A un viejo amigo mío le regalara una sobrina nieta de su mujer una vídeo cámara Panasonic Hc – V 180. El viejo grababa todo lo que se movía. Iba por la casa cómo un cuervo de día y cómo un murciélago de noche, y de noche, a la una de la madrugada…
Lo seguiré contando en primera persona.
A la una de la madrugada fui a la nevera video cámara en mano y grabé lo que había en su interior antes de coger una Heineken. La verdad es que llevaba conmigo la vídeo cámara hasta a mear. Al acabar la cerveza y de vuelta a mi habitación (mi vieja dormía en otra cama porque decía que yo roncaba), vi que la puerta de la sobrina nieta de mi mujer estaba entreabierta y que tenía la luz encendida. Asomé la cabeza y vi en la pantalla del ordenador que en otro ordenador un tipo masturbaba su polla y al otro lado de la pantalla mirando cómo se masturbaba, una chica se hacía un dedo. Mejor dicho, se veía la mano, la polla, el pecho y el vientre del tipo y el cuerpo de la chica.
Samantha, la sobrina nieta de mi esposa (había venido quince días de vacaciones) estaba con las piernas abiertas y los pies encima de la mesa donde estaba el ordenador y en su cabeza tenía puestos unos cascos. Su cabello rubio caía en cascada por detrás de la silla giratoria. Vi cómo movía el hombro derecho. Era obvio lo que estaba haciendo. La habitación estaba tan silenciosa cómo un cementerio, y digo cementerio porque se me levantó el muerto. El tipo que se la estaba pelando se corrió sobre una mesa con la parte de arriba de cristal… Luego apareció otra polla y otra… Grabé y meneé la polla, pero no me iba a dar tiempo a correrme, Samantha, se me adelantó… Cuando la chica del video se corrió, Samantha, comenzó a gemir, sus gemidos fueron subiendo de tono progresivamente y al final oí cómo decía:
-I´m cuming, John, I´m cuming. I cum! (Me voy a correr, Juan, me voy a correr. Me corro)
John, pensé que sería su novio o un amigo, fuera quien fuera, se hiciera el dedo pensando en él. Me fui sin hacer ruido. Me metí en la cama de mi mujer, le bajé las bragas. Se despertó y me dijo:
-¡Tira para tu cama!
Al sentir mi polla tiesa entre sus piernas, cambió de idea.
-¡Qué dura!
Encendí la luz y me puse a follar y a grabar. Ella ni se enteró de que estaba grabando cómo se la metía… La follé hasta que se corrió. Me corrí dentro de su coño y después volví a mi habitación.
A la mañana siguiente, Samantha, que era una joven preciosa, rubia de ojos azules, alta, ni gorda ni flaca, con tetas medianas, buen culo y buenas piernas, estaba en la cocina untando mantequilla en una tostada. Al verme con la vídeo cámara, me dijo:
-Good mornig to you and to you friend (Buenos días para ti y para tu amiga.)
-Good morning.
Mi esposa, que ya se iba a trabajar, dijo:
-Para mí ya son tardes.
Se fue y nos dejó solos. Samantha, que tenía una eterna sonrisa en los labios, ya estaba vestida para ir a Santiago. Vestía una chaqueta gris, blusa blanca, falda gris que le daba por debajo de las rodillas, zapatos marrones y calcetines grises.
-What are you going to do this morning? (¿Qué vas a hacer esta mañana?)
– I will go for a walk (Iré a dar un paseo.)
Me cogió la vídeo cámara.
-Let me have a look (Déjame echar un vistazo)
-Don´t look! (¡No mires.)
No sé cómo hizo pero encontró su video en un plis plas. Visionándolo, en vez de enfadarse, me dijo:
-You are a boyeur (Eres un mirón.)
-It wasn´t on purpose (Fue sin querer.)
En vez de enfadarse, sonreía. Estuvo un rato mirando, después me devolvió la video cámara, y me dijo:
-It is of low cuality. Come tonight to my room at te same hour. I will show you how to create a porn video. By the way, a like you dick (Es de baja calidad. Ven esta noche a mi habitación a la misma hora. Te enseñaré cómo crear un video porno. Por cierto, me gusta tu polla.)
No había visto solo su vídeo. Se bebió el té de un sorbo, dejó la tostada a medio untar, cogió su mochila y se fue para Santiago de Compostela a ver la catedral, entre otras cosas. Me dejó para allá y con la polla morcillona.
Llegó la noche. Entré en su habitación y le puse el cerrojo a la puerta.
Estaba en la misma posición que la noche anterior, con los cascos puestos, las piernas abiertas y los pies sobre la mesa donde estaba el ordenador, su cabello caía en cascada y su hombro derecho se movía. Miraba en el ordenador cómo follaban una joven y un maduro. Saqué la polla, dura, y comencé a menearla. Me puse detrás de ella y grabé sus piernas abiertas, su mano derecha moviéndose dentro de sus bragas rojas y la izquierda magreando las tetas que cubría con un mini camisón rojo de seda transparente. Sintió mi aliento en su cogote. Bajó los pies de la mesa. Se dio la vuelta. Mirando para mi polla se tapó la boca con las manos, sonrió, cerró las piernas y se quitó los cascos, que fueron a parar al piso de la habitación, y en bajito, para que no la oyera mi mujer que dormía en la habitación de al lado, me dijo:
-What are you doing in my room whith the dick in you hand, daddy? (¿Qué estás haciendo en mi habitación con la polla en la mano, papi?)
