Era 1997, año complicado de mi vida. No me iba bien en la universidad, no tenía dinero, sentía que estaba en nada, sin proyecciones ni metas, trataba de no pensar en ello refugiándome en la juerga, la bebida, discotecas y amigos de medio pelo (con pocas excepciones).
Mi experiencia sexual se había limitado a algunas prostitutas y a miles de pajas producto de las miles de pornos que veía todas las semanas, incluyendo relatos que salían en las penthouse que compraba mi hermano.
Se me dio por pedirle trabajo a mi padre, un empresario de la construcción que estaba tratando de recuperarse de una estrepitosa caída en sus negocios, aun así no dudó en ayudarme. No tenía experiencia ni muchas habilidades, así que empecé como chofer y después como tramitador. Las personas que trabajaban ahí eran en su gran mayoría gente que solo veía su interés propio, iban porque les pagaban, pero en sus tareas no sudaban la camiseta. En fin, así estuve poco a poco hasta que pasó 6 meses.
Una de las manos derechas de mi padre necesitaba según él a un persona practicante en derecho para que haga seguimiento a los juicios que tenía la empresa (que eran varios), y no tuvo mejor idea que traer a su sobrina, una chica dos años mayor que yo (yo tenía 18) que estaba cerca de recibirse de abogada en una universidad pública. Igual al final también cumplía labores de secretaria.
Betty (que así se llamaba), una flaca de pelo negro, rostro delicado, y un cuerpo que se podía adivinar algunas curvas a pesar de que venía a trabajar bastante formal (blusa y sastre), la verdad no le tomé mucha atención las primeras semanas. Además tenía novio, y no sé si cursi o no, pero tenía su foto como retrato en su escritorio.
Para ese entonces yo me llevaba bien con Daniel, un tipo un poco mayor que yo que jugaba bien al fulbito (aquí le decimos así cuando se juega 5 vs 5) y hacíamos bromas a cada rato. Poco a poco Daniel se empezó a interesar bastante en ella, me hablaba que le gustaba bastante, incluso le coqueteaba y le invitaba dulces de la tienda, pero ella sin ser grosera mantenía la distancia.
Así fue pasando el tiempo hasta que parece ella terminó con su novio según me contó Daniel (con una cara de felicidad), y se notó en Betty un poco creo, ya que la notaba más seria que de costumbre. Y bueno, pasó un tiempito más y todo estaba como antes, Daniel seguía hablándome de ella y la seguía molestando, pero ella en las mismas, mantenía su distancia pero con un poco más de gracia, inclusive yo me metía y los molestaba, digamos que había mucho más confianza en las bromas, y comenzamos a interactuar más, no solo con ellos, con todos en el trabajo el ambiente era agradable a pesar de que seguía pensando lo mismo de la mayoría sobre que no se identificaban con la empresa (al final el tiempo me dio la razón).
Para esto, ya era verano y Betty dejó los sastres por minifaldas y vestidos enterizos que me hizo darme cuenta bien de sus atributos. Tenía senos de tamaño normal, cintura pequeña, pero lo mejor venía abajo, una ricas piernas que nacían de un culo 100, carnoso, paradito y recontra apetecible, realmente daban ganas de morderlo y enterrarse bien al fondo.
Y bueno pues, como que poco a poco Betty comenzó a charlar más conmigo, me buscaba para hacerme bromas, me preguntaba cosas, yo la molestaba como siempre, se reía bastante conmigo, me miraba más a los ojos. Comencé a notar más interés de lo normal, y yo sin provocarlo creo, aunque varias mujeres me han dicho que por mi forma de conversar pareciera que estuviera coqueteando, ya que sonrío mucho, hago bastantes bromas y tengo una mirada medio intimidante jajaja.
En fin, Daniel seguía con que le gustaba, inclusive me dijo que había logrado que le aceptara dar un paseo, y que ahí él se le declaró un poco y hasta trató de besarla según me dijo, pero ella muy amablemente lo seguía cortando, que no quería saber nada de relaciones, él la tenía en un altar por cómo me hablaba de Betty. Por otro lado, ella seguía sonriéndome y riéndose conmigo.
