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La sobrina
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Tiempo de lectura: 10 minutos

Continuación del relato “Los tíos”. Tanto Pablo como yo aún nos mirábamos asombrados tratando de explicarnos la repentina decisión de nuestra sobrina Anita de pedirnos permiso para visitarnos y pasar unos días en la quinta que habíamos alquilado en Escobar. Más aún cuando nuestra relación con ella era casi nula, en realidad la habíamos vuelto a ver un par de veces desde nuestras vacaciones en conjunto con la familia de un en Miramar el verano pasado.

Y ahí estábamos en el jardín los tres tendidos en reposeras al lado de la pileta alrededor de la mesita de madera con la jarra de naranjada y los tres vasos, nosotros en malla y ella aún con la ropa que había llegado y apenas había tenido tiempo de sacarse la campera y tirar la mochila en el piso y dejar caer muerta de cansancio en la reposera sus 21 años.

Le preguntamos qué era lo que la había decidido a visitarlos, Ana tardó un poco antes de contestar, eso hizo que Pablo y yo nos mirarnos entre nosotros y con Ana.

Ana: Uds. saben que tanto Pablo como vos Mahia son mis tíos preferidos. Hacía bastante que quería venir pero no me decidía, en realidad desde hace un año, cuando volvimos de vacaciones, exactamente esto comenzó a rondar en mi mente desde que tuve la primer conversación con mi hermano Juan.

Pablo y yo nos imaginamos sobre qué había tratado esa charla, pero hasta donde Juan le había contado a su hermana lo que había pasado aquella noche en el hotel de la ruta, se lo preguntamos:

A: Bueno, en principio solo me contó como lo había excitado a él la situación de compartir la habitación y verlos a Uds. dos en ropa interior jugando alrededor de la cama, sabiendo que lo hacían para calentarlo, mientras él no sabía cómo disimular su erección que le salía por el costado del calzoncillo, y que a la vez quería que se la vieran, porque a vos tía te había visto varias veces mirándosela en la pileta de casa.

Pablo: Pero decime Anita, donde estaban Uds. cuando te contó lo que pasó esa noche?

Yo sabía porque Pablo le preguntaba esto, él se estaba imaginando como había reaccionado Ana al relato, cómo se lo contó Juan y qué hacía mientras lo contaba, lo sabía porque yo también trataba de imaginar la situación y cuanto más lo imaginaba más crecía mi calentura, no podía olvidar las palabras de Juan cuando nos dijo que si queríamos nos mandaba a su hermana. Esta aparición era lo que nos había prometido? Él la había convencido en venir y cómo lo había hecho?

A: Unos días después de las vacaciones yo ya estaba acostada en mi cuarto y Juan me pidió permiso para entrar, me dijo que tenía que contarme algo que había pasado en el hotel de la ruta y que me iba a gustar mucho, pero con la condición que me destapara, él se sentó a los pies de la cama, estaba solo con un slip, me recordó que yo siempre le había contado como me atraías vos tío, y que lo que tenía para contarme me iba a convenir destaparme. Es verdad, siempre me gustaste mucho Pablo y la idea era tentadora, Juan me había visto ya en bombacha, yo normalmente duermo en bombacha y con una musculosa y no quería perderme el relato, además a Juan se le notaba que estaba excitado, por el bulto en el slip, y eso también me tentó.

Mahia: Pero Uds. tienen relaciones?

A: No!!! Yo soy virgen, pero soy una pajera compulsiva y no me quería perder una historia que percibía me iba a dar pie a mucha paja, con decirte que en cuanto me destapé y separé las piernas Juan se quedó hipnotizado mirando el lamparón de flujo en mi bombacha gris, y la cabeza de la poronga para variar se le escapó por el costado del calzoncillo.

M: Dale contanos como siguió. Yo a todo esto me había pasado a la reposera de Pablo y disimuladamente con el codo le refregaba la pija que ya la tenía bastante parada de solo mirarle las tetas a la pendeja y con lo que le había confesado que siempre la había calentado.

A: Siguió en varias noches, porque no me contó todo junto, me hizo desear tipo Las mil y una noches, la primera noche comenzó con los preliminares para acostarse y después las sensaciones que fue teniendo a medida tía que te rozaba el culo con la pija y como le iba creciendo, sabiendo que vos no estabas dormida porque te sentía empujar para sentirla mejor, a pesar que todavía no le habías contado a Pablo lo que te estaba haciendo Juan. Y vos que sentías tía?

