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La señora Eva, tercera aventura
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Después de lo acontecido en la sala de la señora Eva, las cosas estaban cobrando cada vez más color, la última vez que nos vimos, ella me había pedido que pasara temprano el jueves de la semana entrante, y así lo hice. Ese jueves temprano, caminaba rumbo a mi trabajo, y a la distancia observé a la señora Eva barriendo su calle. La señora Eva no llevaba su clásica bata, esa vez traía puesto ropa deportiva, una playera y un ajustado pants liso de color negro; que le marcaban exquisitamente sus gluteos, resaltaba su figura a pesar de sus 68 años. En ese instante, vi como su esposo salía de su casa y le ayudaba a la señora Eva recogiendo la basura de la calle, cuando me acerqué, la señora Eva me vió y disimuladamente me dio los buenos días, sus ojos me hicieron un gesto que intuí perfectamente como "Ahorita no se puede".

Me retiré de aquel sitio y me fui a trabajar. En la tarde, serían las 4 pm aproximadamente, justo cuando regresaba a comer a mi casa después de la jornada laboral, algo en mi interior me decía que volviera a pasar por la casa de la señora Eva, era una especie de intuición, un presentimiento de que en aquel jueves también se escribiría la historia. Caminé por la acera en donde se encontraba la casa de la señora Eva, a la distancia no vi a nadie afuera de su casa, cuando caminé justo por el frente de su domicilio, identifiqué la ventan abierta, y de pronto se escuchó un sonido de "shhh".

Era la señora Eva que me había visto pasar y me hablaba, rapidamente me detuve, y me dijo: "Espera un poco, estoy sola, mi esposo salió a medio día a un evento de excompañía de trabajo", entonces, ella miraba de reojo asegurándose que no hubiera algun testigo por la calle, y en cuanto vio un espacio, me dejó pasar a su casa. Ya estando adentro, comenzamos a besarnos apasionadamente, llevaba aún su pants negro liso, y mientras la besaba, le puse mis manos en su cintura y las baje a sus gluteos, que hermosas las tenía, me encantaban masajearlas, acariciarcelas, y a su vez nuestras bocas y lenguas se hacían una. Después de unos minutos, me dijo: "En 10 minutos pasas a la habitación del otra vez" y se retiró como a prepararme una sorpresa.

Estaba ansioso por que el reloj avanzara, ya me sentía algo excitado, y cumpliéndose el tiempo fui a aquella habitación a buscarla. Cuando llegué, mi excitación subió a lo doble, la señora Eva se habia puesto ropa íntima, se veía muy sensual, era una imagen completamente erótica, se había puesto una especie de tanga y braziere color amarillo con encaje en las orillas color negro, se veia hermosa, demasiado antojable. Estaba recostada sobre la cama, y me decía "ven, te necesito". En un acto repentino, me quite mis prendas de vestir, pantalon, camisa, zapatos, practicamente todo, solo deje mi calzoncillo boxer y me acosté sobre ella para besarla. La estuve besando intensamente, no solo en los labios, en su cuello, en sus mejillas, en sus hombros, en sus piernas. Lentamente le quite el brasiere y le empecé a chupar sus senos, eran dos montes jugosos, con aureolas marcadas y grandes, y pezones puntiagudos, se los estaba besando, chupando, con mi lengua saboreaba cada centímetro de la piel.

Ella jadeaba mientras le chupaba y besaba sus senos, mi boca se estaba dando tremendo festín en sus grandes pechos, bebi de ellos por alrededor de 7 minutos, cuando me dieron ganas de ver su vagina, bajé mi boca y con mi lengua mojaba su vientre, pasando cerca de su ombligo, y de las marcas que le habian dejado sus embarazos. Le bese su entrepierna por encima de su tanga, y vi que la excitación aumentaba exponencialmente en los dos, en ese momento, me dice: "Te tengo una sorpresa", y vi como bajó su bragas lentamente para mostrarme su vagina completamente depilada, me dijo que se había depilado para mi, me excitó demasiado verla así, mi pene se encontraba ya muy rigido y duro, y pare entonces ella me dijo "hazme lo que quieras", interné mi boca en su vagina, y comencé a besarsela, primeramente por la parte externa, luego, empecé a introducir mi lengua en ella y a revolotear en su interior, ella gemía de placer, le gustaba los movimientos que le hacia en su vagina con mi lengua y asi estuve por varios minutos, su vulva comenzó a lubricarse, completamente excitados los dos, decidí metersela, quería ya estar dentro de ella, quería atarragarle mi pene, quería sentirla, penetrarla, poseerla.

Y en ese instante, me hinqué y estando ella recostada y de frente, tome sus piernas y las llevé a mis hombros, la puse en posición patas arriba, para penetrarla desde ese ángulo, ella se veía sumisa, entregada completamente a mi acto, esperando que con mi vara comenzará a darle unas estocadas. Y así fue, comencé a meterle mi miembro duro, lentamente, cada centímetro que recibía de mi la señora Eva lo recibía con emoción, con ganas infinitas, también jadeaba, y el último tramo de mi pene se lo dejé ir con toda la fuerza.

