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La rubia del concierto: 20 minutos de placer
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Cuando tuve esta única experiencia, debía tener alrededor de unos 34 años y me encontraba a solas con más de 20 mil personas en un anfiteatro de esta ciudad de la cual era un nuevo residente. Como no tenía amigos ni mucho que hacer en mis horas libres, ese mismo día decidí ir a ver el concierto de un grupo de rock en español que era y sigue siendo popular en estos días.

Conseguí un boleto en las primeras líneas, las cuales eran sillas separadas y puestas en un área donde descendía el nivel del resto del anfiteatro. Vi llegar a este grupo de chicas y se sentaron a la par mía, pues era el lugar que les correspondía. Todas se miraban muy atractivas y en segundos habían llenado de dulzura ese espacio con la delicia de sus perfumes. Yo disfrutaba de una cerveza, pues durante todo el concierto pasaban vendiéndolas y como había llegado en taxi, pues había decidido en consumir algunas cuantas. Las chicas a la par mía también comenzaron a tomar desde mucho antes que comenzara el concierto.

La que se encontraba a la par mía era una chica de cabello rubio y de piel de tez clara. Tenía bonito rostro y llevaba una blusa con un pequeño chaleco sin mangas que le dejaba ver unos brillantes en su ombligo. Su pantalón era uno de licra de color negro y siempre he creído que si una chica usa este tipo de pantalón es porque sabe que tiene bonita figura para mostrar cada detalle de su cuerpo y también siempre he imaginado que no usan bragas, pues regularmente con una prenda así de delgada, se le notarían los relieves de su prenda íntima. Intentamos cruzar alguna palabra, pero el bullicio era tan intenso que se nos fue imposible entender lo que decíamos. Comenzaron a hacer el anuncio de la presentación de la banda y a la vez los de seguridad comenzaron a doblar todas las sillas y las quitaron del lugar, así que todos quedábamos en pie.

Tenía sentido, pues era la zona que estaba nivelada y los que están al frente llegan no solo a escuchar a la banda, se ponen a bailar como lo que lógicamente ocurrió aquella noche. Pensé que la chica que estaba a la par mía había llegado con el grupo de chicas con las que entró, pero creo que al igual que yo, había llegado a solas. Por un momento la vi bailando entre las mismas mujeres y en ocasiones con algunos otros chicos.

Media hora entrado en el concierto, la veo aparecer y me toma la cerveza que tengo en mi mano y comienza a beber de ella. Me dice algo, pero no le entiendo y solo me sonríe y se pone a bailar frente de mi y veo como sacude ese rico y redondo trasero que tiene. A medida que pasa el tiempo, los que están en las sillas del anfiteatro comienzan a bajar y poco a poco se nos reduce el espacio. Yo me quedo en una esquina, pues la mayoría opta por acercarse al escenario y donde me encuentro todavía hay aire para respirar. La chica del cabello rubio y suculento trasero sigue bailando a ritmo de rock, pero cada vez se va pegando a mí debido a que el espacio se reduce.

Yo estoy con unos pantalones casuales de tela delgada y esta chica va arrimando su rico culo y me lo va restregando donde mi paquete se ve restringido. Al principio pienso que es solo un accidente debido a la conglomeración, pero luego es evidente que lo hace adrede para excitarme. Llega el punto donde me toma de los brazos y me los pone en su cintura y ella sigue moviendo su trasero y sé que siente que mi amigo del piso de abajo se ha despertado.

Ella está tan pegada a mí y da vuelta y me invita a un beso. Le beso los labios y continúo besándole el cuello. Huele rico su cabello y me gusta sentir su piel transpirada. Ella me lleva las manos que posan en su cintura y me invita a que le invada su sexo sobre su pantalón de licra. La música suena a grandes decibeles y la gente baila a lo loco y no sé si la gente o alguien pone atención de lo que pasa por esta esquina. Le he sobado su parte íntima por sobre la licra y luego le invado directamente sobre su piel insertando mi mano derecha en su pantalón.

