaba con ella por fuera, al no haber luz dentro del camión Janet no se había percatado, pero cuando lo hizo sus manos bajaron derechitas a ella, empezando a masajearla con sus pequeñas manos, a Janet le daba un montón de morbo sobar pollas sobre todo cuando eran gordas y la de Ramón lo era.

“Esto se queda entre nosotros ¿vale zorrita?” Preguntó el transportista antes de llevar sus manos debajo de la camisa de Janet sobándole las dos sandias que tenía por tetas.

“Humm vale, pero con una condición… Hoy solo te llevas el sillón, vuelves la semana que viene cuando estén mis padres y me das de mamar con ellos en otra habitación… Es una de mis fantasías por tachar…” Le dijo Janet a Ramón mientras aceleraba la paja que le estaba haciendo. El la cogió en peso, levantándola por las nalgas, ella aprovecho para poner sus piernas a los lados de Ramon, doblando las rodillas y agarrándose bien a él, bien pegaditos cuerpo con cuerpo.

“Joder eres una pervertida ni siquiera me has dicho tu nombre… Trato hecho.” Le contestó Ramón sin pensar, cachondo perdido, dándose la vuelta y poniendo a Janet con la espalda pegada a la pared del camión.

“No te hace falta mi nombre para meterme la polla…” le susurró Janet al oído mientras se apartaba el tanga con una mano, apuntando la polla de Ramon al coño, polla que entro sin mucha dificultad en el coñito empapado de Janet. “Mmmff” empezó a gemir ella mientras Ramon empezó a acometer contra su vagina sin piedad, clavándosela bien hasta el fondo. Janet no se esperaba una buena polla hoy esto la puso de muy buen humor empezando a besar a Ramon con lengua, enrollándose como adolescentes en celo, haciendo un festival de babas en la boca del otro mientras Ramón no paraba de follarla. Estuvieron así un rato hasta que el cansancio pudo con Ramon y acabaron los dos en el suelo del camión, Ramón acostado y Janet encima rebotando encima de su polla, ella ya venia bien practicada de estar igual en el baño con el dildo así que sacudía las nalgas mientras subía y bajaba en la polla de ramón, colocando sus manos en su barriga para aguantarse. Estuvo así cinco minutos hasta que escucho un “¡Me corro! ¡Levanta que me corro!” Pero Janet no quería levantarse, quería irse con el coñito bien lleno para correrse ella en casa con el consolador así que siguió igual apretando y contrayendo su vagina lo mas posible para que Ramon se le viniera adentro. Y eso hizo. Varios chorrazos la llenaron rapidito mientras ella le ponía una teta en la boca al transportista. Ramón se recompuso haciendo fuerza con sus codos en el suelo, levantando un poco la espalda mientras Janet seguía encima suya aun con su polla metida dentro.

“¿Por qué no te has quitado, tomas la píldora?” le pregunto Ramón

“Así es como me haces tuyo cariño…” Le respondió Janet empezando a rebotar muy suavemente en su polla nuevamente haciendo que en el camión se oyera chof chof mientras Ramon gemía entre el placer y el dolor. “Tienes que correrte bien adentro mía para hacerme tu zorra…” Le susurró Janet al oído antes de levantarse. Los dos se arreglaron como pudieron y salieron del camión, Janet se dirigió a su casa y Ramón se subió al asiento de piloto reflexivo y palpándose el anillo que estaba en su bolsillo.

