Todo sucedió en la ciudad de Morelia Michoacán, yo soy un joven alto de 1.82, moreno claro, atlético, ojos color café, cabello castaño, tengo un pene de 18 cm, nalgón. Bueno, todo comenzó cuando andaba buscando un gym y pues no contaba con mucho dinero y un día caminando por la calle del panteón municipal me encontré con un volante de un gym que estaba muy económico.
Fui, pregunté y me inscribí. Al día siguiente ya iba a entrenar, no era un gym muy completo, era muy hechizo pero, por lo barato que era no se podía pedir más. Iban más hombres que mujeres y las que iban eran viejas o rayaban en lo putas y yo soy reservado, solo iba a lo mío y me retiraba a mi casa.
Unos días después llegó una señora que estaba en sus 30's, bajita como de 1.60, morenita, cabello cortito como de hombre, pero con el fleco hasta el cuello, guapa, con una tetas pequeñas, pero, con un culo ufff riquísimo, grande y muy redondo, y con sus leggings se marcaba una vagina deliciosa.
Al principio nos veíamos y era el típico saludo de cejas, pero al pasar del tiempo coincidíamos en aparatos y los dos traíamos prisa y se notaba que no nos tragábamos. Un día coincidimos platicando en el típico grupito de los que se juntan en el gym y un día se me acercó y me preguntó “¿Te gusta el pan?” A lo que yo con cara de maman y sacado de onda le dije “pues… Si” y empezamos a platicar un poco más, todo en plan de amigos.
Un día me pasó su whatsapp y platicábamos de puras tonterías y del día a día. Un día quedamos en ir a comer y se llegó el día, ella iba con un vestido rojo, escotado de la espalda, en tacones, se veía muy bien. Llegamos y después de comer y un par de cervezas decidimos ir a un bar a plaza modelo para ser más precisos, donde tomamos una tras otra y después de un rato nos besamos, ya los dos entonados y llenos de ganas decidimos ir a su casa.
En el carro mientras ella manejaba yo iba jugando con su vagina toda mojada y rica. Llegamos a su casa, se me aventó a su sillón, me besó riquísimo, yo jugaba con su enorme culo y su tanga de hilo dental roja, hasta que me llevó a su cuarto y nos desnudamos por completo tal era nuestra calentura, que le penetré sin más, ella no tardó mucho en venirse y apretarme la verga con su vagina, la volteé y le abrí su culazo y le lamí el ano deliciosamente, la puse de perrito le penetré su rica vagina, cogíamos riquísimo, hasta que terminamos los dos.
En esa plática de cama ella acostada encima de mí me reveló que es casada y que tiene una hija, yo sin saber me había cumplido una fantasía, cogerme a una casada y vaya que muy rica, seguimos viéndonos, donde prácticamente cogimos por dos años, hasta que nos distanciamos…