A mí la verdad, no me importaba nada la situación, Daniel era fiel a sus jefes que eran de los que yo desconfiaba bastante, así que no me daba pena en lo más mínimo que ella no le hiciera caso y se esté acercando a mi. Que sufra o no me tenía sin cuidado, y hasta me daban ganas de contarle lo que estaba percibiendo para que se le corte el rollo.
Hasta que una vez, un viernes yo iba a visitar a un amigo de la infancia, y resulta que vivía muy cerca a la casa de Betty, como me lo hizo saber ella hablando antes de terminar la jornada laboral. Es por eso que salió la idea de irnos juntos en el bus. Y pues en el camino ella se le notaba nerviosa a mi lado, digamos pues que parecía que la traía medio loquita. Cuando llegamos a su parada me ofrecí a acompañarla hasta su casa ya que no me costaba nada sabiendo donde era mi destino. Y así caminando ya totalmente de noche, ella ya me hablaba muy pegado, así que ya no quise darle más vueltas y la besé. Fue un beso corto, pero fue para el comienzo sin saberlo de la mejor época sexual de mi vida hasta ahora.
Los días siguientes actuamos como si nada, seguíamos en lo nuestro y el pobre de Daniel también. Después de un par de semanas volvimos a salir juntos y nos fuimos a pasear por un parque, ahí volvimos a besarnos aunque ella ya sentada en mis piernas.
Ella la mayoría de veces no se iba a su casa de frente, tenía que ir a la universidad a estudiar, así que en uno de esos días quedamos en encontrarnos en un centro comercial después de sus clases. A la hora pactada yo estuve esperando y esperando pero ella no llegaba, así que me fui medio molesto porque yo soy bien puntual y me gusta cumplir los compromisos, así que llamé a un amigo para ir por unas cervezas. Poco antes de encontrarme con él, recibo una llamada de Betty a mi celular, diciendo que la disculpe que la demoraron en sus clases que por favor para encontrarnos; yo le dije que no, que ya había hecho planes, pero ella insistía que ya estaba en el lugar que para explicarme de frente. Como no estaba lejos acepté y le dije que la esperaba donde estaba, no demoró ni 5 minutos.
Cuando la tuve al frente me comenzó a explicar y palabrear mil cosas, las cuales seguro eran ciertas, pero igual yo no tenía mucho humor, pero se me dio por ver qué pasaba al tenerla con tanto sentimiento de culpa. Así que la jalé hacia mí y la comencé a besar, pero no como las otras veces, ahora le introducía la lengua hasta la garganta, después la miré a los ojos y con mis manos comencé a masajear ese culazo que tenía, ufff verla así toda sumisa sonriéndome mientras la masajeaba, fue lo máximo. Lo apretaba con fuerza y metía mis dedos por su raja hasta donde el pantalón permitía, y ella me seguía pidiendo perdón sonriéndome. Ahí me di cuenta que era una perrita sumisa que podía hacerle de todo y mi imaginación comenzó a volar. Después de un rato, parece que ella pensó que me iba a quedar, pero enseguida le dije que me iba con mi amigo por unos tragos y que la veía en el trabajo; creo que se quedó medio en shock cuando me vio alejarme.
