Completamente desnudo en esa cama, he logrado procesar lo que acaba de pasar, nunca imaginé que terminaría el día, con una salvaje noche de sexo, con aquella compañera de trabajo que me atraía tanto. Menos iba a pensar que ella estaría ahí frente a mí, vistiendo solo un liguero y unas medias negras, exhausta después de haberme compartido con su novia.
Mi miembro aún punzaba después de haber eyaculado en el orificio anal de Andrea. Ambos, frente a frente en la cama, nos mirábamos y sonreíamos como cómplices. Sabiendo que yo era ahí un invitado, retomé el diálogo y lancé una pregunta.
¿Ya habían hecho un trio antes verdad?
-Con un hombre es la segunda vez- Me respondió con mucha naturalidad.
Karen y yo nos conocemos desde la universidad, pero en ese entonces a mi, aún se me dificultaba aceptar que también me gustaban otras chicas, había salido con algunos compañeros de la universidad, y en alguna borrachera alguna chica me besó, lo que me hizo reconocer que también me atraían las mujeres.
Después de algunos años nos volvimos a encontrar, ya había yo aceptado totalmente mi bisexualidad, por lo que empezamos a salir. En un principio nuestra relación era como una travesura, salíamos, bebíamos, teníamos sexo, explorábamos nuestra sexualidad y nos divertíamos, pero con el paso de los meses la relación se hizo más estrecha, nos enamoramos y comenzamos a planear una vida juntas. Hace año y medio nos aventuramos a vivir juntas.
En nuestra relación el sexo siempre ha sido fundamental, ambas reconocíamos que aún nos gustaban mucho los hombres, como buenas amigas hablábamos de los que nos atraían en la calle, en la tele, en el trabajo. También de algunas mujeres que nos gustaban.
Nuestro primer trio se dio en una fiesta que hicimos en este departamento, con una amiga que luego de una borrachera y fumar algo de mariguana, terminamos haciendo el amor las tres. Fue una experiencia muy sensorial y viajada que nos dejó ganas de seguir probando a las 2.
Pasaron algunos meses, y seguimos experimentando, con dildos, con arneces, con diversos juguetes y también con alguna que otra chica que se nos llegaba a atravesar. Mientras nuestro amor y complicidad crece también lo hacen nuestras ganas de seguir experimentando.
Hace como medio año ella comenzó a sentirse atraída por un chico de la escuela donde da clases, un alumno suyo y como nuestra relación es de mucha confianza me lo confesó, me dijo también de las ganas de volverse a meter con un pene real. Finalmente accedí a que se acostara con él, a cambio de que después hiciéramos un trio, lo cierto es que la experiencia no fue tan buena, el chico estuvo nervioso la mayor parte del tiempo y eyaculó muy pronto.
-No como tú- mientras me lanzaba un pequeño rugido y me agarraba el miembro.
-Ya regresé chicos- decía Karen mientras entraba a la habitación, con una charola con vasos de coca con hielos, una botella de brandy, hielos y algo de botana uvas y queso.
Sediento me preparé una cuba y la bebí de 3 sorbos, mientras Andrea y Karen jugaban con las uvas y se daban de besos y sorbos mutuamente. Andrea comenzó a jugar poniéndose una uva en la boca y entregándomela en un delicioso y dulce beso. Le siguió Karen que además la partió por la mitad y la colocó en uno de sus pezones, invitándome a tomarla.
Luego aún más atrevida, chupó una uva y la metió en su vagina, y mientras abría sus piernas exclamó:
-¡A ver quién la encuentra!
Andrea y yo acudimos inmediatamente al llamado, hurgando con nuestras lenguas y dedos aquel orificio que aún olía a mango, perfume y sexo. Absorbiendo como si de una almeja se tratara, logré dar con la uva y atraparla en mi boca, la mordí y dejé escapar el jugo en su vulva que Andrea ya besaba compulsivamente.
Este juego me hizo recuperar la erección, por lo que inmediatamente me incorporé y busqué la boca más próxima en búsqueda de una nueva felación. Andrea continuaba devorando el sexo de Karen, quien con los ojos casi en blanco y la boca semiabierta parecía ofrecer sus finos labios entreabiertos para introducir mi miembro.
Aunque pareció tomarle por sorpresa no lo rechazó, extendió una mano al plato, tomó una uva, la masticó y comenzó a chupar mi pene con más pasión. Ella gemía y yo podía sentir cada uno de los espasmos provocados por el oral de Andrea al morder levemente mi miembro en su boca.
