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La reunión (capítulo I)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Mientras miraba el salón, notaba como este tipo de ambiente cada vez me gustaba más, reuniones con amigos, con música, tragos y risas, pero aun así, seguía siendo un agradable. Mi esposa llegó tomada de mi mano, al saludar a Óscar y Natalia, como siempre, pude notar lo bellas que son nuestras mujeres, mientras Alejandra vestía una falda moderna, junto a unos tacones elegantes, Natalia a pesar de vestir holgada y con pantalones anchos, no dejaba de verse sexy.

-Vengan, pasen. Estamos esperando a Carla y Santiago, unos compañeros antiguos de la universidad, ¿Los recuerdas Richard?

-Si, claro. -Respondí- aún no paso creer que esos dos estén juntos, con ese tipo de personalidades. Mientras nos sentamos en su la sala de estar, Oscar se ríe y recuerda.

-Yo tampoco lo sé, Carla siempre ha sido una mujer tan extrovertida y ha disfrutado tanto de la lujuria que imaginar a Santiago en esa situación, siendo tan tranquilo me despierta interés, pero como te digo, deben estar por llegar, hoy quizás podamos averiguarlo -dijo Óscar con una sonrisa interesada en su rostro-.

Mientras Alejandra y Natalia conversaban sobre nuestros trabajos, Carla y Santiago ya tocaban el timbre de la puerta, Carla no había cambiado absolutamente nada, seguía teniendo la misma cintura delgada, unos senos ahora más grandes y un culo que no podía ser más simétrico y jugoso, Santiago de manera sorprendente se veía muy bien, a sus 38 años parecía de 30, -vaya vida relajada deben llevar estos dos- dije a Alejandra, que no quitaba la vista de los nuevos invitados, no la culpo se veían muy bien.

Carla haciendo un gesto de claro aburrimiento dice. -Vamos a jugar yo nunca, pero esta vez no solo basta con beber si lo has hecho, sino que tienes que describirlo.

-Al fin algo bueno -dijo sorprendentemente para Óscar y para mí Santiago.

-Ok, parece divertido – sin esperarlo dice Alejandra.

-Ok, yo nunca he estado pensando en mí pareja mientras estoy en el trabajo -comenzó Carla-. Todos bebimos

-Yo nunca he bebido y me emborrachaso antes de ir al trabajo -dije-. Todos bebieron y así continuó el juego de manera tribal, hasta que todos quedamos anonadados con Santiago.

-Yo nunca he tenido sexo delante de otras personas. Ese giro del juego fue tan inesperado que todos nos miramos incrédulos, pero lo aceptamos al estar ya con varias cervezas en el organismo. Lo que no me esperaba, era que Santiago bebiera, y que Alejandra también, Natalia, Oscar y yo no podíamos estás más sorprendidos, sobre todo porque noté la cara de interés que le clavó Carla a mi mujer.

-A ver, ahora tienes que contar.

-Carla, no creo que sea apropiado -dijo Alejandra mientras sonreía.

-Un juego es un juego -Dijo Santiago mientras no cabía más incomodidad en mi ser-. Alejandra me miró buscando mi aprobación y la verdad, era peor decirle que dejáramos de jugar.

-Bien, estamos en confianza, antes de conocer a Richard salía con un muchacho italiano que estaba de intercambio un día mientras estaba en su auto hundiendo mi rostro en su pene castigando mi garganta -¿Qué es esto? Alejandra no es que sea una santa, pero no había imaginado que pudiera hablar así frente a otras personas- me levantó la cara de su pene halando mi pelo y me dijo que volteara la mirada, cuando vi, en la ventana del carro estaban dos de sus amigos viendo todo, en ese momento me sentí incomoda, pero cuando me volvió a tomar del pelo, me escupió la boca y me siguió taladrando la garganta, mi culo estaba comenzando a ser manoseado por sus amigos, hasta que sentí que habían comenzado a acabarme en las nalgas, esa sensación de semen caliente e inesperado me excitó tanto que comencé a comerle el pene a mi novio con tanta agresividad que sentí que empezaba a acabar, antes de que lo hiciera volteé mi mirada, vi a sus dos amigos con los ojos abiertos mientras Armando me llenaba la cara de semen.

Óscar no sabía que hacer, sentía incomodidad ajena, Natalia a pesar de prestar especial atención al relato de Alejandra, volteó a mirarme con sensación de alguien que mira con lástima, Santiago y Carla no dejaban de clavar su mirada en Alejandra, mientras ella dijo que iba por más cervezas, yo sólo pude ver qué todos centraban su atención en mi.

-Bueno, al menos ya no estamos aburridos, dije con un nudo en el estómago.

Continuará.

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