M: No me digas tía que me cuesta concentrarme, llamame Mahia, quiero pensar que no sos mi sobrina, así te cuento más con detalles, imagínate como estaba, habíamos pensado tanto con Pablo en esa situación, que ahora que había llegado y con tremenda poronga apoyada en el orto quería alargar la situación lo más posible, no solo empujaba sino que movía en círculos el culo para hacérsela parar más, mi culo ya estaba dilatado para tragársela. A vos no te pasaría?

A: No se Mahia. Así te gusta que te diga? A mí también me calienta más que parezcas otra mina, te digo no sé porque nunca tuve la pija de mi hermano en el orto, pero de solo imaginarla no sabés cómo estoy empapada. Quieren que se la muestre? Porque también me contó que estaban calentitos conmigo como yo con Uds. Pero se las muestro si Uds. se desvisten y Pablo te la apoya como lo hizo Juan, tantas veces me pajeé pensando en cómo la tenían los dos y como cogían no quiero perderme la oportunidad de mostrarles la paja que soy capaz de hacerme delante de Uds.

P: Pero mejor porque no vamos a nuestra pieza así estamos más cómodos y podemos vernos mejor?

A: Estaba por pedírtelo, pero me daba vergüenza.

Nos levantamos y nos acomodamos en la cama grande, Pablo y yo nos desvestimos uno al otro frente a la pendeja que no nos sacaba de encima la mirada de lujuria, solo nos dejamos la bombacha y el calzoncillo, cuando terminamos le preguntamos si la gustaba lo que veía.

A: Me encanta, me tienta, me enloquecen, no sé si concentrarme en el bulto de Pablo o en tu bombacha metida en la raja, me pasan tantas cosas por la cabeza…

M: No querés que te desvistamos nosotros?

A: ¡Nooo! No quiero ni que me rocen, solo mírenme mientras me saco el top, les gustan mis tetitas? Las chuparían? Y ahora el short que está empapado igual que la bombacha que me la dejo para que vean las manchas de mis acabadas, les gusta también mi conchita, conchita es una forma de decir, porque soy virgen de pija, pero como verán_ aquí corrió la bombacha y abrió las piernas separándose los labios mayores con dos dedos y apareció una hermosa vagina bien dilatada_ con todo lo que me he metido pensando en mi hermano y en Uds.!!! Y Uds. me pensaron mucho mientras cogían?

P: Ya te vamos a contar. Y tus tetas y tu concha nos encantan, mirá como se me puso!

A: La tenés hermosa, como me contó Juan, no sabés como me la metería. Aprovechá Mahia, ponete de costado para que te vea bien y dejá que Pablo te apoye la puntita en el ojete, y vos empezá a hacerle con el culo el jueguito que le hacías a mi hermano para que sufriera, guacha

M: Ah, me decís guacha, mirá que hago que Pablo te la apoye a vos!

A: No hace falta? Mirá como tengo ya metido dos dedos en mi culo como si estuviera sintiendo la de él.

Y parecía verdad que la tuviera, porque se había puesto de costado como yo, tenía los ojos cerrados, las mejillas coloradas por la calentura, se mordía los labios y mientras empujaba el culo para enterrarse más los dedos, la respiración se agitaba cada vez más.

P: Dale, sentí contando lo de tu hermano.

A: Me contaba que lo que más le calentaba era como vos le relatabas a Pablo lo que sentías apoyándote la pija de mi hermano empalada contra tu culo, de cómo te hacía gozar no solo lo grande y caliente que la tenía, sino el estar describiéndole a Pablo lo que sentías, le decías que sabías que él gozaba con tu placer, y vos te alimentabas a la vez del placer que a él le producía el verte gozar de cualquier manera, y no le importaba con quien lo hicieras, con él o con otro hombre o mujer. Aparte me decía que tu cara se reflejaba la lujuria porque le contabas todo esto mirándolo jadeante, y después de la misma manera giraste la cabeza y empezaste a contarle a Juan como a partir de esa noche lo ibas a hacer calentar en cualquier lado, que se la ibas a agarrar cada vez que pudieras, sobre todo cuando estuviera mi madre o yo presentes, no es cierto?

M: Sí, es verdad, le prometí que cuando estuviera mi hermana presente o vos le iba a pedir que mientras yo le amasaba la poronga por encima del pantalón hasta ponérsela bien al palo, las mirara y se imaginara que se la estaba tocando alguna de Uds., y se le pusiera como yo se la estoy poniendo ahora a Pablo, mirá…. Te gusta_ le dije mientras le hacía formar un tremendo bulto bajo el calzoncillo.

A: Sabés que me encanta, que se la chuparía como se la chupó mi hermano. Por favor sacala fuera de la bragueta que quiero ver cuando se la pajeas, igual que lo hiciste la otra vez a mi hermano en casa como le habías prometido?