Al día siguiente Janet se despertó ansiosa por conocer al criminal, miró su móvil y el inspector vela le había escrito. “A las diez delante de tu casa”. Janet se ducho aprovechando el consolador para metérselo de vez en cuando y se preparó. La policía le había dicho que fuera provocativa así que Janet salió de casa con un top negro muy ceñido sin sujetador, el top es como una cinta larga así que solo cubre sus tetas, pero cualquier movimiento brusco se las podría dejar al aire, la tela es bastante fina así que se nota cualquier movimiento que hagan. Debajo llevaba una falda de tubo muy ajustada y corta la cual marca la forma de su redondo y protuberante culo sin mucho esfuerzo eso sí, agacharse o inclinarse ligeramente significaría dejar todo su culazo expuesto, debajo de la falda llevaba un tanga negro de hilo muy fino que más bien cubría poco. Janet a las diez en punto estaba sentada en la puerta de su casa esperando, al par de minutos llegó el agente Giralda solo, en un coche de policía, parándose en frente de su valla. Janet fue hacia su coche y ya podía notar la mirada de Giralda en su cuerpo. Cuando Janet abrió la puerta del coche a Giralda casi se le cae la boca hasta el embrague. “Que guapa vienes” Sonrió Giralda mientras Janet ponía un brazo en el techo del coche apoyando su frente contra la parte de arriba, dejando sus dos tetazas escotadas colgando mientras miraba al agente a los ojos. “¿Tú crees? No sé si me he pasado, este top me lo compré por el aliexpress y con las tallas chinas me lo compré un poco pequeño, siento que se me van a salir las tetas a la mínima.” Se río Janet mientras entraba en el asiento del copiloto. “Ojalá.” pensó Giralda sin quitarle un ojo de encima a la jovencita. “Tranquila nena estás preciosa y perfecta. Bueno Vela está hoy siguiendo otra pista del sujeto así que hoy estamos tú y yo, vamos a ir a un centro comercial cerca de tu insti, estaré en contacto contigo por WhatsApp mientras estoy sentado en una cafetería cerca. Quiero que des vueltas sentándote en algunos sitios y haciendo tiempo viendo si se te acerca alguien, si sospechas de alguien me lo dices por WhatsApp, en caso de que no puedas mandar un WhatsApp con la app que te mandamos ayer por correo si pulsas dos veces el botón de desbloqueo me mandara un SOS a mí con tu posición, iré a por ti enseguida.” Giralda colocó su mano sobre el muslo de Janet. “Y no te preocupes, yo te mantendré a salvo en todo momento.” Janet le sonrió, pero no pudo evitar preguntarle “¿Y por qué no hay más agentes, solo vela y tú?”. Giralda arrancó el coche y empezó a conducir. “Este es un plan arriesgado… Para la gente no lo entiende del todo, no existe peligro real. Vela y yo somos los únicos que conocemos el plan, nos la estamos jugando, pero es todo por pillar a ese cabronazo. ¿Te parece mal Janet?” Le preguntó Giralda a Janet cogiendo un bache con fuerza para ver como botaban sus melones. “Hmm yo no sé mucho de eso la verdad, pero si es para pillar al malo está bien no?” Dijo Janet. “Buena chica.” Concluyó Giralda cogiendo otro bache más con fuerza mientras sonreía y empezaba a montar una tienda de campaña en sus pantalones.

Al quinto bache ya Janet se había dado cuenta de que Giralda los cogía a propósito. Janet bajó la mirada y se dio cuenta de la erección de Giralda el cual no paraba de mirar con el rabillo de los ojos las tetazas de Janet. A Janet todo esto le estaba gustando bastante, poner así a un policía mayor… Giralda no es que fuera muy atractivo, pero a Janet le ponía sus diferentes estatus. Janet subió sus brazos y puso las manos detrás del reposacabezas del coche dejando sus tetazas bien subidas, tiesas y marcadas, esto a Giralda lo puso loco, empezó a frenar más brusco mientras las tetas de Janet seguían temblando de lado a lado o arriba y abajo. Nadie se atrevía a pitarle a un coche de policía, pero Janet podía ver a través de los cristales tintados a la gente indignada. Cuantos más baches cogía más cachonda estaba Janet y más duros estaban sus pezones hasta que en un frenazo pasó lo que tenía que pasar y sus piercings quedaron al aire. Giralda soltó un “Joder…” muy cachondo, pero Janet no se recolocó el top, siguió con las manos detrás del cabecero mordiéndose el labio mientras miraba a Giralda. Giralda, satisfecho con su reacción llevó su manaza a la teta izquierda de Janet y la estrujó con fuerza.