Al pasar por su monte venus, este se sentía sin vello alguno y me deslicé en su piel tersa hasta sentir la humedad de su conchita. Llevaba una toalla femenina delgada pero no llevaba bragas. Mis dedos comenzaron a masajear su conchita, y de vez en cuando besaba su cuello, pero la mayoría de las veces estaba a la expectativa por si alguien de seguridad o cualquier persona que le llamáramos la atención. Como vi que todo el mundo estaba más concentrado y perdido en los decibeles del concierto, comencé a meterle dos dedos en una conchita que se sentía apretada y súper lubricada. Se le debilitaron las piernas cuando le llegó el orgasmo, pues pareció que abría más las piernas como queriendo hacer ese movimiento de un vaivén en la faena de una buena follada. La chica del cabello rubio solamente cerró los ojos y fruncía los labios que disfrutaban un orgasmo mientras escuchaba a su banda de rock favorita con la misma euforia de más de 20 mil personas.

Pensé que eso era todo, pero esta chica se dio vuelta y nos dimos un profundo y largo beso. Me decía algo, pero fue difícil entender… nunca supe lo que dijo. De repente mientras me abrazaba sentí como me bajó el cierre del pantalón y se había encargado de liberar a mi amigo del piso de abajo. Me masajeaba la verga mientras nos besábamos y pensé que solo me la iba a pajear. Con toda aquella gente alrededor, se puso de rodillas y me comenzó a dar un rico oral al cual no pude resistir evadir. Siempre he sido un tanto tímido y no me creo un exhibicionista que inclusive se me hizo un tanto extraño e incómodo hacer un trío con dos mujeres a la vez. Siempre he pensado que el sexo es solo de dos y esa intimidad creo que la disfruto con solo una persona en la intimidad de una habitación. Esto de vivir esta experiencia ha sido la única, donde me atreví o me dejé llevar por la emoción del momento.

Aquella situación a la vez me ponía tenso, pensando que toda la gente nos estaba mirando. A esta chica no le importaba nada de aquello, ella me seguía chupando el falo mientras de vez en cuando me lo pajeaba y sé que algunas chicas miraban lo que esta linda mujer y yo estábamos haciendo. No pude anunciarle que me venía y solo le tomé la cabeza para no llenarle el rostro con mi corrida y que todo le quedara en la boca. Hice ese movimiento de un vaivén cuando le invadía su boca y solo podía sentir sus pequeños dientes que intentaban no lastimarme con mis embestidas. Me corrí en su boca y ella de una pequeña cartera sacó un pañuelo y se limpió alrededor de sus labios y con el mismo me limpió el falo.

Se había tragado todo mi esperma y aunque no vi la cantidad de mi descarga, sabía que había sido abundante, sentí al menos cuatro empujones de mis testículos empujar con mucha presión aquel líquido blanco. Tomó el vaso de cerveza y con unos cuantos tragos bajó la evidencia de mi corrida. Me volvió a dar una dulce sonrisa y me besó de nuevo y nuestras lenguas se habían enredado. En aquel beso todavía podía sentir el olor de mi corrida, mezclado con el olor de la cerveza. Pensé que al terminar el concierto terminaríamos en algún hotel, pero se desapareció de mi vista y nunca la volví a ver. Sentía que las chicas cerca de mí no dejaban de mirarme y para mitigar aquella sensación me tomé tres vasos de cerveza y me perdí en la muchedumbre cerca del escenario.

Quizá la experiencia más incómoda sexualmente que haya vivido. Tuve una donde a una chica de Nicaragua que también conocía en ese vuelo, le masturbé hasta que vio la gloria de un orgasmo y ella me dio un oral debajo de una manta de franela que nos proveyó la moza de vuelo. Fue algo incómodo también, pero teníamos más intimidad. Su nombre era Magaly y con ella si terminamos en la habitación del hotel donde ella era parte de la gerencia. Esto del concierto fue al aire libre y sé que muchos nos vieron más que todo cuando esta linda mujer de quien no conocí ni su nombre me estaba dando una rica mamada. Recuerdo ese lindo rostro con sus cabellos quebrados y rubios y ver cómo me veía cuando ella me estaba dando tan rica mamada. Me la hubiese querido follar y más que todo darle por ese lindo trasero, pero el destino se había limitado a solo eso y eso es solamente un bonito recuerdo. Todavía me llega ese olor de su conchita cuando me olía los dedos.

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