M: Ah, te diste cuenta?

A: Sí, cuando estaban los dos detrás de la barra preparando los tragos, vi como movías un brazo y hacías que nos mirara a mamá y a mi mientras le hablabas al oído, que le decías guacha?

M: Le pedía que se las imaginara cogiendo con él, y cuando la tuviera bien parada se las mostrara, que Uds. se den cuenta, inclusive que si veía que le miraban el bulto, tratara de disimuladamente rozarlas y hasta apoyarlas. Yo no vi cuando paso al lado de tu vieja pero si cuando se quedó un rato detrás tuyo, se la sentiste?

A: Y cómo! Lo suficiente para mojarme, y también pude ver a mamá mirándole el bulto, claro que con la poronga que tiene mi hermano es muy difícil desviar la vista, pero después también se le acercó a mamá y se le puso detrás como para abrazarla haciéndole una broma y dándole un beso en la mejilla, primero ella intentó separarse sorprendida, claro se la debe haber clavado como a mí, pero después me llamó la atención que se dejó seguir abrazando.

M: Yo apostaba que mi hermana era tan puta como yo, y como vos, por eso se me ocurrió mandarlo para tentarlas, y ahora que sé que las dos se prenden voy a pensar con Pablo cómo calentarla a tu vieja con la pija del nene hasta que se enloquezca por tocársela.

A: Conmigo ya no tenés que hacer nada, vivo mojada solo pensando en tocársela

M: Y porque no lo haces, si él te lo debe pedir a cada rato?

A: Claro! Y hasta me la refriega cuando puede, pero quiero hacerlo y hacerme desear, quería gozar primero con lo que me contaba y necesitaba la versión de Uds., no fuera cosa que mi hermano estuviera inventando y me estuviera calentando al pedo. Se imaginan mi sufrimiento mientras me contaba había sacado la poronga del calzoncillo y se la estaba desesperado pajeando, en un momento se levantó y me la puso al lado de cara pidiéndome que se la chupe, pero le dije que volviera a su lugar mientras me enterraba tres dedos en la concha, le dije que no me lo pidiera más porque estaba muy caliente no iba a poder contenerme viéndole esa la pija así parada, y que mejor volviera a su lugar para seguir contándome.

P: Y que hizo tu hermano?

A: El hijo de puta se sacó el calzoncillo y se estiró en la cama con las piernas abiertas hacia mí para que yo pudiera admirar su poronga en toda su dimensión y me contó la sensación que tuvo cuando te empezó a meter la cabeza de la pija y estabas tan mojada que no solo no le costó nada meterla sino que se le resbaló en tu flujo tibio de tal manera que casi te entra entera de un saque, suerte que Pablo la tenía agarrada y estaba entusiasmado pajeándolo y refregándotela a vos por la concha y de vez en cuando te la apuntaba a ese culo hermoso que tenés y que me vuelve loca Mahia, a mí me gustaría tener ahora pija para apoyarte la cabeza en el orto y empujártela para irte abriendo y enterrártela hasta sentir mis pendejos contra tus nalgas.

M: Si seguís hablando me vas a hacer acabar guacha! Me encanta que me desees. Tanto te gusta mi culo? Es el único que te gusta o hay otros que quieras cogerte?

A: Ay! me da vergüenza… pero hay otro… el de mi vieja… es que de tanto pajearme pensando en vos, Uds. son tan parecidas, que empecé a mirarla para poder imaginarte mejor y de esa manera calentarme más rápido y poder pajearme delante de ella sin que se diera cuenta… bah! Creo que algunas veces se dio cuenta, porque se quedaba mirándome y se ponía colorada.

M: Quiere decir que se calentaba también, si debe ser tan puta como yo, cuando vaya a tu casa le voy a Hacer el mismo jueguito que le hago con tu hermano pero con vos. Querés!

A: Claro que sí me encantaría que lo hicieras, y ahora que lo imagino me gustaría que vos también participaras del trio, nunca los pensaste?

M: Muchas veces, no te olvides que de adolescentes dormíamos en la misma cama… y las dos escuchábamos a nuestros viejos garchar a la noche… las calenturas que nos agarrábamos!

A: Por eso se ponía colorada cuando me veía pajearme, dale contame tía qué hacían, que ahora me muero no solo por venir acá sino también por volver a casa y meterle la mano en la concha a tu hermana!

M: No, en otro momento. Mirá vos querías una pija para meterme? Acá la tenés una linda poronga de tu tío que está por reventar. Por qué no te sacás la bombachita y venís al medio entre nosotros y te pasas la pija de Pablo entre tus piernas y me la apoyás a mí como si fuera tuya.