“No había visto un melonar tan perfecto en mi vida.” Susurro Giralda relamiéndose.

“Pues no veas las cubanas que hacen…” Provocó Janet juntando los muslos escondiendo su tanga empapado. Giralda seguía con una mano en el volante y otra en las tetas de nuestra protagonista así que ella decidió ayudarle llevando su mano a su paquete y agarrándolo con fuerza. Giralda la dejó jugar unos segundos, pero le apartó la mano al final. “Ahora vamos a trabajar, vamos a llegar en nada. Por la noche cuando terminemos seguimos.” Dijo Giralda algo molesto por no poder correrse con Janet.

“Vale, entiendo… Perdón.” Dijo Janet algo decepcionada. Fue a colocarse el top otra vez, pero Giralda le cogió la muñeca. “Quédate así hasta que lleguemos.” Dijo Giralda mojando un poco los calzoncillos con su líquido preseminal. Janet sonrió y se quedó así hasta que Giralda aparco cerca del centro comercial.

El plan era sencillo, Janet pulularía por el centro comercial un par de horas viendo quien se le acercaba, si alguien era lo más mínimamente sospechoso le tenía que mandar una “q” a Giralda, si no había peligro una “z”. Lo que no tuvieron en cuenta los agentes al trazar el plan es lo increíblemente zorra que iría Janet lo cual atrajo la atención de muchos hombres, algunos solo la piropeaban cosa a la que estaba acostumbrada y contestaba con una sonrisa y un gracias, los más valientes se le acercaban y le pedían el Instagram o el WhatsApp, incluso un chico se atrevió a manosearle el culo mientras ella le escribía su número en el móvil, por supuesto ella se dejó. Janet mandó más de 15 zetas ese día. Giralda ya estaba un poco frustrado, llevaban dos horas y solo había dos formas de verlo, o tenía 15 sospechosos nuevos lo cual es demasiado o no tiene ninguno, a esta frustración se le debía el enfado de que vela le llamó una 5 veces preguntando por actualizaciones en el plan.

Lo que ninguno de los dos sabía es que el sujeto estaba cerca, los había seguido con su furgoneta a una distancia prudente y se había bajado en el centro comercial unos minutos después de ellos, observando a Janet desde la distancia. Él sabía que era una mala idea acercarse a Janet, podría haber malinterpretado a la joven y ella le podría denunciar a la policía, pero no podía quitársela de la cabeza. Como marcaba sus tetazas en esos ajustados tops, como meneaba el culo de lado a lado pidiendo guerra, las miradas coquetas que le lanzaba a cualquier hombre que se le acercara con un mínimo de intención sexual, era una autentica zorra y eso a nuestro sujeto le ponía como loco, no podía parar de pensar en Janet. Pensó en más de una vez en acercarse, pero no era el momento, el policía tenía una visión demasiado buena de ella, tenía que esperar. Aun así, necesitaba usarla pronto, había barajado la opción de esperarla en su casa, aún le quedaban 4 días hasta que llegaran sus padres, pero sabía que si quería usar a Janet durante un periodo largo lo mejor sería no asustarla y seguirle el juego así que se limitó a observar cómo zorreaba.

Giralda había dejado a Janet una hora extra en el centro comercial y nada, puras zetas, así que le mandó un WhatsApp de que en diez minutos en el coche. Janet venía cachonda de toda la atención masculina que había recibido hoy y nada más entrar en el coche ya estaba en tanga, Giralda y ella se estuvieron manoseando todo el camino hasta casa de Janet, enrollándose en los semáforos y chupándosela el resto del camino hasta que a los pocos metros de llegar a casa de Janet sonó el teléfono de Giralda el cual contestó con el manos libres.

“Al habla Giralda.” Dijo Giralda con un tono firme, tenía una mano en el volante y otra amasando la teta derecha de Janet, la cual estaba tragándose toda su polla con poca dificultad.