Así empezó una descarga intensa, mi pene desencadenaba un mete- saca intenso en su vagina, la penetraba con intensidad, con fuerza, recuerdo que mis testiculos chocaban con su piel y emitían un sonido como de aplauso mientras le metia mi carne en su ser. La estaba haciendo mia, la señora Eva gemía cada vez más, se la atarragaba a diestra y siniestra, le estaba dando macanazos de mi carne hasta para llevar, de pronto, La señora Eva pronunció unas palabras que nunca imaginé que ella diría y que me excitaron todavía más, me dijo: "Siii mijo, cógeme, no pares, que rico siento", eso prendió mi vocabulario y le respondí: "¿Te gusta como te cojo?", a lo que ella respondío: "Siiii!, mucho, no me la saques por favor, no dejes de cogerme".

Estabamos a mil por hora, me estaba cogiendo a una mujer madura, casada, con un cuerpo que levantaba pasión y desencadenaba el erotismo. El mete – saca intenso de varios minutos, anunció nuestro primer orgasmo, ella llegó primero, y emitió un gemido intenso, yo sencillamente exploté en ella, dejé caer una lluvia de mi semen en su interior, la estaba mojando, y ella me decía: "Echamelos, depósitalos, vente en mi, quiero tu esencia en mi, quiero que me marques para siempre". Y así ocurrió, me vine en ella.

Nos recostamos un poco, y ella lloraba de emoción y me decia: "Nunca he sentido tan hermoso". Transcurrió alrededor de una medio hora, cuando me volvieron a dar ganas de hacerla mía, comencé a besarla nuevamente, y ella intuyó que quería seguir cogiéndomela, sencillamente, se dejó llevar, fue entonces, que la puse de perrito, en posición de cuatro patas, y comencé a metersela nuevamente, me encantaba esa posición, y ella, solo se entregaba a mi, mientras le meti mi pene desde ese ángulo, luego la recosté boca abajo, y le penetré su vagina desde esa posición mientras mi pelvis sentia sus nalgas, que sensación tan exquisita.

La señora Eva me estaba dando su cuerpo, se entregaba a mi por completo, después procedí en la posición de cuchara, ahora la penetraba de lado, y mis manos no dejaban de agasajarle sus senos, luego ella se montó en mi, comenzó a cabalgarme de frente, posteriormente, la penetré en la posición de misionero, mientras nos besabamos y mis manos se metian en sus gluteos, yo la penetraba intensamente, en esa posición llegamos a un segundo orgasmo, practicamente al mismo tiempo, era la segunda faena que nos hacia sentir vivos, era delicioso lo que viviamos.

De nueva cuenta nos pusimos a descansar un poco, confieso que para ese entonces ya me dolía el pene un poco, de tanto que la había penetrado, sin embargo, me sentía seguro de llegar a un tercer round, a un tercer palo como dicen muchos. Y si, la señora Eva accedió, decidió entergarse a mi nuevamente, en este tercer acto, esta vez, se recostó frente a mi, y con su mano encausó mi pene en su entrada, y comenzaba a restregarse en mi cuerpo, mientras mi falo se introducia en ella una y otra vez, al compas de su vaiven. Logramos llegar a un tercer orgasmo, le acababa de dar un tercer palo a la señora Eva, me abrazó intensamente llorando y me dijo: "Nunca había sentido cosa igual, hiciste estallar mi magia".

Quedamos exhaustos, pero bien complacidos, después de otra media hora, la señora Eva me indicó que era momento de que me retirara, por seguridad, que su esposo no tardaría en llegar, y que mas valía tener tiempo de sobra. Me despedía de ella con un beso intenso, y me dijo que pronto nos veriamos, cuando salía de su casa, ella me dijo: "Te amooo". Intenté salir despistadamente, por la ventana me percaté que estuviera poco transitada la calle, y así me retiré. Ya estando en mi casa, me dolía mucho el pene, demasiado, de tanto que se lo metí a la señora Eva, me dolía y a la vez eso me excitaba, practicamente me vació lo testículos. A decir verdad y sin pelos en la lengua, aquel jueves me la cogí como nadie tiene una idea, la saboree de pies a cabeza. En la noche de ese jueves, fui a la tienda de nuestra colonia a comprar unos viveres, a comprar algo de leche y pan, para mi sorpresa me encontré al esposo de la señora Eva comprando también algunos productos, me dio las buenas noches como acostumbramos en nuestro barrio. Me pareció algo extraño, al principio sentí remordimiento, pero después de vivir ese pasaje erótico con su esposa, pensé en mi: "Si este señor supiera que hace unas horas me estaba cogiendo a su mujer".

Continuará.

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