Si quería que yo fuese su padre, lo sería. No le iba a estropear la fantasía. Le pregunté:
-What were you doing? (¿Qué estabas haciendo tú?)
-Touching myself (Tocándome.)
-Are you wet? (¿Estás mojada?)
Sin dejar de sonreír, se volvió a tapar la cara con las manos, y después dijo:
-I´m socked (Estoy empapada.)
-Show me the pussy, bad girl. (Enséñame el coño, chica mala.)
Samantha se levantó, se quitó el camisón y las bragas. Estaba para comerla viva. Sus tetas eran redondas, con areolas rosadas y pequeños pezones, sus caderas anchas, su cintura normal, su culo gordo y su coño lo tenía pelado. Se sentó de nuevo en la silla giratoria, abrió las piernas, abrió el coño con dos dedos, y me dijo:
-Eat my pussy, daddy. (Come mi coño, papi.)
Me acerqué con la cámara y le grabé el coño. Su vagina era pequeña, sus labios rosados, su clítoris gordo y estaba muy mojada.
Le di la vídeo cámara, le cogí el culo, y después metí todo su coño en la boca y la lengua dentro de la vagina hasta donde entró, después lamí de abajo arriba apretando mi lengua contra su clítoris al llegar a él. Lamí los labios, le volví a follar la vagina con la lengua, y de nuevo lamí de abajo arriba, otra vez los labios… Me estaba comiendo el coño de una preciosidad de dieciocho años. No me iba a ver en otra. No volvería a sentir unos gemidos tan dulces, ni encontrarme con otro coño que se mojara tanto. Mi polla latía cómo el corazón de un caballo desbocado y me moría por meter en aquel coño estrechito. El glande de su clítoris salió en busca de mi boca y la encontró, lo lamí y chupé y se armó el belén. De su coño salió disparado un pequeño chorro de jugos, o de meo, no sé lo que fue, lo que sé es que a continuación comenzó caer sobre mi lengua una pequeña cascada de jugos espesos y con sabor agridulce. ¡Qué ricos estaban! Y que sensuales eran sus gemidos mientras se corría en mi boca.
Después de descargar volvió a su rostro su sonrisa angelical. Parecía frágil, pero engañaba, en su interior había fuego. Al ponerme en pie me cogió la polla, lamió el glande y me iba a hacer una mamada que acabaron por temblarme hasta los pelos del culo, y más cuando me metió un dedo dentro de él y me lo folló al tiempo que me mamaba el glande. En ese momento, si no me aparto le lleno la boca de leche, y no podía hacerlo, no podía correrme, si me corría tendría que irle al entierro a mi polla, ya que se me había acabado el viagra. Le cogí la video cámara y grabé sus tetas mientras se las magreaba con la otra mano. Las tenía duras. Cogió una y la quiso llevar a la boca pero no le llegaba, a lo que si le llegaba era al coño, y metió y sacó un dedo dentro de él mientras le mamé y le magree las tetas, que ella grabó después de quitarme la videocámara de la mano. Luego, me dio un toque con la palma de la mano en la frente, y me dijo:
-lie in the carpet (Échate en la alfombra.)
Me eché boca arriba. Me devolvió la video cámara y con ella grabé cómo cogía la polla en la mano, cómo la ponía en la entrada del coño y cómo se la clavaba hasta el fondo del coño. Gimiendo, dijo:
-Oh my god, is fuking good! (Oh dios mío, es jodidamente bueno.)
Grabé su pelvis moviéndose de atrás hacia delante y de adelante hacia atrás con mi polla dentro, una polla que resbalaba apretadita por sus paredes vaginales y me hacía sentir en el cielo. Grabé su linda cara sonriendo y gimiendo. Grabé su cabello rozando mi pecho. Grabé su boca acercándose a mí para besarme. Grabé sus labios, unos labios tan frescos cómo el agua del manantial que baja entre acacias, y grabé su boca diciendo:
-I love you dick (Amo tu polla.)
Estaba viviendo un sueño erótico. Todo su cuerpo invitaba a la lujuria… Al rozar mis labios su cuello, su mejilla, o al mamar sus tetas, su piel estaba tan caliente que quemaba. Deseaba que aquel polvo se eternizara cuando sentí su respiración acelerarse, sus gemidos de pre orgasmo, su pelvis moviéndose cada vez más aprisa. Grabé su cara de excitación. Ya no sonreía. Se mordió los labios, apretó las tetas, y con los ojos cerrados, me dijo:
-I´m cuming, daddy (Estoy llegando, papi.)
Le respondí:
-Me too (Yo también.)
Mirándome a los ojos, me dijo, en bajito y casi susurrando:
-Cum, cum, cum, cum, cum (Córrete, córrete, córrete, córrete.)
Me corrí. Al sentir mi leche, gimiendo y entre suspiros, dijo:
-I cum, daddy (Me corro, papi.)
Con la cabeza echada hacia atrás y gimiendo en bajito, se corrió cómo una bendita. Su coño encharcó mi polla y no me la dejó sacar hasta que se recuperó, luego lo que hizo fue chuparla llena de jugos para volver a ponerla dura y… ¡Sorpresa!, la puso. No me quedó más remedio que enseñarle unas cuantas cosas. Cosas guarras, cositas mías.
Quique