“Giralda hay un sospechoso nuevo, puede ser peligroso necesito que vengas YA a la ubicación que te he pasado por WhatsApp” Respondió Vela al otro lado del teléfono. “¿Tiene que ser ya?” Giralda gruñó molesto.

“YA!” Gritó vela y colgó. Giralda no dijo ni una palabra los dos minutos que tardaron en llegar a casa de Janet, pero ella sabía que estaba malhumorado. Una vez aparcaron Giralda le agarró fuerte una nalga a Janet y habló por primera vez en un rato mientras ella seguía mamando “Mañana tenemos que volver al centro comercial, nada más llegar vas a ir derechita a los baños y me vas a esperar a cuatro patas en el último cuartito, ¿entendido? Mira como tengo los cojones llenos, esto hay que vaciarlo.” Dijo Giralda agarrándose los huevos con una mano, Janet se limitó a lamerlos traviesamente mientras le miraba con el rabillo de los ojos.

“Por fin una alegría, buena chica” Exclamó Giralda con una sonrisa mientras apartaba a Janet de sus genitales. A Janet esto le molestó un poco, quería follar. Pero Giralda era poli y tampoco podía obligarle así que se limitó a vestirse otra vez y entrar en su casa, “Adiós.” Fue lo único que le dijo al bajarse del coche. Janet fue directamente al baño a volver a botar en su consolador y darle un buen show al hombre del saco el cual ya estaba con la polla lista atento al portátil.

El día siguiente fue exactamente igual, pero con un aditivo, esta vez Vela vino en el coche con Giralda, por lo cual nuestra protagonista pensó que su encuentro con Giralda en el baño iba a quedar en nada. Al llegar, Vela y Giralda fueron a su cafetería la cual estaba a una distancia prudencial de las zonas por las que revoloteaba Janet. A la media hora la chiquilla miró su móvil y vio que tenía un WhatsApp de un número desconocido, lo abrió y lo leyó atentamente, “Di que tienes que ir al baño, soy Giralda” y debajo una foto del paquete abultado de vela debajo de la mesa de la cafetería. Nuestra protagonista dedujo que este sería el número personal de Giralda y sonriente hizo caso y mandó un WhatsApp al número de seguridad diciendo que necesitaba ir al baño. El teléfono, que estaba en mitad de la mesa se iluminó y Giralda estuvo rápido para cogerlo.

“La chica quiere ir al baño” dijo Giralda

“Joder llevamos aquí media hora por que no ha ido cuando estaba en su casa…” murmuró Vela.

“Las mujeres y los baños siempre van de la mano” concluyó Giralda

Vela esbozó una sonrisa, Giralda era un gañán, pero a veces podía hacer gracia.

“En el baño no la podemos tener vigilada, hay unos bancos antes del pasillo en el que están, ¿vas tú o voy yo?” preguntó Giralda relamiéndose.

“Ve tú esta vez, si vuelve a ir voy yo y nos turnaremos para que no sospechen, dile que primero te deje a ti llegar a los bancos y que luego vaya ella.” dijo Vela sin levantar los ojos de su portátil. Sonriente porque su plan había salido a la perfección Giralda hizo como se le pidió y se dirigió a los baños solo que en vez de pararse en los bancos entró al de hombres y se metió en el tercer cubilete. Al sentarse en la taza se aflojó el cinturón y cogió el móvil. “baño de hombres tercer cubilete, la puerta está entreabierta.” Janet lo leyó y fue hacia los baños, al pasar el pasillo tenía los baños de los hombres a la izquierda y el de las mujeres a la derecha, dio un paso hacia la izquierda y justo por la puerta salió un hombre de unos 60 y algo años que miro a nuestra protagonista de arriba a abajo.

“Este no es tu baño guapo.” dijo el señor con una cálida sonrisa, a Janet el hombre le cayó en gracia y le pareció muy tierno, un abuelito estándar.