Desde mi posición podía observar perfectamente a Andrea, su espalda, sus nalgas, sus senos, sus torneadas piernas aún ataviadas en ese ligero de encaje. La escena era perfecta. De pronto Andrea se separa del sexo de Karen y le dice que aún falta que yo penetre a Karen. De inmediato Karen retira mi miembro de su boca y se acomoda de nalgas dejándome ver una vez más el sorprendente esplendor de su trasero y piernas. Aprovecho para lamer su coño y su culo mientras preparo mi instrumento para introducirlo.
Karen me recibe sonriente, relajada, y mientras yo bombeo ella se ayuda de brazos y piernas para aumentar el ritmo. En tanto, Andrea de pie junto a mi, me besa, me agarra los testículos y me ofrece de sus senos para chuparlos.
De pronto tiene una vez más su lubricante de mango en las manos y mientras yo sigo penetrando a Karen, le introduce un par de dedos en el ano, lo que le deja escapar un pequeño grito. Minutos después de aquel vaivén, retira sus dedos del orificio de Karen.
-Ahora te toca a ti.
Me dice mientras ahora ella es quien extrae mi pene de la vagina de Karen, lo chupa y lo coloca en su culo. No puedo creer mi suerte, dos anales en la misma noche. Comienzo a introducir mi miembro en aquel orificio, en contraste con sus grandes nalgas su ano, parece más estrecho y dificulta un poco más la penetración. Karen entre gritos de detente y continua va controlando la entrada mientras Andrea acaricia suavemente sus caderas.
Logro penetrar en su totalidad el culo de Karen, que para estas alturas está aferrada a las sábanas con manos y dientes, recibiendo cada embestida mia. En tanto Andrea se coloca a su lado en la cama y comienza a besarla apasionadamente.
Decido continuar la faena, tumbándome de lado en la cama, sin salir del culo de Karen, la penetro de lado sosteniendo en el aire una de sus gruesas piernas, al tiempo que puedo ver como se besa y funde de frente con el cuerpo de Andrea, mutuamente ambas llevan sus manos al sexo de la otra mientras yo no detengo mi embestida.
La posición se vuelve cansada por el peso de la pierna de Karen por lo que decido montarla sobre mi de espaldas, aún penetrada por el culo, abierta de piernas con su sexo en su máximo esplendor. Andrea con semejante escenario y manjar comienza a recorrer su clítoris, sus labios mientras también lo hace con la base de mi pene y mis testículos a los que debes en cuando atrapa con su boca. Mientras yo sigo penetrando por el culo a Karen, Andrea usa las yemas de sus dedos para frotar el clítoris de su novia, esta, en medio de espasmos arroja un fuerte chorro de líquido vaginal que no sólo moja la cama, sino también el piso.
Para esas alturas los 3 estamos bañados en sudor, fluidos, jugo de uvas y lubricante. Karen se aparta y desaparece por unos instantes de nuestra vista, regresa 3 minutos después con un dildo montado en un cinturón, y exclama.
-Espero que no te incomode la competencia.
Mientras penetra suavemente la vagina de Karen. Desde la cavidad anal con mi miembro, puedo sentir aquel juguete que se va abriendo paso. Andrea y yo logramos encontrar un ritmo que tiene fuera de si a Karen quien no deja de gemir y de gritar tras la doble penetración.
La escena, la sensación, y los gritos de ambas terminan una vez más por hacerme estallar ahora dentro del culo de Karen. Y aun cuando yo ya me he venido, Andrea continua bombeando mientras su novia le grita que no pare. Al final puedo sentir el estallido de Karen en mi miembro aún punzante y erecto. Exhausta Andrea se deja caer sobre Karen lo que me aprisiona aún más.
Tras ver mi sufrimiento, Andrea se incorpora, saca el dildo de la vagina de Karen y la ayuda a desempalarse de mi, sin embargo observa como empieza a salir el semen de su ano, por lo que se apresura a lamerlo.
-Yo también quería probarlo- me dice con una sonrisa traviesa.
Los 3 una vez más nos encontramos desnudos, exhaustos y sonrientes en aquella cama.
No recuerdo más, sólo que me dormí profundamente, y desperté con la voz, de Karen diciéndome:
Despierta se te hace tarde para ir a trabajar, báñate, ya Andrea se adelantó desde hace rato.
Llegué al trabajo con la misma ropa del día anterior, con una sonrisa imborrable, y desde lo lejos, Andrea me saludaba como siempre, sonriendo mientras se acomodaba los lentes.