A: Ay! No me tientes, por tu culo soy capaz de cualquier cosa!

M: Yo también deseo que lo hagas, por favor vení, cógeme nena…

Ana se sacó la bombacha y comenzó a gatear hacia nosotros con la mirada fija en mi culo, que yo lo había levantado y lo movía para seducirla, no soportaba que tardara tanto en llegar, en ese momento me di cuenta cuanto la deseaba a la pendeja, hasta qué punto me calentaba y me había calentado siempre, se parecía tanto a mi hermana! la deseaba casi más casi más que a su hermano. Pablo se corrió un poco y se estiró para hacerle un espacio a ella, Ana se acostó detrás mío, bien pegada y empujando con la pelvis, casi acabo al sentir su pubis contra mi culo y sus tetitas apoyadas en mi espalda, Pablo le separó las piernas y le metió la pija resbalando en el flujo entre los labios de su concha hasta llegar a apoyármela justo en el orto, en ese momento empujé intentando meterme por lo menos la cabeza, lo cual conseguí en parte, Ana comenzó a bombear como poseída mientras decía:

A: Ay! Maiha no sabés como me está poniendo ver la pija de tu marido empapada por mis flujos de tanto refregarme la concha contra el tronco, y ver como sobresale entre mis piernas como si fuera mía y yo te estuviera hundiendo la cabeza en ese ojete hermoso que tenés, hasta puedo sentir la presión que le estás haciendo en la pija con tu esfínter y sentir la leche que pugna por salir de los huevos que tengo apoyados en mi culo, tanto que me encantaría acariciarlos para ayudarlo a Pablo a acabar, pero quiero alargar esto que imaginé tantas veces.

P: A mí me encanta sentir tus pendejos contra mi culo cada vez que bombeas y tus tetas contra mi espalda, yo también quiero que esto no termine nunca, me gustaría que tuvieras una pija, porque ahora me doy cuenta que si fuera así no necesitaría más nada, y sería a vos a la que estaría pajeando todo el día, y chupándotela, por favor besame, quiero sentir tu lengua para poder imaginar mejor cuando me la metas en la concha, porque hoy me la vas a chupar, no es cierto, ya basta de pruebas y comprobaciones, hoy te vamos a recoger como a tu hermano, no es cierto preciosa?

A: Ay! Maiha creo que sí, que ya no tengo vuelta atrás, Pablo por favor sacásela del culo y cógeme a mí, y vos date vuelta que vas a ver lo que soy capaz de hacer con esta lengua!

Me di vuelta para contemplar la cara de lujuria de Ana, solo verla con los labios entreabiertos y asomándole la punta de la lengua punta entre ellos mientras se acercaba y alejaba lentamente hacia los míos haciéndome desear, me hizo olvidar que Pablo me había sacado la pija que tanto me gustaba y estaba tratando de meterla en la conchita virgen de Ana, la agarré por el cuello y traté de besarla, pero solo logré que ella con una sonrisa cargada de lujuria ladeara la cabeza de un lado a otro y apenas me rozara los labios con su lengua.

Por fin su lengua entró en mi boca y empezó a enredarse con la mía, yo estaba enloquecida con este beso empapado con nuestras salivas que chorreaban por nuestros cuellos y terminaban colgando en gotas en nuestros pezones. En un momento Ana se separó para mirar nuestras tetas ensalivadas y comenzó a refregar las suyas contra las mías, la boca entreabierta se dirigió a uno de mis pezones, cuando estaba llegando se ve que la cabeza de la pija de Pablo se le debe haber hundido en esa raja cuyo camino habían facilitado los consoladores de mi sobrina, porque ella desesperada se prendió a mi teta con tanta pasión, que le metí una de mis piernas entre las suyas le agarré las nalgas y comencé a cogérmela refregando nuestros clítoris contra los muslos.

El cuerpo de Ana serpenteaba entre el cuerpo de Pablo y el mío de una forma desesperada, su piel estaba tan caliente que tanto mi marido como yo nos aferrábamos uno al otro para aplastarnos contra ella deseando saciarla, volví a besarla con la misma pasión con que ella lo había hecho, llevados por el éxtasis que provocaba esta pendeja en ambos, mi lengua la penetró tan profundamente en la boca al mismo tiempo que lo hizo a pija de Pablo en su concha hasta los huevos, anunciando la acabada al unísono de los tres.

Cuando Ana pudo dejar de estremecerse por la acabada nos preguntó con una sonrisa hermosa:

A: Bueno tíos, pensemos cómo hacemos para organizar una caliente reunión de familia?

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