“Ay que tonta por estar mirando el móvil.” Respondió Janet con una risa mientras apoyaba su mano libre en el pecho del señor. El señor también se río y Janet hizo el gesto de girar y entrar al baño de chicas. Esperó unos 30 segundos y asomó la cabeza por fuera, no había nadie. Salió del baño de mujeres y entró al de hombres dirigiéndose rápidamente al cubilete en el que estaba Giralda. El inspector aprovechó que Janet se giró para cerrar la puerta para subirle la falda y sobarle el culazo dándole una buena nalgada mientras Janet ponía sus manos contra la puerta pegando también la mitad de su cara y parte de sus tetones contra ella mientras ponía su culo en pompa. Giralda aprovechó para besarle las nalgas, morderlas, separarlas con sus manazas y pasar la lengua por el medio mientras Janet gemía bajito y Giralda se sobaba la polla.

“No tenemos mucho tiempo, siéntate aquí.” susurró Giralda sacándose la polla del calzoncillo mientras la sostenía dura y recta. Janet se mordía el labio mientras se apartaba el tanga con la cara de lado, mirando a los ojos de Giralda mientras ella separaba un poco sus piernas y empezaba a hacer una sentadilla en la polla del inspector. Su coñito ya estaba bien mojado y entró con facilidad, Janet empezó lento, moviendo las caderas de lado a lado mientras no apartaba su mirada de los ojos del inspector, disfrutando sus gemidos y sus manazas en su cintura las cuales ya le habían quitado el top y lo habían puesto en la parte del respaldo del váter. Pero como todo lo lento a los segundos le acabó aburriendo y empezó a rebotar en la polla de Giralda haciendo fuerza con sus piernas y poniendo las manos en las paredes del cubilete. Los ojos de Giralda estaban viendo un culazo enorme y redondo en el que su polla desaparecía completamente, a esto le tenemos que sumar los lados de los enormes melones de Janet, los cuales desbordan la pequeña espalda de nuestra protagonista. Giralda no se podía resistir y llevo sus manos a ellas amasándolas, tirándole de los pezones e incluso dándole un par de bofetadas, luego llevó una mano al cuello de Janet y la hizo apoyarse hacia atrás, la chavala no perdió el tiempo y subí sus piernas flexionando un poco las rodillas, apoyando los pies contra la puerta mientras se dejaba sobar las tetas, Giralda mientras tanto estaba con la cabeza agachada, besándole la nuca, los hombros y el cuello a Janet sin sacarle la polla de dentro.

“Mmmm” estaba gimiendo Janet boca arriba encima de Giralda cuando abrió los ojos…

Encima de la pared del cubilete, en la caseta del baño al lado de la suya vio la cabeza del viejo con la que había hablado antes de entrar al baño. El viejo tenía el ceño fruncido con cara de concentración y Janet podía apreciar que su hombro se estaba moviendo de forma sospechosa y por supuesto, esto a Janet, le puso cachondisima. Mordiéndose el labio y mirando fijamente al viejo llevo sus manos encima de las de Giralda las cuales estaban en su pecho, juntando más sus tetazas haciendo que Giralda las agarrara por los lados y las sacudiera mientras Janet seguía mirando al señor, poniendo morritos, abriendo la boca para él y sacando la lengua, lamiéndose primero los labios y después moviendo la lengua de arriba hacia abajo pidiendo leche. Mientras hacía esto movió una mano de sus tetas a su clítoris y empezó a frotarlo con su dedo corazón mientras gemía más alto. Esto estaba poniendo a Giralda como loco, pero al viejo aún más dado que no paraba de masturbarse viendo el espectáculo, pero Janet sabía que Giralda podía mirar hacia arriba en cualquier momento y cortarle el chiringuito así que llevo sus manos a la cabeza de Giralda mientras se levantaba y se daba la vuelta manteniéndola agachada un segundo en lo que Janet le plantaba las tetazas en frente y se volvía a sentar en la polla de giralda, esta vez mirando hacia él.

“Me pone mucho que te asfixies con mis tetas…” le mintió Janet a Giralda al oído.