Pasaron los días, mi padre tuvo que hacer un viaje y me dejó el auto. A la hora de la salida, me ofrecí a acercarla al paradero. Pero después una vez dentro le dije para dar un paseo aprovechando la movilidad. Me estacioné mirando al mar cerca a mi casa, en un lugar poco concurrido y de poca luz. Ahí nos besamos y le comencé a meter mano, le agarré el rico culo, las tetas, y le comencé a sobar la almeja, hasta notar su humedad. Posteriormente le comencé a meter los dedos y ella gimiendo de lo lindo “ah ah ah” aunque con bajo volumen, hasta que no aguanté más, y saqué a la luz mi cipote. Le llevé la mano ahí y le dije que me masturbara suavecito, que rico sentir su manita que no cerraba del todo. Estuvimos un rato así hasta que probé suerte y le dije sin tapujos que se lo metiera a la boca. Ella me miró, me sonrió y comenzó a agacharse, hasta que sentí la humedad de sus labios y lengua, ah que delicia. Mientras lo hacía, pasé mi mano hasta la raja de su culo a pasarle el dedo, que rica sensación. No llegué a terminar, pero estaba contento. Nos acomodamos y le acerqué a un paradero.
Pasó otra semana, y pues a mi a veces se me da por quedarme en la oficina después de la jornada navegando en la PC (solo la PC ya que el internet aún era medio arcaico jajaja). Y para mi sorpresa, ella justo no tenía clases y se quedó en su escritorio también. Ya todos se habían ido por lo que vi en la ventana; pasó un rato y ella subió a ver lo que hacía. Yo sentado en lo mío y ella parada a lado mío con unos jeans apretados que le sentaban muy bien. Volteé y con mi mano comencé a pasarla suavemente por el culo y las piernas, me calenté rápidamente y me paré para meterle la lengua en su garganta y masajearla por todo el cuerpo, ella se dejaba hacer re contenta. Después la hice arrodillarse y me saqué la pija para que me la mamara. Ella lo comenzó a hacer con dedicación, ufff… que rica sensación, le tomaba la cabeza acompañando sus movimientos. De ahí la hice inclinarse en el escritorio le bajé los jeans con todo y calzón y se la ensarté hasta el fondo, estuve bombeando y ella gimiendo por un rato, pero no había luz de acabar por mi parte (ella lo hizo un par de veces), así que le dije para metérsela por el culito, pero ella se asustó y ahí si se puso fuerte, que no y que no, que en otra ocasión. Al final de nuevo quedó ahí ya que tocaron el timbre y sumando a la hora, decidimos ya irnos y dejarlo para otro momento.
A los pocos días, ya no esperé y la llevé a un hotel, barato pero en un buen distrito, y le hice casi de todo, me la chupó un rato, le quité la ropa casi desgarrándola, la puse como perra y le comencé a dar fuerte por la concha ah ah, gemía ella enterrando la cabeza en el colchón, hasta parecía que lloraba, de ahí la hice cabalgarme un buen rato, hasta que por fin sentí la corriente en toda la columna vertebral, pero antes quise sacarme el clavo y la hice arrodillar para que la chupara, y en segundos descargué todo en su garganta ah por la puta madre que delicia, ella tragaba y tragaba con dificultad ya que según me dijo salió un montón. Así como ese día lo repetimos un par de veces.
De ahí en los siguientes y con más confianza, en pleno horario de trabajo iba a su escritorio y viendo que no había nadie, me sacaba la verga y le decía que me la chupara, lo hacía temerosa pero con disciplina. Para esto, yo ya me había cansado de la misma charla que me daba Daniel sobre ella, así que un día no aguanté más y le dije que ya me la había tirado, que me la había mamado varias veces y que había terminado en su boca tragándose todo, que deje de pensar que era la virgen maría. Se quedó helado, callado, con una cara de cordero degollado increíble, como si se le hubiera muerto un familiar; al principio me sentí un poco mal pero después hasta me reía. Después de eso, iba donde Betty le metía el dedo en la almeja y regresaba donde Daniel para que huela jajaja, creo que me salió el diablo, pero al final parece que previendo como se iban a portar esa gente con la empresa, recibió su castigo por anticipado.
Al poco tiempo, nos mudamos a otro local, y las ratas de los trabajadores que hablaba, aprovecharon y fugaron para no volver, llevando y dejando tirado importante documentación de la que tuvimos que re analizar. Quedamos solo unos pocos, incluyendo a Betty.
