En este relato, cuento la vez que tuve sexo por primera vez con otro hombre. Yo siempre había tenido sexo con mujeres y nunca había tenido en mente tenerlo con hombres.
Me gustan, me encantan y me fascinan las mujeres por muchas cosas. Aunque me gusta leer relatos de sexo entre parejas hetero, transexuales, gay y bisexuales.
El día que tuve sexo por primera vez con un hombre, se trataba de un amigo que recién había conocido, fue cuando fui a su casa a dejarle un pedido de tarjetas de presentación que me había pedido.
Después de qué las revisó y dio su visto bueno, platicamos por varios minutos de diferentes temas, hasta llegar al sexo. Me preguntó si había tenido sexo o algún acercamiento con otro hombre, a lo cual le respondí que no. Soy Buga (sinónimo de hetero) y me gustan las mujeres, por la suavidad de su piel, por sus curvas, sus tetas redondas duras y suaves al igual que sus nalgas.
El me respondió: la verga (sinónimo de polla) también tiene curvas y está suave al igual que los webos (testículos).
A cada respuesta mía diciendo que no me interesa nada con hombres, el me daba una respuesta a favor del sexo gay.
Con esta plática, poco a poco me fui calentando como hacía tiempo que no lo hacía.
Ya no recordaba tener una erección en la que me doliera la verga de lo dura y tiesa que la tenía, queriendo salir del pantalón.
Con la conversación que teníamos, poco a poco me fue llevando a donde él quería.
Yo trataba de qué no se me notará que me estaba excitando, y no sé si lo logré o él se sintió muy seguro de tenerme enganchado. Sin más se levantó y me tendió la mano y me dijo vamos a mi recámara. No puedo explicar por qué me levanté y le di la mano.
Tirando por mí, me hizo ir delante de él. Me tomó por la cintura pegando mi trasero a su pelvis y así unidos me llevó a su cama.
Entrando me puso frente a él, me besó la cara y cuando llegó a mis labios, quedé sorprendido sin saber qué hacer. No sabía que era lo que yo sentía aparte de excitación. No supe qué hacer cuando puso sus labios sobre los míos.
Sin saber porque, abrí la boca y el me dio un beso bien plantado. Metió su lengua y la frotó contra la mía.
De momento sentí asco de tener la lengua de otro hombre dentro de mi boca, y al mismo tiempo sentía el morbo y mezcla de placer y excitación al ser besado por un hombre.
Así de pie uno frente al otro con las bocas y lenguas unidas, me fue desvistiendo. Yo me encontraba en un letargo de placer y solo me dejaba hacer, sentía sus dedos recorrer mi espalda mientras su lengua recorría mis dientes, sintiendo su verga dura dentro de su pantalón pegada a mi pubis.
Su aliento me quemaba, yo estaba que me derretía, cuando sentí como mi pantalón cayó a mis tobillos. Me quedé solo con una tanga blanca.
No me di cuenta en qué momento se bajó junto con su bikini el suyo quedando con la verga bien erecta. Me hizo darle la espalda y me pegó a él, en ese momento, puso su verga en la unión de mis nalgas y piernas, sobre la tela de mi tanga, y pude sentir su dureza y calor, pero lo que más pude sentir fue el tamaño enorme que tiene.
Mientras me besaba la comisura de los labios, cuello y parte alta de la espalda, una mano me pellizcaba los pezones y con la otra dentro de la tanga me agarraba la verga bien parada. Me decía: que ricas nalgas tienes, siente como me tienen estas ricuras mientras me frotaba su verga entre las piernas y nalgas, yo no sabía qué hacer, solo me dejaba llevar.
En un momento de escasa lucidez quise separarme, vestirme e irme, pero por otro lado quería sentir más de ese placer morboso, solo atiné a decirle que no, que ya me iba.
El riéndose, me volvió de frente a él y me dijo tú quieres probar esta y señaló su enorme verga, la cual por primera vez vi. Era de piel color apuñonada, con un glande que parece punta de flecha no muy grande. Después del glande el tronco es algo más grueso que el resto del tronco, debía de medir unos 19 o 20 centímetros. Tan solo ver ese monstruo me quedé hipnotizado y solo puede alzar la mano hacia su verga y por primera vez toqué una polla ajena.
Yo pensaba, esto no me va a entrar y si lo mete me va a partir el culo por la mitad.
Me dijo sin sentarse, termina de quitarte los pantalones, calcetines y zapatos, y cuando me inclino para sacarme todo lo que me indicó, sentí como me puso la punta de su verga en la entrada de mi culo, sobre la tela de mi tanga, sentía como si quisiera meterla con todo y tela, notaba como su líquido pre seminal mojaba la tela.
Cuando terminé y me levanté, el seguía con su verga en la misma posición y me decía en el oído: después de esta noche tú sólo vas a venir a que te vuelva a coger.