El agente hizo un gesto como de medio asentir y hundió la cara en el melonar de Janet, agarrando cada una con una mano mientras empezaba a restregar toda su cara por ellas mientras Janet volvía a rebotar en la polla del agente, poniendo sus bracitos encima de la calva de Giralda cerciorándose de que no miraba hacia arriba mientras ella se mordía el labio sin apartar los ojos del señor, esta vez dando un espectáculo con su culazo. Giralda ya llevaba dos minutazos aguantando la follada que le estaba dando Janet y llevó sus manazas a las nalgas de la chica mientras emitía un sonido incomprensible para el oído humano, pero Janet que no era la primera vez que asfixiaba a un hombre con sus tetas las apartó un poco, aun aguantando la cabeza de Giralda gacha y le susurro

“Te vas a correr cariño?”

“Mmm si joder.”

“Mmmmm me vas a preñar todita?” le preguntó Janet susurrando otra vez al oído, poniéndole la piel de gallina a Giralda mientras ella empezaba a pasar la lengua por su oreja siguiendo a su cara y sus labios sin parar de machacar la polla del agente con su prieto coñito.

“Mmmm me corro joder me corro puta!” Rugió Giralda mientras le daba dos nalgadas a Janet corriéndose un buen chorro dentro de ella mientras ella le comía la boca. Nuestra protagonista aprovechó que Giralda estaba resoplando cansado por el esfuerzo para volver a mirar arriba y hacerle un gesto con la cabeza al viejo de que se escondiera, cosa que el viejo entendió bajando silenciosamente sus pies del váter y esperando sentado en la caseta del baño. Janet se levantó lentamente quedándose de pie con la falda por la cintura y en tetas mientras le goteaba el coño con leche de inspector. Giralda la miró mientras se guardaba la polla y se recolocaba el pantalón, tenía cara de zorra, de querer más. Se levantó y la cogió por la cintura pegando su cara a la suya

“Esto queda entre nosotros, a partir de ahora eres mi cartón de leche personal, ¿entendido?” dijo Giralda tajante

“Mmf claro papi” susurro Janet con una sonrisa “no me quieres llenar un poquito más? tu lechita me tiene el coño ardiendo…” Giralda ignoró esta última parte y abrió la puerta lentamente asegurándose de que no había nadie más por fuera en el baño.

“Te aviso cuando no haya nadie en el pasillo y sales” Concluyó el inspector saliendo del baño. Esto a Janet le molestó un poco pero el enfado le duró dos segundos en lo que puso las rodillas en la taza del váter poniéndose a cuatro y con sus nudillos dio dos toques en la pared de al lado.

“Tu turno…” dijo en voz alta. La sonrisa en la cara de Janet no se podía esconder cuando oyó abrirse la puerta del cubilete de al lado y al segundo cerrarse la suya, pero menos se podía esconder su cara de guarra cuando noto una polla dura golpeando contra sus nalgas, pero menos intentó esconder los gemidos cuando notó como la polla le entraba en su vagina calentita y prieta. El sexo tenía ya pocos secretos para nuestra protagonista, pero esta era la primera vez que tenía una polla removiendo la leche calentita de otro hombre dentro suyo y se sentía… increíble. Janet miró hacía atrás, a la cara del viejillo entrañable que la estaba empotrando y le dio una sonrisa cálida. Al medio minuto el viejo se le acercó y le susurro

“Me gustaría que me dejaras tus tetitas un momento, si te parece bien…” Janet sonrió y se dio la vuelta sentándose en el váter.

“Todas tuyas” le respondió echando las manos para atrás agarrándose a la cerámica de la parte de atrás del váter para que sus tetazas resaltaran más.

“Jooolin nunca había tocado unas tan grandes!” exclamó el viejito

“Disfrútalas entonces!” le contestó Janet con un tono de buena gana mientras sacaba su lengua y se la mordía levemente.