Esos días se puso más salvaje la situación, ya que el nuevo local tenía ambientes discretos y sumando a que ya no había la cantidad de gente de antes, tenía mucho más libertad para hacerle de todo.
El primer día que nos quedamos solos, la ataqué. Vestía con un enterizo blanco fácil de enrollar, así que la levanté, le quité el calzón y sin decirle nada la senté encima de mí ambos en una silla, a follar como locos. La levantaba y la sentaba, sentía todo su calor interior en mi verga, entrando y saliendo y ella gimiendo entrecortado; estuvimos así un ratito ya que no sé porque ahora si sentía que se me vino rápido la leche, y comencé a descargar dentro de ella, ah… rico, al ratito ella se levantó y fue rápido al baño a limpiarse. Hasta ahora me parece increíble que no se haya embarazado después de las cientas de ensartadas que le pegué, ya que siempre lo hice sin preservativo.
Fue la locura, había meses en que lo hacíamos todos los días, generalmente como a mi me encantaba, ella como perrita o inclinada en el escritorio y yo bombeando desde atrás, viéndole el culaso rebotar contra mi vientre y mi verga entrando y saliendo de su concha, y cuando estaba a punto de terminar, la hacía arrodillarse para acabar en su boca, donde ella no desperdiciaba nada y se tragaba todo. La electricidad en mi espalda era un placer indescriptible mientras descargaba. Con ella tuve unas acabadas como nunca más tuve. No sé si les ha pasado, mientras descargaba sentía como si tuviera un nuevo orgasmo sin terminar el otro, y la cantidad de semen se incrementaba enormemente, llegando ella a atorarse por que la agarraba por sorpresa. Era algo brutal que me dejaba viendo estrellitas.
Cuando le daba la regla (menstruación), me sentaba en una silla y la hacía sentarse en el suelo, me bajaba el pantalón y trusa hasta los tobillos como le pedía y se ponía entre mis piernas para regalarme una mamada espectacular de 20 minutos. Me lamía el tronco y los huevos para después meterla en su boca e iniciar el sube y baja ufff jugando con el glande y su traviesa lengüita. Por su puesto que al final recibía toda mi corrida en su paladar para después tomársela todita mi leche sin desperdiciar una gota.
Algunas veces salíamos en el auto juntos a hacer una diligencia por el trabajo, y cuando entraba a la autopista me sacaba la verga del pantalón, la cogía del cuello y dirigía su cabeza hacia mi cipote. Sólo me sonreía nerviosa porque la podían ver, pero luego se la comía entera y comenzaba el sube y baja mientras yo manejaba, oh diablos, algunas veces casi choco por el placer, sentir esa lengua dando círculos por la cabeza mientras sus labios hacían presión en el tronco era de otro mundo. Luego en otras veces sólo le decía que me la saque y me la chupe bien rico, ella siempre sonriendo.
Otros días cuando sabía que no iba a venir nadie por un buen rato, le llevaba hasta un sofá que se encontraba más al fondo del inmueble, y la hacía cabalgarme delicioso, primero la sentaba y yo parado le hacía comerme la pija hasta dejarla bien durita, luego le quitaba el calzón, le remangaba la falda hasta su cintura y la hacía rebotar encima mío ah ah ah, Betty gemía delicioso hasta que acababa brutalmente apretando mi cuello dejándome sin aire. Normalmente ella acababa dos veces antes que yo, así que yo le seguía dando sin parar, y como siempre antes de terminar la hacía arrodillarse para recibir contenta mi semen en toda su boquita, ufff esas imágenes hacen que me ponga fierro.
Como ya dije, veía mucha porno, revistas y videos, y a ella le aplicaba todo lo que miraba (lo que me gustaba), se me volvió súper sumisa conmigo. Pero para esas ocasiones, prefería ir al hotel para estar más cómodo. Ahí fue cuando ya no le terminaba en la boca (bueno si un poco), sino en toda la carita, le bañaba el rostro, ojos, labios, nariz, ya dejaba llena de leche y después terminaba de limpiar mi pija con la lengua.