Me acostó boca arriba en su cama y el encima de mí, empezando a besarme por la cara, boca, orejas, cuello, pecho, tetillas y estómago, hasta llegar al elástico de la tanga, la cual bajo dejando mi verga bien parada. Me sacó la tanga, y abriéndome de piernas se coloca entre ellas. Sin tocar mi verga con sus manos la metió en su boca y me dio una de las mejores mamadas que recuerdo.
Fue bajando hasta llegar a mis pelotas las cuales metió una por una succionándolas, bajó luego por el perineo pasando su lengua y mordisquearlo hasta llegar al ano. Ahí metió la lengua en mi culo, lo saboreo, lo disfrutó y penetró con su lengua.
Yo me sentía entre nubes ya que todo era nuevo para mí, y es que ninguna mujer me hizo nunca algo así.
Se incorporó sentándose sobre mi pecho, puso su verga frente a mi boca, yo quise negarme, pero algo que ni yo mismo entiendo hizo que abriera la boca. La metió y me dijo que la chupara.
Primero fue un mete y saca despacito, para poco a poco ir incrementando la velocidad, e ir metiéndola toda. La primera estocada me hizo tener arcadas y tuve que limitar la profundidad con mis manos en sus caderas. Se retiró y vi cómo se colocaba el condón. Tomó un tubo de lubricante poniéndose a todo lo largo de su verga.
Yo miraba como hipnotizado. Me hizo volverme boca abajo y puso también lubricante en mi culo al tiempo en que metía un dedo, luego dos y tres. Me hizo volverme y puso mis piernas sobre sus hombros, nos veíamos mutuamente mientras puso su glande en la entrada de mi culo y me dijo ábrete las nalgas para que entre más fácil.
Así lo hice. Con el primer empuje que dio entró todo su glande. Yo di un brinco acompañado de un grito de dolor, a lo cual me dijo flojito y cooperando, dio otro empuje y entró la mitad, yo sentía dolor y limitaba su empuje con las manos.
Hizo el mete y saca despacito, estando así durante un rato. Cuando vio que ya no sentía molestias dio otro empuje y me la metió toda, quise zafarme, pero me tenía bien agarrado. Se quedó quieto un rato, mientras me decía: que rico culo tienes. ¿Está bien apretado y caliente, siente mi verga dentro de ti, sientes? ¿Me preguntó varias veces y me decía te gusta? Yo no contestaba solo veía la cara de placer que tenía y nuevamente empezó el mete y saca despacito. Me decía siéntelo, disfrútalo y gózalo.
Fue incrementando el movimiento y velocidad hasta que dejé de sentir dolor, solo sentía una pequeña molestia por decir placentera.
Cambiamos de posición y quedé montado en él, a lo cual me dijo mueve las nalgas y llevé el ritmo, mientras él me agarraba de las nalgas y me daba unos golpes en ellas. El primero me tomo por sorpresa y me molestó un poco y sin darme tiempo a decir algo me dio el segundo, tercero y así. No puedo decir que sentía con cada nalgada, pero dejó de molestarme.
Cuando se cansó de cogerme así, me hizo poner a 4 patas quedando de perrito sobre la cama.
Así me dio unas cogidas profundas y rápidas, mientras me daba nalgadas, a la vez que me preguntaba ¿te gusta? ¿te gusta cómo te estoy cogiendo? ¿Te gusta cómo te meto la verga?
Yo no decía nada, solo me dejaba llevar por el momento.
Me puso otra vez con las piernas en sus hombros y me cogió no sé por cuánto tiempo, minutos u horas, a mí se me hizo una eternidad. De repente sentí como aceleró el movimiento y me dijo me vengo, me vengo.
Pude ver su cara mientras se venía dentro de mí, eyaculando el esperma en el condón.
Cuando acabó y una vez se recuperó, se salió de mi culo, se quitó el condón, y yo me limpié los restos de lubricante.
Nos recostamos y me pidió que pusiera la mitad de mi cuerpo sobre la mitad del suyo y que lo abrazara mientras el con una mano me agarraba una nalga.
Después de unos minutos me levanté y me vestí. Mientras él, se ponía una bata y me acompañaba a la salida.
En plena puerta, estando en el pasillo, me agarra de una nalga, me atrae hacía a él, me da un beso y me dice te hablo, y cerró la puerta.
Durante la siguiente semana solo de recordar la cogida que me dio, me hacía tener una erección, y por consecuencia me desquitaba con mi esposa. Llegó el momento en que tuve que hablarle por teléfono para pedirle que me diera otra cogida.
Desde esa vez me considero bisexual y me gusta disfrutar del sexo con mujeres y hombres por igual. Con los hombres es variable el rol, puedo ser inter, activo o pasivo.
Soy maduro de 56 años, moreno claro, 1:73 y de complexión delgada, vivo en la ciudad de México.
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Este es el relato que me envió un lector, el cual me pidió que le publicara dicho relato. Solo he corregido algunos pequeños detalles, dejando el resto tal y como lo ha escrito él.
Espero que sea de vuestro agrado.
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