“Es que mi mujer es absolutamente plana…” divago el viejito cogiendo una sola teta de Janet con las dos manos, haciendo un círculo con ellas antes de empujar la cabeza de su polla contra el pezón de Janet. Nuestra protagonista entendió lo que quería hacer el señor y escupió en la polla del vejete que empezó a follarse la teta de Janet como si fuera un coñito. Janet placer, lo que viene a ser placer no sentía mientras le hacían esto, pero ver como la cabeza de la polla del viejo desaparecía en su teta y como lo estaba disfrutando le daba mucho morbo. Ella miró hacia arriba a la cara del viejo que estaba concentrado viendo cómo se follaba la copa D de Janet, nuestra protagonista saco la lengua y la empezó a mover de arriba a abajo mientras levantaba una mano y con el dedo índice hacia el gesto de ven aquí, a lo que el viejo se inclinó y empezaron a comerse la boca mientras Janet sentía como le follaban la teta. La chavala puso una mano detrás de la nuca del viejo mientras se comían la boca y con la mano libre empezó a jugar con los huevos del anciano. Poco tiempo pasó y el señor ya estaba avisando de que se iba a correr, Janet junto las tetas con sus codos y el señor se las roció con dos buenos chorros que sorprendieron a nuestra protagonista teniendo en cuenta la edad del señor.

“Muchas gracias guapa, me has dado algo que pensé que nunca más tendría…” le dijo el viejo con un tono bajo antes de abrir la puerta rápido e irse. Janet noto en la cara del viejo algo parecido al arrepentimiento, quizás por engañar a su mujer, pero le puso poco caso, ella no le había obligado a hacer nada. Habían pasado tres minutos desde que Giralda se había marchado y aun no tenía ningún mensaje en el móvil, lo que si tenía era las tetas llenas de leche así que se chupo los dedos y empezó a meterselos mientras con su mano libre se agarraba una teta y empezaba a lamerla, limpiando todo el semen que tenía en ella, disfrutando de él en la boca mientras se masturbaba.

Al par de minutos se le iluminó el móvil, Janet se arregló como pudo y salió del baño, Giralda estaba sentado en el banco mirando el móvil, ni la miró, ella tenía que seguir de largo hasta su zona y eso hizo. Giralda volvió a la cafetería y se sentó con Vela en la mesa.

“20 minutos en el baño, ¿le pasó algo?” preguntó Vela

“Me dijo que tardó un poco más porque se tuvo que retocar el maquillaje.” Contestó Giralda con naturalidad mientras sacaba el móvil.

A Vela no le interesaba lo suficiente el tema como para responder así que se limitó al silencio mientras seguía tecleando en su portátil. Dos horas más pasaron en el centro comercial, acto seguido la llevaron alrededor del instituto y así hasta la noche que la llevaron un rato a un parking en el que beben la gente de la edad de Janet, pero tampoco hubo suerte. Por supuesto todo esto fue vigilado por nuestro sujeto el cual estuvo a punto de perseguir a Janet al baño de la gasolinera al lado del parking, pero se contuvo porque vio a Vela cerca con el móvil en la mano y los ojos analizando la zona. Esto le llenaba de rabia, no se consideraba una persona violenta excepto en el sexo, pero Vela le enfurecía como nadie, quien coño se creía.

El hombre del saco tenía clara una cosa, llevaba ya demasiados días dejándola ir, de mañana no pasaba que le haría una visita a Janet.

Gracias por leer hasta aquí, esta es la primera mitad, mi idea original era que fuera un solo relato, pero ya llevaba 17 páginas y sabía que sería demasiado de una sola sentada así que lo voy a partir en dos partes. Ya tengo bastante de la segunda parte hecho, terminarlo depende completamente de lo motivada que esté así que pueden ser dos días o tres meses. Para mi gusto y con lo que llevo escrito de la segunda parte este es mi relato favorito de los que he hecho, como siempre cualquier cuestión, crítica constructiva, comentario bonito o lo que te dé la gana que vea me la podéis mandar a [email protected]

Besitos donde más os apetezca, Moni.

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