También en el hotel fue la vez cuando le estrené el delicioso culito que tenía, aunque me pasé un poco de bruto, se la metí solo lubricado con saliva, y ella sufría mucho, pero yo sólo estaba enfocado en mi placer, sentir lo apretado de su rico culo y ella gritando fue todo. Le daba sin piedad, la cogía de los hombros haciendo rebotar esos deliciosos cachetes; ella diciendo “más despacio por favooor” o “me estás rompiendo” mientras arqueaba la espalda resaltando mas su delicioso trasero, ay mi Dios pero que delicia recordar esos embates, dándole y dándole hasta que no aguantando más y con el corrientaso en la espalda, comenzaba a terminar chorros y chorros de semen en el interior de su recto. Al sacarlo, lo veía abierto y rojito chorreando leche, creo que hasta latía un poco jajaja, uf.
Como lamento no haber insistido para hacer un trío hmh (una de mis fantasías es hacer una doble penetración), alguna vez se lo dije y sólo me miraba divertida. Es que no tenía a nadie de confianza cerca en ese momento.
Así estuvimos como 6 meses más, hasta que ella recibió otra oferta laboral más acorde con su carrera. Y desde que se fue, ya no lo hacíamos seguido, pero me las ingeniaba para seguir yendo al hotel, inclusive en su nueva oficina me hizo visitarla, y parece que ya lo había planeado porque no había nadie cuando llegué; por supuesto que lo primero que hice fue inclinarla sobre el escritorio de su jefe, arrimarle el calzón y ensartarla hasta el fondo, bombeando y bombeando un buen rato y ella conteniendo el gemido ya que había otras oficinas en el mismo piso, para después como siempre ella misma sabiendo su rol, se arrodillaba y abría su boquita para recibir toda la leche que quería uff… tragando y tragando mientras yo me tenía que apoyar en la silla para no caerme del placer que sentía.
Y bueno, estuvimos en esa rutina unos meses más, pero pasó lo que tenía que pasar. Se comenzó a enamorar fuerte, comenzó a decirme primero “te quiero” y después “te amo”, comenzó a hacerme escenas de celos y reclamar mi desamor, hasta me presentó a sus mejores amigos y me llevó a una fiesta de una prima. Yo la verdad, quise enamorarme, traté desde lo más hondo de mi corazón ya que era una chica encantadora, pero no era lo mío en ese momento, lo mío era sexo, sexo y más sexo, no podía evitarlo, no pensaba en nada más que en romperle el culo cuando estaba con ella. Me dio mucha pena pero yo no era de acabar relaciones, se lo dejé a ella.
Por suerte no lo hizo pronto, aguantó unos meses más a ver si cambiaba, pero yo seguía en lo mío, a tirármela en donde sea. Seguíamos yendo al hotel, cuando había tiempo, y la seguía poniendo como perra y dándole por la concha o por el culo hasta hacerla llorar, llenándola de mi semen por los tres agujeros.
Para ese entonces comencé a salir con un par de flacas como preparándome para tiempos de escasez, y dicho y hecho, esta vez le ganó la dignidad y ya no volvió a llamarme. Me las tiraba y tenía buen sexo, pero no alcanzaba lo que sentía cuando le rompía los agujeros a la secre.
Después de 1 mes me llamó para saber cómo estaba y me dijo que la llamara al día siguiente. No lo hice, ya no quería hacerle daño, y esta vez ya no volví a saber nada de ella.
Muchos años después supe que consiguió un excelente cargo en el poder judicial y ya tiene 2 hijos.
Yo ya estoy casado y con hijo, pero aún sigo masturbándome pensando en las culeadas apocalípticas que le metía a la secre de la empresa.
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Hola que tal a todos, mi nombre es Javier y me he animado a subir por primera vez un relato, el cual es 100% de mi autoría, y lo mejor, es 100% real. Disculpen la redacción y ortografía, no sean tan duros. Espero les haya gustado.